Poesía de Puerto Rico. Cinco décadas (1950-2000). Selección de: Reynaldo Marcos Padua, Andrés Castro Ríos, Marcos Reyes Dávila, Alberto Martínez-Márquez y Julio César Pol. (Caracas : Fundacion Editorial el Perro y la Rana -Ministerio del Poder Popular para la Cultura-, 2009)

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Tras recibir, leer y examinar el texto cibernético que de esta antología tuvo a bien enviarme el amigo Reinaldo M. Padua, sostuvimos un cruce de correspondencia franco y transparente. En éste le comuniqué mi percepción de la misma.
A finales de abril y comienzos de mayo del 2010, participé en las actividades de la XIII Feria Internacional del Libro en Sto. Domingo. En el kiosko de Venezuela, adquirí uno de los 3 ejemplares que de dicho título llevaron consigo los representantes del también hermano país. A mi regreso, volví a repasar el voluminoso libro. Esta lectura me sirvió para reafirmarme en mis apreciaciones.
En el cruce de correos-e con Reinaldo expuse mis razones para aseverar que la mentada antología le hace un flaco servicio a nuestras letras nacionales. Así que vuelvo a sacudir el palo aunque, a riesgo de ello, me claven su aguijón las malhumoradas avispillas.
Entre mis puntos, le comenté al compañero que no puede preciarse de representativa de nuestra poesía puertorriqueña (así, a secas) un texto en el cual no se incluyan voces privilegiadas como las de: Salvador Villanueva (a mi juicio el mejor poeta vivo del país), al insumergible Pedro Pietri, al incómodo Manuel Ramos Otero, a un lírico del calibre de Jan Martínez, a la temeraria y visionaria Olga Nolla, a Juan Manuel Rivera, a Jorge A. Morales Santodomingo, a Lilliana Ramos, a Áurea Ma. Sotomayor, a otra cima de nuestra poesía (a pesar de su persona), Hjalmar Flax, y a Rafael Acevedo, por tan sólo mencionar un puñado de los más notables ausentes. (Esto, sin mencionar nombres de otros colegas que sí son incluidos y que ocupan un espacio que bien pudo ser destinado a una muestra del valioso quehacer de alguno de los antes mencionados.) En aquel momento, un caballeroso y digno Reinaldo M. Padua, agradeció mi reacción antes que mi indiferencia. En su respuesta, me exhortó a presentar evidencia que validara mis señalamientos. Le respondí que no gastaría tiempo (ni energías) para probar la posible validez de mis aseveraciones respecto a lo que la inmensa mayoría en el país sabe pero que no se atreve a nombrar con señas y pelos. (Simón dice que de lo único que debe sentir vergüenza la verdad es de andar oculta.)
No tengo reparos en aseverar que hubiera sido más preciso (y menos pretencioso y desafortunado) consignar que lo que representa la llamada antología es una ídem de los amigos de Guajana. Y, no empecé a que en la misma, entre otras, figuran muestras de obras de incuestionable mérito como lo son las de José Ma. Lima, J. L. Morales, Edwin Reyes, Vanessa Droz y J. L. Vega: como pretendida antología de 5 décadas de poesía puertorriqueña sólo alcanza a ser una pésima antojolía (sic). Lo que sí resulta acertado es el lema bolivariano, pues eso mismo testimonia el texto: “arar en el mar”. Así que, con todo el merecido respeto al FIPPR [Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico] y a su laboriosa junta directiva, elijo ser cónsono con mis palabras y no asistir a tal presentación.
Muchas gracias.
Atentamente,
Edgardo Nieves-Mieles
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