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Poesía

TRILCEUNO

Tocar como Vallejo o como la madre que nos parió o como me tocara aquélla que amara con sus senos de goma y sus pestañas de amapolas imperturbables ante el dolor y su piel de ninfa a la segunda potencia de lo acuático y de lo tornasolado y de lo agradecido que va directo a lo que había entre ella y ello cuando rasgo y me desmantelo de una vez porque nada tengo que perder nada he perdido ni nada pierdo salvo el de estar mejilla con mejilla junto con ella y este aroma de cantos rodados de aquella playa desconocida hasta que la hollamos y no somos sino los dioses que jamás habíamos procurado ser sino porque nos conminara el amor por la vida y por la muerte y por la hecatombe de lo que se fue al fondo o ha quedado como sumergido y renuente a mostrarse de alas abiertas y de pechos todavía más abiertos y que mudo recibo de pie o de rodillas o acostado y muchísimo más de lengua que de palabra

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OBRA NEGRA

A R.D.

El sudor
le gana al poema.
La alcantarilla
a mi voz.
Una irregularidad, apenas.
Un terrón de azúcar desconcertado
ante tantísimo eco.
Así el niño que vende,
y la muchacha que compro
ni con palabras
ni con besos.
Poesía de cara a la desconcertante
habilidad de unas serranas
de uñas multicolores
y engominados labios.
El sudor
puede más que la sed.
Porque aquél es secreto y el anhelo
sólo puede mover montañas.
Poco a poco
corto trocitos
que añado a mi licuadora.
A la noche de Santo Domingo
es preciso palanquearla con un fierro
antes de asirla y cortarla bien.
Noche densa y aceitosa que resbala
-como por un embudo-
hacia las nalgas de mi ocasional muchacha.
Muchísimo más negras que su propia cara.

OBRA NEGRA

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Inkarrí/ Bruno Melo Martins

Bruno Melo Martins y su acogedora Livraria Ponta de Lança (SP)

La pregunta por la poesía peruana, si no la de toda nuestra región, coincide con la pregunta por Pedro Granados.  De qué otra manera podríamos explicarnos el fervor por la vida –entiéndase poesía– que suscita cuando lee sus poemas o cuando explica, por ejemplo, la obra de su compatriota César Vallejo.  Ningún otro poeta que conozcamos plantea el asunto como lo hace Pedro Granados.  La mayoría, desde un empaque de seguridades (entre esto la prensa solícita en captar y comunicar novedades) termina en incertidumbres, soliloquios o descrédito (y desafuero) incluso del pensamiento en sus poemas.  En cambio, en la poesía del peruano, ocurre exactamente lo opuesto, desde un empaque de fragilidad o murrmullo, su texto echa mano de las múltiples dimensiones que somos y entre las cuales nos movemos y poco a poco (segundo a segundo) termina reconstruyéndonos.  Levanta la piedra que somos, la lengua de agua ávida que somos. Vivimos para que nos beban, existimos para la compañía, de antemano somos una orquesta (los estudiosos hablan de una red) de seres que circulan del día a la sombra; aunque  de cara inequívocamente al sol.  Todo esto nos lo hace recordar, mejor dicho, lo sabe encarnar la poesía de Pedro Granados.  Agua volcada de la noria, rueda escapada de la carreta de la poesía actual de nuestro continente.  Bruno Melo Martins (Brasil)

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Contra la poesía peruana

Escribí siempre por error por equivocación por explosión y remanso y deseo extremado y desconsuelo y pobreza y extrañamiento y gracia y bendición de la misma poesía directamente de ella como si ésta fuera más ubicua que mi madre y que la mirada de mi padre que extraño que extrañaré siempre y el amor de la bella que jamás logré amar salvo cuando ella de mí se enamorara y de estas letras grabadas como a fuego sobre mi propia tonada de mudo y corazón de muerto para todo lo que no sea aquélla y su venida a este mundo como de contrabando como hurtando el tiempo y el espacio frente a todo el conocido aburrimiento o las exactas preguntas que jamás son respuestas a todo aquello mudo como cuando uno se pone a escribir y a mirar sin mirar a lado alguno sin finalidad ni esperanza de respuesta alguna escribir por escribir

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Hacia la traducción de Inkarrí al portugués brasileño

“Hasta justo antes de expirar
Vallejo no pensó en irse a España
Aunque dijo –“Me voy a España”
Quiso, más bien, y con firme decisión
Cogerse a la guapa enfermera argelina
Que lo atendía en la Clínica Arago”

Habría mucho que decir sobre cada trozo del Inkarrí de Pedro Granados, aunque aislados de su necesario conjunto. Aquí tenemos la relación sexualidad y muerte extremada por la actitud cholo-mestiza deseante y transgresora frente al “culo hermoso” de la enfermera y la universalidad del morirse peruanamente en París. Pero ésto no resultaría tan bello si no fuera por los arranques y arrastres coloquiales/orales y vocales en los intersticios de sílaba a sílaba y de fonema a fonema, en construcciones naturalmente paronomásticas. Un menudo ejemplo: Cogerse/argelina/Clínica Arago. De ahí las grandes dificultades de la traducción, puesto que el texto traducido tiene que re-crear Inkarrí según la inevitable composición de relaciones de su ambiente y paisaje cultural – con sus células rítmicas específicas. Para que a Inkarrí le gustara también ser brasilero.  A.P.

Amálio Pinheiro é poeta, tradutor e professor no Pós-graduação em Comunicação e Semiótica da PUCSP. Coordena o Grupo de Pesquisa “Comunicação e Cultura: Barroco, Oralidades e Mestiçagem” (DGP CNPq/Lattes), onde se investigam as relações entre as áreas de literatura, comunicação e cultura na América Latina, ao mesmo tempo em que se experimentam modos de conhecimento não dualistas para o continente. Tem produzido ensaios e traduções comentadas de autores da Espanha, da América Latina e do Caribe. Desenvolve pesquisas sobre as relações entre a memória cultural, as artes e as ciências não clássicas, com ênfase nas conexões e ramificações entre voz, poema, corpo, séries culturais e paisagem urbana, que se desdobram aquém das dicotomias entre sociedade e natureza. Publicou, entre outros, “César Vallejo: o abalo corpográfico”, “César Vallejo a dedo” (tradução), “Aquém da identidade e da oposição. Formas na cultura mestiça”, “Nicolás Guillén: Motivos de son”, “Rafael Alberti: Sobre os anjos” (tradução), “América Latina: barroco, cidade, jornal”, “Tempo Solto” (poemas). (Fonte: Currículo Lattes).

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Inkarrí: Estado de la cuestión

-Hay momentos en tu poemario que parecen parte de una conversación hostil con Altazor.  Intenso lo tuyo y a veces persuasivamente confesional. Me atrapó.

-Mucha gracias, Alicia.  Altazor constituiría la paulatina descorporeización (metafísica occidental); mientras Vallejo, más bien, apostaría precisamente por lo opuesto: la inclusión de todos los cuerpos posibles (metafísica amerindia o multinaturalismo).  ¿No?

Sirva este sumario diálogo, entre una amiga académica y su discípulo, para situar el marco mayor de lo que a la larga propondría Inkarrí (Lima: VASINFIN Ediciones, 2024); es decir, su indagación penúltima porque la postrera pertenece exclusivamente al lector y muy rara vez se hace pública.  Efectivamente, este reciente poemario de Pedro Granados se nos presenta a manera de un atajo, por lo común, frente a fatigosas e impotentes explicaciones, para en dos zancadas encontrarnos cara a cara con lo que constituye una ya porfiada reflexión  trasatlántica sobre el cuerpo; y más bien, desde esta orilla, pasarnos algunas “diapositivas” de lo que se trae entre manos el multinaturalismo: “seres humanos y animales (y objetos) compartimos un alma común, lo que nos diferencia son los cuerpos”.   Amerindios todos.  Lo cual nos hace recordar una anécdota contada por Armando Almánzar Botello respecto a que, en el pueblo de sus abuelos, se sucedían permanentes discusiones sobre si tal o cual era verdaderamente un Almánzar en desmedro de otros que sólo pugnaban por serlo o en apariencia no lo eran; situación que zanjó de una vez por todas el abuelo de Armandito cuando, decididamente encaramado sobre una banca del parque del pueblo, enfatizó: -“Todos ustedes son Almanzar”.  Y punto.

Entre otras lecturas que se vienen sucediendo, publicadas o no, tenemos ésta de un buen amigo, también poeta, que apunta a otros aspectos; aunque no por ello menos pertinentes:

-Querido Pedro, tu “Inkarrí” es una maravilla. Si en nuestro país no existiera tanta envidia, daría mucho que hablar porque se trata de un libro (con una voz distinta) que dice mucho acerca de la poesía, al revés de aquella (peruana y de otras latitudes) que, como bien dices, nada tiene que ver con la poesía y solo ofrece una grandilocuencia que habla demasiado y no dice nada. Sé que me estoy quedando corto en la apreciación de tus poemas y eso se debe a que me resulta difícil poner en palabras lo que he sentido -y sigo sintiendo- al leerlos. No sé cómo decírtelo, pero si pudieras verme en este instante, notarías mi emoción en el brillo de mis ojos, reflejo de lo que pienso y siento. Un gran acierto el cerrar el libro con “Desaparecer un cuerpo”, tremendo arte poética que echa luz sobre el resto de los poemas.

Hasta, aunque es posible se continúen multiplicando, otras reseñas ya publicadas y no menos agudas ni generosas (Carlos Quenaya, Roberto Zariquiey, Milton Manayay). Inkarrí, que cierra con broche de sol una saga constituida por los últimos poemarios de Pedro Granados: Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos, 2018), edición bilingüe español/portugués, con versiones de Amálio Pinheiro; La mirada (Buenos Aires: Buenos Aires Poetry, 2020); y la antología, Amerindios/Amerindians (New York: Artepoetica Press, 2020), con poemas traducidos al inglés por Leslie Bary, Sasha Reiter e Isaac Goldemberg.

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The Look of Love

Interpretado por Dusty Springfield

Nos recuerda nuestra propia belleza

Y por cierto el de nuestras compañeras

Aquellas nítidas princesas de cuento

Pero la música de pronto ha madurado

No únicamente la canción

Letras a una melodía adosadas

Sino la manera cómo se derrumba

Todo aquel empedrado barranco

Su ruido de capas sucesivas y yuxtapuestas

Primero la niñez luego el amor

Toda expectativa

El aire propio y de nadie

Ningún destello de sol entre cuerpos posibles

Ni llegadas ni despedidas

Sino sólo este encierro de la voz

Este grito imposible

Pliegue de más pliegue de menos

Este surco del amor abriéndonos

El cuerpo del alma

Aire que todavía llega hasta aquí

Este desmoronamiento que somos

Que es cada uno

Antes de aparecer las piedras entre el fango

Curiosas alegres

Tal como liberadas

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El Mecanoscrito Lorenzelli

Vallejo-Eielson: “Pero he venido de Trujillo a Roma”

Reseña de Cuando el amarillo mes de abril. Mecanoscrito Lorenzelli (Lima: PUCP Sistema de Bibliotecas, 2024). Carlos Castro Sajami, Kathia Hanza, Mariana Rodríguez Barreno (editores). Poemas mecanografiados (1956-1957) por Jorge Eduardo Eielson; corpus del libro Habitación en Roma, publicado en 1976, aunque con variaciones. Se enfoca la muy estrecha relación entre la poesía de Eielson y la de César Vallejo, sobre todo en que ambas constituyen una semejante propuesta amerindia. Una “instalación sobre Vallejo”, efectivamente, esto constituye la intervención de Eielson palpable en el Mecanoscrito Lorenzelli.  Paralelas habitaciones amerindias en el Amor (Roma).

El más vallejiano de los poetas post vallejianos lo constituye, sin duda, Jorge Eduardo Eielson; en lo fundamental, por la perspectiva simétrica o multinaturalista (Viveiros de Castro) de sus propuestas y por el apego compartido de ambos hacia un determinado territorio o paisaje –la costa del Perú[1]— y el intento o la posibilidad de donar, más bien hacer proliferar, este mismo espacio local –individual-colectivo– y su talante post antropocéntrico en el mundo entero.  Desde “Nostalgias imperiales” (Los heraldos negros), donde al canónico “Yo no sé” se le contrapone el simultáneo y enfático “[Yo soy] Un fermento de Sol” (“Huaco”) (Paz Varías); pasando por Trilce en tanto y en cuanto encarnación textual de Inkarrí (Granados 2014); hasta el legado amerindio –formas y niveles de conocimiento contenidos en los muros de Chan Chan– que encontramos en los relatos de “Cuneiformes” (Escalas)[2].  Paisaje multinaturalista, en suma, aunque también poemas que en su cotejo editorial han corrido diversa suerte; unos se han publicado en vida del autor y, otros, no.  En este sentido, y en el paralelo o la continuidad Vallejo-Eielson que aquí trazamos[3], el poemario Habitación en Roma –en su versión de El mecanoscrito Lorenzelli (1956-1957) — constituiría, a su modo, aquellos “poemas póstumos” que en vida, con excepción de España, aparta de mí este cáliz, no se animó a llevar a la imprenta César Vallejo: “La condición inédita de su poesía europea es uno de los grandes misterios de la poesía moderna en esta lengua. ¿Por qué Vallejo no ordenó y publicó esa obra fundamental? (Julio Ortega 2014). La poesía de Eielson, más bien, se alimentaría de aquel discreto pudor vallejiano; es decir, no lo amilanaría la gravitación de la diglosia “Paris/ París” que percibiera Enrique Ballón en los poemas póstumos del autor de Trilce (Granados 2015), y de la cual –antes que nadie– sería consciente el propio César Vallejo[4].  Pudor vallejiano que, paradójicamente, liberara a Eielson del gabinete de escribir textos impecables y ultra canónicos: “entre 1954 y 1958 se concentra casi exclusivamente en la actividad literaria. Son los años en que produce los poemarios dedicados a la ciudad de Roma, así como su poesía más experimental” (Centro Estudi Jorge Eielson 12).  Es decir, Vallejo rescataría a Eielson del fetiche de la letra y lo instalaría definitivamente en la respiración.  Por lo tanto, ahora lo más importante sería la modulación de los sentimientos en la glotis del poema; antes que el modo en que resuenan los sonidos en la zona ulterior de la cavidad bucal; y, junto a esto, asimismo menos importante sería respetar el decoro de la norma:  Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito Lorenzelli[5]  se halla plagado de erratas.  “Incorrección” que, asimismo, constituye un síntoma del abandono de la dictadura de la literatura por parte Eielson; lo cual lo llevaría a experimentar de modo paralelo y simultáneo con otras artes o en “nudo” con distintas y diversas plataformas.

Por su parte, aquello de “Pero he venido de Trujillo a Roma” remite, obviamente, a los versos 10-11 de Trilce XIV: “Pero he venido de Trujillo a Lima./ Pero gano un sueldo de cinco soles”[6], a manera de identificar un punto álgido en el cual convergen y se continúan las poéticas de ambos autores.  Poetas de la ganancia suma en medio del menoscabo o la carencia, “cinco soles” de protección extra para los dos poetas.  Sin embargo, al final, en Vallejo y en Eielson, no se trataría únicamente del testimonio de la fidelidad del sol y del consecuente empoderamiento del sujeto poético en el desplazamiento de un lugar a otro (Trujillo a Lima o Lima a Roma); sino, más didácticamente en Eielson, de la esencialización de un lugar –“elementarismo” (Rebaza Soraluz 42)– vía la reducción a lo más simple e imprescindible; en este caso, Habitación en Roma en tanto sinónimo de “Habitación en Amor”.  En consecuencia, no se trata, tampoco en Vallejo, de ningún chauvinismo de color local, cultural o étnico; aunque, frente a su decepción ante aquella mitificada “ciudad sagrada”, el autor de Noche oscura del cuerpo, considere, de modo muy significativo:

un movimiento de reencuentro con los orígenes del Perú[7], que describe como una “salvaje” y “secreta civilización, más perfecta que la europea” y que “asombrará el espíritu y la inteligencia secular de Occidente (Rebaza Soraluz 2024: 39)

“Instalación sobre Vallejo”, efectivamente, constituye la intervención de Eielson palpable en el Mecanoscrito Lorenzelli.  Paralelas habitaciones amerindias, en el Amor.

Referencias

Centro Estudi Jorge Eielson (2024).  “Noticias biográficas. Jorge Eduardo Eielson”.       Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito Lorenzelli.  Lima: PUCP. 11-          13.

Eielson, J. E., Urco-Núñez, J., & Cisneros Cox, A. (1988). “Jorge Eduardo Eielson: el    creador como transgresor”. Lienzo, (008), 189-205.

https://revistas.ulima.edu.pe/index.php/lienzo/article/view/3963

Granados, Pedro (2015). “Diglosia poética: Vallejo/Verlaine”. Lexis, Vol. XXXIX (1)    133-160.

Granados, Pedo (2014). Trilce: Húmeros para bailar.  Lima: VASINFIN.

Ganados, Pedro (2004).  Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo.  Lima: PUCP.

Niebylski, Dianna (2002). “Releyendo Poemas humanos: Desposesión y lenguaje en      el exilio”. HPR/ 1. 1-15.

Ortega, Julio (2014).  La escritura del devenir. Madrid: Taurus.

Paz Varías, Miguel (1989). Vallejo: Formas ancestrales en su poesía.  Lima: Marimba.

Rebaza Soraluz, L. (2024). “Una celda en Roma: Eielson y la austeridad de un asceta     seglar en la ciudad sagrada”. Cuando el amarillo mes de abril. El mecanoscrito          Lorenzelli.  Lima: PUCP. 37-47.

Rebaza Soraluz, L. (2014). “El paisaje infinito de la costa del Perú: Jorge E. Eielson”.    Vallejo & Co., dic. 29.

https://www.vallejoandcompany.com/el-paisaje-infinito-de-la-costa-del-peru-jorge-e-eielson-por-luis-rebaza-s/

Tarazona, E., Eielson, J. y Acha, Juan (2004). La poética visual de jorge eielson.             Lima:   Drama Ediciones.

Zegarra, Luis F. (2011). “Línea de pobreza y salarios, 1913-1925. Una primera    aproximación”. Economía Vol. XXXIV, N° 67, enero-junio 2011. 39-56.

Viveiros de Castro, E. (2010). Metafísicas caníbales.  Líneas de antropologia      postestructural.  Stella Mastrangelo (ed.).  Madrid: Katk Editores.

© Pedro Granados, PhD -VALLEJO SIN FRONTERAS INSTITUTO-

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Corazó deslenguado/ Cristino Bogado

 «las grandes felicidades tienden                  

a alojarse más en el corazón que en la lengua»

 Henry Fielding

 

Che rembo nde revire

opyryrỹi trompo alazanicha

 

Che py’apy nderako

roporo’úvove okakuaa

chikleicha háimete che mokõ

 

Mba’e porã peteĩ nonsense/absurdidad pura

ñande mano ndo pytu’uiri

ka’a paye oñepyrũ hyakuã

omanomea’e

ipirurire

 

Oikovejevy gallo sapukái

petaka Jameson napepe Mitchum bolsíllope

 

Tape nde reikuaaiva mo’oguipa ouva

ha na nde guerahamo’ãi movove

poesía oje’e chupe

 

Poesía héra pe tape henyhe kuña kuéragui

tape hesaráiva ijehegui

 

Achy chéve che corazó

poesíagui

 

Ambovayva poesía kuarahyre

omaña hagua

 

Papiro de Oxyrhincope osẽ

che yiyi del futuro no sosocialista

 

Oje mbova mba’evepe

ombyaípaiterire oĩmiva yvyári

 

Corazó deslenguado

kũ ndaipy’áiva

descorazonada lang

corazón exiliado de su lengua

py’a guasuko ku kirirĩ

 

El cucu oñenguatu hakokuápe

las cumbias del tiempo ñe’ẽ

 

Aña lomo ári oho mísape

el Poeta ko’ẽmbapotajave

 

Peteĩ poema invizible

jahechaỹva

 

Moñái kuára oĩ

ha ñe’ẽ yvoty kuára avei

 

Poeta oúramo oguevi jey

pe ikirirĩgui

tujairoma

otopata peteĩ mitãipe

oguahu hina hi’añomi

 

Kaguy porã oĩ

oiko

hete teepe

 

Poeta ndo guerekói araka’eve

mba’eve ome’ẽ hag̃ua de don/regalo/presente

upévare opyta chupe opurahéiminte…

 

Ysyry ombokunu’u

nde oporohayhúvape

ha mbói la póra kuéra  tembiguái

 

Ndaipóri mba’e kuaa

jaikomínte umi kérape osẽvaekue  ñandéve

 

Guahu porahéi ñe’ẽ yvoty mbarakapu

 

Ha’ete ndéve jeguaka/mba’e porã apo

guau guahu

peteĩ ñande año peguarãnte

ndaha’éi maymáva peguarã

ko akãngueko hina ha’e

Helena de Troya

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