Archivo por meses: noviembre 2011

Veterano marine

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-!Buenos días, Anna!
-Buenos días, Padre John
-Créeme que siento mucho, Anna, lo que pasó con Joe.
-(….)
-Pero mira tu ojo, es una barbaridad lo que ese pobre hizo.
-Ya va mejorando.
-Sin embargo, debes saber que si lo denuncias… que admito de sobra se lo merece… sería enviarlo directamente a la cárcel de donde ha salido con libertad condicional. Nosotros, la comunidad de esta Iglesia, hemos actuado como sus fiadores o su garantía. Por eso es que nos ayuda, junto a los demás voluntarias y voluntarios, en atender las mesas a la hora de la colación. Nosotros, cada semana, damos un informe puntual y directo al juez que ventila su caso.
-(Anna, sin bajar la mirada ante el presbítero, se quedó meditando )
-Joe podría quedar en la cárcel, y sin posibilidad de fianza, por unos cinco o seis años más. Me ha dicho que está arrepentido, Anna. Que lo hizo en un momento de máxima ofuscación porque te negabas, al filo del cierre y cuando ya todos habían entregado sus platos, a levantarte de la mesa. No lo disculpo, por el cielo, pero debes de reconocer que tenemos el tiempo medido y que para una persona como Joe, tu demora lo puso nervioso hasta hacerle perder los estribos y, sobre todo, el respeto que te mereces.
-No voy a denunciar a Joe, Padre John.
-Muchas gracias, querida Anna. Y, recuerda, debemos procurar apurarnos un poquito más y terminar nuestra colación dentro del tiempo estipulado… de 7 a 8pm es más que suficiente para compartir la comida y dar gracias a Dios por los bienes recibidos. Otra vez, recibe nuestras disculpas y agradecemos tu cristiana decisión.

Anna se levantó y estrechó brevemente la mano del Padre John. Lucía, sobre su ojo derecho, una aureola espesa entre morada, rosada y verde. Su amigo Robert Staton, un parroquiano de la Swedenborgian Church y ex matón arrepentido de la célebre mafia de South Boston, iba literalmente a asesinar a Joe. Pero Anna, con mucha dificultad, logró disuadirlo contándole su breve entrevista con el Padre John.

Conservo, hasta ahora y no sé cómo, una fotos de aquel terrible trance de Anna. Recuerdo haberme ido de Boston por algunos días y, al volver, encontrarla de repente en aquel estado. El rostro más neutro del mundo, un neumático de rostro, y en su parte superior una gran sombra oscura… Como el camuflaje de un recio y veterano marine , ni más ni menos.

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João Adolfo Hansen conversa sobre crítica e literatura brasileira contemporânea

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A POESIA

Não acredito que a poesia caminhe para a irrelevância. Acredito que há poetas e poemas irrelevantes. Também que há sociedades irrelevantes, como a nossa. Hoje a poesia não é um valor. O que a boa poesia sempre fez? Produzir vazio, evidenciando a ficção que é o eu, impedindo que se delire com a linguagem das instituições, dando forma eficaz às maiores dores, fazendo a gente ficar espantado com a alternativa de outra vida etc. A grande poesia é sempre o exílio de uma recusa do que se dá como natural. Pensei, quando os norte-americanos causaram essa crise do capital, que finalmente os últimos vinte anos de tucanagem-yuppismo-politicamente-correto-multiculturalismo podiam finalmente morrer e que seria o momento de pensar por exemplo que arte queremos, pondo de lado a chateação insignificante das instalações, o repeteco dos pastiches, as coisas neo-neo-retrô escritas “à moda de”. No caso da poesia, sempre acreditei com Nietzsche e sem nenhum romantismo que ela se faz com o sangue da experiência. Que experiências temos hoje? O imaginário minguou com a Grande Saúde que veio com a desistoricização de tudo, fazendo eterno o presente da troca mercantil. Não temos passado e os passados se acumulam como arquivos de signos citáveis. E o futuro, principalmente ele, desapareceu da nossa competência. O jornalista toma a palavra. Quando a linguagem cotidiana é degradada e degrada as mínimas relações, qual a possibilidade de existir um Dante pra pôr os que cometem crimes contra a linguagem no Inferno? Temos uma ou duas gerações de poetas formados pela imprensa e pela TV. Não acredito que possamos, sem injustiça, culpá-los totalmente pela má poesia, pois também são homens e mulheres vivendo o mesmo estado de coisas. Alguns tentam, e acredito que muitos com honestidade, praticar seu ofício. Evidentemente, muitos são falados pelas coisas. E muitos são afetados, parecem blasés, leram todos os livros, acham que a carne é triste porque é gorda e fuma. Querem emagrecer e fazer exercícios. A ideologia da Grande Saúde + desistoricização + narcisismo + despolitização + plenitude = a cultura como a viadagem yuppie. Ora, grandes poetas são absolutamente impessoais. Todos eles inventam coisas que negam sistematicamente o dado imediato da experiência. Todos eles sabem que vamos morrer e falam da perspectiva da morte apostando que o presente passe logo. Como diz um deles, imaginemos uma nova ordem; ainda que seja uma nova desordem, não será bela? Não tenho nada a propor pra melhorar as coisas. Acho justo que essa sociedade tenha a arte que merece. Desejo que o presente passe. O que podemos é pensar a destruição.

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Espina

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Para R. B. M.

Con dos lenguas.

Una espina

ensartándolas.

Oler y contemplar

y allí mismo devorarte.

Jugado y sensible.

Tacto y hora

exactos.

Ciegos y sordos

los ritos del amor.

Años moviéndose

acompasadamente.

Risas

las de tu boca

y las de tus no menos

sabias manos.

Escampa y permanezco.

Clarea y no mudo.

Un instante moroso

solamente.

Un pestañeo perplejo.

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Ben

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Para G. A. B.

Ben hacía cola a un costado de la iglesia del barrio para, a través de una angosta puerta de madera, ingresar al amplio recinto de la colación. Shorts cortísimos, de motivos caribeños; aunque, eso sí, altas botas de cazador de osos y una casaca o una morsa completa sobre los hombros para sintonizar con el recio frío bostoniano. Mirando a Ben, como a otros y otras que una media hora antes constituían las estatuas o los árboles o los mismísimos edificios alrededor del Commonwealth, me atreví a imaginar que el invierno del norte era benigno, refrescante, aliado y alegre a pesar de estar ya varios grados bajo cero y con sol únicamente algunas escasas horas.

Los homeless de Boston tienen sus alfas. Y como grupo humano padecen de hiperkinesia. En cualquier momento algo está por estallar. Desde un intrascendente lío por la mantequilla, que por lo demás abunda sobre las bien provistas mesas de la colación, hasta un crimen atroz –aunque siempre impune– porque se cometió con el ojo, la pestaña y la ceja. Los voluntarios que atienden estos losergardens vespertinos –hacendosos muchachos, a veces señoras, todos gente de bien– deben aplicarse al máximo… adelantarse a lo que haga falta sobre las mesas de tan excesivos personajes. E incluso anticipar, atinando con un escueto saludo o una conversación relampagueante, lo que ocurra en la inquieta imaginación de los líderes o alfas … nice jacket, Nancy; do you like more lettuce, Anna?; time to repeat!… y otras frases por el estilo que se aplican como un fierro sobre los carbones ardientes de una chimenea. Ora se aparta un carbón por aquí; ora se atiza algún otro por allá… para mantener equilibrado el fuego.

No me atrevería a decir si existe o no promiscuidad sexual porque no me consta. Lo que sí hay es amor o, al menos, posesión sumisa y elocuente. Las mujeres reclinadas a sus alfas como San Juan, hacia Jesús, en La última cena. Pero los olores sí que son sexuales. Aunque cuál aroma podría faltar entre estos vecinos que rara vez se bañan. Salvo Anna o yo. Y acaso aquella digna señora, tan venida a menos la pobre, que de inmediato –cada vez que me la topo– la relaciono con los días que pasara Georgette de Vallejo en el Perú. Viuda célebre y no menos polémica dama a la que, a decir de un ocasional y casi secreto entrevistador, tan sólo le alcanzara para comprar 50 centavos de bonito durante doce años.

Me alegró mucho encontrar a Ben en aquella entretenida película de ladrones y policías. En algunos comedores de homeless no es extraño aparezcan cartelitos solicitando extras para la boyante industria cinematográfica local. Ben, entonces, no era una excepción; me dicen que antes, otros, ya habían aparecido también sobre la pantalla gigante. Llevaba sus habituales pantaloncitos calientes y, como siempre, sus hombros sobrecargados con pelo de animal más su propia copiosa y enmarañada melena. Por coincidencia, la película transcurría durante el invierno y estaba ambientada sobre la ciudad. A trechos, la nieve aparecía congelada y sucia; en otros, era blanca, blanda, brillante e incluso se me antojaba podría tener agradable sabor.

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PERFOMANCE: POEMAS ENTRE PÁJAROS Y ÁRBOLES. 17-18-19 DE DICIEMBRE

El blog Laguna Brechtiana y la Revista Trafalgar Square invitan a escribir entre pájaros y árboles (Javier Heraud). Performance. Poesía en el viento. Tinta china sobre tocuyo en albayalde entre los pinos de Ranhuailla. Celebración en la mañana de los años mil. Toda la poesía del continente sur junto a los brujos de la nieve estrellada. Tres días al alba de los caminos, las lagunas, los ríos. Tres noches de constelaciones y lluvia con las naves del corazón bebido. Tres noches sobre el caballo rubio de las horas. Todo gravado y publicado. No poses. No vaguedades. No increíbles. Chuchuhuasi. Traemos el mar del Callao a las montañas del Cusco. Traemos el mar de Barcelona en las nubes de Larrea y Vallejo. Llegamos al lago primordial de Nava y Churata. Trío eléctrico y caravana con teatrín y sueños. Y recuerdo de Carlos Trías, Raúl Brózovich, Osvaldo Lamborghini y Hector Libertella.

Lista de invitados:
Carlos Lopez Degregori/Américo Yabar/Basilio Sánchez/ Miguel Ángel Coletti Coletti/Carlos Estela/Edgar Saavedra/Pablo Salazar-Calderón/Vanesa Martínez/Calderón Fajardo/Feliciano Padilla/Omar Aramayo/Mauro Mamani/Velasquez Carambell/José Córdova/Kreit Vargas/Filonilo/Juan Carlos Lázaro/Armando Arteaga/Carmela Gutierrez/Marina Schereiber/ Alfredo Portal/Rober Baca/Bernardo Rafael Alvarez/Carlos Carnero Figuerola/Rosina Valcarcel/Ostolaza/Carlos Quenaya/Pedro Granados/Fredy Roncalla/E. Verástegui / Frido Martin/Flores Aibar/Juan Yufra/E. Vila-Matas/Cristina Fernández Cubas/Rodolfo Ibarra/Gloria Mendoza/Fernando Ampuero/Rafael Sender/Antonio Cisneros/Rodolfo Hinostroza/Velasquez Iwaki/Leo Tarifeño/ Lolo Palza/Oscar Málaga/Elqui Burgos/ José Carlos Cataño/Carlos Meneses/Santiago Lopez Maguiña/Rodrigo Quijano/ Teresa Ruiz Rosas/Diana de Hollanda./Mauricio Electorat/Martin Horta/Miguel Paz/Fischer/Musso/Angeles Martínez/Roger Rumrril/Fernando Chueca/Magdalena Chocano/William Rowe/Willi Niño de Guzmán/Yoyo Manrique/ Raul Tola(padre)/Rubén Quiróz/Mirko Lauer/Oscar Collazos/Harold Alvarado Tenorio/Alfredo Herrera/Toni Marí/Nicole D´Amonville/Rodolfo Hässler/Isabel Sabogal/Willi Hurtado de Mendoza/Maru Delgado/Raul Gallegos/Nené/Gabriela Cuba/Camilo Torres/Leonardo Tarifeño/Juan Mezco/Carlos Hénderson/Abelardo Oquendo/Leonidas Zeballos/Montalbetti/Domingo de Ramos/Juan CristóbalVladimir Herrera/Helena Usandizaga/Jorge Kishimoto.

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‘Amor’ (César Vallejo)/ Leila Yatim (Trad.)

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Amor, já não voltas aos meus olhos mortos;

E qual meu idealista coração te chora.

Meus cálices todos aguardam abertos

Tuas hóstias de outono e vinho de aurora.

Amor, cruz divina, rega meus desertos

Com teu sangue de astros que sonha e que chora.

Amor, já não voltas aos meus olhos mortos

Que temem e anseiam teu pranto de aurora

Amor, não te quero quando estás distante

Rifado em cortes de alegre bacante,

Ou em frágil e achatada afeição de mulher.

Amor, vem sem carne, de um Icor que assombre;

E que eu, a maneira de Deus, seja o homem

Que ama e gera sem sensual prazer!

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Contra Luis García Montero/ Harold Alvarado Tenorio

Breve testimonio del bloggista

Desde hace tiempo hemos sido, ya poco nos interesa, conscientes y críticos de cómo se la montaba Montero … y también otros por el estilo (entre los más vivos: Cisneros, Kozer, Zurita… y paramos de enumerar). Esto ha traído como consecuencia, por supuesto, más tiempo para que escribamos con calma y libertad; aunque acaso no tanto para que se difunda más ampliamente nuestra poesía (¿o nos equivocamos?). En realidad, no es que ellos se la monten; sino que su visita efímera al parnaso representa intereses de específicos sectores sociales… y de las instituciones literarias que estos grupos de poder social también controlan. Vaya un ejemplo del 2003, dedicado a España, que se remonta a lo acahecido allí desde mediados de los 80; y, si tienen paciencia, uno del 2002 dedicado a los cincuenta penúltimos años de la poesía en el Perú:

Desde otra margen: La última poesía española

Los poetas vivos y más vivos del Perú

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Artículo de Harold Alvarado Tenorio

“Es posible que en toda la historia de la poesía española no haya otro vate con mayor poder que García Montero. Apenas comparable con el que ejercía durante el franquismo el secretario del tirano y su primo hermano, mejor conocido como Pacón, que sometió desde su oficina del Prado a todo cuanto poeta quería figurar en las comitivas hispanoamericanas de entonces. Garcia Montero codirige la colección pija de una de las tres editoriales de poesía más grandes del mundo, controla el 90% de los grandes premios económicos y los festivales de poesía más importantes de España, maneja a su antojo los medios de comunicación de izquierdas y derechas, es junto al déspota Chus Visor un Virrey de la Nueva España en América Latina, con su grandísimo mercado atizado por ministros y gobernantes corruptos de bancos centrales hispanófilos, mientras cientos de pobres poetas acuden de rodillas y en romería a su regazo, estableciendo un criterio estilístico del cual no se pueden salir sus incondicionales y cierra las puertas con candado a quienes no se postran ante él… Y por supuesto tiene en su contorno un grupo de pelotas nutrido y considerable que deben alabar todos sus versos a cambio de las babas de la efímera gloria. Jamás un mediocre ha sido tan poderoso y a la vez tan peligroso para la poesía (en cuanto a su capacidad para fomentar la endogamia). Cualquier posible lector que llegue a la poesía contemporánea a través de Garcia Montero, pensando que debe ser el mejor poeta del globo terráqueo dada la inflamación mediática, se dará de bruces con libros que alejan para siempre al lector y al poeta. Una “poesía” monótona, aburridora, carente de hondura lírica, con textos interminables, ahítos de ombliguismo, tedio y una ausencia de autocritica que revela la incapacidad de un avivato para reconocer su enorme fracaso literario.”

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Cápsulas de Copacabana/ Diana Araujo Prereira

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Alguém, um empresário de visão, deveria pensar em vender cápsulas de Copacabana: instantes de tempo e sonido congelados para serem colocados no micro-ondas e impregnarem de cheiro salobre, ruído de ondas e sensação de horizonte até os apartamentos mais cinzentos e distantes.

Cápsulas saudáveis, prescritas pela medicina (a alternativa já serviria) e empacotadas em pequenas caixinhas verde amarelas com tucanos e coqueiros em primeiro plano.

“Cápsulas de vida”, diria a propaganda. “Cápsulas de esperança, sustentabilidade e conexão com a natureza”. E quem sabe assim, pouco a pouco, poderíamos ir fabricando cápsulas de saúde turística: Machu Picchu, Corcovado, praias caribenhas, etc., que seriam enviadas para todos os destinos do planeta, nessa abençoada empresa global…

Por fim, economizaríamos tempo e seríamos, então, muito mais produtivos!

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El ángel de arriba

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Para Charito

Echo de menos Boston, a pesar que allí recibí la noticia –desde Lima, Perú– del fallecimiento de dos de mis queridos hermanos: Germán y Eduardo. Agobiado y sin dinero y como estudiante graduado, la única que compartió esas definitivas noticias, distantes una de otra en poco más de un año, fue Anna Brown… de quien no sé nada hoy en día… la conoce alguien… me ayudan a ubicarla.

Anna era excéntrica, no sé si millonaria; pero algunos en el barrio de Beacon Hill cotilleaban aquello. Algo de su padre, distinguido economista y republicano en los años 50, que le dejara una cuantiosa herencia administrada, para el año 2000, por una abogada con la que sólo una vez me topé en el departamento que compartíamos –mejor dicho, donde tenía mi cuarto– con Anna. Por otra parte, era como para no creer aquello. Con ella aprendí a cenar, literalmente, en todas las iglesias de downtown Boston. Teníamos los horarios de cada una. Al principio iba con ella; pero luego lo hacía solo y allí nos encontrábamos y regresábamos juntos a casa con panes y frutas y, no pocas veces, más comida que conseguíamos igualmente gratis… y que se amontonaba y podría fuera de las dos enormes refrigeradoras de la cocina porque, sin exagerar un ápice, no cabía guardar ni un trozo más de comida allí. Algunas veces, incluso, tuve que ayudarla a deshacerse de conservas –por décadas vencidas–; lomos de salmón intactos, de olor y color ya desconocidos; panes, chapas, pepas, cáscaras antiguas, periódicos, etc…. Porque la gente de nuestro respingado edificio ya no le perdonaba una más. Uno más de aquellos aromas que se filtraban hasta el corredor y las escaleras de, repito, más bien encopetados vecinos.

Pero no solo esa extraña complicidad nos unía; aquello de tener que deshacerse, en enormes bolsas de negro polietileno, de toda la basura acumulada por meses o años. No, no era lo único. Porque los residuos que no iban en aquellas oscuras bolsas los conducíamos y guardábamos, por cada estación del año, en los lockers –diecisiete en total y del tamaño de un cuarto pequeño– que Anna había rentado justo para este propósito. Que ella era tacaña y adicta a guardar cosas, como dicen por allí anal, no me atrevería a sostenerlo. Varias veces, me consta, los cartones y algunos diarios (pocos más bien ) cuando se nos hacía tarde los llevábamos en taxi –pagando siempre una pequeña fortuna– al centro de reciclaje más cercano. Eso sí, y quizá ahora no tanto a su favor, en el supermercado usaba por meses las mismas bolsas de plástico degradable que allí le dieran. Que ganaba un mínimo descuento por ello, no me cabe duda. Pero que le pagaran algo por rescatar y devolver –también conmigo– los carritos del supermercado que nos encontrábamos tirados a lo largo del camino… Ella no daba un paso más, incluso en pleno invierno y con la nieve hasta los tobillos, si no hacía retornar –a veces toda una piara de estos carritos– a su exacto lugar de pastoreo. ¡Ah, querida Anna, quién me podría hacer saber algo de ti!

El cuarto que alquilé en su casa estuvo ofrecido, vía la Off-Campus Housing Listing Service, para cualquier estudiante de la Universidad de Boston. El detalle es que, contra todo pronóstico –tratándose de alquilar algo barato en aquella carísima ciudad y más en una zona como en la que Anna vivía– cuando miré aquella lista, a incluso un mes de haber empezado las clases, la oferta seguía en pie. A decir verdad, era ya la única opción en toda aquella oficina dedicada al servicio de alquileres para los estudiantes.

A mi entrevista me acompañó el Perry, otro peruano amigo, pero con mucho mejor inglés y más sentido común. A Anna, de setenta años a la sazón, le encantó el Perry por su elocuencia con el idioma; pero el que fue su room mate fui yo. Yo, a quien dos años después ella dedicaría una frase inexplicable: “-eres un ángel”. Era el apartamento 1206 de un edificio en cuya planta baja funciona una sucursal de la Swedenborgian Church. Iglesia en la cual mi amiga fungía, invariablemente, de ayudante de cocina los domingos y se encargaba de que, luego de la comidera en el refectorio, todo quedara impecable. Lógico, la iglesia abajo, la institución. Y el ángel de Anna arriba.

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Yerbateros, encuentros y desencuentros/ Marina Herrera

Yerbateros encuentros y desencuentros from Marina Herrera on Vimeo.

Yerbateros, paradero secular; embarcadero de todos, los vivos y los muertos de nuestro querido Perú y vastos alrededores. La primera parte del video, donde más que los rostros importan la actitud y la coreografía, pareciera así sugerirlo. Abierta la imagen en la segunda parte, en medio de la modernización o globalización que proponen los encuadres, nos devuelve nuestro propio lunar, estoicismo y olores –aquellos inalienables– por más que nos hallemos escribiendo desde el Brasil, Viena o la luna. Yerbateros, el andén de las despedidas que todo andino lleva dentro del corazón. Retrato, el de Marina, a esternón abierto, pues. Un lambido de luz, oso el lente, sobre una cámara secreta –justo debajo de nuestros pies–; sobre el señor de Sipán y la señora de Ambato que somos, tercamente, cada uno de nosotros mismos viajando en bus-cama.

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