DENÉBOLA FISH y la generación del biberon bicentenario/ Vladimir Herrera

Autoblues

Perdono el silencio
En que sólo un cuerpo
Concibe la eternidad (D. F.)

Acierta Pedro Granados cuando transita de su preocupación por el poeta más vivo del Perú a la preocupación por el quien es quien entre los poetas jóvenes y más jóvenes, del Perú, la generación, que no diremos quinta, del Biberón Bicentenario de la poesía peruana. Porque a esta altura los cuarentones y cuarentonas, percherones unos y pecheronas otras, a los más viejos nos comienzan a interesar menos. Será así? A Granados debo reconocerle su gran capacidad de meterse en camisa de once varas y salir bien peinado del intento. Humor y acidez sostienen su acento crítico. Pero es que él, a más de buen poeta es un excelente profesor universitario. Cosa que no es el caso mío. Porque el suscrito sólo es un poeta que vive en la montaña como un Pessoa al revés- porque Pessoa fue al campo y sólo vio yerba- y mi acercamiento a la poesía escrita por jóvenes ha pertenecido más bien al orden de lo sensible, a ver si se me contagiaba la juventud de esa manera. 
Y como se mueve uno entre pasiones que van y pasiones que vuelan con el tiempo como sombra que todo lo delata incluso las posturas y las imposturas de algunos propagandistas y delincuentes, que no poetas. Recuerdo y  digo que alguna vez asistí a un enfrentamiento, el de la tacneña Denébola Fish y el chileno Hernández Montesinos en el Cusco, en el patio de mi casa luego del cual el chileno salió cojitranco aunque la cojera le viniera de lejos. La tacneña le mostró carácter a pesar de que  más tarde tuviéramos que separar de sus furias  a Lena Orduña y Mirtha Pecho poetas ambas de esta esfera sureña del mundo que ya se iban a los golpes. Con esto quiero decir que el  quién es quién de la poesía joven supone mucho más fervor del que habitualmente usan los estudiosos del asunto. Fervor y hervor que decían los antiguos en el que perece la juventud ignorante de su belleza y su arte.
Pero no todo estuvo perdido en aquella noche habanera de lenguaje y de mareas. Las mañanas ya no se alquilan/sólo se venden/y como no puedes comprarlas/las traficas./    Ahora nos sorprende la aparición de AUTOBLUES de Denébola Fish, la Tacneña que cuadró a aquella hirsuta criatura de Zurita  ¿Será que alguna materia poética sustancia también  asuntos de fronteras patrias?
A riesgo de afectar este ejercicio de estilo iré mejor al centro de lo que él tiene de evocación literaria: AUTOBLUES merece ser considerado como uno de los mayores logros de la poesía escrita por mujeres  en esta parte del Perú que llega a colindar con Chile. Poesía hecha lejos de Lima y contra Lima. Poesía tratada con esa especie de sal gitana que tienen  las olas del Pacífico sur. Poesía vagabunda del genero road movie hecha de amor y mariguana  contada con las horas de Easy Rider, tan fuera de las modas y tan cerca del abismo. 
Hasta aquí, perdonareis, mi evocación. Como autor me debo también al Catálogo de las Naves de Homero, y no renuncio a repetir de manera desordenada algunos nombres de mujeres que han hecho y hacen poesía en el Perú: Julia Ferrer, Magdalena Chocano, Inés Cook, Lena Orduña y ahora esta novísima Denébola Fish. Aunque el verdadero Catálogo se lo deje por hacer a mi amigo Pedro Granados que, más apto que yo, se la pasa escrutando la actividad literaria de los jóvenes muchos de los cuales se van acercando desconsoladamente a la Edad de la Razón que titulaba Sartre. Generación del Biberón Bicentenario pues, y la promesa de una lectura atenta del futuro que no pudo ser por hallarse uno entretenido con las lejanías del poema y el tormento de la juventud deseante ya perdida.  

Tomado de Laguna Brechtiana

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