FELICIDAD DEL TERAPEUTA (Poema en prosa)/ARMANDO ALMÁNZAR-BOTELLO

IMÁGENES:
1) Fotografía creativa de un huevo
2) Vladimir Kush: “Sunrise by the ocean”, 2000

«Perhaps we ought to feel with more imagination. / As today sky 70 degrees above zero with lines falling / The way september moves a lace curtain to be near a pear.» John Ashbery  [«Quizá debamos sentir con más imaginación. / Como hoy día el cielo a 70 grados sobre cero con líneas precipitándose / De la forma en que septiembre cambia una cortina de encajes para acercarse a una pera.» John Ashbery]

A Ella…

Amanece. Despierto en el delirio y voy al patio. Con bata y en pantuflas me deslizo por el césped. Escucho. Vislumbro en la neblina enjaulada su revuelta.

Una devoción mayor y trágica por brillo especular de imagen rota, estremece allá en lo umbrío la hojarasca.

¡Oh, los pájaros!

Escrito aquí un miedo que hizo frío intensamente. Por lo menos en el trópico sería pesadilla en la vigilia su demencia.

No la pura y esencial mostración de los conceptos. No aletazos de metáforas. No.

El vuelo. El hueso. El hueco…

¡La caída!

Solo canta la evidencia del enigma cada pájaro. Ellos trazan persistentes la verdad de la existencia: cautelosos garabatos con el pico por los bordes: la estructura indiferente de la muerte indescifrada que ahora crece…

De nuevo entonces no sonrío y me detengo.

Solitario.

Abandona el buen humor la pajarera y me dibujo de improviso en la recámara.

Pánico en desierto… Allí, un baño lentamente me despoja de la sombra…

Me visto en ausencia. Le quito la tapa con cuidado a mi frasco de perfume o de veneno favorito… ¡He aquí el dilema!… Al hacerlo, veo mi rostro casi escrito con mi letra más cursiva en el espejo.

¿Me suicido ahora o me perfumo? ¿Me suicido perfumado?

Una voz dice: “¡Está loco!”…

¡Sí! ¡Caray! ¡Existo! Y parece que algo en mí es muy feliz en este instante. ¡Qué cosa tan extraña! Imprevisible cambio.

Rumbo al comedor piensa raudo y desdoblado:

«La mancha de la yema del huevo solar en la clara del cielo y el mantel que se despierta, mueve menos la sutil inteligencia de las aves que las nubes chorreantes de albúmina escolar…»

Se aproxima por el centro…

¡Él no es Ella! No.

Disyunción del ser-Dos… Nombrando aquí al vacío en el acto de morir abierto con el ser temblando hacia su Otra.

Fidelidad sin fin, a muerte, a un proceso donde fluye su aporético vapor la verdad indecidible…

¡Jo! Son las diez de la mañana. ¡Punto! Hora precisa del té con las tostadas.

¿Quién soy yo sin rubor para decir o pensar presumido estas cosas?…

Nos miramos nuevamente con olvido. Tomo asiento junto a ella. Escribe con rigor el frío Teorema punzante del silencio…

No habla nunca iluminada con las luces descompuestas, por el pésimo guión de otra memoria en los caminos.

Ciega como espejo en la neblina, cerrada para el mundo ella se abisma en su impresencia, no tocada en su núcleo de quietud casi una piedra…

Mas luego brilla imprevista en los contornos. Con cuidado sorpresiva fosforece…

Veo flores en la mesa. ¿Pensará de nuevo en el teatro con su abismo-laberinto que se pliega y se despliega?

En tierra de ciegos el bostezo es rey…

Luego iré a la Financiera y solicitaré un préstamo con intereses blandos. El anciano gerente ha sido conmigo siempre muy gentil.

No puedo quejarme del orden de las cosas…

Ella tose y al fin me desconcierto. Me mira con fijeza su misterio y parece iluminada oscuramente.

Pienso que podría reflejar en su semblante cotidiano la taza de té sobre la mesa… o la mesa de té sobre la taza… ¡No importa!

Nervioso, tomo el agua de su vaso y casi ella se sonríe la evidencia de mi error…

Esboza un dedo silencioso los contornos de sus manos que respiran lentamente latiendo en el mantel…

La energía del poema, contenida o represada en las páginas de un libro, ¿vale menos que la imagen del mismo libro ardiendo?…

Desde siempre desatado el río de la vida, también es voluntad de forma en cada instante, en cada gota del río que se pierde.

Veo el vaso de agua y no lo toco nuevamente. Nos miramos. Me levanto translúcido y empuño mi bastón.

Alguien se despide como quien disipa letras.

Amarillo arriba, casi verde, habla el sol gesticulando.

Sin embargo, así las cosas, él te ama con firmeza todavía, más que antes.

Por la línea de fuga del camino los espectros del secreto ya retornan…

Agosto de 2011 (Texto retocado)

Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.

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