Archivo de la categoría: Poesía

Poesía

Álvaro Miranda: Barroligao andino-caribeño

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PAISAJES CREPUSCULARES

Para vos, Señora, este crepúsculo,
esta mancha que mancha por el cielo
pájaros, siervos y escuderos.
Para vos, Señora, esta burbuja enllamada,
este cisma del poniente que la noche
al Occidente entrega.
Para vos, Señora, esta crápula vertida
que el horizonte lame,
este chirriar de fuego entre los mares,
este zumo que la brisa en áureo
viento por estribor reparte.
Para vos, Señora, este frotar de estrellas
que el amor incendia,
esta cópula de astros que entre los montes
se alza como calor humano.

LA ÚLTIMA NOCHE DE BRETON

Noche diurna de baño de espíritu
y de totuma andina donde no cabe un silencio
noche de lluvia paralítica en la mitad del espacio
noche extranjera de luz cancerosa
de migas de tamal entre nidos de buitres
noche de tul entre la trayectoria de un buque de papel

Noche de corteza de aire
de siesta de estrellas bajo llanto de sauces
noche amortajada de nubes
entre rosario de luceros rebeldes
noche tímida de mejilla de alba sonrosada
y de muñeca rota de golpe de mamut

Noche de gelatina sobre un plato de peltre
noche de cartón entre dientes de ratas
y de ojo de ahogado en el eje del mar
noche inservible de Navidad entre vahos
de epilépticas rumberas

Noche crucificada entre ladrón de sueños
de espumas y de verdades

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Falsa autobiografía/ Guadalupe Ángeles

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Soy Janis Joplin. Busqué en las calles un amante y lo encontré. Me fui a la cama con un desconocido. Reconocí en su sexo la extrañeza. Entré en ese minuto incandescente de su vida y salí como quien abandona un paraje soleado ¿era el mar su sonrisa?, ¿fue un paraíso ese su mirar y su ansia (que ya debo olvidar) de tomarme para irse luego?

Las palabras se me hacen humo, los cuerpos que he amado nada; el tiempo se me hace duro, cruel jornada cada día para habitarla con razones, con largas caminatas, con alcohol y embriaguez constante, con canciones que alucinan de tan mías, música sagrada dentro de la que me salen alas, en la que soy lágrima, mar sereno y tempestuoso, águila poderosa, montaña de granito oscuro que brilla bajo el sol más cálido, terremoto, letal caricia, un arrullo, dádiva, una dolorosa promesa, una herida, una cascada.

He dejado de mentir, soy Janis Joplin y tomo lo que quiero, Estoy sola porque soy una borracha imposible. Me posesiono de aquellos que se me someten aunque sea por instantes. Soy la reina en ese sitio que no existe sino en mí misma, me erijo allí, en el espacio de un orgasmo como estratega, soberana y dueña. Nada me pertenece sino ese desconocido que se llama Yo. Estoy sola porque amo desesperadamente, porque me entrego sin reservas y así quiero ser amada, pero nadie se atreve. Entran y salen de mi cama, los veo irse, buscar canciones para huir de mí, los contemplo incrédula cuando se emborrachan conmigo y me ofenden, los veo ser golpeados por mí y ni así se quedan, no hay pretexto que pueda mantenernos unidos, ni a ellos, pobres borrachos, ni a mí; ellos se han disuelto en el tiempo con sus cuerpos siempre diferentes y siempre el mismo: cuerpo del vacío. Nos quisimos mucho, fueron meses o fueron horas, pero estoy sola, soy Janis Joplin y lo único que necesito es mi rabia, mi dolor para cantarlo a voz en cuello, para aullarle a la luna que me mira dentro de mi jaula, esta que me hice para esconderme de mí sin lograrlo.

Soy Janis Joplin, quienes me escuchan cantar envidian mi vehemencia; pobres, no saben que la sagrada música que me habita no logra desprenderme de la mordedura de una soledad más imaginada que vivida, pero vaya que muerde más fuerte que cualquier borrachera, embriaguez o alucinación autoinducida. No me quejo, hasta el hartazgo me habito, soy Janis Joplin y tomo lo que quiero.

Lo único que necesito es mi rabia, ninguna alegoría.

27-mayo-2010

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Las puertas entornadas de Rafael del Castillo Matamoros

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(Tunja, Colombia, 1962)

Letanías del escribiente (fragmento)

No me lean

Siéntanme quizás, quiéranme de pronto,
díganme que me ven,
que escuchas mi asesar contra su nuca

Es nada escribir, es mucho menos que leer
He visto niños casi de pecho escribir y escribir
jornadas enteras concentrados
cabeza gacha corazón de rodillas
Filas de niños escribiendo,
encorvados como viejos
viejos

Sanos consejos a una prostituta

Mantén la calma
todavía no acaba la noche
ve al ventorrillo de la esquina
y pide un café amargo como tú.

Mantén la calma
quizás aquella sombra que ahora surge
por una callejuela neblinosa cantando a voz en cuello
sea tu cliente de hoy
es posible también que esté embriagado
y quizás sólo atine a hablarte todo el tiempo
de su infeliz matrimonio, de los hijos que adora
tal vez te deje ver sus fotos
mientras te manosea con desgano
puede ser que se adormezca en tu regazo
sin pensar en que tú
vaciarás sus bolsillos ante el menor descuido.

En cualquier caso toma tus medidas
no vaya a ser que no tenga una sola moneda
y otra vez debas pagar el cuarto
y sentarte a llorar al borde de la cama
velando a un desconocido
tal vez más indefenso
tal vez más solitario que tú misma…

Solamente el poema

El poema no es un hombre ni una mujer ni una palabra
El hombre arriesga unas palabras
Y la mujer también
Pero el poema no es un hombre ni una mujer ni un puñado
de palabras
Por eso dice,
Tal vez por eso dice

Y hay quien lo recuerde…

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EDADES/ Elkin Restrepo

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No es como un vaso griego
para adornar la vida
y mostrar a la vez el valor
imperecedero de algo
que ya no puede ser

esa idea de la belleza
que en algún momento
se perdió

relegando al fragmento
la partícula
la consideración de nosotros los modernos

No la cariátide el vaso
el templo
para atrapar en una forma
imperturbable

el sentido que huye
y así ofrecerle luz y lugar a lo humano

sino por el contrario
el tótem
la joya en el ojo vaciado
primitivo
de una deidad repulsiva

la lengua burda
e inhóspita
que remeda no calla
el furor bárbaro
oído entre sueños
al alba
menesterosa
de un sacramento incomprendido

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sinthomita político/ Armando Almánzar Botello

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A Jacques Lacan
A James Joyce
A Alejandra Pizarnik

En verdad la culpa discúlpame tú mi amarga Mielita pues quien dijo así es voz a-cadémica sinthomita para cama o hamaca de psicoanalista que no cree en la mitra ni tampoco en política del montón “hipócrita-sadomasoquista” que devora sin pueblo en misa sin camisa las comas en estado de hostia y “santo-más” mentido santo mito parlanchín charlatoso charlatán tan charloso gobernante libresco poeta verboso periodista tramposo ¿para qué?: para comer vomitar y evitar a la Eva que va a evanescerle y no envanecerle con su ser en la letra de chucha encharcada en no-ser que chocheando en su lodo charloco. ahora. ¡concha! ¡taíno re-concho! ¡bendito africano sancocho!……. ¡I love you New York! ¡¡Turpicula res !!

Carnaval Dominicano del 2010
Santo Domingo, República Dominicana

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AVISPAS Y PÁJAROS

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Avispas y pájaros

beben de la misma fuente.

Así mi corazón

–sapo y picaflor–

se te acerca.

Mi viaje a México ha sido inevitable.

Con un alma soy un ave,

con la otra husmeo en los rincones.

Óyeme resumir este duelo de espadas.

Mírame espesarme en estos minutos frágiles.

No hagas que sea inútil, que sea ridículo

decirte esta verdad a medias. La verdad de mi amor.

Interpreta mis labios, pues, lee en mis ojos.

Sustrae del tiempo como de un árbol

–como de una rama–

el fruto rojo de mi amor.

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‘Antídoto’/ Jorge Esquinca (México, 1957)

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Cómo el amor, cuchillo, lenguaje del arrimo,
diente oculto en una encía de niebla. Para decir,
cómo, mordedura, singladura en la planicie
interna de tu muslo. Es ahí, cuchillo, la encarnada
estrella que ramifica, la reviniente mutación
de su corola. Cómo, amor, la mansedumbre
ofrecida sin más, cuchillo, el yo transfigurado.
Pero tu raíz en vilo, tu respiración en una nada
de aire, dora del cielo, rizo de luz enrojecida —ah,
cómo anima este mendrugo sin un cómo de palabra.
Dime cuchillo, arrima tu labia de sangre en el oído,
oye lo que suena en el índice del miedo, lo que se
decanta en la cutícula y dispara en tu centro la voz
sin voz, la quebradiza nube del no saber, amor,
en que te incendias. Lame tu hoja. Irisa los pistilos
de tu flor-mordedura, pero vuelve, pero quédate
y venga tu reino. Ah gobierno de oros contra espadas,
ah, tu política de racional advenimiento. Cómo decir
de ti, cuchillo, cómo de tanto, amor, la voz trastoca
el fiel de la balanza. Dime lo nevado en la piel del tú
o dime nada. Cállame con ti, disuélvete conmigo.
Alguien pisa esta zona de tolvaneras. Alguien dice.
Guárdame cuchillo, en el filo de ti, iluminado.

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‘Desde aquí observo’/ Astrid Preciatt Real

Podemos mirar siempre sin saber.

Unas veces es un niño que te

Extiende una mano flaca,

Otras veces un escritor peruano

Del que no sospechas nada.

Hombre alto y con canas

Que inquieto siempre está.

Mira hacia la nada

Y casi mudo,

No calla.

Parece no decir nada

Tomando con cuidado su café.

Voltea precavido

Siempre mirando sin ver.

Hombre transparente

Translúcido

Cuya mirada todos pasan,

Sin saber que en ella se esconden

Dolor y gracia.

Ojos llenos de vida y seguridad

Espesos como el café que toma,

Siempre miran sin ver.

Voz que viaja con el aire

Se pierde en la inmensidad del viento.

Palabras que llenan la habitación vacía

Palabras dardos

Palabras frías

Palabras tranquilas

Que se clavan sin permiso

En medio de la mente.

No duelen

Sí duelen.

Lo observo de nuevo,

Siempre mirando sin ver.

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Presentación de Poesía para teatro

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Poesía para teatro es el más reciente eslabón en la poética de Pedro Granados, un poeta limeño que se caracteriza por su independencia literaria, su insatisfacción permanente, su rebeldía y misticismo poético. Clasificado a veces como un poeta enigmático, comparte con César Vallejo el uso de un vocabulario propio y muy singular. Su poesía es aparentemente sencilla, con un ritmo entrecortado y sobrio, que captura la atención del lector y pervierte la realidad que le circunda, escribe lo que él ve, con un lenguaje personalizado, directo, sincero, lo cual le ha granjeado enemistades en un país de grandes y auténticos poetas. Leer a Granados, y lo digo por experiencia, es un placer gradualmente creciente, sus poemas aparentemente sencillos, semejan obras de arte labradas con paciencia y oficio; creo que los versos de Granados promueven a la manera de Robert Frost, el individualismo y la inconformidad. Pedro Granados, como Frost, eligió el camino menos transitado y esto hizo la diferencia.

Edgar Artaud Jarry
México

¡Rompe Saraguey!

No creo en gelman

No creo en kozer

No creo en zurita

Menos en milán

Tampoco en otro garcía

Aunque sea montero.

El maquillaje

Los traiciona. La mirada

Los delata.

No son poetas. Jamás

Lo han sido. Su obra

Es un desperdicio del tiempo.

No sus mañas.

Políticos, funcionarios,

Árbitros y racioneros

De la imaginación

Por estos feudos.

Te descuidas y te endilgan

Alguno de sus halagos.

Y entonces,

Escapas de la caverna

De la opinión para figurar

En el entremés como telonero.

Voceadores profesionales

Demiurgos al centavo.

Preferible creer en la antipoesía

Pero no de don de Nicanor Parra.

Creo en Rafael Cadenas

Creo en Alejandra Pizarnik

En varios versos de Javier

Sologuren

Que hasta el día de hoy me acompañan.

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