Archivo por meses: noviembre 2021

Poesía peruana post-Vallejo: de los indigenismos a las opacidades | Peruvian post-Vallejo Poetry: From to Opacities (pp. 277-295)

Latin American Studies, Latin American literature, Latin American Poetry, Poesía Latinoamericana Contemporánea, Contemporary Hispanoamerican Literature, Poesía Latinoamericana Siglo XX

»Leer más

Luego de 14 años y 4 millones de visitas a este blog | After 14 years and 4 million visits to this blog

Percibimos que nos han visitado tres tipos de lectores.  Aquellos llegados aquí por casualidad o destino.  Otros, los que de modo más o menos  frecuente acuden o por específica información o por puesta al día sobre ciertos asuntos; entre estos últimos, el estado de nuestros “debates” con el canon overseas.  Y, por último, aquellos –por ahora no muchos– que asimismo nos frecuentan y consideran que una de las tareas más importantes, sino la más importante, de la literatura peruana y de la región constituye la urgente atención a nuestra obra.  Entre otros motivos, porque esta última conjura varios lugares comunes o de inercia respecto a la poesía y crítica que se ha venido practicando, por lo menos, desde mediados del siglo pasado; en particular en el área andina.  Que, desde la academia,  sólo se lee, estudia y traduce lo políticamente correcto y lo que está de moda; en cambio, Granados y su heterodoxia se han colado por la puerta lateral de aquella tan cómoda agenda.  Por ejemplo, tienen allí su Prepucio carmesí (2000); primera novela del siglo XXI –escrita por un migrante peruano– trasandina, archipiélica o multinaturalista (Eduardo Viveiros de Castro).  Sin melancolías ni con el espíritu –típico o, peor todavía, profesional– de  un sujeto andino damnificado.  Post-exótica y post-indigenista  (Indigenismos 1 y 2); y que apuesta, más bien, por la complejidad desde el origen, por la opacidad.  Para no referirnos a su poesía, un tanto más conocida, a pesar de los orquestados y ya para nada solapados cabes a su camino; o a las tachaduras a su nombre en casi todas las antologías  e, incluso, recientemente en cierto directorio académico.  Para no hablar de su vallejismo crítico –de nuevos temas y renovada metodología– el cual, poco a poco aunque de manera inexorable, se expande también como “mantillo líquido” (Trilce I) por el mundo.  

Muchas gracias, por vez enésima, al aglutinado de nuestros variopintos visitantes.  A cada uno un abrazo en el talante de sus buenas o malas intenciones y de su cercanía.  Tempus breve est!

Y porque una sola golondrina sí hace un verano.

»Leer más

Nosotros los latinoamericanos

Nosotros los latinoamericanos no tenemos la historia ni el nivel de corrupción del canónico occidente. Nacimos después y somos aprendices. La poesía siempre ha convivido con la corrupción. Es imposible se liguen el ansia del poder y la manipulación social con la poesía. Aunque tengamos excepciones, por cierto, Neruda y Octavio Paz (por ejemplo); aunque el psicosocial que constituyeron (¿que aún constituyen?) no fuera monitoreado por ellos mismos. La poesía está que se muere, la pobrecita; pero no muere, ni jamás morirá. No depende de nosotros matarla, depende de la poesía. Pero prepárese el que quiere seguirla, a ser destruido; no sólo por ella, por su torpeza al amarnos: sus rodillas y codos de adolescente. Sino también por la sociedad, por cualquiera de ellas, y sus instituciones. Nadie quiere pasar por tonto ocupado. Nadie desea admitir que debió dedicarse a aquello que rechazó un día. Un día en que la poesía le puso un cabe de puro traviesa; un cabe para detenernos a pensar; un cabe con su respectiva almohadilla. Pero nos vamos muriendo. Ya se murió Vallejo, el del tercer ojo. Ya se murió César Moro, el que sabía amar. Ya se murió Martín Adán, el niño autista de tirantes y saco malolientes. Ya se murió Luchito, el de la vox horrísona. Son la únicas muertes que cuentan en la poesía peruana (por ejemplo). No existe ninguna otra, hasta ahora. Hasta que se muera Pedro Granados. Y los miles de hijos de puta, que son tres gatos en la poesía, se percaten; ha, recuerden; ok, acaso añadan a la lista. Pero nunca admitan que estuvieron más coordinada y sistemáticamente ciegos que la puta madre.

»Leer más

Apéndice a Trilce – Tacora/ Amálio Pinheiro

Outra farta vertente conexa possível está naquela fala biografemática de Vallejo, quando esquartejava à exaustão as palavras e discursos dos poetas e políticos da moda e de plantão, revelando sílabas e cadências repetitivas ou inusitadas. Esta ação poética prévia, popular e cotidiana é uma espécie de gênero de base que passa tradutoriamente para os poemas. O mesmo foi feito com a descoberta da não-palavra ou quase-palavra “Trilce”. É uma sorte de “Magistral demostración de salud pública” (“Contra el secreto profesional”, 1973: 56), em que, por exemplo, todos os chamados “erros” ortográficos ou gramaticais e sintáticos passam a complexos dispositivos operatórios plurilingues saídos da vida do cidadão comum. Pensemos em tudo que o Cholo fazia com as trocas entre “b” e “v”, onde se expunha uma Babel rotativa da voragem dialetal ameríndio-negroide-peruana (disse Sarduy, sobre a vocalização cubana das ruas: “Quando o falar cubano se agita, há várias línguas, várias civilizações que se expõem, e o centro não está em parte alguma”). Trata-se de uma dança vocal da “multiplicação do múltiplo” (Viveiros de Castro). Que episteme é essa, minha gente? Vallejo transformava isso em tauxia (do árabe, bordar) ou, em castelhano, “taracea” (do árabe, incrustar). A saber, entre tantos casos: “Vusco volvvver de golpe el golpe. (…) Busco volvver de golpe el golpe.” Esta é uma pista: ler em tauxia; leer en taracea. Aprender trilcicamente, na ribalta do cotidiano, escutando e conversando nos bairros da sua cidade, no meio do mato e no litoral.

Trilce – Tacora: Retóricas sin nombre (Nueva línea de investigación de VASINFIN)

»Leer más

An afternoon with Jennifer Rathbun, Indran Amirthanayagam, Leslie Barry, Pedro Granados

JENNIFER RATHBUN, poeta y traductora

Time: Nov 14, 2021 03:00 PM Eastern Time (US and Canada)

Join Zoom Meeting
https://us02web.zoom.us/j/89246649246?pwd=SlRpMGc4V0NQR29KdVp5WlU2ajBKdz09

Meeting ID: 892 4664 9246
Passcode: 058176

»Leer más

Juvenal Agüero o Pedro Granados o Juvenal Agüero

Estoy convencido que el mejor poeta dominicano, todavía vivo, es Juvenal Agüero; que dejó ver por primera vez su Prepucio carmesí el 2000.  Y llegó –junto con aquél– a la República Dominicana, entiéndase efervescente Zona Colonial, el año 1997.  Todo lo cual, oscura y sabrosamente ligao,  figuró en Un chin de amor (2005) y en otros mensajes los cuales, como dentro de una botella arrojada al mar, va publicando Pedro Granados hasta hoy mismo.

Pero se trata de Juvenal Agüero, que no es de allí, que no vive allí, que no lucra en ningún sentido de allí y que la institución literaria local no tiene para nada en cuenta; salvo que, por un acto fallido, lo inviten a un Festival del Libro o a leer en video algún poema en el Día Mundial de la Poesía.  Por qué digo que aquel cruce de inga y de mandinga es el mejor poeta local; porque lo es, ahora mismo, también del mundo entero.  Simple parte por el todo.  Aunque esto no lo sepan ninguna de las jebas de las apretadas Antillas que conoció hasta el aruñazo; ni los comensales con los cuales disputaba, cuando estaba bueno, aquel sancocho lleno de vaina; ni menos, porque lo tienen encarpetado y con llave, sus colegas poetas del patio local: erótico-comprometidos; sabiondos de la letra, aunque no de la música; oscilantes como el mar de las tardes de pecho abierto hacia malecón.  De lejos nada se mira y, menos, nada se siente.  Pero Juvenal sí la mira y su corazón sí la siente: una órbita de culo redondo y desnudo llegando hasta su más apartada habitación.

»Leer más