Al Brasil, la dicha
Mala buena cantada
Sembrada a la orilla
De la catarata de la frontera
Del delirio del abismo
Ahora que estoy viejo
Pero me acompaña
Mi voz de cacatúa
De ave del paraíso
Desde un patio al otro
Del mundo
Mi voz de puerco o de diablo
Hasta las últimas losetas
Donde tiemblo y te aguardo
Con mi cabello cano
Mi desviada nariz
Mi orgullo insumergible
De poeta
Con mi particular recuerdo para mis estudiantes y colegas de la UNILA (Foz do Iguaçu).