Symbol

Symbol: Poder, Matar, Imaginar, Allucinar (sic), constituyen Los heraldos negros de Roy (Roger, Royica) Sant-Iváñez; es decir, habrá que auscultar si cada apartado constituye propiamente un episodio autónomo o si, por el contrario, todos confluyen y se resumen en aquel memorable verso de “Guerra”:

“Porque un hombre solitario es también un hombre”

Lo cual entronca al poeta piurano y exalumno jesuita no tanto con las drogas duras ni los desplantes del tan precoz Rimbaud, sino con el Luis Hernández Camarero de Una impecable soledad (mediados de los 70), este último, poeta de culto en el Perú en los años de Symbol (1991).  Poemario, por lo demás, absolutamente transparente si uno navega entre aquellos motes de más voluntad de aura (de pertenencia o de arraigo) que aura propiamente dicha.  Ergo, una soledad mal disimulada se sincopa también junto con todo ese vocabulario y anecdotario que intenta camuflarla.  Ahora, no se trata de una gran soledad, por ejemplo, un Titanic a punto de naufragar ante siniestros farallones; sino de una de, más bien, feria ambulante –con muy escaso  personal– que vela sobre un féretro improvisado unas llamativas armas de fogueo  De aquí los límites y, asimismo, el encanto de este poemario.  Coincidiríamos en esto con la lectura de Chueca o de Yrigoyen, Symbol es el mejor poemario de Santiváñez.  En su producción posterior, aquella carpa de listones de hule infelizmente se acartona, el sujeto poético se toma demasiado en serio y el lenguaje abandona su fresco o espontáneo artificio.  Tal como decíamos en otro lugar: Roger Santiváñez, acaso se arriesga en el lenguaje, disloca la sintaxis, pero no en el diseño de su yo poético: bien pertrechado, auto-persuadido de sí mismo y docente.  Por el contrario, aquél en Symbol se parece al  zambo Ramón (La casa de Cartón), esta vez,  acaserado en Lima y hechizado con la jerga local.  Hubiera  de venir César Vallejo o el mismo Martín Adán a darle una mayor  dosis de sustancia u hondura a esta novecentera propuesta.  P.G.

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Lejos de mí decirles

Menú sin comida

O como aquella anécdota

De cuando mi finado cuñado

Pidió arroz con mariscos

Pero no encontró un solo marisco

Así se llama el plato, señor

Fue lo que le contestaron

Lo mismo que siempre ha respondido

Montalbetti desde perro negro

O desde Mi poema

Aunque persuadido estuviera

Que alguno de sus silogismos raspara 

La verdad (del menú)

Pero nones non no manan carajo

Ni un huesito para nuestro perro

Tan solo un emoji de incredulidad

Sobre lo que dicen sobre el poeta

Y luego otro de absoluta certeza

P.G.

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POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX AL XXI: CIERTO VALLEJO

César Vallejo: 8 poemas geniales analizados e interpretados - Cultura Genial

El presente artículo es relectura y meditación de uno anterior, “Desde otra margen: la última poesía española”, ensayo-crónica publicado en Babab (2003), el cual en su momento levantara roncha. Pero no constituye propiamente su reescritura; sino, con cierta información adicional sobre poemarios posteriores (para nada exhaustiva, lo sentimos), algo así como una puesta en escena mental o cuadro sinóptico del asunto. Una visión un tanto más abstracta de lo que fuera, en la provocación publicada en aquel número de Babab, básicamente nuestro testimonio de lo sucedido, en poesía, cuando vivíamos en Madrid hacia finales de los 80′.  P.G.

https://www.academia.edu/114896022/POES%C3%8DA_ESPA%C3%91OLA_DEL_SIGLO_XX_AL_XXI_CIERTO_VALLEJO

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GENEALOGÍA TRILCE – INKARRÍ (Revisitada)

Antecedentes del conectar Trilce con Inkarrí, aunque de un modo no meramente referencial o parcialmente alusivo en alguno de sus poemas; sino en cuanto aquel mito constituye el principio constructivo fundamental de todo aquel poemario.

https://www.academia.edu/124754761/GENEALOG%C3%8DA_TRILCE_INKARR%C3%8D_Revisitada_

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Dormir o escribir el poema

Por qué Martín Adán vivió en el Larco Herrera? | IMP | FAMILIA | TROME.COM

Sobre el desierto erguida la página

Que aún no escribimos

El sagrado corazón que todavía no hollamos

La poesía o el sueño

No guardan parangón

Constituyen cosas muy distintas

Aunque para el surrealismo

Fueran bebedizo semejante 

O todo es sueño o todo es realidad

El sueño al sueño

La realidad, el ángel

Que guiara al poeta del manicomio

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1, 2, 0: Trilceana dialéctica

Barnett Newman, ONEMENT I (1948)

Sirva esta breve reseña, en torno a un reciente artículo de Santiago Vera[1], por la cual –a manera de modular o clarificar– intervengamos nuestro propio libro de 2004[2], respecto a lo que argumentábamos allí sobre el tiempo, más precisamente, el “tiempo utópico” en Trilce: “Poética de la circularidad”.

Para empezar, los números en la poesía de César Vallejo, y sobre todo en Trilce, constituyen tanto unidades simbólicas, icónicas y, no menos, metafóricas; estas últimas, mejor entendibles en el marco de su vocabulario poético.  Metáforas abundantes en Trilce, claro, a las que debemos identificar auxiliados por una aguja de marear templada para guiarnos ante el oxímoron que atraviesa transversalmente todo el poemario de 1922; es decir, tanto el plano estructural, sintáctico y prosódico.

Luego, aquello “prospectivo” (marca de futuridad o de “progreso”) es inherente al 1, 2 y, asimismo, al 0 (cero); esto último, como bien observa Santiago Vera, en contraste con el canónico o esperado 3 (tesis-antítesis-síntesis) de la dialéctica hegeliana[3].  Ya que, añadimos, propiamente no existe en Trilce ni utopía –en prospectiva cosmopolita, por ejemplo, Marx– ni mito entendido en tanto milenarismo (lectura urbana, asimismo cosmopolita, del denominado “eterno retorno”).  Todo es 1 (UNO) y O (CERO), según sea observemos –de lleno o de perfil– un círculo; es decir, todo se resume o se resuelve, al final,  en la ubicua metáfora de estar “parado”; es decir, en el inicio o plenitud de todo: 1 o 0. Aunque el 2 en tanto continuidad de la serie  –aquello que no es 1 o  0– implicará  en Trilce diversidad, multiplicidad y metamorfosis; y esto se hallará simbolizado en el círculo observado de lleno (0), aunque aquí, más bien, en cuanto “círculo vicioso”, noria o repetición.  Y a nivel metafórico, aunque por lo común a un segundo grado (gesto de estilo propio del barroco), y del deseo (omnipresente en Trilce) podamos identificar este cero (0) con el onomatopéyico cunnilingus (¡Odumodneurtse!) o el juego erótico alrededor de una vulva: de ella, de él.  Sin embargo, aquella noria de lo metamorfoseante constituye virtualmente, de manera paralela y simultánea, siempre el “parado” 1, símbolo del inicio y de la plenitud. 

Por lo tanto, sólo didácticamente se podrían distinguir en Trilce dos viajes diversos o autónomos: vertical (1) y horizontal (0).  Su lectura constituye, más bien, el acceso a un manifiesto, diseño y performance de un único viaje; aunque jamás individual, sino colectivo o incluyente. Viaje simétrico, post utópico (ni utopía ni distopía) y acontecimiento cotidiano-metafórico (la salida del Sol que ocurre todos los días).  P.G.

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R D y este pechito

“De tanto quejarnos del aislamiento de la literatura dominicana en el Universo no se sabe quién envió a Pedro Granados, el poeta peruano, a Santo Domingo, por allá por los años 90 del siglo pasado. Granados se encandiló con la poesía y con la gente dominicana y se jodió para siempre, que está preso por la guardiemón”. Clodomiro Moquete (Revista Vetas)

“Creo que es este un libro [Breve teatro para leer: Poesía dominicana reciente] que amerita una lectura pausada, porque es un esfuerzo genuino de un investigador literario [Pedro Granados], académico, que ha puesto sus ojos y oídos en la producción literaria dominicana, a la vez que refuerza una mirada nueva de esta poesía desde afuera (como lo hicieran Baeza Flores, Manuel Ugarte, María Prosdocimi de Rivera y otros).  Solo nos resta esperar que lo que hoy queda bosquejado y segmentado en su análisis se convierta luego en un estudio más ambicioso y, a pesar de las polémicas que esta obra suscite (y creo que así será), con él la poesía dominicana ganará en entendimiento y en su difusión”. Miguel Ángel Fornerín (Fragmento del Prólogo)

Al paso. No te apures.
Hasta el hoyo del papel
o de aquella india
de perfil tan moreno.
¿Qué es lo que se mueve
por ahí? Más ná.
Montao, y qué.
Con oro, y qué.
Como dice Chicho Severino
en su tan conocida bachata.
Hay problemas. Al poema
lo defendemos con un par de botellas rotas,
salvo si nos vienen con piedras.
Entonces, nos vamos.
Me llamas para atrás. Cónchole.
Ante la curva de la piedra
prefiero la de tu vestido.
Y encaramado como un mango
tu tan sinuoso paso espero.
¡Bendito palo!

Pedro Granados, Obra negra

CRÍTICA

La poesía dominicana revisitada

Breve teatro para leer: poesía dominicana reciente

Poesía dominicana: “leer poesía era (es) leer a Vallejo ” 

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NO PASARÁN. MAFIA Y POESÍA

“-Pedro, si tienes algo que decir, dilo.
Y no te vuelvas un ganapán como yo
” (L.A.R.)

.No leemos libremente, lo hacemos manipulados siempre.

.Ojo con la institución en la que acaso estudias. Ya has llegado –como por un tubo previo– a ella; pero tu primer deber, como estudiante, es ser consciente de cómo fuiste a parar allí.

.El que ganó el Nobel o al que lo premiaron en el Congreso, ya recibieron su merecido.

.Ser poeta-mujer no te libra de la mediocridad. Ser hombre-poeta, tampoco.

. Salvo LEW, no hubo mejores en toda mi generación.

.Acaba de visitarme la poesía, ¿a alguien le interesa?

.Las malas personas andan, obsesionadas, con hacer el bien; los malos poetas, con la poesía.

.¿Cómo se reconoce inmediatamente un buen poema? Si al leerlo anda como en otra parte.

.¿Cómo reconocemos uno malo? Si se empecina en deleitarnos, enseñarnos, enternecernos, sorprendernos, sujetarnos a la pata de su alegría o de su dolor.

.¿Cómo reconocemos un mal crítico? Por la cara. ¡Pero si es tan sencillo!

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TALLERES DE MEMORIA INVOLUNTARIA

Foto por Rosario Bartolini M.

Según Didi-Huberman:

La imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la mira.

Estamos ante un tiempo que no es el tiempo de las fechas [más bien] es la memoria lo que el historiador convoca e interroga, no exactamente el pasado.

Así como Aby Warburg, se define a sí mismo como “psico-historiador”, Walter Benjamin comprendió que no había historia posible sin teorías del “inconsciente colectivo”: las supervivencias exigen del historiador [en tanto “trapero” o cachinero] algo así como una interpretación de los sueños.  Se comprende que hace falta ampliar, abrir la historia a nuevos modelos de temporalidad.

El modelo dialéctico –en el sentido no hegeliano que le da aquí Benjamin– debe hacernos renunciar a toda historia orientada: no hay una “línea de progreso” sino series omnidireccionales, rizomas de bifurcaciones donde, en cada objeto del pasado, chocan lo que Benjamin llama su “historia anterior” y su “historia ulterior”.

El caleidoscopio, en  Benjamin, es un paradigma, un modelo teórico. Significativamente, surge en los contextos donde es interrogada la estructura del tiempo [entre ésta, el escribir una biografía; por ejemplo, la de César Vallejo].

[NUESTRO TALLER] ¿Cómo realiza la lengua la conjunción entre los fragmentos erráticos y el principio constructivo?  Otorgándose un ritmo: consagrándose al tiempo.   Sólo una musicalidad –temas con contra-temas, medidas con desmesuras, tempi con polirritmos, timbres con texturas– permite introducir en el saber del observador el anacronismo de su objeto.  Esto supone correr riesgos en el modo mismo de escribir la historia: allí todavía los niños y los músicos serán reyes.  “Todos los golpes decisivos son producidos al jugar” [W. Benjamin, Dirección única, Alfaguara, Madrid, 1987].

[Es preciso o deseable] que transformemos nosotros mismos nuestro concepto espontáneo de antropomorfismo, es decir, nuestra idea usual de la relación entre “forma” y “humanidad”.  Georges Didi-Huberman, Ante el tiempo.

(Talleres presenciales o virtuales: poesía, relato, ensayo, diseño, traducción intersemiótica)

Informes; vasinfin@gmail.com

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Estancias, de Javier Sologuren: ATLAS AMERINDIO

“Estancias, síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier Sologuren (1944-1960)” (Bachiller, PUCP, 1987)

Leíamos a Javier Sologuren desde el colegio; la sensación que siempre se nos quedó a través de sus versos fue la de discreta intimidad, levedad y sutileza. Ya en los años universitarios nos llamó la atención la rigurosa arquitectura de sus poemas, su encauzado caudal, que, según hemos averiguado con el poeta, no obedecen a un trazado previo sino a la irrupción instantánea de un sueño resoñado, de un texto gestado largamente en lo oculto. Del mismo modo nos cautivaban su poderosa visualidad. De alguna manera, arquitectura y visualidad iban juntas refinándose, apuntando hacia una totalidad, desechando excesivas apoyaturas (sonoridad, signos de puntuación, figuras retóricas). Nos propusimos entonces algo que ahora daremos a luz, intentar dar cuenta de la coherencia y armonía de esa fanopea , de los pilares que sostenían dicha arquitectura. Incandescentes ideogramas, esta última, o discreto vocabulario el cual, hoy por hoy, podemos conectarlo a una mediación conceptual de corte multinaturalista; a un modo de pensar “amerindio” que surge desde la urbe moderna. P.G.

https://www.academia.edu/32877031/A_los_treinta_a%C3%B1os_de_nuestra_tesis_Estancias_s%C3%ADntesis_de_im%C3%A1genes_a%C3%A9reas_en_la_poes%C3%ADa_de_Javier_Sologuren_1944_1960_Bachiller_PUCP_1987_

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