Juego de manos

Juego de manos (Lima: Los Reyes Rojos,1984)

Cumpleaños

En el último crepúsculo
de mis veintisiete años
estuve cruzando el agua hirviente de mi ciudad,
inexperto entre otros pelagatos,
me sorprendí ante el nacimiento
de una muchacha
y sentí el lento rodar del mundo,
el lento rodar de las muchachas,
el lento rodar de las instituciones,
mi lento rodar
mirón
roedor de migajas.

A Tilsa Tsuchiya

No hay color que no palpite
y no nos abra a la vida,
no hay rosa, no hay oficio conocido
o desconocido
que no nos diga de detrás, de siempre,
que no nos llame discretamente
en las sienes.

Hay rosas, hay sensaciones extrañas
como un collar radiante,
como un abrigo tibio,
como una precipitada cascada
que persigue a los peces más jóvenes
para acariciarlos.

No hay extremo, no hay orden
ni desorden ni aventura
ni recuerdos,
todo es un solo oficio,
todo es un solo puente,
todo es un solo brillo de sol en el agua,
en la lengua, en los dientes.

No hay partida, no hay retorno,
no hay lejanía.

Sólo una hermosa col
con sus hojas frescas y calladas.

Afán previo de desciframiento de la poesía,
(agua furiosa), mar que engendra
y es pasión y destino.
Pedro José Granados los asume.
Invoca, monologa, sale de sí mismo,
vuelve a sí mismo.
Es una conciencia y es un canto
que inicia en sus volutas
el esclarecimiento de su propia
identidad.
Póngase el oído sobre estas páginas:
el mar bulle en ellas
y ellas
tratan de ganarle bellamente
la fresca
dispersión de sus avances,
la cálida luz de su memoria.
El afrodisíaco mar,
la fecunda oscuridad del mito,
Granados los percibe, los vive,
los enciende,
casi sin designio, (cómo se insinúa
el amor),
de natural erotismo

Javier Sologuren
Lima, XI/ 1984

 

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La soledad impura de Pedro Granados/ Juan Carlos de la Fuente Umetsu

 

Puntuación: 5 / Votos: 2

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