Archivo por meses: febrero 2009

[Poetas que alcanzan fama o aplauso]

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Poetas que alcanzan fama o aplauso

No son necesariamente lo mismo

A los poetas que provocan la lectura.

Fama y aplauso son efecto

de las pujas del mercado;

el apetito por leer,

consecuencia de un hallazgo.

Ambos son por la persuasión.

Aunque en el segundo de los casos

No menos por lo fortuito

Y acaso lo inevitable.

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UKUN RIQ MAYUKUNA KAYPIPAS MAYPIPAS: llaqtan llaqtan Jose María Arguedas liyiyqasmanta/ Fredy A. Roncalla

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Debí leer la Oda al Jet bajando desde Newark, pero mientras en la pantallita del avión James Dean hacía de las suyas en Rebelde sin causa, yo ya estaba metido en la copia de Los ríos profundos que me régaló un wayki en Ithaca. Si en esa película el héroe ancentúa conflictos juveniles exponiendo el vacío existencial de la postguerra americana de un modo lineal y previsible, en Los ríos profundos el joven Ernesto narra su historia personal, dibuja jóvenes y curas del internado, y retrata efectos de luz, sonido, música y movimiento con una profundidad reveladora.

Esta profundidad viene de esos Andes tiernos y violentos que va presentando en la brutalidad de Lleras y Añuco, en la lascivia de la opa disputada por los estudiantes después de un cura, en los pequeños desafíos entre alunnos estratificados, y también en la amistad de Palacitos, del Markasqa y las chicheras. Pero lo que más devuelve la alegría al joven Ernesto, es el sonido y baile del zumbayllo que el Markasqa le regala. El capítulo del zumbayllo es quizá la razón por la cual Arguedas dice que “el canto es seguramente la materia de la que estoy hecho”, y por la cual Los ríos profundos son un largo y extenso poema que, ama waqaspalla, producen en el lector una conmoción ausente en el arte como artificio. Además, el zumbayllo es una prenda mediadora, que reconcilia a Ernesto con un Añuco caido en desgracia y lo aleja de un Markasqa que podría matar colonos sin cerrar los ojos.

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César Vallejo y su parte humana y vanguardista/ INBA

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Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo es un análisis muy cuidadoso y meticuloso de la obra de este poeta peruano, en el cual Pedro Granados, poeta y crítico literario peruano nacido en 1955, con mucho ingenio, analiza cada uno de los poemas escritos por el autor de Los heraldos negros y Trilce, dijo el poeta mexicano José Vicente Anaya, al presentar dicho libro, anoche, en la Casa del Poeta.

En la actividad organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), comentó que Granados comienza su estudio con el poemario Los heraldos negros ¿y es muy interesante que cada capítulo demuestre la capacidad minuciosa del ensayista, ya que aquí hace ver en el lector la idea de que al lado de los heraldos negros, que representan la oscuridad en Vallejo, coinciden y existen heraldos blancos, es decir que hay una serie de ocurrencias a lo luminoso¿.

Después de eso, el poeta peruano, señaló, hace un análisis, también exhaustivo, del libro Trilce, que al parecer de muchos estudiosos es el más destacado en la trayectoria de César Vallejo, debido a que, entre otras cosas, se aleja de la cercanía que tenía su primer poemario con el modernismo poético.

Apuntó Anaya que Pedro Granados es sumamente meticuloso para desentrañar la obra de César Vallejo, a tal grado que descubre todos los aspectos eróticos, amorosos e incluso religiosos de su poesía, los cuales no se habían comentado, o descubierto, anteriormente en estudios hechos a su obra. Por ejemplo, explicó, en algunos poemas de Vallejo hace notar Granados la inclinación a su fe cristiana, católica.

En este punto, José Ángel Leyva dijo que la fase cristiana, religiosa, casi mística, de Vallejo, de quien deberíamos recordar que tuvo dos abuelos españoles curas, ennoblece y enaltece la parte humana de sus poemas.

Pese a todo ello, Anaya negó que Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo, de Pedro Granados, sea el libro más completo sobre la obra de este importante poeta peruano, aunque sí resaltó que es un estudio novedoso, porque analiza tópicos nunca antes estudiados por los críticos. ¿César Vallejo es interminable¿, afirmó a manera de justificación.

A esta aseveración, el autor del libro señaló que ¿en la crítica de la poesía del poeta peruano nacido en 1892 existe un amplio espectro de perspectivas de lecturas¿.

Por otro lado, agregó Anaya, Pedro Granados hace referencia también a los más importantes estudios de César Vallejo. Como autor y como crítico, Granados es un erudito, de ahí que haga constantemente referencias a otros poetas para comprobar lo que afirma en su nuevo libro editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, concluyó.

Leyva opinó que el de Granados más que un ensayo es una tesis que plantea dos elementos de la obra de César Vallejo: su parte humana y su referente vanguardista, experimental, de su obra Trilce, nombre proveniente de las palabras triste y dulce. Su publicación, agregó, es oportuna porque el poeta peruano no sólo tocó a sus contemporáneos sino también a las generaciones de ahora, es decir que es un autor actualizado que se lee con interés.

Comentó que el libro es de corte semiológico y semántico, partiendo de un análisis estructuralista. A pesar de que es un libro muy completo, académico y de difícil acceso (ya que Granados hace uso de un metalenguaje crítico y delimitado por la acción lingüística), nos da el por qué de la actualidad de César Vallejo, finalizó.

Granados es autor de los libros Lo penúltimo, El corazón y la escritura, El fuego que no es el sol, El muro de las memorias, Vía expresa, Juego de manos y Sin motivo aparente, además de que algunos textos suyos aparecen en las antologías Guía del nuevo siglo, Antología del aire, Encuentro con la poesía hispanoamericana, Siete poetas peruanos del 80, El baile de los que sobran, Poesía peruana de los años ochenta, Infame Turba, El vigor de la poesía peruana y Antología poética de los últimos en el Perú.

El ganador del Primer Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín, por Mensiones y dimensiones, en 1994, –se dice¿¿no pertenece a una generación poética, incluso su poesía no puede ser considerada ni pura ni social, ni tampoco responde totalmente a la corriente conversacionalista o a la académica.

Si hay algo que distingue a la trayectoria literaria de Granados es su consistente camino individual: luego de varios libros publicados aún se mantiene exento de la muletilla del generacionalismo, o de la identificación con algún grupo o con alguna definición facilista del ejercicio poético¿.

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22/ Mario Eduardo Arteca

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22

¿La mar de Saint-John Perse? Vamos
por partes. “La otra mitad quedó en la lluvia”
(Molina). Qué incendio por desvanecerse
se inclina en esa lluvia de Enrique Molina.
“Porque primero se llega, después también”
(Álvaro Marín), y puesto que nadie podrá
deshacer este esquema habrá de ahorrarse
la pista en genitivo.

Creo que los mares de Perse son manes,
es decir, síntomas de una escintilación
de la que ya hablamos, con toda la ignorancia
recogida por una coincidencia de actos,
o actos de lenguaje. Vuelven los chuchos
en empalizada, en quirófano, hacia ellos,
los manes. Cuando mueren lo hacen
por mitades: una queda prendida de la lluvia;
la otra es una enmienda patafísica, escrita
por Rafael Cipollini. Los chuchos tienen
un sabor especial, por eso nadie los pesca.
Lo que algunos pescadores de mar entienden
como cuestión de gusto. O estilo. ¿Es el estilo
lo que primero llega, después también?
¿No estaré bailando en un circuito?

“Nos visita raramente ahora…”;
“Sí, me estoy convirtiendo en un solitario”.

Retengo mi mano sobre la suya
más suave que una tela.

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[Yo soy el que se abraza]

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Yo soy el que se abraza

El que se echa a llorar

A tu cuello

Enloquecido por la piedad.

En esta habitación,

Juntos el pasado

Con el presente.

El iluminado exterior

y los negros sentimientos.

Ser un viejo conocido

No me faltaba más

-Salud, señor.

Alud, mejor

El de estos años

Y el de esta conciencia

Escapada terca

Por la ventana

Como alma que lleva

El pensamiento.

Culpable no soy

Inocente, mucho menos.

Ser un pinche simple y práctico

Pensante. No un tontuelo más.

Garra contra aquel maniquí.

Aullido, dinero

Para comprarme mi salvación.

Porque mi salvación anda por ahí

A la venta.

No soy culpable. Tampoco inocente.

Y aquella imagen

La del caballo martirizado sobre la nieve

También soy yo.

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Cochabamba, las cabinas de Internet y yo/ Manuel Munive


Manuel Munive,
joven curador peruano.

“Sin las cabinas de Internet la estadía en Cochabamba habría sido peor. Entre su trabajo en la clínica y en el consultorio y sus ensayos con la orquesta y sus deseos de no verme apenas tengo tiempo para verla. Almorzamos juntos siempre, eso sí, pero no tengo apetito. Tiene buen diente y se mantiene delgadita. Como decías, a mí me ponen las muchachas en envase de aceite de sésamo. Esta tarde – de sobremesa – me mostró un cargamento de fotografías de su infancia y su adolescencia y si hubieras visto! No me equivocaba: con su tutú de ballet a los 7 años ya era la dulzura que es hoy. Así conocí a los dos novios de su vida: músico el primero y patán el otro. Me parece que ha vuelto con éste y no sabe decírmelo. El sol es radiante, demasiado radiante. Yo no estoy hecho para tanta luz…”.

*
“Copacabana. Mediodía. Este lago es un mar de paz. La sopita que me ha servido el posadero está hecha de cariño y chuño. Campesinos que no entran en vainas han bloqueado la carretera por la que hace una semana entré al país y hemos tomado esta otra ruta hacia el Perú. Cruzamos por el Estrecho de Tiquina. Nosotros en una lancha y el ómnibus en una barcaza, un kilómetro sobre las aguas rodeado de europeas guapísimas. Debí aprender alguna de esas lenguas bárbaras. (…) La mesa es perfecta para recostarme en el diario pero tengo que regresar dentro de 15 minutos a la oficina de la empresa de transporte. Poco después sale el vehículo que me dejará en Puno. Y mañana temprano tomo el avión a Lima. Las cabinas de Internet serán un buen refugio también esta noche en Puno. Fue una buena idea corregir las monografías del curso desde mi correo electrónico para recuperar la clase que perdí por este supuesto viaje de trabajo a La Paz. Pero no sólo por eso: una de mis alumnas responde sin falta cada uno de mis mensajes desde entonces. Mañana en la noche – si el avión quiere – iremos al cine a ver una de Kim Ki-Duk… Tiene lindos ojos, lindo nombre. Pero no debo entusiasmarme tanto… Un clavo saca otro, sí, pero agranda la herida…”.

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Debate público en torno a los 30 años del Taller Literario César Vallejo (R.D.)

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Ruinas del convento de Santo Domingo (siglos XIV-XV)

Estimado Julio [Cuevas], buenos días! o mejor, feliz mañana!

Deseo expresarte, apreciado Julio, que las opiniones que te envié en el día de ayer en torno a las reflexiones de tu e-mail, concerniente al 30 Aniversario del Taller Literario “César Vallejo”, no tienen, de mi parte, el menor interés de polemizar ni de lanzar opiniones de manera casual o al azar de manera inconsciente; pero, en fin, es de mucha validez tu preocupación y la siento muy sincera.

No obstante, tomando en cuenta lo que me dices o nos dice ahora, al universo de tus lectores, en esta Carta Pública III, Julio: no es sólo a organismos culturales oficiales o no, a quienes debería surgirle la venia de auspiciar, patrocinar, organizar, etc., el Aniversario antes dicho, ya que si partimos de tus pareceres sobre los aportes del César Vallejo, es al país, a la nación…porque dime Julio ¿sabes tú si la Generación del 80 tiene discípulos no aludones e incondicionales? ¿Sabes tú si la Generación del 80 ha formado o ha realizado aportes tangibles e intangibles a favor de una pleyáde de nuevos talentos que le siguen a ella? ¿Sabes tú si la Generación del 80, en la cual el grupismo, el sectarismo, el elitismo también afloró… en contra de los auténticos ideales que le dieron nacimiento imbuidos, algunos de sus fundadores, entre los cuales te encuentras -tengo copia de tu documento publicado en el Suplemento Aquí Cultural donde tú consignas a los fundadores- por los ideales de la revolución latinoamericana, los afanes de la libertad no sólo del individuo, sino también de asumir el lenguaje y la creación al través de la lengua como un asunto de solidaridad y de compromiso con los desterrados de la tierra, aquellos que no tiene el poder de la palabra como pólvora para gritar, demandar y perdir la erradicación de las desigualdades de clases?

Julio,estas y muchas otras preguntas, considero deberíamos hacernos, no solo los llamados “ochentistas”, y aquellos autodenominados padres de los “ochentistas” , desde cuyos altares y torres, rehuyen al debate cara a cara, y a la reflexión ideológica con posturas muy ambiguas, por no decir, irresponsable con lo que dicen, asumen entre comillas, para jugar al juego del poder desde el Estado o desde la derecha avasallante.

Escúchame Julio, por favor, no me veas con interés de polemizar, pero cuídate de los egos, vuelvo a reiterarte de los representantes de la otredad. Ojalá lograras situar auténticamente, Julio, los aportes, desafíos y desatinos de la Generación del 80; si lo haces, aunque seas como una sola voz en el desierto, tendrás tu recompensa. Sin embargo, si vas a hacer esfuerzos para que las UASD o la Secretaría de Estado de Cultura asuma para abril, en la Feria del Libro, el 30 Aniversario de la Fundación del Taller César Vallejo y el surgimiento de la Generación del 80, como uno de sus ejes o temas centrales, no te olvides de invitar a los jóvenes novecentistas, éstos muchachos y muchachas , tienen grandes valores y un espíritu extremadamente liberador.

Tuya, Ylonka Nacidit-Perdomo

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Apostillas a Roberto Bolaño

A su artículo “La nueva poesía latinoamericana” (1976)

“La renovación de nuestro lenguaje poético no se da meramente como una búsqueda formal, sino como resultado de un choque formidable entre una realidad cada día más exasperantemente poética y nuestras ganas de jugar un rato con ella, de interpretarla, de transformarla, por lo pronto sea sólo para ver qué nos pasa”.

Ergo: jugar, interpretar y transformar son sinónimos.

“Quizá el movimiento de poetas más importante de estos últimos años, no sólo para Perú sino para América , haya sido el grupo Hora Zero. Creado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz, en 1970 se lanzaron con un manifiesto en donde desconocían casi todo lo que se había escrito antes de ellos y volvían a poner vigentes dos actitudes: la iconoclastía y la fe ciega en el poder de la poesía”.

Ergo: hasta aquí, bien por hora zero; bien por su iconoclasia y su ceguera.

“después de la derrota los nadaístas devienen místicos y los horazerianos escritores de oficio. Hora Zero es el primer avance y el primer retroceso de importancia de la joven poesía latinoamericana de los setentas”.

Ergo: mejor por la propia iconoclasia de Bolaño; pero, ¿a dónde va el autor de Los detectives salvajes?

“En oposición al poeta joven que teme enormemente arriesgarse, que quiere llegar lo antes posible a un status dentro del mercado, está el kamikaze de los Flujos de Mario Santiago o de los Caminos pedregosos de Pimentel”.

Ergo: aquí reside, si no la postmodernidad, si el mensaje permanente de este autor (rriesgo versus status); salvando las distancias de si Pimentel o Santiago continúan siendo, o no, poetas jóvenes.

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La nueva poesía latinoamericana/ Roberto Bolaño

Revista Plural. MÉXICO, 1976

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Si por panorama general entendemos a una promoción emergente de jóvenes poetas que vienen a llenar algunos huecos surgidos en el aparato oficial de la literatura latinoamericana, a mí me parece definitivamente mediocre. Ahora que si por panorama general entendemos un movimiento al menos estéticamente al margen del aparato oficial o un subpanorama ética y estéticamente al margen, un estado de ánimo común a muchos jóvenes, una interpretación transformadora (y esto es más contradictorio que el diablo) de una realidad cotidiana sangrienta, en donde es imposible verdaderamente crear sin subvertir, en donde es imposible subvertir sin ser apaleado, en donde es imposible ser apaleado sin adoptar, por el momento aunque sólo sea visceralmente, posturas de rechazo total a situaciones culturales burguesas (y cualquier postura de rechazo total significa comenzar a experimentar y pensar nuevas formas de acción, a intuir nuevas sensaciones), el panorama general se me presenta como el segundo cartucho de dinamita de la poesía latinoamericana en lo que va de este siglo; el primero fue la vanguardia de los veintes: Huidobro, Vallejo, De Rokha, Oquendo de Amat, César Moro, Maples Arce, Alberto Hidalgo, Borges, Girondo, Martín Adán, etcétera. Por un lado escriben los jóvenes decentes, los de la cotidianidad de toilette, los caligrafistas, los que buscan un status de escritor. Por el otro están los anarquistas, los poetas narrativos y los nuevos líricos marxistas, los vagabundos, los que viven poesía, los que se pasean vestidos de erizos por la cotidianidad pequeñoburguesa, a los que les importa un comino el oficio de escritor. Dos líneas bastante numerosas, bastante heterogéneas. Para aclarar un poco, dentro de la primera tendencia (y decir tendencia es un decir), puedo mencionar a los hijos de Paz, en México; a los hijos de Girri, en Argentina; a los pésimos parrianos, a los peores nerudianos, a los definitivamente perversos rokhianos, en Chile; a los Cobo Borda trepadores (como diría Scott Fittzgerald), de Colombia; a los jóvenes poetas de la República del Este; de Venezuela; a los hijos de Stalin y Westphalen, del Perú; a los exterioristas católicos, de Nicaragua, etcétera. Dentro de la otra tendencia sólo puedo manejar un hit parade internacional, que agruparía gente muchas veces contraria entre sí, pero emparentada en un primer punto: la poesía ya no como un cubículo universitario, ya no como un flujo circular de información, sino como una experiencia viva, lenguaje vivo, autopista de cabellos largos. Me es inevitable mezclar poetas de los que ya no espero nada o casi nada, gente que después de haber dado dos saltos mortales se cayó del trapecio o bajó a recibir su cheque o su beca, o tuvo miedo, o se le acabó la inspiración; qué se yo; con poetas de los que espero todo o casi todo, tránsfugas, iconoclastas, adolescentes, personajes fidelísimos que entran como Pedro en su casa tanto al país de los cronopios como a las redes subterráneas de Bakunin y Barbarella. Los nombro indistintamente (para su curiosidad y regocijo): Hinostroza, Bruno Montané, Luis Rogelio Nogueras, Mara Larrosa, José Peguero, Orlando Guillén, Waldo Rojas, Julián Gómez, José Rosas Ribeyro, Enrique Verástegui, Mario Santiago, Gonzalo Millán, Rubén Medina, José de Jesús Sampedro, Óscar Málaga, Fernando Nieto Cadena, Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Beltrán Morales, Víctor Casaus, Cuauthémoc Méndez, David Malfavón, Eloy Jáuregui, Fanor Téllez, Vladimiro Herrera y Antonio Cisneros. De los uruguayos sólo conozco mayores de cuarenta. Poeta joven que aparece es asesinado por la dictadura. Ibero Gutiérrez, por ejemplo. De Argetina puedo decir lo mismo que de Uruguay, con la salvedad de que recién ahora estoy empezando a leer, gracias a Jorge Alejandro, a algunos poetas de las promociones recientes. Imagino que la urgencia de sobrevivir es mayor casi siempre a la urgencia de escribir poesía; ya no hablo de difundirla, aunque sea a niveles subterráneos. Se me vienen muchos nombres a la cabeza: Paco Urondo, a quien todos conocemos, muerto en la guerrilla: Diana Bellesi, a quien sólo unos pocos conocemos (¿dónde está Diana nos preguntó Hinostroza, no sé, le dije ), perdida en esa especie de flipper electrónico que es el cono sur. Pienso en el gheto de poetas peruanos en el edificio de Georges Mandel en París, llamado también El Rincón de los Bonzos Melenudos. Pienso en los nuevos poetas chilenos (hablo de muchachos que no pasan de los veintiún años) creándose una tradición poética a partir de sus propios nervios.
Creo una cosa: si bien ahora el panorama general de la nueva poesía latinoamericana es en un cincuenta por ciento clandestino, dentro de poco tiempo lo será en un cien por ciento. En una época de crisis, el poeta se lanza a los caminos. De esta inmersión obligatoria en mundos nuevos renace la poesía, la verdadera poesía, o se va todo al carajo.

Antecedentes de la nueva poesía

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La poesía de Javier Sologuren (y afines)

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS
ESPECIALIDAD: LINGÜÍSTICA Y LITERATURA

Nombre del curso: Seminario de literatura peruana contemporánea
Código del curso: LIT-249
Año: 2009 Semestre: Primero
Número de créditos: Cuatro (04)
Horas de teoría: Cuatro (04)
Carácter: Electivo
Pre-requisito: LIT-209 Lírica peruana contemporánea
LIT-216 Narrativa peruana contemporánea
Profesor del curso: Pedro Granados

Objetivo:
La poesía de Javier Sologuren (y afines)
En este seminario estudiaremos en detalle Vida continua, desde El morador (1944) hasta Haikus (1999). Lo de “afines” alude a la obra de otros poetas peruanos que, como Javier Sologuren, han cultivado lo que podríamos denominar fanopea. En este sentido, trazando un péndulo cronológico a partir de este autor, en la poesía peruana del siglo XX, también estudiaremos, por ejemplo, la poesía de Carlos Oquendo de Amat y, yéndonos hacia adelante, la que asimismo cultivara José Watanabe. Sin embargo, lo de “afines” alude, además, a la tarea pendiente de los estudiantes; es decir, a la que ellos (como actores de este seminario) vayan proponiendo durante el transcurso de las clases y, sobre todo, la que se refleje en sus trabajos finales.
Por otro lado, y de manera consecuente al tipo de poesía que nos convoca (fanopea), en este seminario se propondrá y ensayará también una metodología específica para su lectura.

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