Sobre autobiografías vallejianas

barranco, la ciudad de los molinos. césar vallejo y barranco

A propósito del libro de Miguel Pachas Almeyda, !Yo que tan sólo he nacido! (Una biografía de César Vallejo) (Lima: Juan Gutemberg Editores, 2018).

Juan Espejo –tal como el Juan de los Evangelios– escribió enamorado de su amigo César Vallejo, y como para justificar su perfil bajo, su propia poca cosa.  Georgette, su viuda, lo hizo –por celos– de espaldas a Los heraldos negros y a Trilce, a implícitos otros amores de Vallejo allí; y, a cambio, anarboló o reemplazó a su marido por una idea, la de su propio socialismo.  Georgette escribió de espaldas al Perú.  Es decir, y al tratarse sobre todo de escribir la biografía de un determinado autor, más bien todos nos autobiografiamos.  Y este autoretrato es fruto del positivismo: “resumen y resultado de la ideología capitalista” (Roland Barthes).  Es decir, atesora un enorme efecto de realidad; aparte de estar, de antemano, persuadido de la consistencia y empaque del individuo al que dedicamos, precisamente, la escritura de una biografía.  Positivismo burgués y antropocentrismo, en suma, los que hasta hoy mismo presiden la elaboración de estos artefactos textuales.

De este modo, existen también algunos otros enfoques, si no matices de aquellos dos de arriba, que han ido fijando y modificando, sobre todo, el sentido de la poesía de César Vallejo y, en paralelo, también el de su biografía. Enfoques que aparecen sumariamente reseñados, aparte del trabajo de Ricardo J. Kaliman (1994), en David Sobrevilla (1995) y en Américo Ferrari (1989).  Para este último, cuya reseña nos parece la más ponderada y matizada entre las otras: “la obra de Vallejo podría caracterizarse con la expresión difundida por un libro de Umberto Eco: es una obra abierta”. Ahora, esta obra abierta ha suscitado lecturas, asimismo, más o menos “abiertas” o complejas. Recordemos, entre otras, las de André Coyné, Alberto Escobar, Jean Franco, Rafael Gutiérrez-Girardot, Keith Mc Duffie, Julio Ortega, Eduardo Neale Silva, Roberto Paoli, Guillermo Sucre… Michelle Clayton.  Lo que caracteriza todas estas lecturas, aparte de no aplicar una metodología preestablecida, es que la investigación se apoya en ciertos contenidos semánticos de los poemas y de ellos parte, estudiando su alcance en la obra en relación con la escritura y sus procedimientos. Otro tipo de lectura es la que parte de ciertos rasgos estilísticos para deducir desde estos la visión del mundo del poeta. El autor que acaso más ha avanzado en esta dirección es Giovanni Meo Zilio (Stile e poesia in César Vallejo).  Otros críticos como Walter Mignolo, Enrique Ballón o Irene Vega, han querido aplicar métodos preelaborados por lingüistas y doctrinarios de la semiótica y de la poética. Los resultados, aunque con trabajos por lo general minuciosos, no son del todo convincentes. En el polo opuesto, encontramos estudios exclusivamente dedicados a la interpretación de las ideas y la temática, pero que soslayan, como lo hace James Higgins, lo que constituye propiamente a Vallejo como poeta, esto es, su singular lenguaje poético. Ello también puede suceder en algunas exégesis –en la senda de Georgette de Vallejo– que reivindican la poesía de Vallejo como exponente de una ideología, escuela o movimiento filosófico, sociológico o político. Las principales son las existencialistas (las cuales: “confunden a Vallejo con su dolor”) y las marxistas (George Lambie, ¿William Rowe?, y ahora Miguel Pachas Almeyda*).  La exégesis de Juan Larrea comete el mismo error que los ideólogos, pero al revés: deja de lado lo que puede haber de social y de político en la obra poética de Vallejo; aunque, creemos a buena hora, y contra la corriente, recupera la fantasía que es un rasgo muy poco positivista y burgués.  Por último, existen algunas lecturas sobre el carácter del sujeto Vallejo y que han detectado el complejo de Tántalo o Edipo en su obra literaria: Max Silva Tuesta (1994), Juan Francisco Rivera Feijoo (1984) y Stephen Hart (2013).  E incluso otras, referidas más bien a los tipos humanos de los vallejistas (Silva Tuesta). Todo lo anterior, sin excluir los enfoques que intentan iluminar la dialéctica masculino-femenino en la obra del peruano, por lo menos desde Eduardo Neale-Silva (1975), Jean Franco (1996) y Susana Reisz, entre otros.  Hasta aquellos investigadores que, hoy mismo, ensayan acercamientos multiculturales y  multinaturalistas –simétricos o post-antropocéntricos, estos últimos– en plan de  abordar  la obra-sujeto César Vallejo.

Ahora, por qué motivo ilustra –a este sumario ensayo en nuestro blog– la foto de la portada de “Vallejo & Barranco”.  M. Gonzalo Bulnes Mallea (ed.).  Barranco: Ciudad de los molinos. No 6. 1996.  Creemos que ante el positivismo e incluso el pavlovismo, bien intencionado, de un Juan Espejo Asturrizaga, –aunque hasta el día de hoy aquellos constituyan la “teoría” más extendida y vigente– “Vallejo & Barranco” nos invita a pensar de otra manera.  No una, unidireccional y monologante, sino cerca de cien voces, nos brindan aquí testimonio sobre Vallejo.  “Biografía” prismática con la que paliamos, al menos en parte, el monopolio de la “verdad” del autor y su autoritarismo consecuente.  Autoritarismo como meta del discurso y con el que, por lo común, al final se solaza el propio biógrafo, en desmedro de un lector inteligente.

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Crítica e imaginación

Foto

Para entender la poesía de mi profesor Pedro Granados, me animé a  diseñar lo que creo que significa ese proceso. ”Cabalgando entre las gomas”, es la idea que tengo para explicar lo que quiere decir, cuando escribe y aparentemente no dice. Decir algo, en su poesía, es decir, leyéndola entre las líneas, interpretando  los fragmentos que construye sin linealidad. Es como el juego de las gomas, de mi infancia. El que consigue pasar esa telaraña de gomas, inventadas a propósito, es el que posiblemente descubra el sentido de la poesía, lo que ella grita, a escondidas.

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Poetas en Bolivia: Para una antología posthumana

Hola Pedro!!!!!

Saludos desde esta ciudad animal!!

Un abrazo

Jessica (Freudenthal)

Chairo con alguna notable poesía boliviana última

Juvenal Agüero en Bolivia

“Soledad impura” entre pulp fiction y la gripe A/ Juan Carlos Ramiro Quiroga

Jaime Saenz en el teleferico paceño: Algunos cables de su poesía

César Vallejo, nuestro “hermafrodita universal”

Pedro Granados: “Lo que importa es escribir”

¿Pedro Susz K. o Jesús Martín-Barbero?

RECUERDO DE JESÚS URZAGASTI (1941-2013)

La Ciudad Trilce de Christian Vera Ossina

Cochabamba, las cabinas de Internet y yo/ Manuel Munive

Poesía de Bolivia para el mundo

ÚLTIMA ENTREVISTA DE RUBÉN VARGAS (La Razón)

A Rubén Vargas, i.m.

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El quechuaespañol

A mis ex-alumnos de la UNILA

Se llega a él a través de Billie Holliday
También de Amy Winehouse
Ambas del mismo pelo
También de estar de verdad
Un rato contra tu cuerpo
French-Funk-Jazz
Un tango como
“Naranjo en flor”
El río Paraguay al atardecer
Y al amanecer entre tus brazos.

Harare, Zimbawe
Es uno de sus territorios
Y en el camerino
De algún circo bieloruso
Impacientemente espera
Para hablar con aquel pino
De Arguedas en Arequipa
A cada una de sus gradas
Que dan hasta el cielo.

Rehuye los términos
En quechua
O en español
Se reconoce menos
En estos idiomas
Que en muchos otros
O que en el laborioso rasgueo
De una guitarra.

Difícil antologarlo
Hacer un diccionario con él
Aunque de inmediato
Los delfines lo reconocen
Ándate de lengua nomás
Con un leve impulso te basta
Y ya no sentirás
Las dos llantas de tu bicicleta.

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Taller no adictivo para poetas (consagrados o no)

Individual, confidencial; presencial o por Internet.

Se acepta todo formato previo: neobarroco, vanguardista, minimalista, coloquial … o tal como venga la mano.  Y en cualquiera de sus paradigmas: clásico, barroco, romántico, modernista, posmoderno.

Poetas analíticos, impresionistas, venecianos, místicos… son bienvenidos.

Este taller trata sobre todo de técnica, no de impartir consejos o auto-ayuda.  Es decir, en tanto y en cuanto aquélla: “pone siempre al desnudo lo que, en realidad,  somos  y  adónde  vamos” (César Vallejo).

La idea es advertir lo que puede hacerse de modo más eficaz; el filón que se deja abierto y no trabajado; lo que está ante nuestros ojos y no percibimos.

Se garantiza –luego de un tantito de paciencia– absoluta satisfacción en los resultados.  Y, no menos, posterior prescindencia del mediador.  Este taller no es adictivo.

Los honorarios del mediador se pagarán por adelantado.

Contacto:

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Humanidades: humanas y no humanas

Dibujo de Tilsa Tsuchiya  —posthumano o simétrico, por cierto– que quisiéramos brinde la pauta de lo que, al respecto y por oleadas, hemos venido pensando; en realidad, desde nuestra tesis de Bachiller en Humanidades de 1987 para la PUC del Perú (“Estancias: síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier Sologuren”).   Hemos venido pensando, obvio,  junto a algunas teorías y metodologías; aunque el primer paso lo hemos dado siempre con la poesía*.

Ponencia: “Las humanidades en los talleres de creación literaria”

Nuevas humanidades: Nuevos diálogos

Humanidades hoy: simultaneidades y convergencias (PPT)

“Creación literaria transfronteriza: Poesía y multinaturalismo”

Poesía peruana y mediación conceptual

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