Com pés de índio não pise no tapete branco.
Com pés de negro não chegue na sala principal.
Com este sorriso duvidoso não me olhe nos olhos
que os tenho em segurança
que os quero à salvo de dúvidas ou dores.
Já passei pela ponte da incerteza.
Cruzei o umbral dos tempos duros e gastos.
Como à mesa e uso adequadamente os talheres.
Sei manter a maquiagem e a máscara.
Fecho os olhos de noite e conto as ovelhinhas brancas.
Durmo tranquila depois de rezar.
Hoje o mundo está organizado
e meus passos caminham sem vacilar pelo mapa.
O mesmo mapa que me deram no berço,
que me fizeram tragar no leite,
e que aprecio comodamente
da janela ou da internet.
Ah! E canto bem as canções que enamoram ou tranquilizam.
Com esforço aprendi os lemas perfeitos
com os quais permanecer de pé
com os quais lavar o rosto antes de deitar
com os quais descansar do susto cotidiano de existir do lado de cá.
Horizontes Partidos (2016)
DIANA ARAUJO PEREIRA (Río de Janeiro, Brasil, 1972) tiene dos poemarios publicados: Vientreadentro (con Adolfo Montejo Navas, RJ, plaquette poética, 2006) y Otras Palabras/Outras Palavras (RJ, editorial 7Letras, 2008). Participa como poeta de las antologías Cancionero Pluvial del Iguazú (Lima, Casa del Poeta Peruano, 2012) y Multilingual Anthology (New York, Artepoética Press, 2014). Ha participado en Festivales Internacionales de Poesía: IX Encuentro Literario Internacional de Misiones (Argentina, 2012), Casa Tomada (Casa de las Américas, Cuba, 2013), The Americas Poetry Festival of New York (Nueva York, 2014) y Festival de Poesía de Guayaquil (Ecuador, 2015). Es doctora en literaturas hispánicas y actúa como docente en la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), en Foz do Iguaçu, Brasil. En la actualidad es presidenta de la Asociación Brasileña de Hispanistas. Ha traducido a varios poetas y es autora o colaboradora de diversos libros de crítica literaria.
Solemnidad y cierto denso silencio presiden la toma de conciencia de los desencuentros. Del desencuentro formidable que finalmente es la vida; y, asimismo, también su promesa de lo opuesto. Poesía atada al árbol del conocimiento y, por lo tanto, al miedo y al dolor. Y las palabras como esquirlas o pájaros huidos de estos, no menos, como huracanes o hecatombes íntimas. Sin embargo, el sujeto poético aprende la lección, desafía lo que es posible desafiar y consigue sonreír… con unos labios de la Gioconda o de la luna nueva.
P.G.