UN POETA DE NOSOTROS, ENTRE NOSOTROS

Edney Cielici Dias*/  Traducción: Amálio Pinheiro

¡Alejandro Abdul vive! Y todos los días, hecho broma, sangra su caudalosa sangre de grosella.

Si, Alexander Abdol es un lord del Paraná en su cruzada mensual de quitar boletos. Fisiológicamente se compone de carne y hueso contrabandeados, pero su vida trivial es lavada todos los días por las cataratas del Iguazú.

No busque entenderlo, pues Alexandro Abdil jamás quiso “escribir derecho”, pero si escalar carrera y fama universal en la babel de la multifrontera Argentina-Brasil-Paraguay-Perú-Beirut-malditas-sean.

Abdul, Abdol, Abdil, Abdel son, bajo una otra perspectiva, los vocativos del vudú-santería en contra de la cursería casi-que-generalizada de una poesía que se lleva en serio. Evoca Abdul y: — ¡Nada de dolores en los cuernos intelectualizados! Clama Abdil y: — ¡Basta con folklores postizos! Repite tres veces Abdel y: — ¡Escribe en paz y sin meta!

Abdul es poeta de uso comunitario. Un poeta de nosotros, una invitación a crear. Y otros tantos poetas colectivos son posibles. ¿De paso, acaso hay poesía que no sea colectiva? Y así, nuestro queridísimo poeta-profesor Pedro Granados, vallejiano de cátedra popular, puede desencaminar muy bien sus pupilos de creación poética. Hecho: poesía es descamino más que camino. Se trata, casi siempre, de deseducar miradas condicionadas.

Se ha dicho ya que mejor sería para el poeta no tener nombre… pues poesía, lengua fundente, brota de las honduras del inconsciente colectivo a través de la superficie consciente de algún yo. ¿Pero de quién es la lengua y su legado? ¿Es de un sensitivo que asalta el patrimonio común y dice que la cosa es suya? ¡Agarra el ladrón! La poesía es de quién la hace, de quién la lee, de quién la comparte, de quién la ignora. ¡Que viva la homeríada innominable y gozosa oh estruendo mudo! Y nótelo, la puta de la poesía es también la prosa. Y la novedad también es glosa. La lengua, uno la presta, al diablo y todo.

Del bloque impopular de los anticuados de vanguardia: que la escrita de creación sea escrita plena, que la lectura de creación sea lectura absoluta. Que la literatura aleje todos los mohos y diga generosamente a que vino. ¡Que toda llanura sea castigada!

En este año en el cual la obra de Oswald de Andrade pasó al dominio público, los monumentos a la mesmedad tendrían que ser cubiertos con chantillí para que los relamidos y lambones los lamieron. Alexandre Abdul está entre los prometedores descaminos. ¡Adelante! ¡Saravá!

* Poeta en tierra paulistana, autor de “Cartas da Alteridade” (Selo Demônio Negro, 2020)   e “Languagem” (Iluminuras, 2024), es también periodista y científico político. Dicen que ya   encomendó una muamba a Alexandre Abdul y no se la llevó bien.

 

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