Estuardo Núñez [padre de Rodrigo Núñez Carvallo] ya va en el segundo chilcano. La circulación cerebral se aviva y los nietos lo llevan por los vericuetos del pasado. ¿Cuéntanos, abuelo, existió realmente Aloysius Acker? Las barreras se desvanecen y las ganas de seguir hablando se exacerban. “Sí, claro, yo lo conocí”, dice con los ojos muy abiertos. “Era rubio y muy bien trajeado. Vivía en Barranco por la bajada de los baños. Era un muchacho de unos veinticinco años muy apuesto y elegante, hijo de un agente comercial alemán apellidado Döering, que salía a pasear al atardecer. Martín Adan buscaba cualquier pretexto para ir a observarlo cerca al Puente de los Suspiros. Cuando descubrí su verdadero objetivo dejé de acompañarlo. No sé si alguna vez conversaron o trabaron amistad. Lo único cierto es que en él se inspiró Martín Adán para componer el Aloysius”.
Yazgo, muerto.
Y por ti no llora el perro;
Y por ti no aúlla la madre;
Y por ti calla y no se enjuga el sepulturero.