Archivo por meses: julio 2010

Cuerpo sin dolor

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Para R. B.

Gel

Menta

Olor a cañas

Del lugar

Una escena:

Mis padres

Y sus sonrisas anchas

Ilimitadas

La infiltración

Va haciendo

Su efecto

Cuajando va

Poco a poco

En el poema

La alegría

Un cielo sin dolor

Donde poder escribir

¿a quién?

Todo el mundo sin dolor

¿y para qué?

Retorno

Me conformo

Gel

Menta

Mi mujer

Al lado

A oscuras

A la que no escribo

Pero que está allí

Como el dolor

Que no está

Y por eso puede escribir

Mi cuerpo

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[Eu também recebi]/ Traducción de Lev Vidal

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Eu também recebi aqueles copiosos

e pontuais cheques

e vi neve

e vivi, mais ou menos,

que nem pessoa decente.

E uma formosa mulher

Ficou me esperando

com seus quadris pendulares

de encontro ao meu ventre

com o seu quadril

e aquele leve compasso

ali mesmo onde

a gente vira homem feliz.

Também atravessei o lago

Congelado

E, por que não,

Fugi com a fumaça mais viva

De qualquer chaminé

Colocada na vastidão do caminho.

Sem dúvida fui feliz

E continuo sendo.

Ainda que

ruim de vida por uma memória

e não podendo prescindir dela.

Poetas vivemos por causa de uma recordação.

Não pra fazermos o bem nem o mal

Às pessoas

Nem pra ficar de acordo

Com o mundo.

Não me importa o mundo

Ainda que goste dele

Bem como do primeiro rebento dos teus olhos

Quando estás no ponto

De entender de ouvir de te fixar

Que fui

Que sou o homem mais abençoado contigo.

Para a poesia

Porque existe

Em meio a necessidades

E à esquiva bonança.

Para a poesia. Para a mãe

A filha

A filhastra.

Para a poesia

Que não impõe

Mudar tua vida

E nem por acaso outorga qualquer perdão.

Para ela, a linda

Que vem, comumente,

Com nossos mortos

Mas não está morta

E nem é espertalhona.

Uma nuvem de borracha

Um céu de borracha

Uma cidade de borracha

Poesia, velharia de faca

Que já nem bates

E deitas tudo fora.

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Jardín de arena/ Cristóbal Zapata (Cuenca, Ecuador, 1968)

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Esta breve antología personal básicamente son como dos libros en uno. Poemas escritos hace algo más de una década; y poemas recientes, de los últimos dos o tres años. Los del primer grupo son eróticos, logrados; de una escritura develadora, incluso insólita, aunque –paradójicamente– al servicio de una sensibilidad bien modulada: sin picos, sin exhibicionismos, sin alharacas… como si de modo casual, espontáneo, se hubiera sabido sortear el epíteto. El sujeto poético, asimismo, es aquí persuasivo; empático en su zozobra; sutil en su humor.

En cambio el otro libro virtual, los poemas más recientes y donde prepondera la elegía, es más retórico y regodeado de explicaciones parásitas. El sujeto poético se ha tornado políticamente correcto. Y por ende su discurso, a través de los numerosos epígrafes o dedicatorias que anteceden a sus versos, pareciera tener la mira puesta o querer justificarse dentro de lo institucional. Obvio, preferimos y demandamos al Zapata de antes… si acaso esto fuera posible. Más erotismo, mayor testimonio de su crujiente aparición es bienvenida; sobre todo hoy en día en que, más bien, el panorama asexuado –descomprometido incluso con esta dimensión de la celebración de la vida–parecería ser el dominante. Sepa, esté seguro el poeta, que ni Genaro Talens ni José Ángel Valente –entre la constelación purista o paceana que afea ciertas aristas de Jardín de arena— jamás podrían habernos dado poemas como los siguentes:

EL CRÁTER

Humo,
ceniza,
lava,
fango
como un volcán activo el sexo de una mujer arroja
materias ardientes que estremecen la tierra.
Pero, ¿qué se abre allí, en su cráter, cuando al fin estalla?
¿una herida?
¿un grito?
¿un túnel?
¿otra boca?

Iberia Square, agosto, 1999.

NUPCIAL

Es nuestra noche de bodas, recuérdalo bien.
Tu calzón ha rodado y ha estallado en pelusas,
como un trofeo dócil,
como una presa herida.
.
Hay un extraño peso en las prendas cuando caen,
cuando ceden,
son plumas de plomo en manos del deseo,
figuras de paja.

Sobre tu vientre tiembla el chorro ambarino
de la lámpara.
Son las dos de la mañana y siento el apremio,
el impostergable ataque de locura.
No vamos a hacer el amor, te digo,
vamos a matarnos.

Iberia Square, agosto, 1999.

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poesía en su tinta. asesoría poética personalizada online

Todos leemos y escribimos desde un lugar (cultural, social, retórico, etc.) y ser cada vez más conscientes de ello ayuda a volvernos no sólo más lúcidos de nosotros mismos, sino a desarrollar de un modo más personal nuestra propia escritura. Si deseas ensayar o desde ya cultivas este género, mediante una conexión virtual leeremos juntos tus poemas, potenciaremos tu producción literaria y publicaremos tu trabajo en este portal o en otros semejantes.

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‘La mirada es una lengua extranjera’/ Juan José Rodríguez Santamaría (Ambato, Ecuador, 1979)

cerebrodeduende.blogspot.com

*
Ahora este mapa es un pliego de arcilla y ahora es una línea
que se hace fronda en mi retina junto a la carretera. Húmedos
tilos. La mirada traduce la perspectiva en terrones de lodo. O
un páramo de objetos. Choza junto a la flor metódica. Cada
fotografía es realista. Mis globos oculares que algún día pu-
dieron alcanzar lo inmenso. El país del ojo es un residuo. El
país del ojo se divide entre el cielo que asciende sobre mí y un
sombrero en la copa del penco. El país del ojo no se divide: lo
sabes. El país del ojo es lo que hay.

*

Mi rostro es la filmación de un cielo desechable. Una audacia
del dolor en cada ángulo de mi fotografía.

*
Como en el tarot, el colgado. Un cielo colgado de arriba para
nadie. Mira cómo te rompen el brazo. Gimes. Estoy detrás.
Talvez. La mujer de vestido rojo dónde mira. El cuadro en
polvo, chorreado. La mujer de rojo dónde mira. La mesa, el
sombrero en el piso. Sientes la presión: la mujer de corsé
abierto: mi ignorancia. Sí, las manos atadas. En su mente, la
noche es un falo gigante, obeso, triste. Piernas desgonzadas.
El cielo es un tejado en polvo. Nadie. El niño rubio ve com-
pleta la muerte, el hueso sin luz. ¿A qué te aferras? El bandido
espía que nadie obste la muerte. Mi mano sostiene la cortina.
No, talvez. Su mano sostiene la cortina. Los cuerpos apreta-
dos, envasados. Nadie rezará esta noche. Esta noche nadie
seguirá la estrella.

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De noite/ Lev Vidal (trad.)

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Lev Vidal (Traducción)

Para R.B.

De noite

Com meu cérebro de batráquio

saio pra te buscar

mas não te acho

a te devorar

e não te acho.

Quiçá terás partido

Quiçá ainda não voltaste

e apenas

com mil fantasias

e com o que

poderíamos dizer

meus olhos e mandíbulas

de papelão pedra

-verde e rezumante-

mas escondendo um humano dentro.

Um mamífero

recém destetado

um focinho tenro

que insiste em te tratar

como se fosses uma fera

Por isso meus pés

dentro da lama

e meu sexo e meu rabo

que arrasto

e meu hálito

que não é de papelão pedra

Perdido e meio evaporado

nesta noite

nesta manha de Lima

coberta pela noite

onde meu cérebro

de ave

me faz desejar outro mundo

nem melhor nem pior que este

quiçá

mas totalmente coberto

de fato

por tua companhia.

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MAR DE INVIERNO

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I
Mar de Lima
Gruesas pinceladas
O sábana.
Innumerable
Como la lluvia
O los recuerdos.

Mar incógnito
Gato y sabueso.
Parado estoy
Frente a ti.
Tendido estás
frente a mí.

Contrito y confeso.

II
Tu pecho viene
como el mar de Lima.

Tu pecho blanco
blanco y erizado
una y otra vez.

Tu pelo viene ya
con la noche
con la noche
que aún no es todavía.

Y tus piernas hermosas
que me impiden mirar
con serenidad el paisaje
como verás
no han menoscabado.

Vienen muchas veces
–desnudas, sigilosas–
de entre el hondo deseo.
E invariablemente
dan conmigo.

Así, pues, y siempre
tu pecho blanco
y tu cabello negrísimo
y esta suerte de alba cálida,
esbelta y acogedora,
pegada a mis párpados.

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Voces poéticas dominicanas: Antología/ Alexis Gómez Rosa (Breve reseña)

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“La noticia la puse a correr desde muy temprano: “publicaremos en España”. Así es: nos publicarán en España una “carta dominicana o de Santo Domingo” para decir quiénes somos culturalmente hablando, en una cartografía urbana a la que yo añado un puñado de trece poemas (propuesta de última hora), por ser la poesía el buque insignia de la literatura nacional. Trece poetas y un solo escalofrío firmado en América. Primera tarea: seleccionar a los responsables de brindar un ángulo inédito de la ciudad que fundara Bartolomé Colón en 1496.

Elegidos medalaganariamente los poetas (es un decir) de la antología La ciudad en nosotros (2008), de Soledad Álvarez (René del Risco Bermúdez, Jeannette Miller, José Enrique García, Miguel Aníbal Perdomo, Armando Almánzar Botello, Angela Hernández Núñez, César Augusto Zapata, Plinio Chahín, José Mármol, León Félix Batista, Juan Dicent, Homero Pumarol y la propia Soledad), pasé a estructurar una carta concebida como diálogo, forum, o abierta tribuna de las diversas expresiones citadinas que los poetas administran” (A. G. R.)

Carta completa

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En cuanto a cartas a Santo Domingo, aunque estimable, esta antología es algo más de lo mismo dentro del marco oficial de la poesía dominicana reciente. Algunos nombres sobran, y dado el corpus tan íntimo, felizmente son los menos. La inclusión de Juan Dicent, un acierto; ¿y por qué no Frank Báez? Nos alivia y llena de fe, eso sí, encontrar el modo tan natural como se antologa y cita, últimamente, la obra de Armando Almánzar Botello, auténtico émbolo cultural al interior del cuerpo poético de la media isla en los últimos treinta años… reconocido a regañadientes o no; saqueado, hasta hace poco, y pirateado en su propio país todavía impunemente… cuánto debe a él, por ejemplo, el auge o vigencia del barroligao (de barroco y “ligao”; este último, memorable melcocha popular que expresa, en su sabor y color, cierta condición particularmente híbrida de la isla… dolorosa, pero al fin y al cabo no menos sabrosa). Tanto como esta justa presencia, nos sorprende no hallar aquí al extraordinario joven poeta “erranticista” Glaem (“Pippen”) Parls; todo él, su performance y su poesía, una carta dominicana viva y elocuente que no escatima, en su zozobrante testimonio, el humor y la inteligencia que vienen directamente de la calle. Como en su ya famosos versos:

Generación de los 80

¡Una historia para principiantes de vuelo!
5555555555555555555
55555555555
555
5rriente.

U

Rimbaud no era maldito… para eso hay que pasar
una temporada en república dominicana…

¿Hay algo más que debamos añadir? Por cierto que sí, aunque de algún ya lo hemos hecho en nuestro libro reciente, Breve teatro para leer: poesía dominicana (1980-2010), al cual invitamos a remitirse.

Antología »Leer más