Archivo por meses: agosto 2021

Fervor de Trilce (César Vallejo & Jorge Luis Borges)

Se plantea conmemorar Trilce, de César Vallejo, cuyo centenario se cumple en 1922; en vinculación al poemario Fervor de Buenos Aires, cuyo centenario es el año siguiente (1923). 

  1. Fervor de Trilce

Se plantea conmemorar Trilce, de César Vallejo, cuyo centenario se cumple en 1922; en vinculación al poemario Fervor de Buenos Aires, cuyo centenario es el año siguiente (1923).  A través de ahondar en un ensayo que ya publicáramos, “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” (Variaciones Borges: revista del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis BorgesNº. 23, 2007, 183-206)1; en el cual levantamos, a modo de hacer visibles planos yuxtapuestos en una curaduría, una serie de correspondencias –la mayoría no explícitas ni obvias– entre las poesías del argentino y el peruano. Homenaje muy significativo, finalmente, para toda la poesía de la región en cuanto no sólo constituiría una efemérides más; sino, ante todo, ventilar un renovado entronque crítico y creativo entre ambas figuras.

El meollo de la propuesta estriba en considerar que tanto Trilce como Fervor de Buenos Aires responden a un mito inscrito en el paisaje o perspectiva post-antropocéntrica.  Ni utopía ni distopía; y sí, post-antropocentrismo.  Luego del predominante y artificioso escenario modernista –los años 20 del siglo pasado– la poesía latinoamericana recuperó el paisaje.  Aunque no de un modo costumbrista, como en principio pareciera, ni romántico (no es fervor por, sino fervor de…); sino, literalmente, fundiendo lo humano en el paisaje.  En otras palabras, considerando la complejidad del paisaje en tanto un soporte más adecuado para lo humano. Entre esto último,  la epifanía, el mito o, no menos, lo que los filósofos del Nuevo Realismo (Meillassoux, Bennet, Gabriel, Ferraris, etc.) advierten como “giro ontológico” y un antropólogo como Eduardo Viveiros de Castro denomina “mediación conceptual” o “multinaturalismo”.

  1. Trilce (1922) y la poesía argentina de 2022

Intentamos poner al día o retomar aquí el estudio sobre las relaciones que, en el contexto de la poesía de los países de nuestra región, han establecido el Perú y la Argentina; en particular, aquéllas que podemos percibir en los años más recientes. Es decir, la poesía argentina culta o letrada, en libro o en plaquette, cuyos representantes, de seguro muy jóvenes, publican desde comienzos de este milenio y próximos al centenario de Trilce. En específico, buscamos entender mejor algunas ideas que sobre la poesía argentina última se han ido esgrimiendo en el mundo académico; como, por ejemplo, aquéllas que defiende Anahí Mallol2:

Al leer la poesía argentina reciente uno queda, en cierto sentido, devastado, porque los textos de la poesía argentina contemporánea son inteligentes y a la vez indigentes (dan cuenta de una mirada que comprende y entiende y no organiza porque no hay nada que organizar, sino sólo dar cuenta de un derrumbe que no es un apocalipsis propiamente dicho; hablan de un final que ha estado aquí desde el inicio mismo, sólo que ahora se acelera por la inacción del que no le encuentra sentido a nada)

Sobre todo porque, desde nuestra perspectiva, Vallejo se erige hoy por, y para toda nuestra región, en un extraordinario mediador cultural y conceptual3 –multinatural (Eduardo Viveiros de Castro)– que quisiéramos cotejar mejor o hilar más fino para el caso de la poesía rioplatense. Ya que no es exacto que Vallejo se refugiara en lo etnográfico (el pasado incaico o precolombino, la piedra, los andes) para intentar paliar o consolarse de la tragedia que constituía la Guerra Civil Española (Georgette de Vallejo y Stephen Hart dixit).  No es la cultura un mero sucedáneo de la política.  Muy por el contrario, Vallejo encontró –en realidad desde Los Heraldos negros y, sobre todo, en Trilce4— y nos acercó la cultura para entender y darle sentido a la política e incluso al desastre; incluso a la muerte propia (Clayton Eshleman).  Es más, como buen amerindio, juntó el orden de la naturaleza al orden de la cultura (en el mito) e incorporó incluso la violencia a su pecho multinatural y a su poesía multidimensional.  Aunque no únicamente de un modo llamémosle emotivo (romántico o surrealista, tipo Pablo Neruda), sino, sobre todo, en tanto mediación conceptual: trasatlántica e intergaláctica.

Notas

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César Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico

Sumilla

Se investiga la actual poesía de la región y se perciben dos ejes particularmente presentes y activos; los cuales, además, subterráneamente se tocan.  Nos referimos a aquélla en “portunhol selvagem” (Douglas Diegues y otros), en el Cono Sur;  y una poesía que podríamos denominar “opaca” (Éduard Glissant), que tiene al español como su traductor o mediador cultural (Julio Ortega) –presente de José María Arguedas a César Calvo–  y, no menos, a la obra de César Vallejo –en particular Trilce (1922)– como su explícito o implícito paradigma.  Ahora, nuestro ensayo intenta incluir o ventilar la presencia de la poesía de César Vallejo –a través del grupo Kloaka (80′-90′ en el Perú) y, sobre todo, de Montserrat Álvarez que vive desde la década de los 90′ en Paraguay– incluso en la de Douglas Diegues y compañía.

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Teoría y cuerpo en el teatro de Vallejo

Hablando en estricto del teatro de César Vallejo; y, en particular, de su extraordinario énfasis en: “Hacer al individuo que entre en el cuerpo del prójimo, para que vea lo que es ser el otro” (Bruno Podestá, César Vallejo: Su estética teatral.  Lima: UNMSM, 1985). Laurie Lomask, y nosotros con ella, se anima a sintetizar lo siguiente: “Este uso del cuerpo, por lo tanto, es uno de los rasgos más particulares del teatro vallejiano, y uno de los rasgos que lo distingue de otros experimentos formales y filosóficos en el género teatral de la época”.  Sin embargo, luego de esta medida y meditada sentencia, la joven estudiosa norteamericana va incluso más lejos respecto a la reflexión sobre la eficacia apelativa o receptiva del performance de este teatro y plantea lo siguiente:

“No está claro todavía cómo el cuerpo es capaz de reconciliar a personas que de otra manera a lo mejor no se entenderían. Desde luego el parecido entre dos cuerpos no significa que se disminuya la distancia entre diferentes países, culturas y clases sociales. Queda por teorizar, entonces qué es precisamente lo que Vallejo hace al manifestarse entre dos personajes, dos actores, o entre actor y público a través del espectáculo del cuerpo”.

Ahora, entre esto que “queda por teorizar”, acaso resulte útil lo que en un trabajo anterior exponíamos respecto a la lógica de la “inclusión” (uno en el otro) ya presente en la poesía de Vallejo desde “Los heraldos negros”:

“Al recorrer cada uno de sus textos comprobamos que la unidad en Vallejo no es un dígito sino una situación: la inclusión de uno en el otro; es decir, la unidad nunca está sola, la unidad por lo menos son dos, algo así como un núcleo y su protoplasma en el esquema de la célula. De este modo, este libro de poemas también son dos poemarios. El primero es el explícito y que figura como título del volumen de 1918, al que vamos a denominar texto A; el segundo, inferido del anterior, “Los heraldos blancos”, al que denominaremos texto B” (Pedro Granados, Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo. Lima: PUCP Fondo editorial, 2004).

Es decir, al teatro vallejiano le correspondería también llamar la atención sobre nuestros pliegues o dobleces sin fin; propias, autónomas, o en comunión o catálisis con la de los demás: madre-hijo, amada-amante, realidad rusa-realidad española, etc. No sólo el cuerpo del actor conlleva capas de identidades: “La del actor, la del personaje, la de sus antecedentes artísticos y mitológicos, y ahora el reflejo de otros cuerpos a su alrededor” (Lomask); sino que estas yuxtaposiciones o transparencias son las de cualquier individuo o colectivo.  Sí o sí estamos ya en comunidad o comunidades; aunque no seamos conscientes que participamos de ello. Estado latente de intersección ecológica generalizada (humana y posthumana) que, a nuestro juicio, supera los alcances de los conceptos de “lenguaje corporal” o “cinestesia”: “Igual que el efecto comunicativo del cine mudo, la cinestesia atraviesa las divisiones lingüísticas entre diversas culturas” (Lomask); y de la misma “empatía” en tanto elaboración freudiana o lacaniana: “Talento intrínseco, don que se puede aprovechar, pero que no se puede enseñar” (Lamask).

En constituir la anagnórisis de un ritual simple y cotidiano  –y no la “lejanía” de un mito ni propiamente la “promesa” de una  utopía– allí mismo se comprueba la eficacia de Trilce/ Teatro (“Trilce/Teatro: guión, personajes y público”, libro aún inédito).  Por ejemplo, cómo el sol –a cierta hora del día–se vuelve anfibio; o cómo una ola del mar puede ser una “edición en pie,/ en su única hoja el anverso/ de cara al reverso”.  Trilce/ Teatro nos convida a participar activa e imaginativamente en este juego inagotable de intersecciones –y a la larga gratificaciones– que constituye nuestra cotidianidad. Con el añadido de que esta invitación trilceana, en tanto su cronotopo es solar-andino, tiene un sesgo cultural específico y, no por ello, menos universal. Trilce/Teatro, en suma, nos convida a constituir juntos un múltiple y complejo “archipiélago”.

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Tópicos Especiais III – “Humanidades de César Vallejo: Centenario de Trilce” (PLANO DE CURSO)

UNIVERSIDADE FEDERAL DO ACRE

PRÓ-REITORIA DE PESQUISA E PÓS-GRADUAÇÃO

PROGRAMA DE PÓS-GRADUAÇÃO EM LETRAS: LINGUAGEM E IDENTIDADE

MESTRADO E DOUTORADO

Prof. Pedro Granados

1.Ementa

Se parte desde la recepción actual de este poemario hasta llegar a sus primeras lecturas.  Sin embargo, no constituye necesariamente un curso historicista sobre Trilce; en el sentido de repasar los aportes y debates puntuales que se desprenden de lo sustentado por la crítica en los varios “periodos” de la lectura del libro de 1922.  Aunque interesan, ciertamente, las distintas nociones de las humanidades que se han puesto en juego para sustentar aquella crítica. Humanidades en tanto libros (canon occidental), pueblos (multiculturalismo), narrativas (“giro lingüístico”) y post-antropocentrismo (“giro ontológico”).  Recorrido teórico que, en modo alguno, dejará a un lado la materia o los versos –hoy por hoy ya centenarios y no por esto menos radicalmente vivos– que nos convocan.  El nuestro no es un mero recorrido “objetivo” a través de la recepción que, hasta el momento, Trilce hubiera merecido; sino que, asimismo, postula un “guión” o levanta un mapa virtual de aquél, como si de un espacio pluridimensional se tratara. La pertinencia de este curso no sólo es teórica o metodológica; ni, por más que constituya su inicial objetivo, únicamente académica.  “Humanidades de César Vallejo: Centenario de Trilce “, es asimismo una propuesta por una mejor democracia o una más cabal ciudadanía, en particular, para nuestro siglo XXI.  He aquí, expresada de manera sumaria, su pertinencia y proyección. Contenidos varios, aunque previos a que atravesemos, de modo constante, un lenguaje complejo, por no decir cuántico.  Este reto de lectura, de por sí fascinante, y cuyo ejercicio resulta enormemente enriquecedor, ocupa un lugar privilegiado en nuestra propuesta.

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“A indianidade é um projeto de futuro, não uma memória do passado”: Entrevista com Eduardo Viveiros de Castro

“entendo que índio não é um conceito que remete apenas, ou mesmo principalmente, ao passado – é-se índio porque se foi índio–, mas também um conceito que remete ao futuro – é possível voltar a ser índio, é possível tornar-se índio. A indianidade é um projeto de futuro, não uma memória do passado. No dia em que os brasileiros entenderem isso, nossa relação com a Europa vai se resolver” (265).

“A indianidade é um projeto de futuro, não uma memória do passado”: Entrevista com Eduardo Viveiros de Castro. Prisma Juridico, São Paulo, v. 10, n. 2, p. 257-268, jul./dez. 2011.

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Climber (Enredadera): Pedro Granados, translated by Leslie Bary

https://www.beltwaypoetry.com/?p=53132&preview=1&_ppp=5460d9c5f0

Climber

I
Grab that pole and soar like a creeping vine
The night cold will not bother me at all
The relentless frost of dawn
If I eat drink breathe
It is grace already
Toward my instinctual goal
Sleepwalking automatic
To one side papers packages debris
Foul air
Dense and impure words
Between my root and me
Between that pole and me
Visible and invisible threads
To climb slowly like a sloth
True and sure like a snake
Among those filaments
The unseen strand
That put me back in Lima
That threaded me to your love
Blind night the one that sees
Beyond our eyes
Now that it wets my cheeks
Mud and rough concrete
I crawl upon
With my gaze and feel with thought
With the half-open corners of my lips
And part of my tongue yes indeed
With my breath clogged by mud
Which is the earth I breathe
The same as a dog
Just like the hyena
Gobbling its prey in desperate pieces
Like the little bird who can take no more
And adds another lump to the earth
I head on and climb then
Guiding myself by the voice that calls me
By the one who shouts my name
And stretches loving arms out to me
And disappears again
Or delays
Because that’s how she gets me to keep climbing
Like the creeping vine that I am
Mud flowers that we all really are
Each one
And never only poets

II

Reach for that nail
It will be a bit tough
Peninsula exposed to the sea
Wave inside
Snail reptile
Extension of the shadow
Gradual
But sure and inevitable
Toward what we need
The wave or nothing
Nothingness or the wave
Naked in socks
Or altogether naked
As on a set of scales
My fish
My hands steady
Greedy
“I love your style”
Against those street haunches
Incense caught in skin
That I am heading for now
Towards which against everything
I guide myself
As if
Toward a parallel heart
Or parallel breath
Remember it remember it
A loose sun
Untied for a time from its other
Night against night my days
Until perhaps
Reaching for that nail
And spilling ourselves down from there
Pure wings on air
Hanging swinging
Pure green on an untouched landscape
All trembling besides
All accomplished

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