Lo que en un sentido se escribe; en el otro, se intenta borrarlo: sería la poética general que distingue y acerca ambas partes de “Spasmo-Dolviran”. Como si al humo, de la ofrenda, ya se lo estuviera llevando el viento; y con éste al propio sujeto levísimo que levanta precariamente esta escritura. Las numerosas páginas en blanco de esta libreta, no incluidas en su totalidad en esta edición, señalarían los auténticos efectos bienhechores del analgetikum; la paz, la calma No así la escritura, propiamente dicha, disputada –a semejanza de la poesía de César Vallejo– por círculos concéntricos crecientes de oximorones; desde la reiterativa boutade o la paradoja, la contraescritura del dibujo, los márgenes que asedian constantemente el centro de la página… hasta este pretender borrar lo poco que se ha escrito, aunque ello quiera ser –cómo no– siempre grato al lector. Dar es mejor que comunicarse, no se puede escribir sobre las flores, preferible es el dulce del olvido –entre otros memorables versos de Luis Hernández que con libertad glosamos– es lo que más se parecería a ese silencio, a esa plenitud efímera de la poesía. A ese “estar en flor de la hora marchita” –inminencia, antesala, primicia– que por todos lados exhala este extraordinario ¿último cuaderno?
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24/12/16: En el mall la vida es más sabrosa/ Edgardo Nieves Mieles
Progress is a confortable disease (-e. e. cummings)
La vida social de demasiados boricuas gira, como buey en la noria, en torno a la salpicante fuente y al subi-baja de las escaleras electrónicas de Plaza Las Américas –el centro comercial (mall o mol) más grande del Caribe– o sus equivalentes a la vuelta de la esquina. Con ello, hemos elevado el centro comercial a la categoría de templo sagrado. (El magnífico Joaco Sabina tiene un verso que reza así: “Hay gente tan pobre que sólo tiene dinero”.) Allí nos refugiamos del caos y de nuestras imperfectas y miserables vidas llenas de lujos de cartón y oropel. Como deambulante que ha perdido su alma, allí hemos mudado y afincado nuestra vida privada. (Conozco mucha gente que no podría vivir si diariamente no llevan de paseo al chópin su linda osamenta y su caja craneal atosigada de algodón con acetona.
Y ante tanto chato y desalentador horizonte, Juan del Pueblo, inalterable, fofo y mudo. Empeñado en continuar bordando esa inacabable alfombra de traspiés en la noria del pendejismo conformista. Esclavo sumiso de las ganas de comprar, comprar y comprar a crédito chucherías con las cuales llenarse los agujeros negros del alma, sucumbe y se embrolla hasta las teleras.
21/12/16: El destacado escritor, mediador cultural y traductor, Bruno Eliezer Melo Martins (Bruno) leyendo de mi libro Trilce: húmeros para bailar
Ao nos propor um con-viver performático com César Vallejo (não se trata já de apenas ler), a partir de uma partitura de inscrições (não se trata mais de escrever) musicais (a marinera e suas fugas e síncopes etc.) e sexuais (amores com Otilia e suas ramificações) vinculada organicamente à cultura andino-mestiça dos arrabaldes festivos em formação e movimento da Lima dos 1900 e poucos, Pedro Granados impugna, de chofre, as consabidas interpretações político-essencializantes e nos abre, em leque risonho, o vaivém diagramático de Trilce aos textos de antes e depois. O mesmo Vallejo viria a dizer mais tarde, nos Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero me sale espuma” /(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como a mencionar essa coisa toda vinda de baixo, dos lados e de dentro que abalroa as palavras.
11/12/16: Literaturas e Amazônias: Tiempo de opacidad
Por ejemplo, los respectivos ensayos de Aliza Yanes Viacaba y de Gerson Rodrigues de Albuquerque enfatizan en la necesidad de estudiar la “opacidad” (Éduard Glissant). Entendiendo que este último concepto nos permitiría “poder reaccionar contra tantas reducciones a la engañosa claridad de los modelos universales”. Asimismo, dado que el agua o el río constituyen de por sí en la Amazonía un “mito inscrito en el paisaje”, debemos cuidarnos de tratarlo al modo de un “pensamento nostálgico” (Rodrigues de Alburequerque).
El “todo-o-mundo” de Glissant asimismo va, pero tal como Rodrigues de Albuquerque también remarca: “sem compreender isso como uma alienação das práticas culturais tecidas nas diferentes e múltiplas territorialidades amazônicas, articuladas/ produzidas na dinâmica das diferentes temporalidades dos grupos e sociedades humanas que ai vivem” (283).
Por su parte, otro aspecto de la “opacidad” constituye el que percibe Aliza Yanes Viacaba en el cuento “La canción de los delfines”, de Luis Urteaga Cabrera: “a pesar de ser un texto escrito en español que maneja con destreza técnicas literarias propias del sistema ‘culto’ […] sin utilizar giros lingüísticos, marcas de oralidad ni estructuras propias de la cultura aborigen de la que se nutre, es una de las más profundas muestras de la tradición oral amazónica, tanto de la cultura shipibo-coniga como de las culturas amazónicas en general, pues desarrolla relaciones de intercambio que existen entre los seres humanos y el río aplicables a toda la Amazonía” (126). Sin que al respecto olvidemos, puntualizamos por nuestra parte, que también César Vallejo –en tanto crítico cultural y ya en 1927– manejó en sus crónicas semejante idea de opacidad cultural y, además, en casi idénticos términos: “Un arte, a base de sensibilidad indígena, así se busque en él fines cosmopolitas, se trate temas extranjeros y se emplee materiales estéticos igualmente advenedizos, frutece, por fuerza, en obra y emoción genuinamente aborígenes […] La indigenización es acto de sensibilidad indígena y no de voluntad indigenista. La obra indígena es acto inocente y fatal del creador político o artístico, y no es acto malicioso, querido y convencional de cualquier vecino”.
01/12/16: Carlos Quenaya o la trama del barro
Triángulos y nubes
Pensaba en el pelo que se hundía, una vez que el mar batía sus hélices. Y las dificultades pródigas en prestar consuelo para enloquecer los párpados. El arte de dar discursos produce en el oyente una exclamación que lo hará rodar de pie. Es desde todo punto de vista altisonante escribir sobre las posibles contradicciones y sus alternadas consecuencias. Porque la mente es frágil, la marisma aplastada del invierno agita olas, propina papeles y soy testigo. En el barro numeroso, me gusta escribir. Soy ese otro que ayer te tomaba de la mano. Caminábamos sin saber que la noche era la alta torre que no podíamos mirar. Y en el envés de tu mirada de niña pobre y desplazada, yo decía mis vocablos. Debo, pues, manifestar mi interés confuso. Mi mano abierta te reclama en horas así. Donde la vida termina, el payaso de la mente finge acrobacias. Esta hora es lúcida de tus pasos. Y voy así, adolorido de viajar para enmudecer. No vale la pena distinguir entre el pobre que esconde las manos y el rico que las extiende. Es el humo redimido, la faz feroz, el colmo extático. Soy oscuro de brillar. Me acerco al pozo de tu luz orvallada. Allí tu imagen se renueva en el labio furioso. Soy estricto al caldear los ánimos. Te espero de pie porque quisiera exprimirme. Si mi fin es buscar, apretar los dientes y caer herido en un vendaval de férulas. En lo orgánico te pierdo y soy envolvente. Pero déjame atraer tu boca en una explosión de triángulos y nubes.
25/11/16: Basilio Belliard: “NUESTRA CRÍTICA ES ESTÉRIL, CARENTE DE IMAGINACIÓN, CON ALGUNAS EXCEPCIONES, ES UNA CRÍTICA AUTORITARIA Y DOGMÁTICA Y SOLIPSISTA Y NARCISISTA”
Aunque dilatada y reiterativa –también los periodistas precisan de un guión y, sobre todo, de un foco– la presente entrevista a Basilio Belliard es de interés. Revela cierto y oportuno descongelamiento del propio criterio; es decir, algún asomo de independencia en el juicio; cierto grado –necesarísimo, sobre todo en la República Dominicana— de profesionalidad o autonomía en tanto escritor. Simpatizamos con esta veta del juicio en Belliard. Y esperamos tenga una ancha y larga estela de imitadores. Aquí no importa el copyright, más bien lo alentamos, en un medio cultural donde además el no citar o plagio –más tibiamente, el palimpsesto– es regla.
23/11/16: Desde otra margen: la última poesía española
En “Desde otra margen: la última poesía española”, Pedro Granados nos ofrece una arriesgada visión de la poesía española de las tres últimas décadas, denigrando la poesía de la experiencia y devaluando la del conocimiento con Valente a la cabeza. Valiente sin duda, el autor ningunea la labor poética de Octavio Paz o de Blanca Varela y valora, con muchos matices, la nueva poesía del compromiso (Riechmann) o la antipoesía a la española (Binns). ¿Por dónde está entonces el buen camino? Creo que postula una poesía personal, de largo recorrido, con humor, comprometida pero no política, mágica pero no hermética, reflexiva pero no onanista. Valioso artículo porque, aciertos, errores o coincidencias a un lado, remueve inteligentemente el anquilosado panorama poético español.
Marcos Taracido
22/11/16: De cómo Pedro Granados es parte del canon de la poesía colombiana
17/11/16: Luego de leer un ensayo de José Morales Saravia sobre poesía peruana
Trilce es oral y letrado, metafórico e icónico, cristiano y pagano, histórico-cotidiano y mítico, de empaque imprevisible o aleatorio y cierto o correcto, todo de modo simultáneo. Confluencias “técnicas” en relación y proporción, precisamente, a su densa opacidad cultural. Si Trilce nos plantea una constante inversión y reconversión en nuestros modos de leer –con todos y cada uno de los cinco sentidos– no es por evasiva sinestesia modernista ni por complicidad con el embotamiento informativo de nuestros días en semejantes, ambos, cambios de siglo. Trilce, simplemente, nos permite acceder y experimentar un cronotopo: el de nuestras vidas junto con las de los demás o con lo demás –todo lo que pueda ser esto último– en un productivo, multiplicado e intenso estado de intersección. Trilce remarca o auspicia una cualidad de la convivencia individual y social: anfibia y en estado de archipiélago. Efectivamente, y a contracorriente, el mensaje no es el medio (McLuhan) o “es una banalidad decir que vivimos [y escribimos] en el mundo de la imagen” (Morales Saravia); hoy, más bién, en pertinente y sugestiva metáfora de Amálio Pinheiro: “o meio é a mestiçagem”. Pareciera que se han quedado cortas, pues, las lecturas desde el gabinete. Hoy por hoy no se interpreta ni se fabrica ya más un objeto de estudio. Más que nunca, las lecturas requieren sobre todo se les acompañe; como una aventura no sólo intelectual, sino también del cuerpo y del deseo. Trilce convida, sea la latitud en la que moremos, a este performance de “sensibilidad indígena”. Devora las palabras, nomás; engulle las cortapisas de las lecturas ideológicas: coloniales o poscoloniales. Desnuda al hipócrita lector que habita en cada uno de nosotros.
28/10/16: DENÉBOLA FISH y la generación del biberon bicentenario/ Vladimir Herrera
Perdono el silencio
En que sólo un cuerpo
Concibe la eternidad (D. F.)










