Poema del tambor

Cuando pensamos cuando nos percatamos que podemos hacer fluir así las horas los minutos como contar los dedos de una mano y con la otra alcanzar tu mirada como en la primera vez que no fue sino la última y nuevamente la primera vez que atino a escribir como una hoja desprendida de su rama como si ya hubiese agonizado y me encontrara traspasando la piel el muro la espiral el brillo de aquella estrella y tú volvieras a verme como si el tiempo y la agonía hace mucho que hubieran sucedido y no estuviéramos prendidos de ti golosos de ti y hace rato en nupcias contigo

 

Pero si sucedió una vez y ocurre todos los días y por enésima vez otra vez sucede

 

Discúlpenme porque aprendí a tocar el tambor y no lo hago todos los días por la realidad obnubilado por la astucia como en todos tan aventajada por una y otra y vez absurdamente distraído

 

© Pedro Granados, 2022

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