Es lo mejor que se ha escrito jamás sobre Trilce; o, por lo menos, de lo que va –en cualquier lengua– en todo nuestro s.XXI.
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22/11/17: Exposición: archivo histórico de Martín Adán en acceso abierto
Lima no tiene alma, en algunas cosas, las casas y el Palacio de Rospigliosi son pura “quincha”. Aquí [en el Cuzco] es diferente, hay fortaleza.
En Lima tenemos muchos crepúsculos, uno de ellos soy yo.
Quiero seguir sufriendo y amando al Perú, yo solo, sin compañía de nadie.
-¿Trabajaste alguna vez?
-Bueno… como si lo hubiera hecho, porque cobraba sueldo.
El estilo es una de las formas de la edad.
¿A qué poetas clásicos peruanos admira usted?
Miramontes, Eguren y Vallejo, pronunció sin vacilar.
-¿Le angustia la idea de la muerte…?
-No… pero cuando muera no quisiera estar presente
-¿Por qué dice que su vida ha sido un constante error?
-Lo ha sido en el sentido real, en el sentido social. Pertenezco a una antigua familia de Lima y debería ser ahora, por lo menos, un vocal de la Corte Superior. ¿Y qué?: estoy de ex bohemio, ni siquiera de bohemio.
-¿Por qué adoptó usted el seudónimo de Martín Adán?
-No sea huachafo.
Como Borges, Adán tenía respuestas para la ocasión. Pero no hacía distingos entre letrados y no letrados; sí, acaso, entre interlocutores más y menos discretos. No chupaba con letrados, eso sí; prefería los contertulios típicos de un bar modesto: empleados, desocupados, gente por el estilo. Como una vez que, en el autobús, junto con Luis Eduardo Wuffarden y Álvaro Cruz Saco mencionamos al poeta y, de modo espontáneo, surgió una voz que sopesando cada una de sus palabras nos informó que conocía al poeta y opinaba que su obra le parecía “muy rica en verbos”.
09/11/17: PROYECTO DE INVESTIGACIÓN de VASINFIN*
César Vallejo al (multi)natural: Biografía
Sumilla
Investigar las diferentes etapas de la poesía y narrativa de César Vallejo; y también las biografías canónicas de este mismo autor (Juan Espejo Asturrizaga, Georgette de Vallejo, Stephen Hart, entre otras) bajo los parámetros de la perspectiva simétrica (Bruno Latour) o multinaturalista (Eduardo Viveiros de Castro) o, lo que el mismo César Vallejo denomina en sus crónicas de 1926, “fisiológica”: “La cuestión clave del arte y de la poesía nueva es fisiológica”[1]. En otras palabras, intentaremos levantar –cual una serie de capas o niveles yuxtapuestos y simultáneos[2]: histórico, político, médico (narrativas, suyas o de otros estudiosos, sobre su enfermedad), cotidiano, mítico– y editar en formato digital un nuevo tipo de biografía del autor peruano por ahora planteada sólo, en lo fundamental, desde una perspectiva historicista, positivista o unidimensional; lo cual, a su vez, sirva como precedente o modelo para otras biografías en la región. Biografías multinaturalistas y polidimensionales, tanto de individuos como de colectivos sociales, vinculados fuertemente no solo a la historia o a los procesos sociales, sino también a la geografía o mitos inscritos en el paisaje (Chocano, Usandizaga y otros).
[1] En las huellas del neurólogo Antonio Damasio, y tal como expone Anna Caballé: “la identidad reside en el cuerpo antes que en la mente […] es una cuestión biológica, antes que lingüística o cultural”. A lo que cabría agregar, para matizarlo y darle una cobertura ontológica y no menos latinoamericana a nuestra lectura de César Vallejo: “es más verdad la geografía que la historia” (Caballé); en referencia a los mitos inscritos en los paisajes en los que hemos nacido, le haríamos decir nosotros.
[2] “Una de las diferencias con Europa […] es que los incas pensaban que el pasado, el presente y el futuro eran paralelos (suceden al mismo tiempo) y no lineales […] Eso explica por qué sacaban a las momias en procesiones, al público. La gente que podía mediar entre las diferentes vidas era muy poderosa […] Si crees que el pasado, presente y futuro son paralelos, lo único que los une es un lugar físico. Una montaña, una piedra particular se convierte en el punto de conexión entre el pasado, presente y futuro. Lo que para los europeos era una cima de una colina, para los incas podía ser un lugar sagrado, de gran importancia. La gente todavía no entiende esas percepciones del paisaje, la importancia de los lugares” (Cooper).
*Abierto al apoyo o colaboración de otras instituciones e investigadores.
05/11/17: Taller gratuito de poesía con Pedro Granados
Organiza “Vallejo sin Fronteras Instituto” (VASINFIN)
Presencial: mediados de noviembre-mediados de diciembre 2017.
En San Borja (Lima), lunes y miércoles de 3: 30 a 5: 30 pm.
Inscripciones:
Cupo limitado
04/11/17: Taller gratuito de poesía con Jorge Esquinca
Jorge Esquinca, “la tercera vía”, tal como lo elaboró Eduardo Milán en su charla en el Cuarto Festival de Letras Jaime Sabines (21/ 9/ 10). Es decir, entre el diletante o el grafitero (cualquiera que escriba sus poemas sólo por joder) y el poseso o el aeda (por ejemplo, los cantos de un Efraín Bartolomé en la inaguración de aquel mismo Festival). “Tercera vía” (¿la de la propia poesía de Milán?) no de conciliación, ojo; probablemente, sí, de hibridez. Esquinca se juega la iluminación en el lenguaje. El yo no existe antes que la autobiografía. La prosopopeya instaurando hasta lo más sagrado y misterioso; ergo, también la poesía. Aunque los límites de este minucioso ejercicio –en parte emparentado con el neobarroco– parecieran no ser ya los del hermetismo (para nadie es ya un secreto nada). Sí, los del mero aburrimiento. Este es el gran reto de toda la poesía, iluminada o no; inmisericordemente banal o profunda… hacer de una rana un ciervo; de un ave, acaso mi actual mujer. No de un ciervo el mismo ciervo; no de una rana equivalente sapo.
27/09/17: PUERTO EL HUECO: PARA LA HISTORIA BLOGUERA DE LA LITERATURA PERUANA
Se cumplen seis años sin “PUERTO EL HUECO” (2006-2011), alimentado por el incognito y más bien odiado Dintilako. Fue un blog carnavalizador –por arbitrario, provocador y, no pocas veces, también honda o místicamente acertado– de la literatura peruana de los últimos años. Arremetía, sobre todo, contra las argollas; quizá contra lo que Georgette de Vallejo denominó alguna vez “hampa letrada”. Lo suyo abordaba el tema serio, pero su tratamiento del asunto resultaba más bien desopilante. Aunque aquello que convertía al blog en algo excesivo e incluso de mal gusto era, sobre todo, el doble continuado de comentarios anónimos que cobijaba; lo cual, a la larga, acaso provocó su clausura. Conectado a la vieja tradición –ya desde nuestra Colonia– de lo satírico y el libelo; supo sin embargo conectar aquello al lenguaje de la Internet: textos breves e imágenes de por sí harto elocuentes. Para un lector extranjero, PUERTO EL HUECO, constituirá un artefacto literario postmoderno en sí mismo; entre el kitsch, la novela negra y la crítica postbarrial. Para los peruanos, algo que de modo inquietante reflejaba nuestra actualidad literaria y, obvio, también una porcion de nosotros mismos. Se deja extrañar.
25/09/17: Respuestas a Claudia [Gonzales Yaksic]
1.- ¿Conoce o estuvo alguna vez por Bolivia?
1994 lo pasé en Santa Cruz de la Sierra donde enseñé literatura en el colegio San José, cuyo dueño era un conocido psiquiatra-empresario de la misma región. Ese año, de modo simultáneo al trabajo en el aula, colaboraba tanto con El Deber, donde difundí valores que recién empezaban (hoy muy conocidos); como con Presencia Cultural de El Espectador, donde me invitó a publicar el recordado Jesús Urzagasti. También de esa época conozco a Homero Carvalho. Y alguna vez, de paso por Cochabamba, busqué a Luis H. Antezana para hablar de Borges. Luego he vuelto a Bolivia varias veces. Una de éstas acompañando a Andrés Ajens, el de la revista Mar con Soroche, por un recorrido por varias ciudades mientras, por mi parte, presentaba también alguna de mis novelas breves (reunidas en 2013 bajo Prepucio carmesí y otras novelas cortas). Recuerdo que en el “Boca y Sapo” leímos poesía junto a Jessica Freudenthal, Juan Carlos Ramiro Quiroga y Jorge Campero; y que otro día bebimos cerveza con Humberto Quino mientras me mostraba los incunables de su querida biblioteca. Fruto de este periplo escribí “Chairo con alguna notable poesía boliviana última”, ensayo entre halagador, paródico o incluso urticante, según el talante de cada desocupado lector. En fin, mi última visita a Bolivia fue en marzo de este mismo año [marzo 2015] para dar unas conferencias sobre César Vallejo en el Centro Simón Patiño de La Paz.
10/09/17: César Vallejo y Tristan Tzara
París, 2 de febrero 1938
Hablando con Tristan Tzara, se me ocurre que un viaje de este amigo a América, podría sernos útil, desde el punto de vista de las ideas universales que nos son comunes. Le ruego, por eso, tentar con la dirección de la Universidad de Montevideo, que Tzara sea invitado para un ciclo de conferencias en ese claustro, De allí, Tzara pasaría a Buenos Aires y luego a Chile, al Perú, Ecuador, Colombia y Cuba. Naturalmente, la gestión personal de usted habría que hacerla aprovechando su permanencia en Montevideo, a fin de ganar tiempo. Ojalá me conteste usted pronto sobre el particular y con buenas noticias. Sobre la personalidad de Tzara, creo que será obvio que usted insista cerca de la Universidad uruguaya, dado que se trata de uno de los escritores de mayor irradiación mundial en estos momentos.
(Carta de César Vallejo a Luis E. Valcárcel)
08/09/17: X FERIA DEL LIBRO DE LA AMAZONÍA PERUANA
30/08/17: “Creación literaria transfronteriza: Poesía y multinaturalismo” (JALLA 2018: Simpósio Temático)/ Pedro Granados
Acaso es tarea de la academia, hoy más que nunca, intentar superar –a modo de un salto cualitativo– las clasificaciones y taxonomías y atrevernos a evaluar la «poesía nueva» (César Vallejo) en cuanto y en tanto «sensibilidades nuevas» en o para un contexto determinado. Y, asimismo, atrevernos a trabajar en el aspecto cultural con opacidades (mixturas, hibridaciones, simultaneidades) ya que, de modo casi unánime, partimos de esencialismos o privilegiamos temas o motivos: esta poesía es andina –incluso “quechua”– porque habla de determinados temas o con determinado vocabulario; esta otra es del “lenguaje” porque es más o menos metalingüística; o esta otra es “meramente” coloquial o anticuada; etc. Así no llegamos a ninguna parte; salvo a que nos editen el libro o la antología porque cumple de antemano con una agenda de intereses más o menos políticamente correctos; peor aún, más o menos concertados con la institución literaria vigente o dominante.
Por lo tanto, se trata de insistir (nunca clausular) sobre los textos –poemas, canciones, traducciones, biografías, cuentos, novelas breves, etc.– que vienen del nivel horizontal (los múltiples repertorios o series: social, histórica, retórica, psicológica, de género, etc.); pero también –y esto es poco mencionado– los que vienen del nivel vertical y suben hacia las palabras. Es decir, y en principio, permitirnos ensayar a través del ejercicio de la escritura automática y la creación colectiva –ambos, modos de intentar trascender el narcisismo y el nihilismo– nuestro reencuentro con lo colectivo y con el mito: “no es nunca de su lengua, es una perspectiva sobre otra lengua” (Lévi-Staruss). Esto último, privilegiando– antes que la metáfora– la metonimia en tanto estado transitorio de identificación del sujeto poético con una ecología, una historia o un “mito inscrito en el paisaje”; de allí lo de “multinaturalismo” (Viveiros de Castro). Para, luego de habernos ejercitado en lo colectivo, intentar encontrar nuestro propio ritmo (Rubén Darío) o ecualizarlo.
Cabe precisar que aquello de “transfronterizo” no se limita a describir un “taller de creación literaria” diseñado expresamente para la amazonía o, por ejemplo, para la frontera peruano-brasileña. Si intentáramos postular su alcance –por cuencas culturales– y sus metas puntuales tendríamos una síntesis como la siguiente:
Caribe, para sacudirse de Pablo Neruda.
Cono Sur, para que en nuestro pacto con el lector no intentemos, desde un principio, pasar por sujetos poéticos listos.
Brasil, para que nuestro performance (cuerpo y ritmo) aterrice mejor en nosotros mismos y luego, y con más potencia, en el papel u otro soporte a través de la escritura. No estamos conminados a la poesía de autoayuda (“acción poética”); ni, tampoco, limitados a trascribir en portunhol selvagem.
Área andina, para que leamos en su real dimensión y expresión, de modo gozoso, a nuestro César Vallejo.
Amazonía, para sacudirse del espejismo y culto de los formatos –exotismo, multiplicidad de lenguas u otros mimetismos– y optemos siempre, más bien, por las sensibilidades (ejemplo, la poesía de Luis Urteaga Cabrera); éstas, nuestra lengua común.
Latina (USA), para, al modo de Tino Villanueva, dialoguemos más fluidamente con las demás cuencas culturales; y encontremos que nos ligan más afinidades que nos separan diferencias.
España, para que una vez superadas la “poesía de la experiencia” y la “poesía de la conciencia” y la “poesía de la chocolatina”, etc., percibamos todo ello como desde otra margen, la de América Latina; para, luego, permitir filtrarse a borbotones toda esa oralidad y poesía –a cada paso y a cada minuto y también a cada lectura de los clásicos– del territorio de España.
México, porque no todo fue Octavio Paz ni todo debe ser ahora infrarrealismo o un Bukowski, no de sótano, sino de vitrina. Porque en nuestro contrato con el lector no empecemos por apuntarle con un revólver.
Finalmente, “Creación literaria transfronteriza: Poesía y multinaturalismo”, va dirigido a investigadores, estudiantes, profesores de enseño medio y público en general. Cada uno de estos públicos sabrá aprovechar lo que mejor esté a su alcance; la teoría, la metodología, el gozo de la práctica de la escritura.