Archivo por meses: julio 2012

República Dominicana: Poesía y PLD (2004-2008; 2008-2012)

Día 5 – Viernes, 3 de agosto
11:00 – 13:30
Edificio 315, Escuela de Ciencias del Lenguaje– Salón 3006
Abordajes poéticos IV

Coordina: Grethel Patricia Ramírez Villalobos

• Alejandra pizarnik: el dominio solitario de la infancia, el miedo y la
muerte
Andrea Paola Figueroa Ramírez (Instituto Caro y Cuervo)

• Fragmentos de una poesía amorosa en Piedad Bonnett
Marlyn Johana Fuentes Cuéllar (Universidad Industrial de
Santander)

• Poéticas desde el margen
Grethel Patricia Ramírez Villalobos (Universidad Nacional)

• República Dominicana: Poesía y PLD (2004-2008, 2008-2012)
Pedro José Granados Agüero (Universidade Federal da
Integração Latino-Americana)

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Prepucio carmesí y otras novelas cortas, de Pedro Granados (FIL LIMA 2012)

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JUEVES 26 DE JULIO
SALA BLANCA VARELA
5:30 PM

Prepucio carmesí y otras novelas cortas, reúne: Prepucio carmesí (2000), Un chin de amor (2005), En tiempo real (2007), Una ola rompe (2012) y, la inédita, Boston Angels.

Nos encontramos ante un texto que no es fácil de leer y sin embargo su lenguaje nos resulta sumamente familiar. Es un texto que evoca a los fantasmas de la escritura. Un algo nostálgico inunda sus páginas. Un texto deforme e impredecible como lo es el mar. Es un texto que cuenta pero que también nos muestra lo invisible escondiendo la trama y lo evidente en una urdimbre de momentos y anécdotas. Un texto que resulta una fiesta para el lenguaje. Una celebración de la palabra. Un texto que nos remite al pasado. Ese tiempo pretérito que aún respira entre los acantilados de la existencia. Un texto que nos abandona dejándonos con el deseo de volver a la obra de Pedro Granados que es un futuro que él ha construido y que no existe salvo en la palabra.

Davo Valdés de la Campa (México)

Novelas breves, inmediatas, que hacen de la historia de Juvenal Agüero, la historia de cualquier hombre de letras arrojado a la intemperie de una existencia cada vez más intrincada, a caballo entre los retazos sincopados de Internet, ya todos entran en casa sin llamar, y el salto permanente entre imágenes y textos que contemplamos sólo por un instante. ¿De qué manera puede encarar el que vive del sueño y de la tecla semejante pandemonium de pulsos culturales? Pedro nos lo cuenta en un párrafo y sin apenas despeinarse, nada como su falta de afectación para decir las cosas desde la altura de quien ha experimentado seriamente con ello.

Juan Granados (España)

El humor es uno de los rasgos más logrados. El autor emplea y dosifica el humor a lo largo de la obra. Incluso en los momentos de mayor seriedad hay una pequeña cuota de ingenio humorístico.
El Prepucio viene a significar la cubierta que nos separa del mundo y nos mantiene encerrados y sin luz. La ruptura de ese prepucio es la salida al mundo para desenvolvernos como pensamos y sentimos y, sobretodo, para ejercitar nuestra libertad.

Edson Pacheco Briceño (Perú)

Una prosa cautivante, secreta, como un río de petróleo indescifrable que transita por el subterráneo y aúlla: Desaparecer bajo el triturador de mi cocina primero con un ruido áspero, pero después como un sonido uniforme, tan uniforme como el agua que lava y tan humilde desaparece. Versátil. Fuerte. Ya nadie usa tinta -es increíblemente costosa- ahora es el parpadeo de las teclas del escritor las que anuncian un estilo particular.

Daniel Beteta (Perú)

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“Poesía en paracaídas” (FIL LIMA 2012)

MIÉRCOLES 25 DE JULIO
AUDITORIO CÉSAR VALLEJO

5:30 a 6:45

Recital de poesía “Poesía en paracaídas”. Presentación del catálogo 2012 enero – junio de Paracaídas Editores.

Participan:
Óscar Limache
Juan Pablo Mejía
Pedro Granados
Víctor Ruíz Velazco
Karina Valcárcel,
Gabriela Ibáñez
Marco Gonzáles

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Reseña del Congreso Trilce y la Vanguardia Internacional

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Vallejólogos: José Migual Oviedo, Stephen Hart, Jorge Kishimoto,
Eduardo Gonzalez Viaña, Enrique Foffani y Pedro Granados

No asistimos a todas las ponencias, aunque sí a la mayoría. En general, al menos para intentar ser didácticos, el César Vallejo local pugnó con el internacional. Es decir, las recepciones que giraron en torno, y por un lado, a la imagen del poeta como líder político, juez de paz, orador y declamador antes que como un ser doliente (Jorge Kishimoto); las dos Otilias, una “dulce” y otra “fatal”, como un modo más de reiterar el dualismo esencial del poeta (Stephen Hart); su biografía novelada, fruto de la información y meditación de toda una existencia (Eduardo González Viaña); la extraordinaria importancia de su maestro, Antenor Orrego, que –al acompañar al poeta en su segundo libro– escribiera el prólogo más importante del siglo XX (Ricardo González Vigil); Trilce y la marinera limeña, por no decir la modernización de Lima y el performance popular (letra, música y baile de ascendencia urbana y afro-peruana) (Pedro Granados). Frente, por otro lado, a Trilce en el contexto literario internacional vanguardista de 1922 (Joyce, Eliot y Pound) (José Miguel Oviedo); a la relación de la poesía de César Vallejo con el dinero, en el sentido que su pobreza material no empobreció su imaginación poética (Enrique Foffani); un surrealismo subyacente que supera o multiplica, en “cuatro conciencias”, la alteridad percibida por Rimbaud (Marco Martos); otra que desmonta la carpintería anagramática de su escritura e insiste en que el dolor es el cuerpo de la palabra en Trilce (Nadine Ly); y todavía otra que extiende el típico sentimiento de culpa y pudor vallejianos de los Heraldos negros, ante el erotismo y el sexo, incluso hasta Trilce (Roland Forgues). Obvio, la mayoría, por no decir casi todos los críticos, se avienen a la clásica distinción según la cual, todavía en Trilce, Vallejo es individualista (complejos de Edipo y amagos de incesto); y que luego, en los poemas europeos, se vuelve social (aunque el amor casi ya no exista).

Frente a este panorama, un tanto burdo que aquí resumimos, creemos que Trilce nos obliga a entrar en performance; por lo tanto, a disfrutar y compartir, aunque intensas, lo efímeras de nuestras estadías allí. La idea no es encontrar el sentido, al menos aquél que constituirían sólo las palabras; sino disponernos a participar. Es decir, aplicar nuestros cinco sentidos y uno más: el del ritmo en la danza. Es por este motivo, porque queramos o no –y lo hagamos bien o mal– al leer este poemario bailamos, que nuestra experiencia de Trilce (su sentido, su referente, su semántica) es necesariamente inestable y fugaz. Y colectiva; es decir, esta característica o proyección de la poesía vallejiana no se restringe, como la crítica en general lo reitera, a “España, aparta de mí este cáliz”. Trilce es un poemario absolutamente social, político y utópico; aunque no por ello menos erótico, pornográfico incluso, y donde se abren las compuertas a un lenguaje oral y popular. Trilce se hace uno con un género musical, en aquella época, aún restringido a la clase popular (cholos, negros, zambos y blancos muy venidos a menos que habitan, sobre todo, en el callejón); y se asocia a su capacidad, a través de la música y el baile en la jarana, de revertir o invertir –lanzando estas reivindicaciones hacia el futuro– sus puntuales y seculares postergaciones y frustraciones. Nuestra lectura en performance intenta ponerse a tono con las habilidades de un maestro que, aquí, no dosifica la complejidad de sus aulas ni de sus destrezas.

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[Para conservar una imagen]

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Para conservar una imagen

La imagen de mi madre

La imagen de mi padre

La de mi hermanita, Elena

La de mis hermanos

La mía

Algo se puede hacer

Sobre este papel

Esta pantalla

Son buenas noches

O son buenos días

A pleno mediodía

Y dentro de este planetario

Puesto a girar

Sobre su claraboya

De cemento

Algo se puede hacer

Extender tocar apretar

La mano

Contra este papel en blanco

Contra estos cables

En nada

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