cada vez que sobreviene un terremoto, el eje
de la tierra se desplaza también entre las uñas
de tus pies; cada vez que un glosomoto se da,
junto a la consabida suspensión de analogías,
muda el ángulo de inclinación de cada estante;
un glosomoto, grosso modo, si se da, idioma –
no lengua, ni la tuya, heredada o a conquistar;
rastro sin rostro, entre olas de tiempo, idiomar,
donde lo que no habrá tenido lugar se abre cam-
po, estante a tierra, aguayo vino; al pan, pan.
Andrés Ajens, asiduo colaborador se este blog.