Editoriales arequipeñas Cascahuesos e Hijos de la lluvia editan su obra completa, este sábado 28 en la Feria del Libro Ricardo Palma (8 pm) se presenta la primera entrega de esta excelente iniciativa, la reedición –luego de 35 años– del primer poemario de Herrera, Mate de cedrón.
Cunilinguo
¿O será como cabras
y cabros que se comen de una sola amapola?
Martín Adán
Ha de ser como una llama que se dice quieta,
No como el fragor, señora, o como una urna en
El calcinado esplendoroso carmesí, sujeto
Del deseo, sometido joven aún a las hurgaciones.
Suscitada por el deseo de ser la lengua,
Su inverso cono de luz, su seno recortado, sólo
La pura lengua de plumas y saudades revestida,
Celebérrima, y los glúteos severamente azotados
Con arena, y el viejo figurín en la ventana
Tras la cual otro sexo habrá de levantarse
En brillo y desmoronado será en parte como
Cuando desea un santo de su cuerpo su verso
Emocionado.
Las economías, en suma, del Poder, y
El poder hacerlo de espaldas hígado y riñones
Afuera, pero sombra de naranjos y también
Fritilarias, acudidas todas a la intimidad
Constelada en que se pee y se bufa domesticando
El verano:
Los besos que en las verijas tendrán
Que olvidarse, como la lengua serán en sí
Recordados:
Unos cuartos de luna lucientes
Para la sandalia del agua más pura al pisar de
Dos ríos orondos las algas, la fiebre y el costado.
(De Del verano inculto)
VII
Lucerna sum tibi, ille qui me vides
Ello es que el polvo de la piedra revuelto en pulsaciones
Sondea la maravilla elaborando en forma pura de animal
Y la idea de lo real en perspectiva de aguas da fondo
Al artificio: un pulcro paisaje de veleros que enfilan
En sentido opuesto al retrato movedizo del deseo
Vallejianas: italianas
Polígamo del poema prometeico
Cuando el poema se adensa
No triste dispensario
No sensación de lenguaje en el poema
Más bien la nuritura del arte
La tintura del poema como
Destilación del ensueño
Sin voz
Sin nadie
Sólo unos campesinos van por delante de sus bestias
(De Soledad de la manzanilla)
Q
(Westphalen)
NATURALEZAS
Como nalgas
O monedas o anillos
De mero sentimiento
En la plaza de palabras
Masculinas femeninas
Tan útiles como
Alimentos diminutos
Separables en la glotis
(De Kiosko de malaquita)
Espalda de luna
Inmaculada
Que se abriría
En la glorieta
De vuelta a casa
La enamorada
Cabeza grande
Lamiendo la niebla
Del verso contra el verso
(De Últimos poemas)
Vladimir Herrera (Puno, 1950). Ha publicado: Mate de cedrón (1974), Del verano inculto (1980), Pobre poesía peruana (1989), Almanaque (1990), Kiosko de malaquita (1993) y, su poesía reunida, Poemas incorregibles (Barcelona: Tusquest, 2000).
En “De lo neobarroco en el Perú“, ya apuntábamos:
El presente volumen [Poemas incorregibles] constituye algo así como su poesía reunida hasta esta fecha (2000). La secuencia de los poemarios que lo integran va en vía inversa; es decir, Poemas incorregibles se abre con “Últimos poemas” y se cierra con “Soledad de la manzanilla”, conjunto de poemas que debe ser anterior a 1980 -año de Verano inculto-, aunque uno de ellos, “Poesía a sus paisanos”, aparezca recién en el No 14 de Hueso húmero de julio de 1982. Fuere como fuere, lo primero que llama la atención en Herrera, aparte de lo medido y acendrado de sus versos, es la intensa sexualidad de su poesía, como muestra baste un botón: “El verano:/ Los besos que en las verijas tendrán/ Que olvidarse, como la lengua serán en sí/ Recordados” (“Cunilinguo” de Del verano inculto); ejemplos como estos abundan en estas páginas.
Sin embargo, lo que nos llama poderosamente la atención en la poesía del autor puneño son sus indagaciones sobre lo real/ imaginario o realidad/ deseo:
“Y la idea de lo real en perspectiva de aguas da fondo
Al artificio: un pulcro paisaje de veleros que enfilan
En sentido opuesto al retrato movedizo del deseo”
(“Lucerna sum tibi, ille qui me vides” de Soledad de la manzanilla)
Asimismo, como un corolario de esto último, y a pesar del carácter tan marcadamente paralelístico de su escritura, la paradójica apuesta por lo no artificioso o natural:
“Cuando el poema se adensa
No triste dispensario
No sensación de lenguaje en el poema
Más bien la nuritura del arte
La tintura del poema como
Destilación del ensueño
Sin voz
Sin nadie
Sólo unos campesinos van por delante de sus bestias”
(“Vallejianas: italianas” de Soledad de la manzanilla)
Las consecuencias teóricas de esta poética son múltiples. Nomás quisiéramos advertir al lector que la poesía de Vladimir Herrera, tan densamente barroca, es -por aquella paradoja- de vocación al mismo tiempo profundamente antibarroca y, en consecuencia también, resueltamente antiliteraria. Esto se debe a que la poesía de Herrera, especialmente desde estos años -una vez superada su inicial ligazón con las estéticas predominantes a principios de los años 70 en el Perú-, está creativamente entroncada con la de su compatriota Martín Adán. Es decir, ambos poetas peruanos, con su más y su menos, comparten el mismo esquema de influencias o herencias culturales, como explica muy bien Roberto Paoli al referirse al autor de Diario de poeta: “las dos líneas posbaudelarianas, la que une Rimbaud con el surrealismo y la que de Mallarmé desciende hasta Valéry y Guillén, conviven en la poesía de Martín Adán, que hereda, de la primera, el irracionalismo, la disolución del sentido, la aventura de la palabra en lo desconocido o en el subconsciente […], mientras deriva de la segunda la compostura musical, métrica, la forma cerrada, la elegancia intelectual de las opciones léxicas” (42). Discreta, aunque también ambos contundentemente humoristas, los Poemas incorregibles aluden finalmente a un tipo de conducta: dadaísta, inconforme, díscola o comprometida; o mejor deberíamos decir: y comprometida , lúcida del mundo que a uno le ha tocado vivir.