El hambre de Vallejo/ Alan Smith Soto

Nadie podrá en su

corazón ardiente

apagar su hambre

ni del mar

los estatutos,

de su dicha

la piedra necesaria,

ya que su cuerpo no bastó

para su hambre.

Son solo sus palabras

camaradas

que mientras más

las como

más me hambran.

(Colaboración expresa para este blog)

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