
AMOUR NOIR
a J. A.
por amor te arrancaría
tus hermosos ojos verdes
con los cuales me desdeñas
sólo ciega me amarías
Alberto Martínez-Márquez (Bayamón, Puerto Rico, 1966)

AMOUR NOIR
a J. A.
por amor te arrancaría
tus hermosos ojos verdes
con los cuales me desdeñas
sólo ciega me amarías
Alberto Martínez-Márquez (Bayamón, Puerto Rico, 1966)

Brother and sisters
playing on the green
near a swing, a mutt
eats grass, a mother
chats with her neighbor,
sun sets in pink-clouded
streams, birds come
home to nests in trees
and the corner guard
makes his rounds.
Evening, Surco, Lima
recalling Blake’s
Laughing Song, his
Ecchoing Green.

Nosotros los latinoamericanos no tenemos la historia ni el nivel de corrupción del canónico occidente. Nacimos después y somos aprendices. La poesía siempre ha convivido con la corrupción. Es imposible se liguen el ansia del poder y la manipulación social con la poesía. Aunque tengamos excepciones, por cierto, Neruda y Octavio Paz (por ejemplo); aunque el psicosocial que constituyeron (¿qué aún constituyen?) no fuera monitoriado por ellos mismos. La poesía está que se muere, la pobrecita; pero no muere, ni jamás morirá. No depende de nosotros matarla, depende de la poesía. Pero prepárese el que quiere seguirla, a ser destruido; no sólo por ella, por su torpeza al amarnos: sus afiladas rodillas y codos de adolescente. Sino también por la sociedad, por cualquiera de ellas, y sus instituciones. Nadie quiere pasar por tonto ocupado. Nadie desea admitir que debió dedicarse a aquello que rechazó un día. Un día en que la poesía le puso un cabe de puro traviesa; un cabe para detenernos a pensar; un cabe con su respectiva almohadilla. Pero nos vamos muriendo. Ya se murió Vallejo, el del tercer ojo. Ya se murió César Moro, el que sabía amar. Ya se murió Martín Adán, el niño autista de tirantes y saco malolientes. Ya se murió Luchito, el de la vox horrísona. Son la únicas muertes que cuentan en la poesía peruana (por ejemplo). No existe ninguna otra, hasta ahora. Hasta que se muera Pedro Granados. Y los miles de hijos de puta, que son tres gatos en la poesía, se percaten; ha, recuerden; ok, acaso añadan a la lista. Pero nunca admitan que estuvieron más lúcida, coordinada y sistemáticamente ciegos que la puta madre

La distancia entre una palabra
Y la otra
Cuando ellas no hacen el poema
Bueno, nunca sólo ellas lo hacen
Pero hablemos en serio, o sea
En broma
Porque no sabemos absolutamente nada
De las palabras ni del poema
Salvo que se encuentran en las calles
Llenas de gente llena de palabras
Que a veces son poesía
Pero subir una vez más al autobús
No quiero
Tampoco ir monologando
Harto de mi propia voz
Escucharte, eso sí
Verte
Mordiendo mi corazón
Con paños fríos para la fiebre
Escribir porque somos queridos
Porque somos amados
Porque nos hemos muerto
Disculpen que no fui poeta
De modo ininterrumpido
Que cedí a ser profesor
Ni amé el tiempo que me tocó
Subir a los ómnibus y raspar mi día
Contra la corriente
Estoy lleno de hijos
Que no atiendo o ignoro
Todo el mundo
Que me tiene harto y me hincha
Y me hace saber que estoy viejo
Cómo justificar si hubiera
Mi papel cometa
Mi cuarto de hora
En este mundo de vivos eternos
Gente que sabe tirar los dados
Y tú bobo de ver seis y otra vez seis
Por duplicado y por cuatro
Pendejos que se juegan el universo
Deberíamos hacer una epogé
De todo lo que no somos
Y quedarnos con la poesía
Que pobrecita alienta
Pero tiene los ojos bizcos ya
De vergüenza ajena
Pero no puede ser carajo
Ni siquiera respetan a la poesía
Que no está hecha de palabras
Sino todita de pura dignidad
Poesía es dignidad
Como dijo Lucho o Luisito Hernández
Aunque lo tomemos tan sólo
Como el que tomaba
Y sonreía atento hacia la cámara
Entre Luisito y Vallejo y algunos otros
Como Dalton y Cabral de Melo Neto
Anda el poema que no es profesor
Y que no tiene que subir a los ómnibus
Que no enseña nada salvo
Que el poema no está hecho de palabras
Sino que es este mordido bocado
De tu propio corazón
Y esta alta temperatura
Contra todo aire acondicionado
Salvo la poesía que dice solita
Sin mí sin este ridículo ropaje
Que me he ido poniendo
Sin darme ni cuenta y por contentar
A los que han vivido conmigo
Salvo la poesía que dice solita
A pesar de enseñar y subir a los ómnibus
O quizá por eso mismo
Cierto modo de enlazarme la corbata
Cierta manera de subirme la tonada
Ante tanto tonto ocupado
Y vivo eterno
Cierta materia preciosa
Cuando uno está muerto y además mudo

Me reafirmo en estas respuestas de barco de vela y timonel ebrio. Reafirmo que la poesía existe y me ha amado, cómo no. Que los latinistas la están cagando. Que los que no saben lo que es el significado, lo mismo. Que los yuppies y evadidos de esta jugosa y cruel realidad, también. Que las jebas que escriben poesía con los pulgares deben ser arrestadas por libidinosas. Que mi corazón ha dado bote hasta tu patio y te ha hallado envuelto en otra cosa. Que acabas de llorar, de lejos lo he sentido. Que no toleras, que revientas, que estás podrido. Que la poesía sabe todo eso y, a escondidas, te aprieta la mano. En el invierno te abre sus pestañas de alas. Que en el verano impío se mete fresca y de golpe por tu esófago. Que has contado hasta tres y ella ya está en siete, en dieciocho y conoce la carrera y el camino. Y que le has sido fiel. Como la criatura que ahora mismo vuelves a ser. Puro ojos inmensos entre los invisibles barrotes de tu barrio.

– que no es territorio-
-que no es nacionalidad-
-que no es patria-
-que no es nación-
-que no es estado-
-que no es país-
-que no es lengua-
-que si es polvo estelar-
-que si es arena-
-que si es arroyo-
-que si es volcán-
-que si es lluvia-
-que si es infinito-
Lauricocha
Novia
Lauricocha
Cocha Lauricocha
Todita Lauricocha
Eres Lauricocha
Verde
Morir
MUERTE
Bendidto
Maldito
Cerro(s)
Mi
Ignorancia
-casa-
Al viento
– que no es territorio-
-que no es nacionalidad-
-que no es patria-
-que no es nación-
-que no es estado-
-que no es país-
-que no es lengua-
-que si es polvo estelar-
-que si es arena-
-que si es arroyo-
-que si es volcán-
-que si es lluvia-
-que si es infinito-

Podría salirme de Vallejo
Del estudio donde estudio
Su sonrisa
Y como siguiendo una cola de ratón
Derramar el posillo para otro lado
Clavo y canela
Avena densa que poco a poco empapa
Y cubre el lienzo que te fija
A lo lejos tu cabeza pequeña en el naufragio
De cerca tus labios comiendo despacio su avena
Todos tus padres muertos
Todas tus madres de igual modo
El único ser humano recién varado
Desde el vientre de un mango-papayo
Te cortas la respiración
Para no cortar con el poema
Para seguir para sembrar los bichos
Y las alimañas directamente contra tu cuerpo
Para probar hasta dónde resisten
Las alimañas que mueren
Contra no el único pero sí el último
Ser humano vivo
(quedan otros pero tú eres tú y no los otros)
Quedan otros en las sombras como todo
Levadura de cojones y corazón.

Desde esa parte en la que no soy andino
Sino del par de grapas entrecruzadas
Sobre un ángulo alto de mi papelógrafo
Gran poema el más distinguido
Con leve gusto a metal la lata
Jorobadas y aterciopeladas grapas
Con hijos sin hijos como dice el bonete
Sin bonete sin indio y sin camisa
Porque hace mucho calor
Desenchufado de mi origen
Globo aspa periódico escapado al viento
Una última y postrer señal sobre mi índice
Una impensada y final conmoción
Como encontrar un ratón bebé
Dentro del monedero
Como encontrar la felicidad
Escapándoseme a remo
Y entre los yuyos
Pero la he visto y sentido
Pero me ha visto y ha escapado
No soy indio no soy negro no soy blanco
Soy un desteñido más que no recibe el sol
Porque lo abruma y lo estresa
Le provoca herpes dolorosos
El sol que me canta sobre los párpados
El sol que hincha mis lágrimas
Y goloso las bebe
Ya voy a morir… yo, cualquiera?
Ya vamos… nosotros, ustedes?
Muramos de una buena vez de ser felices.

La víspera del sábado mi padre me visita
Viene a lavarme las orejas
a cepillar mi traje maloliente
a darme un par de vitaminas
El sábado mi padre asoma sus ojos desvelados
prepara el desayuno
me lustra los zapatos
saca del ropero mi mejor camisa
Me toma de la mano y pasamos rápido
por la puerta
de una iglesia
Casi doblados en nosotros mismos
andamos perdidos en calles sin salida
espantando moscas que se nos paran en el rostro
En la sinagoga de Breña nos esperan tres ancianos
una mesa con tomates y sardinas
vino y un molde de pan blanco
El rabino me hace subir a la bimá
los viejos me sonríen
rezan entre barbas
El rabino me indica que empiece la oración
me pongo de rodillas
mi padre enrojece de vergüenza
Un viejo me señala en la Torá unas palabras
tartamudeo de los nervios
miro a mi padre de reojo
a mi viejo padre acurrucado como un feto
en medio del festejo