Tengo mi pelo de tonto como tú, Zapato, tienes una peluca (incluso esto postizo) de grosero arribismo y nula inteligencia para la poesía. Por lo tanto, en tu caso específico y para la academia norteamericana, habrás tenido que comer mucho más mierda que la acostumbrada para llegar a ser todo el relleno titular del que te ufanas. Amparas tu continuidad, no eres el único entre los profesores-poetas de los 80, en una velada aunque no ingenua coacción –se acepta, como tu entrevistador Zapatilla, con los ojos bien abiertos– implícita al tráfico de influencias para captar a otros desubicados, de vocación corruptuelos y tanto o incluso más oportunistas que tú.
Esta es la tesitura y los motivos, me temo, para hablar en general de los grupos de poesía peruana de las últimas décadas: Hora Zero, La Sagrada Familia, Kloaka, ¿Vallejo & Cia?, etc. Luego de los “comprometidos” –casi cincuenta años– de talleres de poesía en la UNMSM y de los cada vez más “autistas” de la PUCP. Urge un potente antídoto, un bebedizo de buena poesía directamente a la vena. Zurita, Kozer, García Montero –¿debo seguir enumerando?, ¿debo incluir también a los publicistas y argolleros del patio local?– saben muy bien lo que hacen en tanto negocio; pero nada de lo que hacen importa un comino de cara a la poesía.
Estos y otros tópicos se ventilan en nuestro libro Autismo comprometido: sobre poesía peruana reciente.