Archivo por meses: mayo 2015

Palabras de una isla/ Parole d’une île

Palabras de una isla

Gahson Saint-Fleur y Basilio Belliard (eds.) Palabras de una isla/ Parole d’une île. Primera antología poética de República Dominicana y Haití. Premiére anthologie poétique de la République Dominicaine et Haïti. Prólogos: Soledad Álvarez y Samuel Grégoire (Santo Domingo, R.D.: Ediciones Cultura, 2012). 373 pp.
Ediciones Cultura ha publicado una antología bilingüe, donde los poetas haitianos se pueden leer en español y los dominicanos en francés. Un poeta, sin embargo, está en ambas lenguas: el dominico-haitiano Jacques Viau, a quien se dedicó la antología por sus luchas contra la invasión de Estados Unidos a República Dominicana en 1965 (a 2015, hace cincuenta años). Saint Fleur (también el traductor) y Basilio Belliard, poetas y educadores, son los antólogos principales. Contaron con el apoyo de Samuel Gregórie y Soledad Álvarez; los cuales, a su vez, escribieron los Prólogos respectivos sobre la poesía haitiana y la poesía dominicana.
De esta manera, aparte de ser una excelente oportunidad de difusión de la poesía haitiana en nuestra lengua, sobre el motivo y el sentido de esta publicación nos ilustra Gahston Saint-Fleur:
“Sin lugar a dudas, el Desastre que sacudió Haití el 12 de enero [2012] ha dado una señal positiva en el proceso de acercamiento y de convivencia pacífica entre los dos países. En el abrir y cerrar de ojos que implica un terremoto, los conflictos entre los ciudadanos de ambos países parecen remontarse al pasado, ante la acogida del pueblo dominicano en su territorio a los haitianos en situación de angustia, el repentino y no menos preocupante silencio de las voces ultraconservadoras de uno y otro lado. Sin embargo, todavía es demasiado temprano para cantar victoria, como algunos pretenderían hacerlo. Los tiempos actuales exigen que se trabaje con más ahínco aún los campos de cizaña sembrándolos de guayabas y de flores de esperanza. Palabras de una isla responde a este esfuerzo para conocernos mejor y así poder vivir mejor, ya que estamos irreversiblemente juntos” (31)
Y la verdad que en la poesía incluida aquí –de Pierre Faubert (1806-1868) a René Depestre (1926); de Domingo Moreno Jimeno (1894-1986) a Luis Alfredo Torres (1935-1992)– apenas si podemos hacer diferencias entre temas y motivos; aunque no sean lo mismo, por supuesto, las respectivas tradiciones literarias. Como bien dice Basilio Belliard en la Presentación:
“Cuando Haití vive el influjo del indigenismo en los años 20, con una literatura bilingüe en créole y francés, la poesía dominicana inicia su renovación y apertura vanguardistas con el postumismo. El indigenismo haitiano les permitió a sus escritores romper con la tradición de su pensamiento estético [La poesía haitiana de 1804 –independencia– a 1915 –invasión norteamericana– giraba alrededor de doctrinas literarias francesas como el pseudo clasicismo, el romanticismo, el parnasianismo, el simbolismo y el surrealismo, según Samuel Grégoire], y entrar en diálogo con las corrientes filosóficas y antropológicas encarnadas en el marxismo, la creolité y la negritud. En esa misma medida se produce en la República Dominicana la irrupción de las vanguardias, a través de Vigil Díaz, y el vedrinismo y la reivindicación de lo nacional, que llevó a cabo el postumismo” (17).
En la sección tanto dominicana como haitiana se insertan poemas canónicos
y extraordinarios. Baste, como muestra médica (en tanto Apolo es dios de la Poesía y también de la Medicina), lo siguiente:
-¿Qué es la realidad?
-Un interludio ilusorio en un espectáculo de marionetas y de fantasmas.
-¿Y la razón?
-Un extraño instrumento para intelectuales presuntuosos.
-¿Y cómo funciona eso?
-Muy a menudo, eso funciona a partir de artífices de lo mental hipertrofiado.
(Franketienne)

Chucún es un marabú
sus ojos brillan como hachas.
Sus pezones son muy duros
¡Ah, si Chocún fuera fiel!
Nos quedamos hablando durante mucho tiempo.
¡Hasta las aves en los árboles parecían estar contentas!…
¡Olvidémoslo, demasiado grande mi pena!
¡Pues desde entonces mis pies están encadenados!
(Oswald Durand, “Chucún”)

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Como decíamos ayer: Poesía latinoamericana de hoy (I)

Grosso modo, la diferencia entre poesía y publicidad estriba en que en esta última nosotros hablamos y, en la poesía, permitimos más bien que –según Lacan o César Vallejo– el lenguaje hable por nosotros. Es decir, podemos lograr imágenes muy bellas o efectos sorprendentes e incluso originales, a fuerza de novedad, pero –para un oído aguzado– todo eso será prescindible y aquél quedará como esperando, aguardando, que al fin suceda algo. Que afloren, sobre las secas arenas del desierto, los viejos canales rebosantes de agua.
Sin embargo, cuando repasamos la producción reciente de América Latina, literatura en tanto publicidad –moldes preconcebidos y lenguaje efectista– es lo que por lo general encontramos. Por ensayar una caricatura, esto ocurre tanto en los poemas “privados” de la pequeña o mediana burguesía urbana; como en aquellos “públicos y comprometidos” tipo “Acción Poética”. Uno ve esos paneles y se pregunta quién está detrás manipulando y acaso lucrando con todo eso… y no constituyen, en absoluto, una excepción los poemas “privados” tipo Clarice Lispector o Alejandra Pizarnik elevados a la cuarta potencia; es decir, desfigurados de tan manidos y banalizados hasta la involuntaria frivolidad.
Otro tanto acurre con nuestro neo-barroco, que acaso alcanzará a que sus principales administradores, aún en vida, vean el desplome definitivo del negocio. Y, asimismo, con una especie de coda del mismo que se escribe en monemas, particularmente en la triple frontera (Brasil, Argentina, Paraguay); una cosa son Wilson Bueno o Douglas Diegues, y otros los diletantes o hipnotizados con aquella cajita de música. Y sucede otro tanto con los declamadores –tipo Raúl Zurita– porque ya se sabe que lo suyo fue todo un tinglado, apoyado por su gobierno, para demostrar el poder expansionista de su país incluso en este ámbito de cosas, el de la poesía. Y, a modo de continuar tomándole el pulso a esta espesa y contaminada marea, toda la poesía hecha (no sólo escrita: pintada, bailada, declamada) nada más que por encargo: la del PT, la de la violencia en el Perú, la chavista o –¿por otro lado?– aquella que auspició y auspicia sistemáticamente la fuga de la realidad, tipo la del “pensar” o la del “giro lingüístico” o la “preciosista”; con abundantes ejemplos de esta última, por ejemplo, en Colombia, y en particular en Bogotá. Para no hablar, por último, de lo que ocurre con nuestros profesores-poetas, escribiendo desde algún país metropolitano –donde fueron a estudiar y a costa de todo, incluso de entregar el alma, se quedaron– que no la ven.

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Editorial Auqui presenta a Brózovich, Málaga y Granados en la Librería Central de Barcelona. Palabras del Poeta Rodolfo Hassler y la crítica Helena Usandizaga.

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La Salvaje Melodía del Aire de Oscar Málaga, Los poemas Encontrados de Raúl Brózovich y Activado de Pedro Granados son los nuevos libros de Auqui.
Con estos tres libros de poesía, desde la ciudad peruana de Cusco, llega de nuevo a Barcelona la editorial Auqui: un nuevo concepto de libro y una fulgurante y poco convencional selección de poetas que inauguran la segunda época de esta editorial, creada en Barcelona en los años ochenta. El poeta Vladimir Herrera (Poemas incorregibles, Barcelona, Tusquets, 2000), actual director de la editorial, fue su fundador, director, editor y tipógrafo; la diseñadora y encuadernadora, ha sido y es Montse Badell. Los libros se trabajaban en una imprenta artesanal, y las ediciones, completamente hechas a mano, muy buscadas actualmente por los bibliófilos, eran tanto de autores canónicos como de autores menos conocidos, latinoamericanos y españoles. Auqui se incluía en un proyecto previo, el de la revista Trafalgar Square, revista de poesía y ficción, que apareció en Barcelona en la primavera de 1983 y que aglutinaba a un grupo de amigos como Cristina Fernández Cubas, Carlos Trías, Paula Massot, Enrique Vila- Matas, José Luis Vigil… La nueva época rescata y actualiza el espíritu de aquellos años.

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