Apostillas al Trilce de la Biblioteca Nacional del Perú

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La copia facsimilar –de un ejemplar dedicado (“Para José María Eguren, con toda mi admiración”)– se halla completa; no así el original, correspondiente a distinto ejemplar que el anterior, el cual se encuentra mutilado entre las páginas 7 a 10 las que, a su vez, corresponden –acaso de modo significativo para el mutilador– a los poemas III ( “Las personas mayores”) y IV (“Rechinan dos carretas contra los martillos”).

La tipografía de la escritura del nombre del autor (César A. Vallejo) como la del título del libro (Trilce), sobre la carátula de esta edición de 1922, aparecen romaneadas. Es decir, imitan el perfil de los números romanos sucesivamente antepuestos, del I a LXXVII, a cada uno de los poemas de este libro. También va en romanos la numeración de las páginas que corresponden al famoso “Prologo” de Antenor Orrego (I – XVI); como, además, las cuatro partes del mismo:
I Conocimiento
II Introspección estética
III El vehículo musical
IV La vida circunstancial del hombre

Por lo tanto, autor y prologuista parecieran haberse puesto de acuerdo sobre la conveniencia o productividad de mantenerse fieles a este eje icónico; la de la forma de los números romanos. ¿Simple convención, en Lima, de la imprenta de la época? O, acaso, cierta conexión entre el tema o motivo predominante de Trilce y la forma de aquellos números. En este sentido, proponemos por lo menos un alcance. Los romanos nos libran de dibujar el 8; como sabemos, inexistente entre la ingente cantidad de dígitos que habitan en particular Trilce. Por lo tanto, en el contexto de este poemario, aquella opción –frente a la numeración arábiga– nos evitaría transgredir un pudor hondo, un decoro radical, algo así como un tabú; ya que el 8 sería nada menos que la imagen o el ícono mismo de la insondable utopía vallejiana. Algo extraordinario que estuviera por suceder y de lo cual dos círculos verticales y unidos –a manera de un 8– lo simbolizaría. Algo extraordinario, repetimos, que de algún modo lo alude ya –ignoro si en todos los casos– la tipografía del 9 en Trilce. Este número arábigo, en la edición de 1922, por ejemplo en XXXII (“999 calorías”) o LXXVI (“99 burbujas”), pareciera un 8 a punto de cerrarse desde su apéndice inferior o completarse o, por último, ponerse en ebullición… y sólo se queda a “99 burbujas”.

Otros alcances existen, por supuesto, y algunos han sido ya ventilados por la crítica; si no en relación a todo el poemario, sí, en cuanto a alguno de sus poemas específicos (ej. Trilce I).

Puntuación: 5 / Votos: 9

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