Archivo por meses: junio 2007

¿La poesía mexicana descansa en Paz?

(1914-1998
El título reproduce la frase de un periodista que, por más que nos hemos afanado en identificar, aún no lo hemos conseguido. Por lo demás, creemos que es polémica y quizá sutilmente certera. El trabajo que nos ocupa ahora es, en lo inmediato, reseñar un libro reciente; se trata de la antología Reversible monuments. Contemporary Mexican Poetry (Washington: Copper Canyon Press, 2002). Pero, en lo mediato, intentará ser un ensayo sobre el estado general de la poesía mexicana última.

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CALIGRAFíAS (1994)

Caligrafías
1
Acercarse al papel
como un anónimo calígrafo.
Con trazos rápidos
ir dejando en los espacios en blanco
tu alma.
El resto. La tinta
que hormiguea al sol
–lo oscuro multitudinario–
dejarlo para contraste
con tu alma
Soledad y compañía,
quietud y movimiento.
Pasos marcados y acumulados
sobre una fina superficie de sal.
Tu misma mirada
estrellándose
contra la página
en la lectura.
Algo que no es la arena sola
ni únicamente el mar. La playa.
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El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana

Santo Domngo -Zona Colonial-
Introducción
El presente ensayo, andino-caribeño, se propone dar a conocer la importancia y vigencia que desde 1979, año de su fundación por el poeta Mateo Morrison, viene teniendo el “Taller Literario César Vallejo” como principal gestor ya de varias promociones de poetas en la República Dominicana. Observaremos, básicamente, en qué contexto político-literario surgió y qué funciones estético-sociales desempeñó; no es un hecho irrelevante, además, que surgiera bajo el amparo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Cómo llegó a ser –desde mediados de los 80, pero sobre todo durante los 90– impulsor de lo que uno de sus directores (José Mármol) denominó “poesía del pensar”; hasta su fisonomía y rol actual, bastante venido a menos, que parecería indicarnos haber sido desplazado en relevancia, a nivel nacional, por otros grupos o talleres literarios. »Leer más

El diálogo Borges-Vallejo: Un silencio elocuente

VARIACIONES BORGES 23 (April 2007)
Liliana Weinberg: Jorge Luis Borges: La escritura de una lectura, la lectura de una escritura
Marcy Schwartz: Perilous Peripheries: The Place of Translation in Jorge Luis Borges
Alejandra Laera : De la periferia al Imperio: Inflexiones de la relación entre ficción y dinero en “El Zahir” y “El otro”
Alfredo Alonso Estenoz : Herbert Quaini o la literatura como secreto
David Bird: Bustos Domecq and the Praise of Folly
Mariela Blanco: Parodia y política en la escritura en colaboración de Borges
Julio Woscoboinik: 1938. Ensayando ficciones
Carlos Rojas: “El acercamiento a Almotásim” y el efecto de contaminación
Kane X. Faucher: The Effect of the Atomist Clinamen in the Constitution of Borges’s “Library of Babel”
Shlomy Mualem: Borges y el lenguaje cabalístico: ontología y simbolismo en “La rosa de Paracelso”
Daniel Balderston: A Projected Stevenson Anthology (Buenos Aires, 1968-70)
Pedro Granados: El diálogo Borges-Vallejo: Un silencio elocuente
Vincenzo dell’Oro: La storia infinita de “Hombre de la esquina rosada”
Reseñas
Libros recibidos
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Madreselvas para Martín Adán

Martín Adan (Lima, 1908-1985

Ahora que somos
sombra y paso,
mirada y desvío,
sermón y pecado.
Ahora que el mudo muda
por enésima vez de expresión
y hecha humo la impasible chimenea.
Ahora que quizá rubricarías
como hace ya algunos años:
Con viva gratitud
por el envío de
sus bellos poemas.
Y yo no soltara el mango
de esa sartén
aunque harto quemara;
y fuera de pronto,
siendo apenas un muchacho,
un adulto ya, ya un anciano.
Un muchacho solamente, Martín,
no un poeta. Un muchacho
de la ancha base, Martín,
de sobrio segundo
y de mamá por cocinera.
Ahora que me espera la muerte
tal como a mí. Tal como a ti
no
porque eres la enredadera.
La enredadera sobre la vid
y hasta lo alto del muro.
La enredadera sobre la más imponente higuera.
Tal como a ti no
porque eres la madreselva.
De EL CORAZON Y LA ESCRITURA (1996) »Leer más

Cuadro

20130414-fuego.jpg

Una curva amarillo-naranja

sobre la noche oscura.

Son nuestros los sentimientos.

Son nuestras estas texturas de amor,

estas manchas iridiscentes de delicadeza.

Son nuestros los recuerdos. Todos.

En gruesas pinceladas cerca de un vértice

está mi madre. Es viento y es tierra

y es agua mi madre.

Al centro del cuadro está mi padre

insinuado por un color evasivo. Es fuego mi padre.

Nuestros son los viajes, los adioses

y acaso la soledad.

Una curva amarillo-naranja. O más bien

una hendidura. Una materia apenas entreabierta.

Una reciente cicatriz

acaso.

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Desde otra margen: La última poesía española

carnabys.blogspot.com
[Antonio López, Atocha, 1964]

Prolegómenos

Corría el mes de agosto de 1988 en El Escorial. Nos encontrábamos gozando de una beca al Primer Curso de Verano de la Universidad Complutense de Madrid. En un recinto abarrotado, de iniciados y de público en general, se asistía a algo así como a una sucesión en el trono o al cambio de posta en alguna final de prueba olímpica. Incómodamente embutido en una silla de ruedas, hallábase en lo alto del prosenio el poeta Rafael Alberti; también la figura con aire adolescente de Luis García Montero. El poeta mayor, pues, cedía los lauros, monitoreaba, empleaba sus buenos oficios -no sabríamos cómo precisarlo- a favor de uno joven (andaluz como el autor de Marinero en tierra) e importante gestor de lo que llegaría a denominarse -un poco más tarde-“poesía de la experiencia”.

Después de los discursos de orden y la lectura de algunos poemas de Alberti, le tocó el turno al granadino. Aunque en ese entonces no conocíamos su obra, fuimos testigos incrédulos de lo bien que se pagaba en España el fácil recurso a la eufonía, y del montaje oportunista de cierta prensa capitalina. Parecía que -en tanto Alberti y García Montero representan, más bien, de algún modo lo rural o la tradición inmediata española- Madrid estaba decidida a consagrar esta poética de nítidos visos canónicos (folklóricos) y conservadores. A este evento, entonces, podría ya haberlo ilustrado muy bien el título del ensayo de Miguel d’Ors, En busca del público perdido (1994); como los de la “experiencia”, otro poeta descreído de la vanguardia y de la poesía latinoamericana en general. Obviamente, la mira para el disparo -el tiro de gracia, más bien- estaba dirigida directamente contra los “culturalistas” o “autonomistas de la obra de arte” del 70′, cónclave de poetas agrupados sobre todo en la célebre antología de José María Castellet, Nueve novísimos poetas españoles (1970). Es decir, para el público congregado aquella tarde en El Escorial no debían bastar ni las monocordes colecciones de archivos y vocabularios que, acaso, podrían describir las obras de un Jaime Siles, Guillermo Carnero o Antonio Colinas. Se quería ahora ser sincero, directo y sentimental, aunque ello no conllevara aventura personal o riesgo vital alguno asomando entre las líneas de aquella poesía de circunstancias. Sin embargo, esto es válido sólo por un lado; por el otro, el blanco de aquella sorprendente consagración de García Montero, era -podríamos denominarlo así- el control del desborde de raigambre popular: mass media, personajes excéntricos, costumbres alternativas, lenguaje crítico y altamente politizado que para entonces ya se había filtrado en la poesía española; incluso -aunque de modo no orgánico- en la antología de Luis Antonio de Villena, Postnovísimos (1986). En realidad, esta última obra es un documento importante de lo que se gestaba en aquella época, un intento de abrir la puerta del mundo ilustrado o “culterano” a los registros de la vida cotidiana contemporánea, juvenil, y los mass media.
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