Leonardo Garet y el intercambio carnal de las cosas

http://www.leonardogaret.com.ar/

En esta oportunidad saludamos la reciente aparición de La sencilla espiral de los sucesos (Montevideo: Ediciones de Hermes Criollo, 2005), del excelente poeta Leonardo Garet (Salto, Uruguay, 1949) que con éste ya tiene en su haber, desde Pentalogía (1972), una docena de poemarios. Nos hallamos, pues, ante a una obra de plenitud en sus propuestas y recursos estéticos.

El volumen se divide en tres secciones: “Celebración” y “Al trasluz”, colecciones de 2003, y “La sencilla espiral de las cosas” (2004), propiamente dicha. El título de nuestra reseña, aquello del “intercambio carnal de las cosas”, lo hemos tomado del poema “1” de la primera sección; es decir, nos parece un verso y, asimismo, un lema propiciatorio de toda esta poesía: trueque, comercio, vasos comunicantes eficaces entre los más diversos seres y objetos. Principio de analogía, en suma, y principio de magia recargados y puestos al cien por cien. Todo esto emparentando, claro está, la poesía de Garet sobre todo con el simbolismo; mas, se trata de un simbolismo corpóreo y henchido, muy lejos de veladuras o imágenes voluntariosamente opacas o ambiguas:

instrucciones para creer
Dios es esa mujer
con piernas que logran el olvido
.. .. .. .. de su función de caminar
que tiene pechos y nalgas
nada más que para el deseo
que tiene el ombligo más hermoso
y un monte de sexo
.. .. .. .. infinito
Dios es esa mujer
.. .. .. ,,,,,,,, ,, , .. si quiere
Jorge Guillén, muy a lo humano; los tonos de vida y de muerte, vía César Vallejo, reconciliados por el humor; el lúcido ludismo de Altazor son las aristas, entre otras, que aparecen nítidas en esta poesía. Contra la lluvia de prejuicios que para un foráneo puede ser el actual Montevideo: “Whisky”, “culebra y monte”, “Europa de medio pelo”, “hembra-matrona”, “educación represora”, “ciudad fantasmal”, “embalse teórico” –en fin, noria de agobio y espiral del exilio–, se alza esta poesía “provinciana”, esencial y contundente de Leonardo Garet:

36
Las muchachas no pueden estar sin desnudarse
En memoria y celebración de las islas
Que llevan en el pecho

las muchachas se incorporan entre libros
como platos humeantes
y casas de colores
como si fueran ninfas
entre árboles y lagos

la muchacha crea su propio paisaje

emanando de su cuerpo
y a su sombra caemos

donde las arañas
custodian cuevas
sepultan libros
ollas y casas conocidas

las muchachas recortadas en un paisaje extraño
salen victoriosas
y se desnudan
en memoria y celebración
de las islas
.. .. .. .. que llevan en el pecho

No a otra cosa, creemos, invita a percatarnos esta “sencilla espiral de los sucesos” -no de fantasmas ni, mucho menos, alambicados barroquismos- de la que podemos, impensadamente, terminar siendo parte; mejor dicho, de la que aún podemos, felizmente, llegar a tomar parte.

Puntuación: 4.50 / Votos: 4

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *