Tesoro de cuentos chinos/ Pedro Conde Sturla

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García Márquez se preguntaba en un famoso artículo si todos los cuentos son cuentos chinos, es decir un embuste, una cosa mentirosa para embaucar a los incautos o simplemente para entretener una audiencia, nada más que mentira y falsedad, pura invención.

En China, por ejemplo, todos los cuentos son cuentos chinos, pero en un sentido muy ajeno al que le damos en estas regiones de América.

En China, como en la India, los cuentos son venerados como instrumento de enseñanza y educación de los sentimientos. A través de ellos se difunden normas religiosas, principios de moral y cívica, sentimientos de solidaridad y amor al prójimo. También son frecuentes las narraciones satíricas, filosóficas y políticas, no carentes de un fino sentido del humor.

En China, cuya literatura cuenta con más de tres mil años de existencia, posiblemente se han escrito más cuentos que en el resto del mundo.

Lo asombroso es que muchos de esos textos anticipan gran parte de la narrativa occidental, especialmente la literatura fantástica que en el caso de Chiang Tzu o Zhuangzi se remonta al siglo IV a.C.

De hecho, anticipan un poco a Borges, ese mismo Borges que decía, y con razón: “Toda novedad no es si no olvido”. Borges, a su manera fina y erudita, no hace más que traducir el proverbio bíblico que dice que no hay nada nuevo bajo el sol.

Los tres brevísimos cuentos fantásticos que aquí se presentan son tema de culto en la literatura china, el mundo de los sueños, y forman parte del más selecto acervo cultural de la humanidad.

Sorprenden por su antigüedad y al mismo tiempo por su palpitante actualidad, y la influencia que han ejercido en las letras ha sido enorme.

El primero y el segundo, “El ciervo escondido” y “El sueño de la mosca horripilante” son anónimos y lo poco lo que se sabe es que fueron escritos en el octavo siglo de la era cristiana, un siglo de oro de la literatura china.

El tercero, “Sueño de la mariposa”, del cual se ofrecen tres versiones, es obra de Chuang Tzu o Zhuangzi, un personaje “que vivió aproximadamente entre los años 369 y 290 a. C.” Chiang Tzu es considerado como “”el mayor filósofo, poeta y literato ensayista de toda la historia de la escuela taoísta”, como “el fénix de los literatos chinos”.

“Sueño de la mariposa” es uno de los relatos más celebrados y estudiados de la historia de la literatura.

Esta perturbadora narración, al igual que las dos primeras, ponen en entredicho las fronteras entre sueño y realidad, un tema que será típico de Kavka y a veces de Tabucchi y tantos otros.

Las dos primeras, desde luego, llevan las huellas de la tercera como puede apreciarse.

De cualquiera de ellas puede decirse lo mismo que dice un comentarista anónimo que rescaté de una página de Internet:

“Borgiano cuento chino de oníricos senderos que se bifurcan hasta llegar a las minas del Rey Salomón en un shakesperiano sueño de una tarde de verano…”

El ciervo escondido
Anónimo chino

Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas.

Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño.

Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer:

-Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.

-Tú habrás soñado que viste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero -dijo la mujer.

-Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño -contestó el marido- ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?

Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador:

-Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.

El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:

-¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?

El sueño de la mosca horripilante
Anónimo chino

Li Wei soñaba que una mosca horripilante rondaba por su habitación, interrumpiendo inoportunamente una de sus profundas meditaciones. Molesto, comenzó a perseguirla tratando de acallar con un golpe su desagradable zumbido.

Portaba en la mano, con tal objetivo, la primera edición de “Con la copa de vino en la mano interrogo a la luna”, poema épico de su entrañable amigo Li Taibo.

Corrió y corrió incansablemente entre el reducido espacio de esas cuatro paredes, sacudiendo sus brazos cual si fuera él mismo una mosca. Dicha empresa le sirvió de poco. La mosca, posada en el marco del retrato de su amada, lo miraba con aburrida indiferencia.

Exhausto por la persecución, Li Wei se despertó agitado. Sobre la mesa de luz estaba posado, distraído, el fastidioso insecto. De un viril manotazo, el filósofo acabó con la corta vida de la triste mosca.

Li Wei jamás sabrá si mató a una mosca o a uno de sus sueños.

Sueño de la mariposa
Chuang Tzu

1-Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

2-Cierto día, Chuang Tzu se quedó dormido y soñó que era una mariposa, revoloteando muy contento por ahí.

Y la mariposa no sabía que era Chuang Tzu soñando. Luego despertó y volvió a ser el de siempre, pero ahora no sabía si era un hombre soñando que era una mariposa o una mariposa soñando que era un hombre

3-Un día Zhuangzi se quedó dormido en el jardín. Tuvo un sueño. Soñó que era una bella mariposa. Voló hacia el este y hacia el oeste hasta que se cansó tanto que se quedó dormida. La mariposa también tuvo un sueño. Soñó que era Zhuangzi.

Justo en ese momento Zhuangzi se despertó.

No sabía si realmente era Zhuangzi o el Zhuangzi del sueño de la mariposa. Tampoco sabía si había soñado que era una mariposa o si una mariposa había soñado que era él.

Pedro Conde Sturla es escritor
pedro.conde@codetel.net.do

El Caribe, 14 sept. 2008

Puntuación: 4.38 / Votos: 13

Comentarios

  1. Juan F. Aponte escribió:

    Narración limpia, clara, precisa.
    Hermosa en su simplicidad.

  2. guido escribió:

    tienen el cuento wng y el mago

  3. STEPHANY escribió:

    MUCHAS GRACIAS ME AYUDASTE

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