Aceite de tortuga y sábila

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El 9 de marzo, a ritmo de bachata, cumplí 59 años.  Me agarró en Acapulco, y en muy buena compañía.  Fabricando piadas, mientras una simpática señora de piernas y brazos potentes, daba un masaje sin tregua a mi agradecida mujer.  Aceite de tortuga y sábila, contra las quemadura de la piel y las ampollas del alma.  Nos engañó a todos, qué bien que nos angañara.  La mentira como una de las formas más radicales de la verdad .  Nos vendió el mamey que quiso, y al precio que quiso, en aceite y en cuanta flor multicolor  para bautizarnos  de nuevo, medio ocultos, contra las arduas aguas del Pacífico.

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