“Hinostrozos” o Inkarrí Hinostroza

Rodolfo Hinostroza  le habla de poesía a su viejo amigo Yoyo Manrique, mientras Pedro Granados repara en las orejas del ángel de la noche. Día 17 de diciembre  en La Hacienda Ranhuailla. Foto de Marina Herrera. V.H.

HINOSTROZOS

I

Conozco al padre
de una montaña ocre
de grietas oscuras
manos cortan el alambre
y la verja de la prisión
en un paraíso desconocido
un templo de ganado vacuno
guijarros
dientes de león
helados
ríos desaparecidos
agua que cruza el paredón
de un nevado seco.
Eucaliptos del padre lejano
en carbono
cargado de vapor
viaja sin maletas.

II

Lenguas añejas
que viajan por la sal
nuestra bahía
espera
ENTRO
la sangre o el poema
empieza
el poeta muere
circula

III

Mi padre es estúpido y dulce
murió hace mil quinientos de años
en Nueva Jersey
su pestaña
viaja
por el diente de león
un niño eucalipto le entrega los pasajes
me busca
y he muerto
como cada mañana
como a las 8 am
mi padre es estúpido y dulce
sueña que me parió
el está embarazado de mi
un huevo frito
en un plato francés
la petite mort
supongo que mi madre eyaculó
raza y
religión
estambre de peces aéreos
tal vez soy el huevo
que de una rama cae
como a las 8 am.

IV

Hormigas danzan alrededor de las alas.
Se ha incinerado la gravitación.
Si quisieras sumergirte nuevamente
y volver a palpar la vegetación triunfante,
yo sería el oído en la copa.

V

El remolino inicia
cuando se sienta
al pie de la caverna
el barniz del agua
paseo en bien-tres
se te ha perdido la brújula, animal cansado
dueño de ti mismo
en la sequedad de los rayos.

VI

Ir a la muerte
con ojos abiertos
volver a la raíz
a las tradiciones
a la circunstancia celeste
que se traduce al castellano
podría leerse con frescura
como podría verse el cine francés
cuando llegó escoltado
por aviones del régimen
eras el mal llamado
gloria nacional
orgullo gris
de los elefantes.

VII

Sentir esos huesos esculpidos
disueltos en salivas de tu presencia
luces tuyas encienden la avenida
que se echa a la memoria de tu habitación
que moja ese pie
ese pie
ese pie
ese pie
que se escapa en tu deformidad
mientras las causas ebrias
de la lluvia
gritan tu nombre
en la cuna de un lobo feroz
que se erige en aquel hombre
que moja a la que fue tuya.

Este extraordinario poema, entre otras cosas, porque aparte de excelente es “colectivo”.  Es decir, este servidor recibió, ensambló y ecualizó varios y breves textos provenientes de distintos poetas para formar “Hinostrozos”.  Textos, aquellos, escritos de modo simultáneo, en una fecha (17/12/2016) y lugar (Ranhuaylla, Cusco)  específicos, durante un tiempo de más o menos media hora para cada uno de los poetas –mujeres y varones, y en su mayoría del sur del Perú– convocados para el evento.  En este sentido, su “autor”  constituye un “prototipo de poeta”  adicional –aunque con sus propias características– a los ya, hasta hoy, numerosos que hemos colaborado en catalizar, identificar y difundir desde varios lugares de América Latina.  Por ejemplo, Cristóbal “Tobi” Kanashiro (Lima, Perú); Sabina Cachi (Cochabamba, Bolivia); Alejandro Abdul (Foz do Iguaçu, Brasil); Dadá da Tapioca (Rio Branco, Brasil); y ahora Hinostrozo.

Hablamos de un “prototipo de poeta” que vale la pena estudiar y profundizar por dos motivos fundamentales.  El primero, porque constituye como un gesto de estilo generacional o común, no por esto menos singular, de cierta poesía peruana. Poesía polifónica, pos género y no en fragmentos, sino en “fermentos” de vida (de aquí aquello de “Inkarrí Hinostroza”).  En segundo lugar, porque este poema, “Hinostrozos” –cuyo primer verso “Conozco al padre” es aquí por demás relevante–, corresponde a una lectura, puesta de lado la hojarasca típica  de época, conectada a la entraña misma no sólo de su poesía, sino de la obra en pleno  del recordado autor de Contra natura P.G.

»Leer más

ROXOSOL (español/ portugués)

Ilustración de la portada, Bibiana Vélez Cobo

Edición bilingüe español/portuguéde Amálio Pinheiro

“La poesía de Pedro Granados es el hilo de habla que emerge de una herida en el cuerpo del lenguaje español. Habla que es hilo de vida, huella de sangre, texto de la voz que borbotea con asombro y convicción. Estos poemas, por lo mismo, palpitan en cada sílaba, con sobriedad y desnudez, o con la dignidad que hay en la desnudez que recibe la palabra viva del poema como una rama de fuego arrancada de la voz.  Esa palabra en carne propia reverbera en la intimidad de una conversación en la que la confesión y la súplica, la oración y la convocatoria, se suman, con ardor y sed, para que el poema sea una historia de vida, una breve memoria de la muerte viva.  De allí la demanda que nos impone el poeta. Es una demanda de pasión vital y ardor verbal. Aun cuando el lenguaje sólo puede dar cuenta de la fragilidad y fugacidad del tiempo presente, el poema demora ese ardimiento, ese brío del habla en el coloquio.  Como si la poesía  fuese capaz de concedernos todavía verdad y piedad”

Julio Ortega

https://www.academia.edu/37696094/ROXOSOL_espa%C3%B1ol_portugu%C3%A9s_

»Leer más

“Poesía y canon dominicano del siglo XXI: una panorámica”/ Sandra Alvarado Bordas

“Frente a esta idea canónica de la poesía y de la literatura dominicana, podemos encontrar otras voces críticas que se alejan del centro institucionalista y legitimador de una poesía que resulta ser «barroca, culta y verboseada», como la denomina Ariadna Vásquez, refiriéndose a la labor crítica sobre esta poesía que ha venido realizando Pedro Granados” (Alvarado Bordas 74).

“La literatura dominicana hoy”

Dossier (Coordina Alejandro González Luna)

Cuadernos Hispanoamericanos, pp.72-139.

72 Sandra Alvarado Bordas – Poesía y canon dominicano del siglo XXI: una panorámica

91 Manuel García Cartagena – Contextos de la narrativa dominicana (1980-2020)

109 Fari Rosario – De la playa a la cartografía de la ficción: la novela de República Dominicana, 1995-2019

139 Basilio Belliard – Visión histórica del ensayo en la República Dominicana

»Leer más

!Fozi lady! o La agonía de César Vallejo

“Pero lo que en realidad pugnaba por salirle del alma era de que si se acostaba o no con aquella hipnotizante muchacha. Dieciocho años, esbelta (es natural) y cuidadosamente descuidada, aunque de modo leve, en el aseo personal. Le olían las axilas y los pelos de la chucha de un modo tal que a Juvenal lo traían loco. Loco de arrechura y, contra todos los pronósticos para su edad, maravillosamente in parodi.  Saludar a esta muchacha, sobre las calles del secreto y mojigato Foz do Iguaçu, era literalmente quedar untado por un buen rato en vagina. Tragarse –entre los tumultuosos y enceguecedores flaches del deseo– desde sus pies divinos, un tanto manchados de tierra; hasta el yuyo de su entrepierna probablemente con imperceptibles restos de caca. Enamorado andaba Juvenal de esta literatura; y esta misma literatura decía que aquella muchacha había sido hasta hace poco alumna suya y que todo el mundo se le abalanzaría encima si la tocaba. Si la desvirgaba, acompasadamente y en postas, con la lengua, la nariz, la pinga y hasta con cada uno de los hirsutos pelos de sus erectas orejas. Yo pecador. Aunque ella para nada se hacía la invencible, la delataba cierta mirada. Y una suerte de recónditos hipos cada vez que saludaba o se despedía de Juvenal. ¿No habría estado César Vallejo, en la Clínica Arago y antes de morir, tal vez, arrecho por alguna de sus jóvenes enfermeras?”

Novela breve sobre el poeta César Vallejo, esta vez  en Foz do Iguaçu (Paraná, Brasil); y también, paralelamente, sobre Juvenal Agüero.  ¡Fozi Lady! continúa la saga de Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2013).  ¿Las últimas palabras del poeta fueron, realmente, las dedicadas a España (“-Me voy a España”)?  Postrado en su lecho, próximo a la muerte, aquéllas    -y reiterativas- fueron más bien  otras; para disgusto de Georgette y su venganza contra la máscara mortuoria del poeta a la que hizo pedazos.  Hace unos años se publicaron unos muy pocos ejemplares de ¡Fozi Lady!, de modo artesanal (Guardanapo Editores) y en versión bilingüe, traducidos magníficamente al portunhol selvagem por Bruno Melo Martins.  Aquí les va el pdf –por gentileza de “Vallejo Sin Fronteras Instituto” (VASINFIN)– con la versión íntegra en español.

http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/wp-content/uploads/sites/97/2016/04/Fozi_Lady.pdf

»Leer más

Israel Tolentino Cotrina

¡

“Nací en Tingo María (1975). Con Elita, hemos jurado ante Dios compartir nuestras vidas desde el 2013, tenemos a Fátima y Bernadette, nuestros motorcitos, A los catorce aprendí a caminar. Fui feliz en mi escuelita parroquial, donde muchas veces me quedé a dormir para ir tempranito a comprar el pan. Me duele la poesía. El 2005 conocí al P. Ugo de Censi. Descubrí la esperanza. Amo los andes y su fatiga. La vida tiene sentido si se ama. Me gusta la comida sencilla y los dulces y el café y el licor de 45%. La familia y los amigos son importantes. Admiro a los que viven sobre los 3500, a los buzos a pulmón, los sabios de los pueblitos, a Pablo Macera, J.E. Eielson, Juan.Javier, Jota Castro, a Pedro Granados.  He descubierto que soy peruano del Perú”

Así reza su perfil en su blog; así como de allí hemos tomado la fotografía, de por sí absolutamente poética.

Tuve el privilegio de que Israel ilustrara una antología publicada el 2006,  Al filo del reglamento.  Nos conocimos a través de Manuel Munive, amigo y curador peruano, también por aquella misma época.  Extraordinario grabador:

“Genealogía interrumpida”

»Leer más

“Hay un árbol de piedra en mi memoria”/ Viviana Gonzales Taborga

Lo más parecido, en el Perú, a la voz aguardentosa de la poesía de Gloria Mendoza Borda.  Mito de Inkarrí anclado y vociferante, y no por esto menos reflexivo o inteligente.  Pero la ingesta debe continuar hasta estar todos, y en primer lugar la poeta, “bien borrachos”.  No otro es el reto ¿y el límite?  Merecer estar absolutamente ebrios por encargo y a favor, precisamente, de nuestra comunidad.  De lo contrario, si uno lo está sólo a medias, se corre el riesgo, siempre a escasísimos milímetros, de caer en el proselitismo, el folklore o la literatura de auto-ayuda. Tornarnos en el Inkarrí profesional o de utilería que fácil se consume y olvida.  P.G.

»Leer más

Poesía peruana y mediación conceptual

“Si alzando las manos,

formando una garra,

pudiera desgarrar

mi cielo más próximo…

Quizá esa sea la destreza

del hombre del futuro.

Comerse su propio cielo”       (Granados 1986)

La capacidad mediadora de la poesía peruana –en perspectiva conceptual o multinaturalista[1]— alcanza su plenitud con Trilce.  Logro que tiene sus antecedentes en el mito de Inkarrí, Dioses y hombres de Huarochiri  y la Nueva corónica y buen gobierno de Huamán Poma de Ayala.  Además, en su reacción a la poesía “mundonovista” del Modernismo (José Santos Chocano).  Así como, por otro lado, en cuanto aquel poemario de 1922 constituye una elaboración propia del costumbrismo limeño (Granados 2007) –tipo Ricardo Palma, Clemente Palma o José Diez Canseco–; lo mismo que del criollismo o ruralismo del grupo Colónida y Abraham Valdelomar (Granados 2017a).

Trilce que tiene en los 30′, a través de la poesía de Martín Adán, a su mejor glosador multinaturalista en clave barroco-coloquial.  Y ya en la generación del 50, dado el interés por la cultura precolombina entre la mayoría de sus miembros –sobre todo entre los motejados “puros” (Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, etc.) y no tanto así entre los “sociales” (Alejandro Romualdo, Washington Delgado, Pablo Guevara, etc.)– al poemario Estancias (1960) de Sologuren como un auténtico heredero de su poderosa mediación conceptual.  Obviamente, una vez catalizada la lectura de este último poemario con la antropología de Claude Lévi-Strauss, el budismo Zen (Daisetsu Teitaro Susuki) y, no menos, con lo que ha elaborado Eduardo Viveiros de Castro sobre el pensamiento amerindio.  Estancias, entonces, cual un concatenado repertorio de ideogramas o discretos diseños con los cuales entablar, desde el Perú, un diálogo intergaláctico.

Seleccionamos a Javier Sologuren, a quien dedicamos nuestra tesis de Bachiller en Humanidades por la PUCP (Granados 1987) y no, por el contrario, a Jorge Eduardo Eielson o a Blanca Varela –habiendo estos últimos incluso rescatado de modo explícito la herencia precolombina en sus poemas– porque en el primero de ellos prima el existencialismo tanto como, en la poesía de Varela, predomina el expresionismo. Ahora, no es que no sea posible, implicando a Lévi-Strauss o a Viveiros de Castro en nuestra tarea, levantar una topografía multinaturalista a partir de la lectura de aquellos poetas peruanos; sino que la fanopea de Javier Sologuren –acaso de modo paradójico en tanto poeta “puro” o en menor grado “ideologizado”–  mapea y sintetiza aquella mediación de manera simple y sorprendentemente elocuente (Rebaza 2000).

Por otro lado, y de manera secuencial, generación poética peruana de los años 60-70 que, a semejanza del subgrupo de los poetas “sociales” del 50′, estuvo intensamente interesada, acaso con la solitaria excepción de Luis Hernández Camarero, en la real politik y no en lo post-humano (otra manera de aludir al multinaturalismo).  Así como los poetas peruanos –del 90 y del 2000– escasamente se concibieron amerindios.  Y, más bien, estos últimos asumieron y ventilaron en sus obras diversos tipos de problemáticas globalizadas y urbanas como la de la identidad (género, etnicidad), ecología e incluso una construcción cultural filantrópica como la del multiculturalismo; además de ensayar un desmontaje semiótico generalizado: “giro lingüístico”, “giro visual”, etc.  Ante este panorama, es recién hasta la poesía de la denominada generación de los años 80 (ejemplos, Magdalena Chocano o este autor) y, también, la de dos poetas contemporáneos y al mismo tiempo marginales  de Hora Zero (años70) como José Watanabe y Vladimir Herrera, cuando la mediación conceptual vía el “giro ontológico”[2] o el multinaturalismo –y, no menos, la extraordinaria irradiación de Trilce— se ha tornado tan marcadamente relevante e influyente en toda nuestra región: “Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico” (Granados 2017b). (P.G.)

[1] Según la cual: “se afirma la unidad (‘universalidad’) de un espíritu cósmico versus la diversidad (o ‘particularidad’) de los cuerpos naturales (Rizo-Patrón).

[2] “Las aproximaciones ontológicas críticas [ni “naturalismo” ni “constructivismo”] están unidas en su cuestionamiento de la capacidad de la ontología moderna de la sustancia cartesiana—la visión de que el mundo está dividido en dos tipos de sustancias, materia extendida y pensamiento—para explicar plenamente el mundo material.  Fundamentalmente, la metafísica alternativa consiste en ontologías relacionales.  Más que hechas de objetos discretos o piezas de materia, todas las cosas están constituidas por sus relaciones. […] Un nuevo lenguaje intenta imaginar la compleja topología de estas realidades relacionales, incluyendo la “red” de Latour (2005), la “malla” de Ingold (2007, 2012) y la “mezcla” o “enredo” de Barad” (Alberti 2017).  Y, no menos, el “multinaturalismo” (1996); aunque: “Es revelador que el objetivo de Viveiros de Castro –sistematizar el pensamiento amerindio en una metafísica tal que pueda tener un efecto recíproco sobre el pensamiento antropológico y la metafísica “naturalista” u occidental—rara vez es citado.  Como tal, mucha de la ontología social y la nueva arqueología animista omiten la postura crítica de la obra de Viveiros de Castro” [Aunque esto ya lo curé desde la obra de un poeta “amerindio” como Javier Sologuren, y sustenté en la PUCP ya en 1987]. (Alberti 2017)

Referencias

»Leer más

Convalecencia/ Paranaländer*

No es tan fácil, mi querido rumano, dejar de pensar, me quedan muchos vicios, restos de aporías frívolas, largas sombras de dudas intrascendentes proyectadas sobre los muros del día: ¿Tupa miri debe ser traducido como pequeño dios, diosito o semi-dios? ¿Mobutu, privilegiando el lingala antes que el francés, influyó que llegará a la composición de mil canciones el Hechicero de la guitarra: Franco? ¿Terminó el autentical indie rock (“Fuck and run”) con el embarazo de Liz Phair? Los haikus de Sologuren -como ese que graba mi memoria destruida por la plaga “Nada me apura/la página en blanco/ rezas sus soles de muchacha”- son mejores que los de Silva Santisteban: “Corre el río en el sueño/eres mi pensamiento/ señora magnolia”? ¿Es el ser del signore Vattimo -ese filósofo hoy olvidado con merecimientos- más una boleta de ANDE que hay que pagar en tiempo antes que el vacío delirante de los espacios estrellados sobre mi cabeza inmoral?

»Leer más