Este ensayo se propone, por un lado, reconstruir un diálogo intelectual y artístico en apariencia inexistente entre César Vallejo (1892-1938) y Joao Cabral de Melo Neto (1920-1999). En la biografía del poeta brasileño, de modo recurrente y acaso no menos sistemático, no existe mención alguna del peruano; aunque España fuera en ambos tema y motivo fundamental de sus respectivas obras literarias; y, según ventilaremos aquí, ambos poetas tuvieran mucho en común, repetimos, tanto en el aspecto literario como en el político de sus poemas. Por otro lado, en cuanto desencadenante de este paralelo entre dichos autores, se analizará el poema cabralino “España en el corazón” (homónimo del poemario nerudiano editado por primera vez en1937). Es decir, aquel poema del brasileño será el puente, de ida y vuelta, para transitar e iluminar los “silencios” entre las poesías del brasileño y del peruano y, no menos, tornar inesperada y particularmente elocuente la poesía del chileno. El presente trabajo se enmarca, por un lado, en el contexto de la actual literatura comparada; es decir, aquélla que: “ha dejado de lado la perspectiva historicista tradicional y su correlato los viejos estudios de fuentes e influencias y ha pasado a ocuparse cada vez más del texto literario y de sus relaciones interliterarias e interdisciplinarias” (Eduardo F. Coutinho). Asimismo, tiene que ver con la cuestión del canon y su discusión o puesta al día o incluso puesta en valor; en particular aquí, el rol ideológico que, frente a la Guerra Civil Española, les cupo a Pablo Neruda y César Vallejo. Y, por último, este breve ensayo gira también alrededor de la traducción, entendida ésta, según Benjamin, como “una ampliación de la operación crítica de la lectura” (Delfina Muschietti).
21/04/22: Humanidades de César Vallejo: Centenario de Trilce/ César Vallejo’s Humanities: Trilce Centennial
Nuestra investigación sobre la presencia o rol de las Humanidades en la poesía se inició el 2007 con una ponencia titulada, “Las humanidades en los talleres de creación literaria” (Coloquio Interdisciplinario de Humanidades “El futuro de las humanidades, las humanidades del futuro”, 27 al 29 de agosto en la PUCP). A partir de aquí no nos hemos detenido en nuestra pesquisa, la misma que ha indagado y ha desembocado en describir las distintas nociones de las Humanidades –en tanto libros, pueblos, narrativas y pos antropocentrismo– en la obra de César Vallejo; por ejemplo, en “Periodismo y humanidades en César Vallejo” o “Ciudad Trilce y ¿trilceanas ciudadanías?”. A partir de estos antecedentes, y en vísperas de los 100 años de un poemario fundamental como Trilce (1922), proponemos hoy un curso (“Humanidades de César Vallejo: Centenario de Trilce”) que ofrecemos a la comunidad académica internacional. Es decir, nos allanamos a implementar y dictar dicho curso, virtual o presencial (una vez veamos más claro cómo se desenvuelve la pandemia), en la institución que nos lo solicite.
Our research on the presence or role of the Humanities in poetry began in 2007 with a presentation entitled, “The humanities in literary creation workshops” (Interdisciplinary Colloquium of Humanities “The future of the humanities, the humanities of the future”, August 27-29 at the PUCP). From here we have not stopped in our research, the same that has investigated and has ended up in describing the different notions of the Humanities – as books, peoples, narratives and post-anthropocentrism – in the work of César Vallejo; for example, in “Journalism and humanities in César Vallejo” or “Ciudad Trilce and ¿trilceanas Ciudadanías?” Based on these antecedents, and on the eve of the 100th anniversary of a fundamental collection of poems like Trilce (1922), today we propose a course (“Humanities of César Vallejo: Centennial of Trilce”) that we offer to the international academic community. In other words, we agree to implement and dictate said course, virtual or face-to-face (once we see more clearly how the pandemic unfolds), at the institution that requests it.
17/04/22: CARTA ASTRAL DE CÉSAR VALLEJO
Desconocida hasta ahora (dos hojas con fechas, respectivamente, 15 y 19 de noviembre de 1918), aunque filtrada por manos confiables a este blog, la autora de esta carta astral es Zoila Pajares, viuda de Villanueva, madre de la famosa Otilia Villanueva Pajares. Iniciada aquélla en las ciencias ocultas, a imitación de Madam Blavatsky, desde adolescente y en su terruño, Cajamarca. Por lo tanto, completaría y justificaría el real motivo por el cual el poeta se ligó de tal manera a ambas o a aquella casa. La hija le deparaba un amor “apasionado, vehemente, incontrolable” (Juan Espejo Asturrizaga); mientras la madre, aunque honrada y púdica, hondamente le comprendía. Y, no menos, también el motivo –no únicamente el anecdótico del embarazo, decepción y posterior fuga de Otilia– por el cual se desligó de aquella familia de modo tan abrupto o intempestivo. La madre sabía muy bien quién era César Vallejo y el inevitable dolor que venía para la novia. Intentó, desde un inicio aunque muy a pesar suyo, alejar al poeta de la vida de su menor hija. El viaje o los viajes, con Vallejo solo, aparecía por todo el ámbito del radix. Que sepamos, el cholo desconoció esta –su propia– íntima y privada misiva.
Tiene usted una mente sintética, capaz de concentrar el sentido de un libro en una sola frase, el sentido de muchos libros en una sola página. Es por eso que usted impresiona con sus certeras frases, que resumen toda una situación o desarrollan toda una estrategia, juego para el que usted está naturalmente dotado. Usted ve lejos y grande, lejos y fuera, y todo lo que es extranjero tendrá una gran importancia para usted desde su juventud, y los viajes tendrán una importancia decisiva para su formación profesional y espiritual. Porque es posible que usted encuentre en el extranjero lo que su país a veces le niega: el reconocimiento, la instrucción, la cultura, el trabajo, y usted es capaz de aprovechar al máximo su estadía en otro país para realizarse y renovarse, regresando transformado al suyo propio, si es que decide regresar. Cuando por alguna razón usted siente que ha agotado un período, para bien o para mal, le haya ido bien o le haya ido mal, es capaz de terminar con todo lo que lo ligaba a esa vida, y comenzar de cero en otro lugar. Renace pues de sus cenizas como el Ave Fénix, para comenzar una vida nueva, cuando todo el mundo lo daba por terminado. Este es un rasgo extraordinario que le permite tener muchas vidas, cambiar varias veces de orientación profesional, de amigos, de país, manteniendo sin embargo muchas fidelidades. A veces, lamentablemente, deja usted transparentar una altiva autosuficiencia que suele ganarle antipatías, y enemigos, y esto puede dificultar e incluso obstruir el reconocimiento de sus méritos. Usted suele estar dotado de magnetismo y carisma, y a veces lo acompaña un cierto sentimiento trágico de la vida; pero no suele ser pesimista, y algunas veces tiene una visión aguda, y hasta profética, de la sociedad y de la historia.
Usted es excesivamente sentimental. Dotado de una sensibilidad rica, vibrante y generosa a flor de piel, y de una emotividad que sigue estas mismas características, se emociona sin poder evitarlo por los acontecimientos buenos o malos, grandes o pequeños que ocurren tanto en su vida, como en este bajo mundo. No es de ningún modo indiferente a las miserias, injusticias y dolores que la gente sufre, y le gustaría hacer algo para remediarlo, aunque sea contribuir con su granito de arena a que esto se arregle. Porque es básicamente optimista, y tiene una confianza final en la bondad intrínseca de la naturaleza humana, para la que tiende a buscar explicaciones y justificaciones. Hay en usted un deseo, un poco ingenuo, de que todo termine bien, como en una película americana, y que las maldades de las que adolece este mundo no sean sino un mal sueño, de ahí que algunas exhortaciones suyas a la paz y a la armonía puedan caer en saco roto, en momentos de crueldad e incertidumbre. Usted es a veces de un gusto excesivo, colorido, barroco, e inclinado a cierto melodramatismo un poco teatral, y puede ser criticado por tener un gusto un poco disparatado, a veces huachafo, y en ocasiones grotesco. Pero también puede pasarse al campo contrario, al de la excesiva exquisitez y refinamiento en la expresión y la apariencia, pues ambos son caras de la misma moneda. Pero siempre tendrá un corazón acogedor y cálido.
Es usted un individuo que practica un humanismo acogedor, pero un tanto turbulento, y que suele estar atraído por los insondables misterios del alma humana. Es profundamente intuitivo, con un olfato especial para la gente, y una gran penetración psicológica, de modo que no es fácil engañarlo. Se siente, curiosamente, atraído por las zonas oscuras, sórdidas y miserables de la condición humana, y no por un instinto morboso, sino más bien por la compasión que esto despierta por usted, y por el sentimiento de que la grandeza del ser se mide en la desgracia, antes que en el bienestar y la alegría. Generalmente siente una intensa atracción por los mundos nocturnos, subterráneos, donde se desnudan las pasiones humanas, las gentes se despojan de sus máscaras, y se revelan en sus virtudes y miserias. Su vida puede conocer grandes altibajos, pero, de alguna manera, usted estará siempre cerca del dolor humano, sea porque tendrá que atravesar algunas duras pruebas, que pueden llevarlo a frecuentar prisiones y hospitales, sea porque las contingencias sociales lo lleven a situaciones conflictivas. En algunos casos, amor y muerte se darán la mano, llevándolo a vivir momentos de erotismo que tendrán un valor trascendental e incluso místico, debido a su especial sensibilidad.
13/04/22: Trilce (Talee)/ Lorenzo Mari (trad. y ed.), Guiliano Mesa (Intr.)
D’altra parte, la possibilità di una lettura indigenista dell’opera di Vallejo, e quindi anche di Trilce, permane, in ogni caso, all’interno di una corrente piuttosto florida di studi vallejiani, inaugurata da un saggio di Phyllis Rodríguez-Peralta[19] e che ha recentemente trovato nuova linfa nelle ricerche di Pedro Granados Agüero[20]. Non si tratta soltanto, come già avvertiva, tra gli altri, Roberto Paoli, di rintracciare uno «spirito indio» che per Vallejo costituisce «prima il suo mito e poi il suo ideale»[21]; si può anche provare a delineare con maggiore precisione l’alto grado di sincretismo di tale mitologia, e poi di tale ideale – a partire, ad esempio, dalle frequenti occorrenze, in Trilce, del «sole»/«Sole»/«sol», in un continuum che va dall’evocazione dell’elemento naturale alla rappresentazione della divinità (cristologica e al tempo stesso legata alla mitologia indigena post-ispanica di Inkarri[22]), per finire con la degradazione tipicamente modernista data dall’omonimia del Sole/sol con la valuta corrente, allora come oggi, in Perù.
[ Por otro lado, la posibilidad de una lectura indigenista de la obra de Vallejo, y por tanto también de Trilce, queda, en todo caso, dentro de una corriente bastante pujante de estudios vallejianos, inaugurada por un ensayo de Phyllis Rodríguez-Peralta y que ha encontrado recientemente nueva vida en las investigaciones de Pedro Granados Agüero. No se trata sólo, como ya advertía entre otros Roberto Paoli, de rastrear un “espíritu indio” que para Vallejo constituye “primero su mito y luego su ideal”; también se puede intentar delinear con mayor precisión el alto grado de sincretismo de esta mitología, y luego de este ideal – a partir, por ejemplo, de las frecuentes apariciones, en Trilce, de “sole” / “Sole” / “sol”, en un continuum que va desde la evocación del elemento natural hasta la representación de la divinidad (cristológica y a la vez ligada a la mitología indígena poshispánica de Inkarri), terminando con la degradación típicamente modernista dada por la homonimia de el Sol/sol con la moneda actual, entonces como ahora, en el Perú.]
12/04/22: La golondrina húmera y otros poemas de Paul Celan/ Andrés Ajens
10/04/22: Trilcescenas: I/LXXVII
“Trilcescenas: I/LXXVII” explica, puntualmente, los poemas-escenas de Trilce e identifica sus imágenes protagónicas. Recrea el esquema, retablo o puesta en escena general del poemario. Nos quedamos con esta última frase (“puesta en escena general”) porque, aunque cada uno de los LXXVII textos de Trilce configure un evento o acontecimiento independiente, el entramado de sus imágenes no es autónomo. Es decir, estas últimas tejen una red de afinidades –solidaridades, complementaciones, inversiones– e incluso honran entre aquéllas una jerarquía según sea su relevancia temática o conceptual respecto a todo el libro. Este será el caso de Trilce I, cuya trama y actores inmersos en ella, y no solamente por constituir el cuadro liminar, tendrá un singularísimo relieve en todo el conjunto del poemario. Sin embargo, debemos adelantar, y tal como sucede con los pares binarios de cada una de las escenas “cerebro” que se trocan en andróginos en el primer capítulo, “Trilce/Teatro: guión, personajes y público”, que con Trilce I no existe excepción; es decir, también esta escena se tornará complementaria y se metamorfoseará en relación a otras. Lo específico de nuestro segundo capítulo, “Trilcescenas”, consistirá en incluir los poemas de Trilce no aparecidos en el primero, un total de 37: VI, VIII, X, XII, XV, XVI, XVII, XVIII, XXIII, XXV, XXVIII, XXX, XXXIII, XXXIV, XXXV, XXXVI, XXXVII, XL, XLI, XLIII, XLIV, XLVI, XLVII, XLIX, L, LI, LVII, LIX, LXII, LXIV, LXV, LXVI, LXXII, LXXIII, LXXIV, LXXV y LXXVI. Los cuales se estudiarán aquí de modo secuencial tanto como organizados por campos semánticos; a partir de una nueva visita a Trilce LXI (“¿Y este duelo que enmarca la portada?”), a modo de gozne entre la actual y la primera parte ya publicada.
Aunque siempre debamos empezar por la historia (Claude Lévi-Strauss), a nuestro trabajo lo activa la necesidad de constituir una alternativa a los acercamientos historicistas (biográficos, políticos, psicologistas) o multiculturalistas (étnicos, folklóricos, de género) sobre el tema Vallejo y, en este caso en particular, sobre Trilce. Asimismo, junto con el historicismo y el multiculturalismo, nuestra investigación se propone hacer el pare a la noria de lo “experimental”, sonsonete —tornado ya acrítico– sobre el carácter innovador del lenguaje o enjundia “vanguardista” de la obra de César Vallejo. Hacia estas epistemologías, no sólo metodologías, se imantaron y se imantan hasta el día de hoy la inmensa mayoría de los trabajos sobre el poeta peruano. Nuestro estudio pretende, más bien, hacer emerger desde dentro del poemario de 1922 su mediación multinaturalista específica (Eduardo Viveiros de Castro) overseas, la magia de su “giro ontológico” (Nuevo Realismo).
En lo fundamental, Trilce implica, tal como con los textos del Barroco o del Modernismo, una experiencia de lectura extraordinariamente compleja; aunque, a diferencia de lo que reclaman estos dos últimos estilos, aquélla no tiene como objetivo fundamental apelar sólo a un intelecto sotil o erudito. Leer Trilce apela al performance del lector y desea formar comunidad con él (ayllu); es decir, a que éste se constituya en parte activa (“fermento” vivo) –y no sólo testifique restos o “fragmentos” (vanguardia histórica)– del cuerpo del Sol o del Inca omnipresentes en este poemario (Granados 2014). La “dificultad” de leer Trilce no estriba únicamente en su intertextualidad (Humanidades concebidas en tanto “libros”) ni sólo en su especificidad cultural (Humanidades entendidas en tanto “pueblos”). Tampoco, dicha “dificultad”, recae en la aleatoriedad o arbitrariedad de sus construcciones/deconstrucciones (noción de las Humanidades entendidas como “narrativas” o “prosopopeya”); ni, por último, aunque esto sea decisivo aquí, aquélla estriba en lo bien o mal entrenados que estemos para ensayar una lectura desde una noción de las Humanidades en tanto simetría (multinaturalsimo o posthumanismo) (Granados 2020). Leer Trilce, y toda la obra de César Vallejo, requiere una lectura conjunta –de oscilante entrada y salida– desde cada una de aquellas cuatro nociones distintas y soberanas de las Humanidades. Por lo tanto, aunque Trilce privilegie una perspectiva posantropocéntrica, no se excluye a ninguna de las otras tres nociones antropocéntricas; por el contrario, Trilce incluye o aglutina productivamente a todas ellas. Obvio, este tipo de lectura requiere, como todo aquello que vale la pena, algún ejercicio inicial; sin embargo, más bien pronto que tarde, se ampliará nuestro modo de mirar o leer, juntos, al texto y no menos a nosotros mismos.
Los procedimientos –tanto teóricos como operativos– empleados en “Trilcescenas: I/LXXVII” se remiten a varios de nuestros trabajos anteriores, entre ellos: tesis de Bachiller en Humanidades para la PUC del Perú (1987), “Estancias, síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier Sologuren (1944-1960)”; tesis de PhD para Boston University, “Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo” (2003); “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (2007); Trilce: húmeros para bailar (Lima: VASINFIN, 2014); Trilce/Teatro: guión, personajes y público (Aracaju, Brasil: ABH, 2017), ensayo ganador del “Prêmio Mario González” de la Associação Brasileira de Hispanistas, y del cual el presente libro es de algún modo su continuación y complemento; y, por lo menos, dos artículos muy recientes, “Humanidades”, Uwa’Kürü: dicionário analítico (Rio Branco, Brasil: Nepan, 2020) y Trilce: “El sujeto del acto” (Revista Circuladô, Casa das Rosas, São Paulo, 2021).
09/04/22: Martín Adán: la palabra y el laberinto (Fichas y comentarios)
Vélez, Julio (1992). “Martín Adán: la palabra y el laberinto”. Revista Iberoamericana 58 (159).
Julio Vélez (1946-1992), poeta y escritor español, nos brinda un sólido hito desde donde orientarnos y profundizar en la obra de Martín Adán. Junto con apenas un puñado de textos críticos más, desde aquellos fundadores como los de José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez y Estuardo Núñez, este breve ensayo es de análoga categoría.
En su opinión [la de Rodríguez Monegal] el mestizaje es la gran aportación que puede hacer el continente. Observa que “[…] ha llegado la hora de que América Latina enseñe de urgencia a Europa algo que ha aprendido a costa de largos esfuerzos: la salvación está en la síntesis de culturas, en la integraciòn, en el mestizaje” (668) [Amálio Pinheiro, O meio é a mestiçagem].
Si por mestizaje, término que tiene su origen en una jerarquización racial, entendemos la integración cultural, es decir, la dominación de una cultura sobre otra y, por tanto, la desigual representación de la dominada; por transculturación, en cambio, entendemos un proyecto marcadamente ideológico que tiene en su pensamiento medular la expresión esencial de las diversas culturas (669).
Para concluir atender la tercera de las caras de la modernidad hispanoamericana, la insular en cuyo interior entiendo debe abordarse el estudio de Martin Adán. Desde luego Lezama ha escrito esclarecedoras y lúcidas páginas sobre lo que el llamó “teleología insular” y, más recientemente, Benítez Rojo aborda el tema desde el punto de vista de la postmodernidad en su hermoso libro La isla que se repite, aunque en ambos casos la insularidad se refiere exclusivamente al Caribe y mi propuesta de lectura de Martin Adán se refiere a un escritor andino. Para ello volveré al concepto de praxis vital esbozado líneas atrás. Si para [Peter] Bürger la propuesta vanguardista consiste en su conexión con el arte, la modernidad insular va a defender en la práctica el concepto que podemos denominar marginación consciente. Este concepto no tiene nada que ver con un aislamiento más o menos social de la esfera humana, ni con una defensa de premisas individualistas, sino al contrario, con una necesidad irrefrenable marcada por el propio acto de la creación. No es el viejo principio demiúrgico del romanticismo tan querido por la vieja Europa y que encontró, tal vez, su expresión más certera en Shelley y su Defensa de la poesía; en Martín Adán, al contrario, es la constatación de un círculo que cada vez es más densamente verbal y metafísicamente vacío. Si en Primero sueño, sor Juana une pensamiento y lenguaje en un barroquismo más conceptual que culterano, Martín Adán muestra la inutilidad del pensamiento lógico en el poema y aboga por una compenetración armónica y silenciosa. No se trata ya de una presencia platónica y pitagórica buceadora de la Tetraktys que fusiona espacio y tiempo en un universo regido por valores sensoriales, en los que la muerte se transfigura eternamente en cuerpos distintos, sino de una presencia inefable del silencio que es a la par desierto y arena. Un claro exponente se puede encontrar en su poema, “Poesia, mano vacía …” (669).
Ricardo González Vigil hace un análisis pormenorizado de este texto que, para él, es un claro ejemplo de una “poética Anti-poetica” (41).
En mi opinión es, además, un texto paradigmático de lo insular. La palabra y el laberinto se dan la mano en una yuxtaposición de sujetos liricos: la casa exterior y la interior. Pero ella, la poesía, habita la exterior. Esta yuxtaposición aparece desde la primera estrofa, poesía/mano vacía … (la del poeta); poesía/mano empuñada (la del poeta de nuevo, pero que inútilmente intentará asirla); nada (del poeta)/ Dia (fulgor de la poesía) y que continúa a lo largo de todo el poema. Esta yuxtaposición de sujetos no es casual en la obra de Martín Adán; al contrario, desde La casa de cartón es una constante en su producción. En su novela nos encontramos con un sujeto multiforme y fragmentado que provoca la aparición definitiva de un personaje yuxtapuesto. Igualmente sucede con el tiempo. El resultado es un caos, un texto hermosamente poético en el que el hastío no está ausente, sino que su presencia se corrobora a lo largo del mismo. Volviendo al poema es posible observar que el poeta es sólo el testigo de una presencia que se pronuncia a sí misma sin que la palabra alcance a encontrar en este laberinto de silencios y voces el sonido que trasmita su fulguración más primaria. No se trata de negar su existencia; al contrario, es una corroboración de la misma. Pero esta afirmación existencial implica la negación de su traducibilidad en palabras. Sólo desde la marginación (“Casa que asaz busco en la mía …) el poeta puede aspirar siquiera a tocar su dedo pequeño. Una isla no puede aspirar más que a las olas que lleguen a sus costas y playas. La inmensidad del océano no cabe en un grano de arena (670).
Entre la palabra y el laberinto, afortunadamente, la lucidez de Martín Adán. La lucidez de un hombre y de una obra que en De lo barroco en el Perú, escribió:
Creo que la mejor literatura peruana futura será como la hasta hoy escrita, y no con peruanismos a la letra; que será peruanísima alguna vez, por modo inadvertido (671). [Coincidencia con Vallejo… y Arguedas]
Entiendo que queda claramente reflejada la presencia de lo autóctono en lo insular con esta cita de Adán (671).
La concepción barroca de Martín Adán no es ni la española ni la caribeña. Posee más puntos de contacto con Primero sueño que con los textos canónicos del barroco caribeño y español. Su raíz no está en la naturaleza exultante o en la palabra mágica que define metáforas adjetivales, sino en la altura: la altura de la Piedra y, de lo que es lo mismo, la altura de la Soledad (671).
08/04/22: el remordimiento de baltazar serapión
Este libro es un tsunami. Un tsunami lingüístico, estilístico, semántico, sintáctico. Un tsunami en un sentido no destructivo sino por el ímpetu y la fuerza. (…) basta leer la primera página, la primera palabra, sentir la primera respiración. Es un libro diferente. La sensación que esta obra me da, aparte del ímpetu arrasador y al mismo tiempo constructor de algún eslabón, es la de estar asistiendo a un nuevo parto de la lengua portuguesa, a un nacimiento de sí misma.
[Palabras de José Saramago en la entrega del Premio Literario José Saramago por el libro el remordimiento de baltazar serapión, el 30 de octubre de 2007].
06/04/22: Vuelo posible. Intervención a un poemario de Soledad Álvarez
¿Puede el miedo de la vida resistir al llamamiento
de la vida?
Estás en el límite.
Habría que arreglar puertas pintar los techos
esmerilar espejos por donde anda mi extravío.
Como Narciso
envejezco.
Para la piel el roce de la seda
la leche de almendras.
Alguien tiene que llegar.
Puse una copa de agua.
Colgué una cruz de alcanfor.
Mejor me tiendo como todo lo infinito
igual a la tierra
con lo único que amé
la palabra cobijándome y la noche y el árbol.
04/04/22: “Trilce y la poesía argentina” (PROYECTOS DE VASINFIN)
- Fervor de Trilce
Se plantea conmemorar Trilce, de César Vallejo, cuyo centenario se cumple en 1922; en vinculación al poemario Fervor de Buenos Aires, cuyo centenario es el año siguiente (1923). A través de ahondar en un ensayo que ya publicáramos, “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” (Variaciones Borges: revista del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges, Nº. 23, 2007, 183-206)[1]; en el cual levantamos, a modo de hacer visibles planos yuxtapuestos en una curaduría, una serie de correspondencias –la mayoría no explícitas ni obvias– entre las poesías del argentino y el peruano. Homenaje muy significativo, finalmente, para toda la poesía de la región en cuanto no sólo constituiría una efemérides más; sino, ante todo, ventilar un renovado entronque crítico y creativo entre ambas figuras.
El meollo de la propuesta estriba en considerar que tanto Trilce como Fervor de Buenos Aires responden a un mito inscrito en el paisaje o perspectiva post-antropocéntrica. Ni utopía ni distopía; y sí, post-antropocentrismo. Luego del predominante y artificioso escenario modernista –los años 20 del siglo pasado– la poesía latinoamericana recuperó el paisaje. Aunque no de un modo costumbrista, como en principio pareciera, ni romántico (no es fervor por, sino fervor de…); sino, literalmente, fundiendo lo humano en el paisaje. En otras palabras, considerando la complejidad del paisaje en tanto un soporte más adecuado para lo humano. Entre esto último, la epifanía, el mito o, no menos, lo que los filósofos del Nuevo Realismo (Meillassoux, Bennet, Gabriel, Ferraris, etc.) advierten como “giro ontológico” y un antropólogo como Eduardo Viveiros de Castro denomina “mediación conceptual” o “multinaturalismo”.
- Trilce (1922) y la poesía argentina de 2022
Intentamos poner al día o retomar aquí el estudio sobre las relaciones que, en el contexto de la poesía de los países de nuestra región, han establecido el Perú y la Argentina; en particular, aquéllas que podemos percibir en los años más recientes. Es decir, la poesía argentina culta o letrada, en libro o en plaquette, cuyos representantes, de seguro muy jóvenes, publican desde comienzos de este milenio y próximos al centenario de Trilce. En específico, buscamos entender mejor algunas ideas que sobre la poesía argentina última se han ido esgrimiendo en el mundo académico; como, por ejemplo, aquéllas que defiende Anahí Mallol[2]:
Al leer la poesía argentina reciente uno queda, en cierto sentido, devastado, porque los textos de la poesía argentina contemporánea son inteligentes y a la vez indigentes (dan cuenta de una mirada que comprende y entiende y no organiza porque no hay nada que organizar, sino sólo dar cuenta de un derrumbe que no es un apocalipsis propiamente dicho; hablan de un final que ha estado aquí desde el inicio mismo, sólo que ahora se acelera por la inacción del que no le encuentra sentido a nada)
Sobre todo porque, desde nuestra perspectiva, Vallejo se erige hoy por, y para toda nuestra región, en un extraordinario mediador cultural y conceptual[3] –multinatural (Eduardo Viveiros de Castro)– que quisiéramos cotejar mejor o hilar más fino para el caso de la poesía rioplatense. Ya que no es exacto que Vallejo se refugiara en lo etnográfico (el pasado incaico o precolombino, la piedra, los andes) para intentar paliar o consolarse de la tragedia que constituía la Guerra Civil Española (Georgette de Vallejo y Stephen Hart dixit). No es la cultura un mero sucedáneo de la política. Muy por el contrario, Vallejo encontró –en realidad desde Los Heraldos negros y, sobre todo, en Trilce[4]— y nos acercó la cultura para entender y darle sentido a la política e incluso al desastre; incluso a la muerte propia (Clayton Eshleman). Es más, como buen amerindio, juntó el orden de la naturaleza al orden de la cultura (en el mito) e incorporó incluso la violencia a su pecho multinatural y a su poesía multidimensional. Aunque no únicamente de un modo llamémosle emotivo (romántico o surrealista, tipo Pablo Neruda), sino, sobre todo, en tanto mediación conceptual: trasatlántica e intergaláctica.
[1] Ensayo que ha tenido, hace poco, una suerte de continuidad por parte de Andrés Ajens, “Borges y yo (II)”. Blog de Pedro Granados, 04/05/2020. http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2020/05/04/borgesyyoii-andres-ajens/
[2] “Algunas visones del vacío y la nada en la poesía argentina contemporánea”, Revista Laboratorio, 2017. http://revistalaboratorio.udp.cl/wp-content/uploads/2017/08/Anah%C3%AD-Mallol.pdf










