Archivo por meses: agosto 2007

“Plusvalía”/ Mario Guevara Paredes

Después de una acalorada discusión, el convicto y confeso troskista, poniendo en práctica su ideología marxista (conocimiento que le sirvió para salir airoso de incontables polémicas, que derivaban de que el mundo está jodido por los dictados del Tío Sam, que introduce sus pestilentes narices donde nadie se lo solicita, porque este viejo prepotente y manganzón se cree gendarme de la humanidad), intentó disuadir a su cónyuge para que no contratara los servicios de una “empleada doméstica”, porque consideraba que ese trabajo iba en contra de sus principios materialistas, dado que la explotarían como viles e infames capitalistas. La mujer, con la parsimonia de siempre, le contestó: ¿Y quién lavará tu mugrosa ropa?

De Usted, nuestra amante italiana (libro en preparación) »Leer más

Sobre Prepucio carmesí / Roberto Zariquiey*

Querido Pedro:

El fin de semana pude, al fin, leer Prepucio carmesí. La leí con especial emoción, ya que, como tú mismo lo dices, se trata de una autobiografía “apócrifa”. Pasajes sumamente intensos los entregados a tu hermano Germán, a tus recuerdos de Breña y a tus padres. Tambien así aquél que dedicas a la cultura norteamericana y a los poetas y la poesía. Pero me parece que no te quedas en el recuerdo, sino que lo trasciendes y lo haces otra cosa. Por ello, tal como ocurre con La casa de cartón, es difícil atribuirle un género a Prepucio. Díficil por la intercalación de poemas, la brevedad de los capitulillos o secciones o la emoción que tiñe a varios fragmentos, tornándolos poemas en prosa (poemas que, además, recogen la voz de tus libros de verso). A ello, debemos añadir los análisis casi sociológicos que muchas veces ofreces (citas de libros de teoría) y las referencias a otros poetas de latinoamérica y a su obra. En definitiva, me dejó una muy buena sensación y puso ante mis ojos la evidencia necesaria para confirmar algo que yo, desde hace tiempo, ya sabía: eres un escritor que, haga lo que haga, ha decidido no traicionarse y en verdad no lo hace.

un fuerte abrazo

roberto zariquiey

p.d. sigue mi deuda con Los poetas más vivos del Perú

*ROBERTO ZARIQUIEY (Lima, 1979). Ha publicado los poemarios Lo torpe (2001) y Tratado de arqueología peruana (2005). Lingüista. Actualmente estudia un doctorado en lenguas nativas en Australia.
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Manual de pistola automática

Browning M1922

La ciudad sin pecado de Carlos Basile Concha

Juan Carlos Mústiga (Lima, 1958) es “Carlos Basile Concha” o “Carlo”, para “Tancredi Lo Grasso”, uno de los inolvidables protagonistas de esta nueva novela del autor peruano, Manual de pistola automática (Lima: Fondo editorial PUCP, 2005). Como es “Papeluchero” o “Perol”, por el oficio de escribidor y, respectivamente, por lo gordo para los demás personajes de esta fábula: “Mono” (“Monkey”), “Pan con leche” “(“Panes”), “Elsie”, “Shimabukuro” o “Pihuicho”.

Coloquio de perros, tal como en la famosa obra de Cervantes, todos vagabundos canes; pero, al mismo tiempo, filósofos de la vida, irredentos lectores de cabeza alta y baja. Tal como en Pedro Páramo, también, “Carlos Basile Concha” sale en busca de su padre. Después de casi toda una vida, los “cuarentisonqui” años, sólo conserva de él una foto antigua robada a su madre y, sobre todo, una infidencia involuntaria de uno de sus queridos tíos: “Era bailarín, alegre, trompeador, no le tenía miedo a nada; nadador, esbelto, atleta; murió ahogado en los Estados Unidos, a donde pensaba llevarnos; andaba con una gente extraña, peligrosa; no, no se ahogó, lo mataron; they killed him…”. Estas palabras actuarán, en el transcurso de la novela, a manera de malla omniabarcadora o, más exactamente, red sumergida donde irán a articularse los encuentros y desencuentros de sus personajes; y donde vendrá a reposar, leve, la poesía de este Manual de pistola automática.

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DESDE EL MÁS ALLÁ (2002)

[Pasos de un peregrino son errantes]

Pasos de un peregrino son errantes, hasta la mesa del café en donde escribo. Enfocado por una minúscula cámara, de pestañas vulcanizadas, que vigila mis pasos, la manera en que bebo este líquido humeante, el estilo con que sin prisas voy devorando mi atónito panecillo. El modo –no olvidado aún del todo– en que celebro el culo de alas de ángel de aquella fugitiva muchacha; su talle limpio, sin peca ninguna, salvo en los besos que me roba, en los dientes de morsa que me afila. Hasta que me encuentro con ese Polifemo –convertido ahora en Nadie también– que me arroja una roca y me hace retornar intempestivamente y herido hacia mi taza de café. A beberme mis oscuros deseos, a oler solamente en el ámbito de sus reducidos contornos, a imaginar –si es que esta miseria la podemos denominar así– del modo en que aquel monstruo propicia, en inmensos carteles puestos muy en alto por toda la ciudad, a “think different”, y la cara de tanto circunspecto o castrado o diz que genio se nos desea hacer calzar como una indeleble careta, pero que no nos va de ningún modo y en nada tampoco viene al caso.
Soy una “minoría” en los Estados Unidos, mas también, por ejemplo, en el Perú y en España. Entre homosexuales, heterosexuales, velludos, lampiños, y entre los otros poetas. Los acercamientos científicos, metafísicos, sentimentales, cibernéticos, utópicos, ninguno de ellos satisface a nuestro distraído corazón: viscosa rana de estanque ciega y cantarina. Pero no soy un hombre triste, sí, en realidad, un caminante muy feliz. Feliz contra los datos de las estadísticas, de los usureros, de los piropeadores de puestos, de aquellos descontentos, por pura falta de valentía, en el mundo entero. Obviamente, no confío en los jóvenes sólo por ser menores de edad, pero –aunque prefiero hacer el amor con una adulta inspirada– es fácil percatarse que en sus ojos existe otra cosa, que puede existir alguna otra cosa. No sólo para el ámbito de la poesía, se entiende, el otro mundo, el más allá que es siempre la poesía (la rana viscosa adquiere el aspecto de un príncipe auténtico al escucharme elucubrar así) y que da título a Desde el más allá, manojo de poemas que tienen al frente.
La calle por donde ya he tratado otra veces de escapar se abre a mi paso; la indumentaria de pobre y el talante tan digno de mi padre (demasiado digno de mi padre); el amor que insistente busqué –torpemente y suicidamente busqué– detrás del rostro de más de una serena muchacha; la amistad hecha del mismo chorro de mi corazón, de la fuga en la pluma rota de mi alma pulcramente galvanizada; de la soledad que como una mano amiga nos busca y –a veces– oportunísima nos alcanza. Pero, todo esto no son más que origamis construidos, a escondidas, en el lugar a donde nos han traído nuestros involuntarios pasos. Cuando me paro a contemplar mi estado. Pero cuando a mi oído llega también una fiesta de carnaval o del caribe y, de inmediato, mi cuerpo reacciona arrecho. O cuando nuestro cerebro se emociona con la insignificancia de lo que algún verso de Trilce quiere decir para nosotros, de lo que alguna dolorosísima confesión de Borges, quiere decir para nosotros; si no también nuestro corazón, a esta hora ya, y engreído, arisca rana de altura convertida en sapo comestible.
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[Olivo sin cruz] / Alan Smith Soto*

Encuentro la poesía de Smith como una puerta abierta a la vitalidad de la poesía española, aun por ser autor español por “afiliación”, y no necesariamente por “filiación” (como ha dicho recientemente un colega mío de la Universidad de Tejas). Desde una sensibilidad poética muy acertada, Smith nos lleva a una mística sin lo mítico, a una trascendencia sin tener que indagar en lo icónico, a una mortalidad mundana cuya finalidad nos resulta tan iluminadora como concretamente útil en la realidad de nuestra experiencia común.
Robert Simon, Kennesaw University

http://www.bu.edu/rs/people/faculty-staff-profiles/spanish/smith.html
Poeta Alan E. Smith Soto

Olivo sin cruz
tuerce su siglo;
en sus ramas grises
cada verde sílaba
de carne y semilla
guarda su derrame.

Olivo sin cruz
testigo
del espanto
del disparo
alguno fallido
hallo en tu nervio.

¿No es tu tallo
símbolo de paz?
¿Y qué de
tu bálsamo?
Derrámalo
olivo, sobre
el suelo;
tu salud antigua
bendiga este campo.

Cuando los olivos
eran jóvenes,
antes del primer
moho en algún pan,
y de la tira rota
en la sandalia,
tendían en sus ramas
blancos linos
aún sin empaparse
de nada más
que agua.

Entre el olivo y el torso
con labio
no media ni un palmo
recibe y no produce
violencia
puja jugo dichoso
subyuga al que
se acerca
descalzo,
con el cántaro
de la necesidad.
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De lo neobarroco en el Perú

http://www.pucp.edu.pe/biblioteca/martin_adan/hoj_bar.htm
De lo barroco en el Perú (Manuscrito del inicio de la Introducción)

Introducción
El título de nuestro ensayo alude, es obvio, al que Martín Adán decidiera poner a su tesis de doctor en Letras (“y en melancolías”) (Sánchez IV), De lo barroco en el Perú, sustentada en 1938 -en la Universidad Mayor de San Marcos- y recién publicada, también por esta casa de estudios, en 1968. Ahora, el concepto de barroco en esta tesis es problemático y quizá tampoco, para una mirada estrictamente académica, se corresponde necesariamente con el corpus elegido por el autor de La casa de cartón: Amarilis, Mexia de Fernangil, Miramontes, Peralta, Concolocorvo, Melgar, Pardo, Segura, Los Bohemios, Palma, Juan de Arona, Althaus, Chocano, Eguren, etc., deteniéndose apenas en Valdelomar y Vallejo. Lo que hace decir a Luis Alberto Sánchez que quizá este libro pudo también titularse De lo romántico en el Perú sobre todo, y esto es un verdadero acierto exegético en tan cuestionado crítico, porque según éste: “el libro en sí, equivale a una autobiografía literaria, refleja la sabiduría, los gustos y las tendencias estilísticas de Rafael de la Fuente Benavides, conocido urbi et orbi como Martín Adán” (Sánchez V); cuyo estilo y punto de vista, añade el mismo crítico: “son definitivamente barrocos […] y, más aún, en el caso personal suyo, sería mejor hablar de conceptismo, que es la tendencia predominante en la forma de Martín Adán, escritor gracianesco convicto y también gongorino, y en todo caso, lo repito, martinadanesco” (IX-X).

Autobiográfico y conceptista, pues, aunque no necesariamente martinadanesco será también nuestro trabajo. En esta oportunidad lo que ha activado nuestra reflexión son algunos poemarios peruanos, concretos y relativamente recientes, que sospechamos tienen un ascendiente marcadamente barroco sin que por ello correspondan al gusto canónico del siglo XVII ni, menos, al del barroco decadente típico de los comienzos del siglo XVIII (1). En general, en cuanto a la funcionabilidad del concepto neobarroco, éste se enmarca bien -aunque de modo perfectible en lo que atañe específicamente al Perú- en lo que señala William Rowe:

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