Archivo por meses: marzo 2023

Vallejo y Barroco: Varrojo

A diferencia de Ovidio y de Góngora, y de un arte de “parecer”, en Trilce no nos hallamos solamente ante la gravitación o atracción de un mito marino; sino, conjuntamente, de un mito solar amerindio (Inkarrí) el cual brinda un norte o dirección al poemario de 1922.  Es decir, este último, hace cesar y otorga sentido (Escalas) a las incesantes metamorfosis (letra, canto, baile) en las que se halla comprometido el Barroco.  De allí lo de “Varrojo”, en nuestro lema, o aquello que va hacia el rojo (Inkarrí).

https://www.academia.edu/99284955/Vallejo_y_Barroco_Varrojo

»Leer más

Laboratorio: Trilce in situ

Objetivo:

Leer el poemario de 1922 desde el mito inscrito en el paisaje que reproduce; en este caso, la playa de la costa norte del Perú vinculada a la cultura Mochica-Chimú.  Asimismo, ensayar el desenvolvimiento de un prototipo de lector: “trilceanas ciudadanías” (Granados 2020).

Metodología:

El curso se enmarca, aunque no de modo compulsivo, dentro de las humanidades digitales; es decir, aquellas que aglutinan “la cultura del diseño, la cultura de la computación y la cultura de la erudición” (Lafuente 2021).  Más, lo que ha venido a denominarse “Laboratorio ciudadano” (no sólo para personas vinculadas a la academia), aquel comprometido en encontrar y desarrollar Prototipos de convivencia que no son otra cosa que “ensayos de política experimental” (Lafuente 2018).  Por lo tanto, se propondrán para el análisis y debate tanto imágenes como textos (alrededor de cada uno de los poemas de Trilce).  Y se revisarán y adicionarán, para cada reunión virtual y semanal, los micro-ensayos (textos, láminas, videos) que propongan los participantes de este Laboratorio.

Público: General

Duración: Desde la segunda semana de abril (10 al 14) a primera semana de julio (3 al 7); una reunión de hora y media un día de la semana (a coordinar)

Costo: Gratuito.

Certificados a nombre de VASINFIN, a los inscritos que asistieron y trabajaron con regularidad.

»Leer más

VOZES DO BARROCO (marzo 29, 30 y 31)

“Vallejo y Barroco: Barrojo” – Pedro Granados (Perú)

“Escribir es salir del idioma.  A propósito de Vallejo y lo que pasó en el Hotel Negresco” – Carlos Quenaya (Perú)

“Cervantes y los dos barrocos.  A vueltas con la tesis del hispanobrasileño Américo Castro” – José Antonio González Alcantud (España)

“Revueltas de lo Barroco en Haroldo de Campos” – Max Hidalgo Nácher (España)

Mediación: Amálio Pinheiro

PROGRAMA COMPLETO

»Leer más

¿Por qué has escrito, Pedro; qué tipo de crítica practicas y con qué finalidad; qué esperas?

Junto a Julio Juvenal (de aquí lo de “Juvenal Agüero” en mis novelas cortas), el de pelo oscuro, mi hermano mayor.

Recién salidos de una diarrea impenitente donde, hace un par de días, nuestra opinión acaso hubiera sido mucho peor, estimo que escribí para –sin intentar ni pretender ni, menos, desvelarme– devolver mi experiencia de la poesía al papel.  Conforme avanzó el tiempo, incluso con menor cuidado; ya los fundamentos habían sido asimilados; y lo que había que hacer era disparar, hurtar, sicariar al lector tal como venía la mano.  Abuso de confianza de mi parte que, a veces, más bien en los ensayos, no ha sido muy acertado hacerlo (sobre todo si pensamos en introducción, desarrollo, conclusión).  Pero que en la poesía, tampoco en alguno que otro ensayo, tiene antecedentes; aunque no iguales en el mundo entero.

Practico una crítica ontológica, es decir, cada uno de nosotros nacemos para hacer algo en esta vida; pero la que eligieron la inmensa mayoría de los líricos actuales no fue la correcta.  Siempre hay chance para reparar en esto y arrepentirse, aunque ignoro si sea para ganar el cielo.  Qué es lo que quiero decir, que los poetas consagrados (en demasía) no hagan el juego a la institución literaria que les da la teta; porque el status que ocupan no se los da la poesía, sino la institución que los manipula; absolutamente nada más.  Respecto a los que recién publican, y luego de un sincero acto de contrición, pregúntense ¿pa qué? (Nicanor Parra dixit).  Crítica desde los cojones antes que desde alguna teoría, crítica desde los libros y las certeras mentadas de madre que educaron nuestros oídos.

No espero absolutamente nada desde los fantoches que representan la poesía de aquí o de acullá.  Lo que merecía ya lo recibí.  Y recibí de sobra lo que merecía.

»Leer más

[Estoy a punto de escribir desde el otro lado]

Estoy a punto de escribir desde el otro lado

Roto ya y sin motivo alguno

Sin ninguna motivación

Salvo

Por el solo hecho de escribir

Incluso más lejos de la muerte

Incluso más cerca de la vida

Escribir sin manos como el pez

Ni hocico ni pies ni mirada

Salvo

Por irresistible adoración  estremecido

»Leer más

“A puerta cerrada” LGM

Poesía pegajosa, cómo no; mejor dicho, sweety Spanish, el grano de la voz que alcanzamos a escuchar aquí. Voz que no va a ninguna otra parte, y apurada en sus convencionales finales a estos poemas, más que a sí misma.  A una suerte de íntimamente no acreditar (muy distinto a no creer merecer), aunque siempre relativos, su vasta audiencia y éxito mediático.  Probablemente los adeptos a LGM me tildarán de mezquino o incluso de envidioso, qué le vamos a hacer, aquél es ya un ultra publicado; mientras su servidor continúa adolescente y desconocido.  Pero jamás desorejado ni adulador de melancolías; de música hecha acaso para intentar conjurar, cada fin de semana, nuestro hórrido día a día.  Conformes con nuestro salario, lugar en el mundo, ubicación en alguna de las tantísimas y variopintas subculturas del orbe.  Luego de ser planchados por estos versos deberíamos salir muy contentos a la calle, aunque nuestra camisa dominguera tenga un roto y le falten algunos botones.  LGM, no me lo creo.  Nunca me lo creí. P.G.

»Leer más

POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX AL XXI: CIERTO VALLEJO/ Pedro Granados

El presente artículo es relectura y meditación de uno anterior, “Desde otra margen: la última poesía española”, ensayo-crónica publicado en Babab (2003), el cual en su momento levantara roncha[1].  Pero no constituye propiamente su reescritura; sino, con cierta información adicional sobre poemarios posteriores (para nada exhaustiva, lo sentimos), algo así como una puesta en escena mental o cuadro sinóptico del asunto.  Una visión un tanto más abstracta de lo que fuera, en la provocación publicada en aquel número de Babab, básicamente nuestro testimonio de lo sucedido, en poesía, cuando vivíamos en Madrid hacia finales de los 80’:

Pero volviendo a nuestro testimonio, y para añadirle complejidad al panorama, en aquel I Curso de Verano de la Universidad Complutense también se reivindicó, muy merecidamente, la obra de uno de los fundadores del Postismo: Carlos Edmundo de Ory. Recordamos que en aquella ocasión –una vez que la charla se abrió a los asistentes– le preguntamos (en realidad sólo para complacer a Fanny Rubio que había sido una de nuestras profesoras y que en esa oportunidad se hallaba entre los panelistas) por su lector ideal; el poeta nos respondió: -“los delfines”. El público, como es obvio, premió su ocurrencia con prolongados aplausos; Fanny Rubio nos reconoció entre la multitud y, al menos ella, nos congratuló con la mirada; pero a alguna fascista –nunca faltan, incluso en los recitales de poesía– le divirtió enormemente, en toda la cara, que nuestro acento sudamericano o nosotros mismos (nuestra persona en su totalidad) quedáramos apabullados por respuesta tan ingeniosa. Mas Ory, por supuesto, no es un Alberti –con lo que nos gustan los versos de la paloma equivocada– ni, menos, es un García Montero[2]. De cara a la poesía que escriben ahora mismo los más jóvenes, creemos que su obra –como la de Vallejo, de un vanguardismo no deshumanizado y con sentido del humor– junto con la de Luis Cernuda y Jaime Gil de Biedma son las más gravitantes en todo el ámbito de la poesía española. No son los polos, entonces, y por lo tanto las simplificaciones didácticas las que se perpetúan; sí, las personas –complejas y contradictorias– que saben aproximársenos en sus poemas. No son, por lo tanto –y hablando sólo de España–, ni los consabidos pregones de José Hierro ni los tics de Octavio Paz, clonados por José Angel Valente, los caminos a seguir. Ni uno ni otro merecen darle cuerpo a ninguna de nuestras desconcertadas almas (Granados 2003)

Mirada que, esta vez, aunque antes también ya la tenía, enfoca de manera más explícita a Vallejo; mejor dicho, y tal como reza el lema de nuestro texto, más bien, a “cierto Vallejo” en relación con la poesía española de entre siglos y, de modo inevitablemente sumario, con la de estas últimas dos décadas.

Empecemos con un escueto esquema de lo que para nosotros ha caracterizado la poesía española, desde mediados del siglo pasado hasta el presente, con el cual confiamos ahorrar al lector, y no menos a nosotros, fatigosas explicaciones y detalles:

Años 40-50

Existencialista-social realista (Neruda y cierto Vallejo). Dámaso Alonso. Poesía mimética.

Años 50-60

Monólogo dramático (Robert Langbaum). Autobiografía, poesía, en tanto prosopopeya (Paul de Man). Sujetos son cuestionados (Borges). Gil de Biedma: monólogo de la otredad (¿autismo?). Imposible transparencia del yo (“soy esto”). Desdoblamiento dialógico del yo. Somos lo que decimos ser. Historia como ficción. Arduo problema: el de la identidad. Polémica: Biedma-Valente.

Desencanto: Incapaces de derrotar al franquismo, España se llenaba de turistas y se vaciaba de campesinos y obreros que acudían a Europa. Impotencia cívica se hizo poesía (masoquismo histórico colectivo).

Años 70

“Novísimos” (culteranos, venecianos). El ámbito de la poesía no es la realidad, sino el lenguaje. Aguda conciencia y exhibicionismo del palimpsesto (huella cultural previa donde se inscribe toda “creación”). Pastiche. Sin embargo, también encontramos poesía femenina, figurativa (Ej. María Beneyto), que relee de otro modo o menos patéticamente los años 40 o la post Guerra Española.

Señoritos de la poesía. Malditismo de De Villena; bibliofilia, Gimferrer; glamour a toda prueba, Ana Rossetti. Importancia de Mallarmé: la poesía no se hace con ideas; sí, con palabras. Mutación de la sociedad española: más tolerante y abierta; pero también más fatalista y escéptica; más instruida, aunque también más banal… curiosidad por la subcultura, regreso al Modernismo y desdén por el compromiso socio-político.

Años 80-90 (2020)

Recupera la “experiencia”; pero, más bien, la experiencia de la prosopopeya (narcisismo prosopoéico). La publicidad y el realismo sucio (Charles Bukowski doblado sobre la pantalla de algún cinema de barrio); en suma, y aunque parca, la anécdota. Realismo retórico y moralista de corte tradicional. Polémica: D’Ors–Riechmann.  Antivanguardista. Antitrascendente. “Integrados” con la realidad. Sin voltaje (Pound). Realista y divertida. Intimismo fácil y prescindible. Poesía comprometida y políticamente correcta, en los primeros años del 2000, aunque no por esto menos retórica y radicalmente ingenua (“Poesía de la conciencia” vs. “Poesía de la experiencia”). Algunas voces interesantes y a su aire: Angela Valley, Jesús Aguayo y Antonio Moreno Figueras.

Declive de la poética novísima y recuperación de los poetas del 50… poesía figurativa, contra Mallarmé. La postmodernidad tiende al eclecticismo, la blandura y la autocomplacencia. “Privatización de las letras españolas”.

En suma, desde los años 40 al 2000 –Guerra Civil, dictadura de Franco y proceso de globalización o inserción más radical de España en Europa– tres formas literarias acompañan el proceso de la poesía española: la mimesis, el monólogo dramático y el palimpesto… hasta los años 70. La poesía posterior, años 80 al presente, sería una mezcla de estas tres formas básicas[3]. Es decir, el retorno a la mimesis de los últimos cuarenta años no deja de estar contaminado, irremediablemente, de monólogo dramático y, sobre todo, de palimpsesto; mejor diríamos, de pastiche. Lucidez sobre esto la tiene, o la tenía, el cine de Almodóvar; acaso la mejor poesía española de toda esta última época (Granados 2003).

Ahora, de qué va aquel “cierto Vallejo” que identificamos más arriba, gravitando en la poesía española de la post guerra y, luego, en ningún otro lado de nuestro esquema.  En pocas palabras, aquello señala que, en aquel entonces (años 40 al 50), se leyó a Vallejo de manera parcial o, mejor dicho, parcializada, muy entendible y comprensible real politik; y que, luego, dejó de interesar a las siguientes generaciones de poetas viviendo en la Península.  Salvo, cuando aquél cumpliera cincuenta años de muerto (1938-1988), recordemos, por ejemplo, el número doble dedicado a su obra en los Cuadernos hispanoamericanos, y, ahora mismo, las varias y variadas efemérides por la celebración del centenario de Trilce (1922-2022).  Luego de la recepción de post guerra, entonces, aunque con alguna que otra excepción, el interés local por la obra del peruano ha sido muy reducida y, además, poco significativa[4]; aunque, claro, y por el contrario, en el exilio tengamos una continuidad de insignes vallejistas españoles: los trabajos de Luis Monguió (César Vallejo.  Vida y obra, 1954) o la monumental obra de Juan Larrea, para no ir más lejos.  La recepción española, antes pragmática (en los textos de los poetas) que académica, sentó un precedente y consolidó entre los años 40-50 un canon de lectura.  Obviamente, aquel que soslaya Trilce y va de lleno de Los heraldos negros a Poemas humanos; y esto, naturalmente, porque lo que interesó fue, sobre todo, España, aparta de mí este cáliz (1937).  España y Georgette Phillipart crearon y, algo más tarde, la Revolución Cubana consolidó el canon del poeta marxista y comprometido que Vallejo, por cierto, es; aunque de modo simultáneo sea también otras cosas.  Entre éstas, aunque con un poeta muy incómodo dentro de su tumba, el ludismo puro o conjugado con algún aspecto de la líquida posmodernidad[5]; el otro extremo, sobre todo en los últimos años, de la recepción del autor de Trilce en España y overseas.  A lo que vamos con estas caricaturas es advertir que, en España, todavía no se ha ecualizado la recepción de Vallejo.  Es decir, que se precisa sumar complejidad y releer, sobre todo, la obra del peruano no desde el binomio utopía/ distopía; sino, desde una perspectiva simétrica (léase multinaturalista o amerindia[6]), es decir, decisivamente posantropocéntrica (Granados 2020a).

Decimos esto porque, por un lado, se insiste machaconamente en el dolor, miseria, orfandad y militancia.  Y si esta mirada no funciona o no se aplica directamente a la actual “próspera” España, se exporta.  Ejemplo, 21 balas. Antología de la poesía mexicana actual. Antonio Orihuela y Luis F. Comendador (eds.).  Publicada por If/ Solar (2009), dirigida básicamente al público español. Entre ochocientos poetas (sic), nacidos todos después de la Segunda Guerra Mundial, se han seleccionado veintiuno, de allí lo de 21 balas. Con un criterio por excelencia post pacista (Octavio Paz), según el cual aquellos antologados, cito a Orihuela:

están marcad@s por su coherencia, capacidad comunicativa, compromiso cívico y heterodoxia compositiva que, a nuestro juicio, no solo han sabido recoger lo mejor de la tradición literaria mexicana, sino también aunarla con los modos, mitos y hablas populares, sin perder, por ello, su radical modernidad” (“Tan lejos, tan cerca”). O cuyo valor reside, esta vez según Comendador: “en la toma de partido por una “poesía de la conciencia” [frente a la hace rato ya moribunda: de la “experiencia”] (“La poesía que lo es”) (Granados 2009).

Antonio Orihuela (Moguer, 1965), que exhibe entre su producción algo tan periclitado, manido y aburrido como esto:

WAY OUT

a Manuel Vilas

La poesía dejará de ser una cosa triste

cuando empiece a tener que ver con la vida de la gente,

cuando la gente vuelva a ser la que decida qué hacer

con sus vidas y con las palabras,

mientras tanto

todo esto que hacemos seguirá siendo

literatura.

(Granados 2009)

Por otro lado, aunque para ser didácticos exageremos un poquitín, encontramos en la crítica y también en la poesía española varios intentos solidarios-filantrópicos para leer la obra de Vallejo.  Todos ellos contaminados, indefectiblemente, de André Coyné o Juan Espejo Asturrizaga; o estrechamente conectados a algún punto de alguna agenda teórica más o menos en boga, ejemplo, uno etno-feminista o, también otro, “decolonial”.  Esto último, podría ilustrarlo el caso del “homenaje” a Vallejo, antes por cierto a sí misma, de manos de Berta García Faet en “ábaco & indígena & césar vallejo” (García Faet ¿2022?).  Poema-reescritura de España, aparta de mí este cáliz; en el cual, como también en el caso de sus Los salmos fosforitos (2017) donde entabla “una charla poética con Vallejo”[7], ahora con Trilce, esta poesía aquí es más voluntad de aura que propiamente aura y, por lo tanto, al final sólo nos quedan entre manos unos versos astutos y de invariable sonrisa.  Mucho más interesante nos parece, tratándose de escritoras españolas jóvenes, aquellas que no pretenden rendir explícito homenaje al autor de Trilce y, sin embargo, podría tratarse aquí perfectamente de escritura post vallejiana:

CON LAS MANOS (fragmentos)

No aman de igual forma

los ricos y los pobres.

Los pobres aman con las manos.

Los pobres aman en la carne y con gula,

en las peores estampas,

en condiciones famélicas y con

todo en su contra.

El amor de los pobres

no sale por la ventana

aunque el dinero entre

por la puerta,

(que nunca entra),

(aunque no haya ventanas).

Los pobres han aprendido

a amarse a oscuras por eso mismo.

Han aprendido a amarse mal alimentados

mal vestidos, malqueridos,

porque el hambre agudiza el ingenio

y en sus jardines también crecen las flores

(aunque no haya jardines).

Y parece que su amor se yergue

indestructible a pesar de,

a pesar de las miles de plagas,

de los sueños frustrados y fracasos andantes,

de las crisis cíclicas y de hambrunas y de guerras,

más valiente que Heracles,

más Odiseo que Odiseo.

Y parece que su amor se extiende y se multiplica

al ritmo que se multiplican los pobres,

al ritmo que se multiplican los infortunios

y los desastres naturales que golpean

siempre en las casas de los pobres.

Y ese amor está a la altura de Urano,

a la altura de Urano y de Gea juntos,

y es la única arma

que tienen los pobres

para defenderse.

Gata Cattana, “De La escala de Mohs” (Granados 2020b)

Aquel “Con las manos”, desde ya es trilceano, si no, recordemos aquello de Trilce I: “Quién hace tanta bulla/ y ni deja testar las islas que van quedando”; donde “testar” nos remite a un sujeto poético orientándose y conociendo permanentemente con las manos y el cuerpo[8].  Y, obvio, luego se percibe cierta “opción” persuasiva por los pobres que va primar durante todo el poema; en concreto: el amor en un contexto de pobreza; y con el añadido del humor, no la revancha o la mala leche, y esto si ya es enteramente vallejiano: amerindio o cristiano (inútil el deslinde).  Por último, aquello de “porque el hambre agudiza el ingenio”; es decir, Libro del buen amor, picaresca, Coloquio de los perros, Quijote, y un larguísimo hiato hasta Lezama Lima, el cual percibe, articula y eleva, desde la obra de Martí, la pobreza en tanto “espíritu irradiante”.  Nada menos en Vallejo.

Poemas de Gata Cattana y compañía que constan en un post de nuestro blog, “Antología de la post-última poesía española: Gata Cattana, Bibiana Collado Cabrera y Laia López Manrique” donde, como antesala de nuestra escueta selección, podemos leer:

Aquello de “post-última” alude a un estudio anterior nuestro –aunque más detenido, más extenso, más viejo y no menos polémico–, titulado “Desde otra margen: la última poesía española”.  Seleccionamos a estas tres jóvenes y valiosas poetas, a su vez, de entre Lecturas del desierto.  Antología y entrevistas sobre poesía actual en España.  Poetas nacidos a partir de 1982 […] Confluyen aquí tres entre cuarentaisiete poetas convocados (y 761 páginas); aunque la mayoría de ellos con todos los premios de poesía y títulos académicos concedidos o por conceder.    Sin embargo, salvo lo que enseguida leeremos, en el criterio de los editores se percibe todavía la mano negra de la “poesía de la experiencia”; y en su peor versión, la de Luis García Montero y sus amigotes (políticos, escribas, editores).  Pero una golondrina, y más aún si son tres, hace de sobra un verano (Granados 2020b)

Vallejo en España, para que una vez superadas la “poesía de la experiencia” y la “poesía de la conciencia” y la “poesía de la chocolatina”, etc., percibamos todo aquello como desde otra margen, la de nuestro propio ser simétrico –aunque en archipiélago– para, de manera simultánea, permitamos filtrarse a borbotones toda esa oralidad y poesía –a cada paso y a cada minuto y a cada lectura de los clásicos– cuya lectura enamoró siempre a César Abraham Vallejo Mendoza.

Referencias

»Leer más

El mirador de lobos

I
Los lobos marinos
alzaron su canto
solicitando amor al cielo;
sólo Venus los escuchó
y la luna brilla desde entonces
en sus hocicos.

II
Entre las rocas,
en los acantilados y farallones
donde el aire es fresco silencio
y el deseo no tiene límites;
donde el mar no es una encrucijada sino
fugitivos cangrejos
o pulposas estrellas;
los lobos marinos muerden en el agua
igual que en sus compañeras,
y encuentran los mismos peces.
Jamás hubo secretos para ellos.

III
Por las tardes,
el sol despoja sus pétalos más íntimos
sobre las aves;
el mar se despeina en los farallones
y las familias de lobos
se desprenden de las rocas.
Cuando la orilla inclina el mar
a la ciudad.

Pedro Granados, Juego de manos (Lima: Los Reyes Rojos, 1984)

»Leer más

Yendo de la cama al living. Brevísima Antología Arbitraria Chile-República Dominicana

Compilación y selección por República Dominicana: León Félix Batista

Compilación y selección por Chile: Gladys Mendía

Santiago de Chile: LP5 Editora, 2022.

Poesía sin punche, la dominicana de esta antología; la de un recurridísmo y ya periclitado ademán de gárgola entre las mujeres jóvenes y ex-jóvenes que escriben poesía en América Latina; en concreto, masivamente a partir de los años 80 del siglo pasado.  Poesía sin sorpresas, en automático, sacando amplio partido de alguna  gastritis reciente o, peor aún, de una utilería comprada en  alguna dizque boutique de moda.  Seres desconcertados porque, por un lado, confunden ubicuas luces de neón con modernidad y, por el otro, los múltiples restaurantes turísticos con  abundante comida para todos en la República Dominicana.  Pero hay que decir lo que sea y como sea, ¿no es así?  Poesía sin trazas de pudor alguno con el refrito literario, hasta para comerse el ligao  aunque esté ya puro tizne, no importa, a nadie importa, salvo al que esto escribe desde su bohío  allá en los andes.  Poesía de niños prodigio, editores, gerentes, animadores culturales incapaces de encender chispa alguna.  La poesía de funcionario público ha corrompido las letras dominicanas; y sus figuras son las más conocidas sólo porque tienen apoyo para viajar, publicar, figurar constantemente en la prensa y ganarse todos los premios.  Pero esto, obvio, es una humorada de la que acaso se dan cuenta, en primer lugar, y en su fuero interno, los propios beneficiados con el tinglado.  Oiganlo bien, muchachos, la poesía es lo que va entre líneas y no en la mayor o menor elocuencia de nuestros versos.  La calidad de lo que ponemos entre líneas resulta decisivo y constituye, con algo de suerte, aquello que trasciende.   Poemas, en fin, de primarioso; aunque todos los incluidos aquí estén ya en sus treintas bien largos.  Ergo, no acredito que estas zapatillas converse constituyan representación de nadie ni de nada entre la poesía reciente de la RD; salvo, por voluntad de un antologador que ha perdido totalmente la brújula, aunque jamás  el atrevimiento para procurar mantenerse vigente como sea y a como dé lugar.   Repasando, Yendo de la cama al living —vaya nombrecito light, cool, posterior a todas las utopías–, extrañamos y confirmamos, hoy incluso más que antes, a Glaem Parls e Isis Aquino, en oscilante orden, como los auténticos representantes  de la poesía ochentera en toda  aquella nuestra media isla.

(Nuestro comentario sobre los poetas chilenos, presentes también en esta antología, lo dejamos para más luego). P.G.

Yendo_de_la_cama_al_living_Brevisima_Ant

»Leer más