Falsa autobiografía/ Guadalupe Ángeles

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Soy Janis Joplin. Busqué en las calles un amante y lo encontré. Me fui a la cama con un desconocido. Reconocí en su sexo la extrañeza. Entré en ese minuto incandescente de su vida y salí como quien abandona un paraje soleado ¿era el mar su sonrisa?, ¿fue un paraíso ese su mirar y su ansia (que ya debo olvidar) de tomarme para irse luego?

Las palabras se me hacen humo, los cuerpos que he amado nada; el tiempo se me hace duro, cruel jornada cada día para habitarla con razones, con largas caminatas, con alcohol y embriaguez constante, con canciones que alucinan de tan mías, música sagrada dentro de la que me salen alas, en la que soy lágrima, mar sereno y tempestuoso, águila poderosa, montaña de granito oscuro que brilla bajo el sol más cálido, terremoto, letal caricia, un arrullo, dádiva, una dolorosa promesa, una herida, una cascada.

He dejado de mentir, soy Janis Joplin y tomo lo que quiero, Estoy sola porque soy una borracha imposible. Me posesiono de aquellos que se me someten aunque sea por instantes. Soy la reina en ese sitio que no existe sino en mí misma, me erijo allí, en el espacio de un orgasmo como estratega, soberana y dueña. Nada me pertenece sino ese desconocido que se llama Yo. Estoy sola porque amo desesperadamente, porque me entrego sin reservas y así quiero ser amada, pero nadie se atreve. Entran y salen de mi cama, los veo irse, buscar canciones para huir de mí, los contemplo incrédula cuando se emborrachan conmigo y me ofenden, los veo ser golpeados por mí y ni así se quedan, no hay pretexto que pueda mantenernos unidos, ni a ellos, pobres borrachos, ni a mí; ellos se han disuelto en el tiempo con sus cuerpos siempre diferentes y siempre el mismo: cuerpo del vacío. Nos quisimos mucho, fueron meses o fueron horas, pero estoy sola, soy Janis Joplin y lo único que necesito es mi rabia, mi dolor para cantarlo a voz en cuello, para aullarle a la luna que me mira dentro de mi jaula, esta que me hice para esconderme de mí sin lograrlo.

Soy Janis Joplin, quienes me escuchan cantar envidian mi vehemencia; pobres, no saben que la sagrada música que me habita no logra desprenderme de la mordedura de una soledad más imaginada que vivida, pero vaya que muerde más fuerte que cualquier borrachera, embriaguez o alucinación autoinducida. No me quejo, hasta el hartazgo me habito, soy Janis Joplin y tomo lo que quiero.

Lo único que necesito es mi rabia, ninguna alegoría.

27-mayo-2010

De, “La vida material”, libro en preparación.

Sobre Guadalupe Ángeles

Puntuación: 5.00 / Votos: 9

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