Archivo por meses: julio 2007

Soy feliz

Soy feliz.
Inmensa y plenamente feliz.
Como nunca nadie había soñado serlo,
ni los adolescentes enamorados,
ni los flamantes esposos,
ni los poetas auténticos
con algún dinero en el bolsillo,
ni los místicos
de rostros transfigurados por el mismo Dios,
ni los perros, ni los cerdos
en plena voltereta, en plena
caricia en el hocico.
Soy feliz, soy felicísimo.
Pero no me traiciones
y vayas a comentarlo por todo lugar.

De EL FUEGO QUE NO ES EL SOL (1993) »Leer más

Mario Guevara: Matar al Negro o el arte de la demolición

Matar al negro

Escribo esta breve reseña bajo el impacto del sol del Caribe: parsimonioso fuego por todas partes, cuerpos en permanente estado de ebullición. Los cuentos de Mario Guevara Paredes (Cuzco, 1956) nos hacen reír con nuestra calavera a mandíbula batiente. Quizá éste sea el rasgo característico de Matar al Negro (Cusco: Sieteculebras, 2003) –tal como a través de los grabados de José Guadalupe Posada– la paulatina metamorfosis del lector en un risible esqueleto que por todas partes hace agua. Por lo tanto, entronque de esta escritura con las pericias y las obscenidades del barroco hispano. Pericias por el vigilante, austero e inteligente ejercicio de la forma; obscenidades, por aquello de que se medita frente a las oquedades de una elocuente calavera. Rulfo, Onetti, Borges-Monterroso y un recóndito Vargas Llosa contribuyen al temple y condición moral de la bien afilada prosa de Guevara. Antes, quizá los huacos del arte precolombino y los lienzos de la escuela cuzqueña por la poderosa propuesta visual de estas mismas viñetas. Y con esto advertimos también una muy particular afinidad con otro de sus contemporáneos, nos referimos al excelente narrador beniano Homero Carvalho Oliva (Bolivia, 1957). Ambos son dos pesos medianos que practican el estilo de la paulatina demolición; es decir, la del incauto lector:

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“Quai des migrations”: Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo

"les deux magots"

Hallado en: http://kxradic.buzznet.com/user/journal/3446/
Anoche llegue tarde a casa, hice de comer y me senté frente a la compu con mi plato de lentejita y mi copa de vino, quise llamar a cholito pero eran las dos de la madrugada, quise llamar a Pierre y no encontré mis fuerzas, quería llamarme a mi pero no lo hice, terminé releyendo “las vírgenes locas”. La lectura como siempre era muy bella hasta que me detuve en la exclamación de Elena:
“…Hegel dice que todo lo real es racional y yo no entiendo que todo lo ideal llega a ser real. No hay belleza soñada por filosofo o poeta que no llegue a ser realidad algún día. Por eso los profetas aciertan. Lo que el profeta anuncia se realiza, no porque estuviera escrito, sino por la fuerza plasmante de la imaginación del profeta. Pero siéntate a mi lado, y entenderás mejor. Ortega obedeció. Ahora las rodillas redondas y excitantes de Venus Urania tocaban con las rodillas del novelista, que perdió otra vez el miedo, y volvió a sentir, con menor fuerza que antes, un calor que le abrasaba las entrañas con delicia inquieta. -El amor -prosiguió aquella Hipatía de las Vistillas- tuvo su expresión ideal mas grande y noble en la creación mitológica de Venus Urania; el amor casto y razonado; el amor lógico puro y ennoblecido por la idea, el que canto Platón en sus divinos diálogos, el que Sócrates ensalzaba en el “Banquete” lo representa Venus Urania. Pero Venus era un sueño de la fantasía griega; y como todo rostro bello, grande, debe realizarse algún día… Después de siglos y siglos nací yo, que viví muchos años ignorando esta mi segunda naturaleza, llamándome Elena (Cristina era su nombre de pila, pero ella se había olvidado del santo de su nombre), hasta que un día…, día horriblemente solemne, se me reveló mi condición de diosa; yo era, sin saberlo hasta entonces, la Venus Urania.
Octavio sudaba. Otra vez sintió la aprensión extraña de notar que la locura le entraba por los poros y le hinchaba las meninges en el acalorado cerebro…”
Aquí cerré mi lectura y me fui con Vallejo a vagar por las orillas del Sena, me gusta la hora esta, los paquebotes se hamacan y duermen, la luz de las farolas dibujan humeantes ojos sobre las aguas, la Torre Eiffel también duerme y de rato en rato el silencio se corta con el ulular de alguna ambulancia.. Este libro de Pedro Granados, “poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo”, es uno más de los tantos que año a año inauguran nuevas pistas vallejianas. Ulyses, muy amigo de Pedro me ha pedido esta lectura para sacramentar el paralelismo vallejiano que tampoco lo deja dormir. Ulyses me dice: “tu que vives en Paris podrías explicarme un poco mas la ansiedad de Pedro, un buen juicio, una buena lectura me ayudaría a comprender esos vacíos a veces tan profundos que Vallejo ha sabido evocar”… Me pican los ojos y necesito concentrarme en esta parte del libro analizado por Pedro:

C’est la vie, mort de la mort!

Es como si contaran mis pisadas.

Es como si se hubieran puesto aretes!

Es como si se hubieran orinado!

Es como si se hubieran dado vuelta!

Es como si contaran mis pisadas!

Este es un texto cargado de ansiedad -sigue escribiendo Pedro- donde el Yo poético, luego que “acaba mi enemigo de quererme”, es travestido: “Es como si se hubieran puesto aretes”. Paralelamente, en este poema se establece un constante contrapunto entre un espacio exterior (Paris, Luxemburgo, en general, “la urbe”) y uno interior, la propia subjetividad del Yo poético padeciendo la manía persecutoria: “Es como si me contaran las pisadas”, probablemente por la presencia implícita de aquel “enemigo”. Eso si, ninguno de los dos espacios es grato o feliz; mas bien, si lo son de fatiga y hasta de humillación: “Es como si me hubieran orinado”, “Es como si se hubieran dado vuelta”. Estamos aquí ante un caso de ambigüedad, segun W. Empson, de “séptimo tipo” donde se superponen y aclimatan en el texto dos sentidos diferentes. El primero de ellos se vincula a las hojas… El segundo sendito cuenta el travestismo del Yo poético… La expresión darse vuelta, en el Perú, implica la muerte o el coito contranatura. En todo caso este último sentido, este verso cala bien en la ilustración del sinsentido, desorden o caos que cunde en todo el poema..”
Son las 7 de la mañana… Mi cafe favorito: “les deux magots” recibe sus primeros clientes y me provoca un chocolatín..

Saludos grandes a todos, (Paris, 14/09/2005)

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La poesía dominicana: “el secreto mejor guardado del caribe” (Antología)

RD
Tercera entrega:
Rita Indiana Hernández (1976) y Homero Pumarol (1971)

En nuestro artículo, “La poesía dominicana revisitada” (http://www.letras.s5.com/pg220106.htm), ya juntábamos a ambos poetas; de este modo, decíamos de Rita, mas lo podemos extender perfectamente a Homero:
“Compañera de ruta de Homero Pumarol -y con más de un punto de contacto entre sus poesías-, nuestra poeta une al desenfado inteligente, propio de su generación, un enorme placer por la escritura (avis rara hoy en día) y, sobre todo, esta fruición la sabe comunicar al agradecido lector. Además tiene otra enorme virtud, con sus pertrechos cosmopolitas (ya que percibimos en ella a una lectora adicta y sin fronteras) hurga en el lenguaje y la forma de vivir locales”.
Muchachos del barrio de Gazcue –de alcurnia (en el pasado), ligado a la Zona Colonial, y clasemediero hoy en día (muy venido a menos)– para el mundo: es lo que ahora mismo se nos ocurre agregar sobre la obra de ambos poetas. »Leer más

El cuarto mundo, un arte de amar nuevo

Cuarto mundo
Desde que los trovadores de Provenza inventaron lo que para nosotros es el amor, en realidad casi nada se ha añadido al respecto. Probablemente podamos distinguir frente a este amor de la nobleza -remontándonos también a la escena medieval- un amor de la serranía (menor trámite y mayor corporeidad), pero siempre el esquema de la admiratio es común: el varón va hacia la dama, toma la iniciativa explícita, canta a su musa. »Leer más

Octubre/ Manuel Fernández (Lima: Estruendomudo, 2006)

Octubre

Tal como definiera Julio Ramón Ribeyro la novela, este poemario lo constituyen fragmentos prescindibles, pero que dan como resultado un todo imprescindible. Manuel Fernández (Lima, 1976), se propone en este su esperado primer libro reconstruir una época de la convulsiva historia peruana reciente y, al mismo tiempo, rastrear las señas de sí mismo como producto también de aquella cadena de zozobrantes -aunque no menos aletargadísimas- encrucijadas. Es decir, felizmente no hace mera y comercial literatura de la violencia, tópico con el que se ganan mala o buenamente la vida -según cuál sea y dónde se ubique la institución académica para la que trabajan- hoy por hoy los profesores (y no pocas veces también voluntariosos poetas o narradores) universitarios. Nada de esta agenda teórica oportunista y políticamente correcta; urdida, claro está, desde centros metropolitanos para sus ya taimados agentes o aquellos aún en vías de serlo: “Disposición de los espejos en el cuarto de la lavandería./ Razonamiento hegeliano y la especulación política propia de toda novela/ latinoamericana” (58). »Leer más

FRESSIA Y LA POESÍA PERUANA

AF

Si nos atenemos a las antologías recientes de poesía uruguaya –Ejemplos: Antología plural de la poesía uruguaya del siglo xx, estudio preliminar, selección y notas de Washington Benavides, Rafael Courtoisie, Sylvia Lago, 1996; Poesía uruguaya, siglo 20: antología, Walter Rela, compilador, 1994)– la obra de Alfredo Fressia (nacido en Montevideo, 1948, y residente en San Pablo desde 1976), creemos está injustamente ninguneada en su propio país. Hasta ahora su poesía pareciera explicarse, sobre todo, por la anécdota de haber sido, según Luis Bravo, junto con Evohé (1971), de Cristina Peri Rossi, pionera en exponer, en el contexto uruguayo, la cuestión del “género” desde una perspectiva homoerótica, asi como en reunir textos de escritores uruguayos con este mismo tenor: “Amores impares” (Montevideo, Aymará, 1998) (“Alfredo Fressia: 30 años de poesía”). En este sentido, pues, se le concede a su poesía –junto a la de su connacional Roberto Echavarren– el mote de “marginal” (Roberto Appratto, “El lenguaje de la poesía uruguaya 1980-1997”). Sin embargo, una vez que leemos Eclipse. Cierta poesía 1973-2003 (Alforja, México, 2006), nos percatamos de la riqueza y variedad de sus motivos y temas, además de sus afinidades y distancias con la obra de algunos poetas peruanos, objeto de análisis en esta breve nota. »Leer más

‘Cada vez me parezco más a mi hermano Germán (From beyond)’

Muestra de poesía visual, perteneciente al video “4 de Boston” (Alan Smith, José Mazzotti, Alberto Roblest y Pedro Granados), filmada el 2001 –en Boston– por Alberto Roblest. El presente formato se debe a la Dirección de Informática Académica de la PUCP.

https://es-la.facebook.com/TALLER-ON-DE-PEDRO-GRANADOS-271973868050/videos/cada-vez-me-parezco-m%C3%A1s-a-mi-hermano-germ%C3%A1n/10155063454703051/
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El des/ nudo de la reciente poesía de J. E. Eielson(1)

eielson con javier sologuren

Este breve ensayo intenta, por un lado, dar cuenta de la sintaxis poética eielsoniana de su último periodo y, por el otro, reparar en las reelaboraciones que -sobre el tema del cuerpo, del sexo y de la mujer presentes ya en la poesía de César Vallejo y del Barroco- aquel autor nos propone. »Leer más