Nuestro bestiario boliviano

En el BOCA Y SAPO de La Paz, quince años más jóvenes

Hola Pedro!!!!!

Saludos desde esta ciudad animal!!

Un abrazo

Jessica [Freudenthal]

(Blog de Pedro Granados, 18/04/08 18:24:57)

Ya el 2008 (“Chairo con alguna notable poesía boliviana última”) llamábamos la atención que la poesía boliviana, por extensión la andina y, en general, la de todo nuestro continente, eran amerindias y bestiales; es decir, simétricas o posantropocéntricas.  No que existieran allí meras referencias, catálogo o emblemas de animales; ni, tampoco, en el sentido que se constatara  una selva social insufrible.  Si no, sobre todo, porque los poetas habían mutado en bestias, mayores o menores, y se orientaban y procuraban identificar del mismo modo a sus eventuales lectores.  Una comunidad, cada vez más vasta, despojándose así de lo meramente antropocéntrico en procura de hacerse más humana en simetría con la naturaleza.  En procura de ecualizar un ritmo común entre la poesía y nuestro cosmos; aquel adyacente y, no menos, aquel más lejano y antiguo

Algo más tarde, en “Jaime Sáenz en el teleférico paceño: algunos cables de su poesía” (2016), focalizamos sobre la relación entre nuestro chamán del norte,  César Vallejo, con aquel –entrañablemente paceño– monstruo aparapita:

“Conoci a Jaime Sáenz gracias a mi hermano, el silencioso poeta judio aimara,  Jossy Mirtembaum, que solía econtrarse con el poeta en los elevadores de un ignoto edificio de La Paz. Por ahí alguna novia fugaz me contó ser admiradora suya. Vuelve Jaime Sáenz en este  articulo de Pedro Granados que ha sido presentado en el último JALLA de la Paz. Una interesnte lectura dede el teleférico El Alto – La Paz, que nos hace ver un diálogo entre Jaime Sáenz y César Vallejo, que no habia visto. Salve” Fredy Roncalla.

Pero el animal: “!ay!, siguió muriendo”, aunque promisoriamente se le fueran añadiendo –cada vez más–  nuevos y variopintos  individuos.  En todo caso, es en nuestra lectura sobre Ciudad Trilce (2009), de Christian Vera Ossina (La Paz, Bolivia, 1976), donde articulamos de un modo más teórico-práctico aquello que denominamos simetría o multinaturalismo en la poesía boliviana y de la región.  En “Ciudad trilce y ¿trilceanas ciudadanías?” (2020) argumentamos que el texto de Vera Ossina constituye un cubo mágico, una propuesta intensamente antiliteraria y arduamente manual que da como resultado, al menos en apariencia, un cómic o un artefacto poshumano. Sin embargo, aquél es también una novela más alrededor de la vida u obra de César Vallejo. En este sentido, cabe preguntarse por su estirpe; cuál es la lectura de Trilce (1922) que subyace en su construcción; cuál la noción de las humanidades predominante allí; en qué consiste, cotejada con las otras novelas sobre Vallejo, su aporte o novedad, y a qué tipo de lectores y futuros ciudadanos estaría apelando.

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