Hitos y metamorfosis del deseo(1) en la poesía de César Vallejo

20100606-sphere_our.jpg

Los Heraldos negros (1918)

Oral: Zona erótica: el seno materno: “Deseo del Otro original, la madre” (Lacan) [pulsión canibalística]

Trilce (1922)

Anal – fálico

Anal: inversión: el yo poético es la madre que está a la expectativa del guano de su niño: el universo, el mundo; en Trilce I no es el yo poético el que defeca. O, de modo usual, la identificación del yo con sus propios excrementos se ha proyectado al mundo y, particularmente, al mundo de arriba: al sol; el cual, por ejemplo en Trilce XIV, sería también el que defeca: “Esas posaderas sentadas para arriba” (v.6). Asimismo, en Trilce I, el yo poético sería una madre que recibe gozosa la donación (defecación) de su hijo, el Sol –“seis de la tarde/ DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES” (vv.12-13)–, para beneficio de su “insular corazón” (v.8).

Fálico: La cuestión fundamental en Trilce es la diferenciación sexual. En este sentido, este libro describe un círculo (Trilce I a LXXVII) porque es la constatación de un hallazgo; la exploración –demorada y sistemática– del contorno de una vulva. Territorio liminar respecto a la profundidad del útero. Espacio paralelo y semejante a la playa (escenario típico de Trilce) respecto al fondo marino –o análogos: “charco”, tarde gris y lluviosa– característico de Los Heraldos Negros. Asimismo, y de modo paralelo a aquella exploración radial , descubrimiento perplejo –y no menos gozoso– de la ausencia de pene en la mujer. Esto último, a diferencia de la donna fálica –la Salomé, atractiva y castradora, tan cara al Modernismo y, en especial, a la obra de Rubén Darío– que era imagen o presencia predominante en Los Heraldos negros. Aunque, también de modo simultáneo, el yo poético testimonie otra paradoja o inversión, la de un clítoris que –tal como aquel “bravo meñique” de “Hasta el día en que vuelva” de Poemas humanos– algún día se hará grande; de manera puntual, en “España, aparta de mí este cáliz”.

“España, aparta de mí este cáliz” (Poesía póstuma)

Fálico: Fijación hacia una madre todopoderosa. En tanto hembra-varón, semejante a Salomé, aunque a su vez distinta a ésta: no seduce para aniquilar sino, por el contrario, acoge para perpetuar la vida hacia el futuro (la de los niños y las niñas, hijos de republicanos o nacionalistas, sobrevivientes de la Guerra Civil Española). Este poderoso símbolo de la madre le permite, o sigue posibilitando a esta poesía, negar una radical diferencia entre los sexos. Es más, en el contexto de un poema tan marcadamente épico como “España…”, el mismo yo poético se hace madre a través de encarnar una voz, entre las tantas de este largo poema poliglósico: “[Niños] si tardo” (v.47). El padre ha estado siempre un tanto ausente o muy arriba, como el Sol. Y, acaso justo por este motivo, no menos paradójico, que no experimentamos en la lectura de esta poesía odio al padre.

»Leer más

Crítica y ficción/ Ricardo Piglia

apuntesapocrifos...

La literatura no está puesta en ningún lugar como una esencia, es un efecto. ¿Qué es lo que hace literario a un texto? Cuestión compleja, a la que paradójicamente el escritor es quien menos puede responder. En un sentido, un escritor escribe para saber qué es la literatura (16).

Me interesan mucho los elementos narrativos que hay en la crítica: la crítica como forma de relato; a menudo veo a la crítica como una variante del género policial. El crítico como detective que trata de descifrar un enigma aunque no haya enigma […] En más de un sentido es el investigador y el escritor es el criminal (19-20).

Cuando se ejerce el poder político se está siempre imponiendo una manera de contar la realidad. Pero no hay una historia única y excluyente circulando en la sociedad (61-62).

Me sorprendo cada vez que vuelvo a comprobar que todo se puede escribir, que todo se puede convertir en literatura y en ficción […] Me interesa cada vez más estudiar el lugar de la ficción en la sociedad porque me parece que ése es el contexto mayor de la literatura (163-164)

No se trata de ver la presencia de la realidad en la ficción (realismo), sino de ver la presencia de la ficción en la realidad (utopía). El hombre realista contra el hombre utópico. En el fondo son dos maneras de concebir la eficacia y la verdad […] Contra la resignación del compromiso realista, el anarquismo macedoniano [de Macedonio Fernández] y la ironía […] La novela no expresa a ninguna sociedad sino como negación y contra realidad. La literatura siempre es inactual, dice el otro lugar, a destiempo, la verdadera historia. En el fondo todas las novelas suceden en el futuro (206)

»Leer más

Soledad impura/ Enrique Sánchez Hernani

20100606-Portada del libro.jpg

Este libro reúne 43 poemas escritos por Granados entre los años 2003 y 2009. El pequeño volumen tiene cuatro estancias. La primera está dominada por la presencia de la muerte como una comprobación de finitud y que el poeta hace explícita frente a la desaparición de algunos miembros de su familia. La segunda, aligerando el anterior sentimiento, tiene como motivo el amor sensual, y por tanto la vida como una apuesta que llega en la madurez biológica. La tercera es la exploración del linaje peruano con el pretexto de revisar algunos lugares entrañables: Samaypata, Caral, pero también Lima. Cerrando el libro figura una revisión del ser interior y del acto de escribir.

Fuente: “LIBROS: Poesía”. REVISTA SOMOS (El Comercio, 5/ 22/2010), Año XXIII, No 1224, p. 88

Sigue selección de Soledad impura (Lima: Edición de autor, 2009) 92 p.

»Leer más

Trilce y la marinera limeña: Plan de investigación

20100604-marinera_limena.jpg

La “sumilla” de mi reciente artículo “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (http://www.ucm.es/info/especulo/numero36/trilce.html), lo ilustraría del modo siguiente:

“Entendemos que esta es, en rigor, una pequeña muestra y esbozo de un trabajo mayor donde se lea todo Trilce en clave de jarana limeña; es decir, en tanto y en cuanto evento oral-musical y corporal contextualizado en la historia del Perú –en particular el de los años veinte del siglo pasado– y donde, por lo tanto, sus actores (en este caso concreto Lima y César Vallejo) guardan específicas relaciones de afinidad y de mutuo rechazo. Creemos que Trilce, como muletilla del canto y adorno del baile de jarana, va más allá de incidir en la naturaleza multidimensional de este maravilloso libro de 1922: letra, ritmo y coreografía, a un tiempo. Nos invita a pensar que la suerte de los indígenas –la Sierra de su Perú– no fue la única que desveló a César Vallejo, sino que el mestizaje y modernización de Lima también coparon su interés; muy en particular, lo seguiremos investigando, la presencia y rol de lo afro-peruano. Ingrediente, es obvio, sin lo cual no es posible la marinera y, creemos, no lo sería tampoco este poemario”

Esta aparentemente insólita perspectiva afro se liga, además, con mi interés general por las conexiones y relaciones culturales entre el caribe (por extención también el Brasil) y el mundo andino; en específico entre el Perú y la República Dominicana. Soy un militante de esos vasos comunicantes en tanto estudioso y también autor de novelas y poemarios. Y aquél sería también, en síntesis, el objeto de mi investigación para los próximos tres años: una lectura completa de Trilce en clave de marinera limeña. Estudio que implicaría no sólo el reto de hacernos de una teoría y metodología literaria renovadas para este fin: tratar este poemario cual un acontecimiento musical-corporal; por lo tanto, performance cultural no menos multidimensional. Trilce sería un conjunto de escenarios y escenificaciones encarnados en su época; aunque un tanto más utópicos que inverosímiles. Además, este estudio nos permitiría ampliar también, para el contexto de nuestra vanguardia latinoamericana, cánones, relaciones sociales y tecnologías literarias que entre nosotros quizá todavía no han sido abordadas de modo suficiente.

»Leer más

Cristóbal Kanashiro, la Internet y yo/ Miguel Baca Olcese*

20100603-internet.jpg

Empezar con los huesos de Kanashiro, como estructura soldada por distintas
mentes, queriendo hacer poesía, armando literatura. Es una idea que necesita
de la sustancia de la gente. La piel de Kanashiro se colorea con los muchos
poemas de sus reales seguidores, guerreros de su mentes que batallan por la
vida de su historia, por el tecleado de la gente.
El medio, el arma, Internet, virtual espacio de llegada a las pupilas
dilatadas de madrugada, por trasnochar entre letras, sumidos en grafías.
¿Acaso no sería el trasfondo de su materia?
La necesidad de Kanashiro como espacio de expresión no es salvarlo a él del
olvido, sino caer en nosotros mismos y buscar la estrucutra interna de nuestra
voz. Sus guerreros son individualidades libres, prisioneros de su tiempo. El
adversario es una tropa extensa y creciente de autómatas destinados a cumplir
con el cemento, con el diario despertar de sus acciones.
En la poesía de Tobi se intenta despegar de lo ordinario, colmar la
cabeza de sentimientos e ideas espontáneas, condensarlas en el ser de
Kanashiro; en su vientre, entre la raleza de la barba, en la palma de sus
manos, para darle forma, historia y poemarios. Y todo esto a travez de la
pantalla lumínica de nuestro tiempo.
Paulatinamente sus cadenas se rompen dentro de este espacio y empieza a
ponerse de pie y a andar. Camina en un vaivén ebrio por el jaloneo de sus
voces, siendo el camino el surco de sus acciones. Nosotros damos a
Tobi mucho de lo nuestro. Nuestras acciones son las que determinan el camino
del poeta.
Mediante Internet se logra algo sin precedentes para la figura de Kanashiro:
sobrevivir en la red, tener historia y batallas. Pues ya con vida, Internet es
la esencia de Kanashiro, su naturaleza electrónica y de circuitos, de enlaces
y textos. Nosotros volvemos al medio, ahora somos incisivos y cargados de
poemas. Sin Internet no habría Kanashiro, la posibilidad de lo simultáneo, de
lo virtual, del diálogo entre las ideas, hay un valor intrínseco en la figura
del poeta con su medio. Uno necesita de la otra para crear la multiplicidad de
poemas, de expresiones, que terminan en los ojos de Kanashiro, porque al poeta
poco lo escuchamos, él mantiene su posición de escucharnos, es un ser
expansivo.
Aún no hay nada de mí en Kanashiro pero me es inevitable pelearme con él por
el simple hecho de que no existe. Y mantener el pacto del guerrero con la mente.

»Leer más

[La dulzura de sentirte]

artactif.com
José Unda, “Geométrica”

La dulzura de sentirte
viento aurora mar
contra los párpados

premeditado el bache
al ir contra la corriente
en el Perú qué tonto
qué absurdo en el mundo
ir contra la corriente

no soy cristiano, pero sí un católico
no soy un peruano, pero sí
del par de avenidas que entrecruzo todos los días

interrumpido en la visión
entre estos edificios
interrumpido

»Leer más

Una visita inesperada/ Carlos Enrique Freyre*

http://img231.imageshack.us/i/vladimiromontesinosyr3.gif/

A pesar que el mar embravecido roncaba en las orillas, pegaba duro contra el acantilado avezado y hacía espuma rabiosa atemorizando a los cangrejos, el general no lo oía. Simplemente había decidido no hacerlo y descansar y olvidarse de los ajetreos de diciembre. Pronto estaría nuevamente al frente del monstruoso aparato del estado, del cual sujetaba parte de las riendas, cual si se tratara de un animal enorme y siempre a punto de desbocarse. Vería a sus edecanes y al presidente y la ruma de papeles y decretos diarios por firmar y el mundo ancho y ajeno que era todo de él, pero que no le pertenecía. Ni siquiera él mismo sabía si era dueño de su propio cuerpo. Sentía que sus actos eran en realidad de otros; su agenda siempre estaba recargada, sus ceremonias se llenaban cada vez de más tedio y necesitaba un poco de soledad para dirimir esos aspectos que en los que no cabía un consenso, ni con su conciencia, ni con su alma.

Por eso decidió no oír el mar, ni su fiesta de mareas altas y bajas. La playa de Hondable era perfecta para cumplirse ese deseo de olvidarse del mundo. Alejada de una capital que todavía no absorbía –como hoy- a sus provincias más cercanas, la carretera estaba lejos y sólo se animaban a llegar hasta allí los que pudieran tener automóvil, que en el Perú de 1972 no eran demasiados. Entre las cuatro paredes del bungalow y el desierto que lo rodeaba el vacío estaba bien definido. Tenía que apretar un botón para que las cosas vinieran a su mano si tenía sed o hambre. Después de todo, no por gusto se apellidaba Mercado Jarrín. Pero por el contrario, fue la puerta de su habitación la que sonó. Se aprestó a abrir y encontró al mayordomo parado delante de él.

– ¿Qué desea Jesús? – le preguntó -¿Ha olvidado algo?-

El mayordomo meneó la cabeza, con el respeto con el que solía dirigirse no sólo al general, sino también a cuanta persona que tuviera distintivos castrenses.

– No general. Venía a decirle que un teniente ha venido a buscarlo-
– ¿Un teniente? –

El general Mercado Jarrín bramó. Dijo que como era posible que un teniente haya venido a buscarlo –seguramente para un encargo gubernamental- justo cuando había dejado órdenes precisas que se daría un descanso. Ya no quería oír del Tercer Mundo, ni de las bondades de los tanques rusos.

– Dígale a ese teniente que se retire, Jesús. Creo que las órdenes que impartí sobre visitas han sido claras-
– General, sólo quería dejarle en claro que el teniente da pena-
– ¿Da pena? ¿Qué me está diciendo Jesús?
– Ha cruzado el desierto a pie. Está lleno de arena-
– ¿A pie? ¿No ha venido en auto, como los cristianos?

Al general le picó la curiosidad. Los años serían los encargados de relatarle que ese no iba a ser un día cualquiera.

– A ver Jesús, dile al teniente que vaya a la sala de espera. Lo atenderé-

*******
Mercado Jarrín ingresó al pequeño recinto donde el teniente lo esperaba, fatigado. Lo miró y examinó de pies a cabeza con un golpe de vista, mientras él se presentaba con sus grados y apellidos. Ahora sí, el mar se dejaba escuchar y un hálito de brisa entró con la luz hasta la habitación.

– Dígame teniente, en que puedo servirlo-
– En nada mi general. He venido hasta acá porque quería conocerlo-
– ¿Para conocerme? ¿De dónde viene usted?-
– De Arequipa. Soy jefe de batería de un Grupo en Arequipa
– ¿Y ha venido a conocerme?-
– Mi general, la verdad que yo lo admiro: usted ha sido primer alumno de la Escuela de Guerra en Estados Unidos, de la Escuela de Guerra en el Perú, Instructor en la Escuela Militar, edecán del Presidente José Luis Bustamante y Rivero y Jefe del Agrupamiento de Artillería. Qué honor es verlo en persona y no a lo lejos, casi como siempre, por los diarios o en las ceremonias.-

Ahora el general tenía sentimientos extraños: el teniente merecía una sanción por su osadía, pero no era el caso castigar a alguien por esa deferencia. Rápidamente la conversación derivó a otros límites: el teniente le habló de historia, de la fortaleza de las tropas en las campañas napoleónicas y de la impresionante aventura de los África Korps, de las cualidades de Rommel y las potencialidades de los ingleses en el Canal de La Mancha. El general, impresionado, pensó: “este teniente no habla como teniente”. Poco a poco, la conversación se volvió más agradable y compartieron puntos de vista sobre el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, sobre las carreteras de penetración que el Ejército había construido para conquistar el verde oriente peruano y de las ventajas del material ruso adquirido por el país para renovar la defensa.

– Bueno, mi general, me voy. He cumplido con este deseo de conocerlo en persona. Retornaré a mi unidad-
– Espere un momento –le dijo el general – ¿Me dice usted que está en su último año de teniente?
– Sí mi general. Con fecha 1 de Enero de 1973, ya soy capitán
– Muy bien, entonces lo nombro mi ayudante personal. El 1 de Enero lo espero en la Comandancia General del Ejército.

El teniente se lo agradeció infinitamente. Le estrechó la mano y le hizo saber que era un honor. Se despidieron. El general ordenó que un chofer lo llevara de vuelta a Lima. Después de todo –pensó- no todo había sido malo. El auto se perdió en la primera curva de la carretera que llegaba al exclusivo balneario de Hondable. Ahora sí, Mercado Jarrín podía descansar. Lo que sí no se imaginaba, era que precisamente ese día estaba dándole una vuelta a la tuerca de la historia del Perú:

El teniente se llamaba Vladimiro Montesinos Torres

»Leer más

¿Últimos poemas de Tobi?

Cristóbal “Tobi” Kanashiro (Colán, Piura-Perú, 1988). Presentará su primer poemario, El pez solar, el viernes 18 de junio (7 pm.), en el aula 217 del pabellón Z de la Pontificia Universidad Católica del Perú. La invitación también se extiende al público en general, previa presentación del DNI en la entrada de la Universidad.

20100530-pezsolar.jpg

Amanecer junto a ella

La vi en la mañana
La vi al despertar
Me asustó su mano
Y su pelo
Pero sabía quien era
Y me sentí bien

Iba caminando

Iba caminando
No frustraba mis pasos
Caminaba sin cesar
Hasta que tropiezo en el camino
O-yos-oí
Con la suela del zapato

Enfermedad

Una historia llamada sol
Y una vida por la luna
Que pronto sabré
Come papa
Vamos a fumar un cigarrillo

»Leer más

POESÍA ECUATORIANA POST ALFAGUARA

20100526-ivancarvajal.jpg
Iván Carvajal (San Gabriel, Ecuador, 1948)

El título alude a la antología de poesía ecuatoriana que hace, justo un año, publicara la editorial Alfaguara de España. Dicha antología reunió 49 poetas del siglo XX de dicho país y estuvo al cuidado de Iván Carvajal, conocido poeta-profesor que asimismo firma el prólogo del libro, como de Raúl Pacheco, editor y bibliotecario. Carvajal, aquí, confirma unos hitos poéticos ya canónicos (Medardo Ángel Silva, el José María Eguren norteño; el vallejiano, pero sin duda con voz propia, César Dávila Andrade; y el certero Jorge Enrique Adoum, escritor bien documentado y auténtico científico de sus versos, aunque no menos y acaso permanente secretario de Neruda) hasta otros autores más jóvenes que, según estos antologadores, parecerían apuntar a lo seguro; es decir, poetas que tarde o temprano constituirán parte indiscutible del parnaso nacional. Eso sí, nos llama la atención lo no tan bien presentado que figura aquí, y es probable no sea el único caso, el excelente Alfredo Gangotena (1904-1944) –caso muy similar a nuestro César Moro que escribió gran parte de su poesía en francés–; aunque una traducción es siempre otra versión, en lo personal prefiero al Gangotena de los poemas cortos, tipo “Arco iris”, y no al de los versículos de gran formato que son lo que de él hallamos más en este volumen. Otros dos autores canónicos en esta antología podrían ser el propio Iván Carvajal, de algún modo neo-modernista o en la estela de Medardo Ángel Silva, y uno no menos vallejiano (y no nerudiano, felizmente) como Iván Oñate. Entre los autores mucho más jóvenes, nos ha emocionado comprobar que César Eduardo Carrión (1976) es también verdadero poeta, es decir, no sólo excelente persona; creemos es uno –¿de los varios?– muy atinadamente presentados por Carvajal y Pacheco ya que el último poemario de aquél, Limalla babélica (Quito: Eskeletra, 2009), a contrapelo del tono menor y sutileza de corte sologureneano anteriores, luce ampuloso y en exceso retórico para nuestro gusto. En fin, también nos ha entusiasmado mucho encontrar entre las páginas de esta antología una excelente poeta como María Fernanda Espinosa (1964), cuyos versos –claro, junto a los de algunos otros– justifican la existencia misma de este libro; por ejemplo, PIRÚ: “En el Pirú/ Faltan palabras/ Para nombrar ciertas cosas// La gente dice/ del pecho su atrás/ para nombrar espalda/ o dicen/ del agua su duro/ en lugar de hielo// En el Pirú de mi corazón/ faltan palabras/ para decir te quiero/ del será su ayer”.

20100525-978842042347.GIF

La siguiente sumaria e incompleta antología, cuyos textos hemos tomado de la Web, son un esbozo de propuesta de lo que no se incluyó o, acaso, llegó tarde a la compilación de Alfaguara. Obvio, nuestro afán es ante todo lúdico o carnavalesco… en principio no nos mueve, aunque a priori no la excluimos, alguna forma de justicia poética. Esperamos, eso sí, hacer cada vez más larga esta breve lista. Depende de que los propios jóvenes poetas nos hagan llegar en directo sus textos; ya que de otro modo, al carecer de financiación institucional alguna, lo vemos improbable.

LUIS ALBERTO BRAVO (Milagro, 1979)

Cajita de música

Las niñas
juegan con las muñecas,
y por ello sus padres ríen.

Las niñas
les inventan novios a sus muñecas,
y por ello sus padres callan.

Las niñas
quisieran parir muñecas,
y por ello sus padres las abandonan.

CAROLINA PATIÑO (Guayaquil, 1987-2007)

EFECTO NARCISISTA

Estoy enamorada de una mujer…
oro blanco su fortaleza
en un momento no determinado
te hace caer en sus encantos
y te envuelve.
Ella dice lo que piensa
cuando lo dice lo hace sin pensar
en ocasiones
sus palabras se confunden con crueldad
soy el reflejo de todas las cosas
que tienen esa capacitad
la veo y me siento
toco su cara y su piel
le unto caricias y
mi intento de desamarrarla de defectos
hace que la ame más
frente al espejo me repito
gracias por ser ella
gracias por ser yo

»Leer más