[Te comes el gazapo]

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Te comes el gazapo

Un poco de vanidad menos

Ir erosionándote

Ventilándote

Desapareciendo

Sin esperanza

Salvo en la poesía

Que no está

En las palabras

Ni en el sentimiento

Aunque estos trozos

Y zozobra

Acaso lo sean

Por qué hemos nacido para olvidar

Y por qué el arte

Consiste en el olvido

Por qué nuestro radical territorio

Consiste en ser olvidados

Una burbuja de jabón presta

A desparecer

Este sentimiento

Esta intensa bandada de loros

Que amamos

Y que nos deja

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The wayfarer’s gaze: images of women in the works of Luis de Góngora/ Giuliana M. Donnelly

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The narrative spaces present in the “Polifemo” are explored by Pedro Granados*, who focuses primarily on the sea as a principal structuring device in the poem. Granados notes the bakhtinian nature of the sea in its cycle of death/ renovation/ fertility. He emphasizes the conection of the sea with Doris, and the island Sicily’s, and thus Galatea’s, identification with the sea as its/ her offspring. In this way he assigns the sea and the island of Sicily as feminine spaces. I have used Granados’s ideas as a beginning to further develop the idea of gendered spaces in the “Polifemo” as well those which affect the other female figures treated in this project (21)

PhD Dissertation

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Bruselas en la lluvia

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I

Bruselas en la lluvia
Mis manos aquí
Contigo
Despertar reír
Como esas cosas que faltan
En la poesía de ahora
Mejor dicho sobran
Sobre nuestros
Tan sedientos oídos
Si la poesía no está hecha
De palabras
Ya lo sabemos suaves
Las yemas sobre el teclado
Suave la diferencia
Tolerada la semejanza
Entre mi madre muerta
Y la misma ya viva
Entre Bruselas
Y mi habitación azul
Con lluvia y conmigo
Con su corazón

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Palabras de presentación de ‘Confesiones de un descreído’/ Héctor Ñaupari

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Tomando en cuenta la influencia de Vallejo en la poesía peruana del siglo XX, y reconociendo las influencias que recibió el propio creador de Trilce y Poemas Humanos, es posible sugerir, como lo hace el notable poeta Pedro Granados, en su meridiano ensayo Contra el cinismo: poesía peruana actual, que en realidad hay dos, y sólo dos, cauces mayores de la poesía nacional…

Olvídense de las generaciones y de sus líos parricidas, coartada vil que se cae a pedazos y se descascara irremediablemente, por su descrédito académico y metodológico, y es usada para que no notemos los poetas aquello que, a partir de Granados, acabo de indicar…

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José María Arguedas y mi mamá

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Resumen:

Testimonio post-mítico, aunque no menos ficticio, sobre la reticencia o “secreto” (Doris Sommer) en torno a las vidas de mi madre, Lastenia Agüero Prado, y José María Arguedas.  Migrantes andinos, ambos,  y contemporáneos. 

 

Palabras clave: José María Arguedas, Testimonio post-mítico, Post-exotismo.

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Autismo comprometido: sobre poesía peruana reciente (Reseña)/ CARLOS EDUARDO QUENAYA

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Hemos recibido –con vivo apetito y curiosidad– los ensayos, reseñas y notas que, sobre poesía, Pedro Granados ha venido publicando en la Internet y que han sido –son– fundamentalmente una invitación para discutir, para agitar lo de sobra conocido y, muy a menudo, también para ponernos sobre la pista de un poeta, un poema, una imagen, una idea que nos acompaña y que resulta, a la larga, una especie de ventana para mirar y escuchar y retornar más ventilados y ligeros; mejor dispuestos, tal vez, a la poesía.

Esta mirada de Pedro  cumple con lo que los lectores de poesía esperamos, al menos los que creemos que leer poesía puede ser también una forma de jugarnos la camisa (para decirlo a la manera de un poema suyo). Porque es difícil encontrar otro nombre, entre nuestros actuales críticos y reseñistas, que pueda acompañar al autor de Prepucio carmesí en este intento por proponer una lectura persuasiva y audaz de lo que pasa en el ámbito de la poesía hispana reciente. Y no, obviamente, porque la crítica –ni siquiera la de poesía – haya pasado de moda.

Allí donde la crítica se vuelve monocorde, astuta o ensimismada en su cómoda cháchara, la poesía simplemente pasa de largo. El autismo de este libro viene de la mano, felizmente, de una transparente hondura, de sutiles e iluminadores hallazgos y, sobre todo, de una alegre sabiduría que se transmite con la anuencia y complicidad del lector.

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Historia de las ideas en el Perú contemporáneo ¿Existe una filosofía de nuestra América?

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Augusto Salazar Bondy (1925-1974)

Saludamos la reedición de esta obra fundamental de las humanidades en el Perú.  Es cada vez más un feliz lugar común, ahora último por aquello del pensamiento “localizado”,  señalar y recurrir al finísimo y heróicamente muy bien documentado trabajo de Augusto Salazar Bondy.  Supo dejar hablar a cada uno de sus autores estudiados, respetar su pertinencia y alteridad; y luego, siempre en el preciso momento, intervenir y mediar en el diálogo con el lector.  Obra abierta la suya y en el grado cero del narcisismo y del oportunismo.  Sebastián, su hermano, pasa generalmente como el poeta; y, cómo no, si nos dejó aquel desollado y hondo autorretarto de El tacto de la araña.  Sin embargo, acaso no lo es menos, incluso en tanto el mayor filósofo peruano, también Augusto; la poesía de su vocación, lucidez y  metodología de trabajo.  No escribía para el persuadido; buscaba ante todo  despertar inteligencias, curiosidades con fundamento.  Por esto último su libro no es un compendio de ideas ni, aunque aquél responde a una época auroral de los estudios interculturales e  insubordinados en América Latina, no lo vemos tanto encuadrado en la historia como en la literatura más viva.

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¿Pedro Susz K. o Jesús Martín-Barbero?

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A través, sobre todo, de una  glosa bastante versada de filosofías posmodernas y poscoloniales este libro reciente: Para una filosofía de la insubordinación.  Pensar la libertad frente al laberinto mediático (La Paz: Plural, 2013, 581 pp.) de Pedro Susz K. [Dirección de Gobernabilidad de la Alcaldía de La Paz], postula una reflexión sobre el poder de los medios masivos de comunicación  que, a modo de ejemplo, pareciera estar en el polo opuesto de una postura como la del crítico Jesús Martín-Barbero.  Si para Susz, quien focaliza en los medios (sobre todo en la TV), nuestra libertad aparece hipotecada a este último poder; para Martín-Barbero, quien focaliza significativamente no en los medios sino en  las mediaciones [La instancia cultural “desde donde” el público de los medios produce y se apropia del significado y del sentido del proceso comunicativo], aquélla (nuestra libertad y la de las masas) tendría más espacio de juego y, por lo tanto, no menos de “insubordinación”.  Es más, el Cornelius Castoriadis de Susz; autor al que de modo sistemático recurre o se halla ubicuo en este larguísimo ensayo del boliviano (estos conceptos son suyos), aquello de la recuperación de la “imaginación instituyente”, suena a lata vacía frente a aquella adopción, en lo fundamental platónica, por parte de Susz.  Platónica en tanto un modo de lectura mimética y didáctica de la tragedia mediática que vivimos; y por la cual, recordemos, se terminaron echando a los poetas de La República (¿léase Bolivia, Venezuela o Perú?).  Frente a una lectura más bien catártica o aristotélica, de esta misma tragedia, que es la que practicaría Martín-Barbero; es decir, una con más confianza crítica del mismo público al que evaluamos y nos dirigimos.  No es ningún secreto lo manipulado que, en todo ámbito de cosas y muy en particular en lo político, nos encontramos; a veces, incluso, cuesta mucho no creer que seamos únicamente los dos o tres psicosociales entre los cuales nos vamos socializando.   Pero el de Susz, a pesar de sus reparos y de modo semejante al de uno de sus comentados (Paul Virilio) aparece como un texto perfectamente postmoderno; es decir, uno donde la confianza en la participación social, la interculturalidad y, en suma,  el dialogo con el “otro  pareciera dramáticamente opaco o inviable:

“¿la interculturalidad se traduce en la multiplicación de espacios abiertos a la genuina participación plural de las culturas en el diseño e implementación de las políticas públicas?  ¿O se trata de momento apenas de un ejercicio simbólico, sin repercusión eficiente sobre las formas de gestión de lo político y del manejo del estado?   Que un viceministro de descolonización instruya a sus funcionarios vestir una vez por semana sus atuendos “típicos” no deja de ser una anécdota pintoresca, pero si es apenas eso bien puede convertirse rápidamente en una coartada distractiva para encubrir la desorientación y la ausencia de verdaderas claridades a qué hacer en esa materia” (subrayado nuestro) (p. 249)

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España, aparta de mí este cáliz (Madrid: Ardora Ediciones, 2012)

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Aparece la primera edición facsimilar de la edición príncipe de «España, aparta de mí este cáliz» (gestión y supervisión editorial, Alan Smith Soto).  La edición príncipe, que lleva un prólogo de Juan Larrea y un dibujo de Pablo Picasso, también reza: “Soldados de la República fabricaron el papel / compusieron el texto y movieron las máquinas. / Ediciones Literarias del Comisariado. Ejército del Este / Guerra de la Independencia. Año 1939”.

En 1939, la azarosa publicación de España aparta de mí este cáliz aglutinó a cuatro figuras eminentes de la cultura hispana: un pintor, Pablo Picasso, y tres poetas: César Vallejo, autor del poemario, Juan Larrea, prologuista del libro, y Manuel Altolaguirre, responsable de la edición, que fue impresa en el monasterio de Montserrat días antes del final de la Guerra Civil. Larrea relata así los prolegómenos: «Picasso no conocía a Vallejo. Apenas se produjo la muerte de César, me reuní, una larga tarde, con el pintor y le leí un buen puñado de versos vallejianos. Picasso, profunda y visiblemente emocionado, exclamó: “A éste sí que le hago el retrato”». En un discreto segundo plano, Georgette, viuda del poeta, dio los pasos iniciales para que los poemas vieran la luz. El Gobierno de la Generalitat había convertido el monasterio de Montserrat en Hospital del Ejército del Este y Unidad de Imprentas. Su taller, creado a finales del s. XV por discípulos directos de Gutenberg, quedó entonces bajo la dirección de Manuel Altolaguirre. Allí imprimió, con ayuda de tipógrafos y soldados del frente de Aragón, su colección Ediciones Literarias del Comisariado del Ejército del Este, a la que pertenecen, además del volumen de Vallejo, los de Pablo Neruda, España en el corazón. Himno a las glorias del Pueblo; Emilio Prados, Cancionero menor de los combatientes; y, posiblemente, Poesías de la guerra, de Pedro Garfias, del que no se ha conservado ejemplar alguno. En sus memorias, Altolaguirre evoca el proceso de elaboración de uno de los títulos: «El papel que se fabricaba en ese molino era un papel precioso. Los trapos viejos triturados y blanqueados se transformaban en hojas blanquísimas de papel hilo con transparentes marcas de agua. Papel que salía hoja a hoja y que eran colgadas de los cordeles con los mismos ganchos con que las lavanderas cuelgan la ropa limpia. Producción limitada pero sorprendente. El Boletín del Cuerpo de Ejército y su suplemento literario fueron impresos en ese papel de lujo. También editamos varios libros. Entre ellos España en el corazón, de Pablo Neruda; como materia prima para ese libro se usaron banderas enemigas, chilabas de moros y uniformes de soldados italianos y alemanes.» El Comisariado de la Unidad de Propaganda del XI Cuerpo de Ejército del Este —que se ocupaba, entre otras cosas, de redactar, imprimir y repartir los periódicos y la propaganda a las distintas unidades del ejército— estaba integrado, junto a Manuel Altolaguirre y su esposa, Concha Méndez, por Antonio Sánchez Barbudo, Rafael Dieste, Juan Gil-Albert, Ramón Gaya, Arturo Cuadrado y Emilio Prados. En febrero de 1939, al ocupar el Monasterio, las tropas franquistas destruyeron todas las publicaciones republicanas. Nada se supo de España, aparta de mí este cáliz, hasta que Julio Vélez y Antonio Merino hallaron un ejemplar en la biblioteca de Montserrat e incluyeron un facsímil del mismo en su estudio España en César Vallejo (1984). Hoy, gracias a la iniciativa y diligencia de otro poeta, Alan Smith Soto, profesor de Literatura Española en Boston University y autor del epílogo que contextualiza el trabajo de Vallejo, Árdora pone a disposición de los lectores la primera edición facsimilar y exenta del legendario libro.

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