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Poesía

SASHA REITER, TRADUCTORA

Pienso que es perfectamente posible traducir una cultura a otra, aunque no se pueda decir que esta traducción sea mejor o peor respecto a un original. ¿Cuál original? ¿Cuál principio u origen? Bastardos somos todos no sólo a nivel genético, sino asimismo a nivel cultural. Compartimos, a modo de glosolalias insertadas en nuestra cultura y a veces también en nuestras lenguas, desde ya fragmentos de muchas culturas anteriores que sobreviven en nosotros, que sólo de modo aparente se encuentran extintas. Y que se activan y actualizan, algunas de ellas, particularmente cuando se escribe poesía. Somos permanentes homínidos migrantes con una gran y antigua alma en común. Esto sostiene la posibilidad misma de la traducción.

Me parece que en las versiones de mis poemas al inglés se acentúa el aspecto conceptual o intelectual de los mismos; no sé qué tanto sea equivalente, entre ambos idiomas, el aspecto expresivo o más corpóreo. Acaso aludan, más bien, a las coordenadas propias de un cuerpo o sensibilidad distintos en inglés. Pero aquello no está mal o no constituye una limitación de la traducción; por el contrario, mi poesía ventila mucho aquel aspecto intelectual, aunque entrelazado a lo cotidiano. Y que el aspecto expresivo al que se ligue en inglés no disminuye, sino, por el contrario, multiplica sus posibilidades apelativas y de configuración de realidad. Agradezco mucho, a Sasha Reiter e Isaac Goldemberg, su inspirada traducción de algunos de los poemas de La mirada (2020), y el haberme permitido meditar sobre estas cosas. P.G.

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QUÉDATE EN CILENCIO

Extraordinaria primera antología poética del colegio I.E 10153 “Carlos Del Castillo Niño” (Centro Poblado Cerro La Vieja, Motupe, Peru). Participaron, en esta oportunidad, estudiantes de quinto, segundo y primer año de secundaria.  Compartimos, de modo paralelo a nuestra dinámica de grupo, algunas ideas de los retos que usualmente enfrentamos cuando empezamos a escribir poesía.  Entre otros, dar mucha información en lugar de sugerir; precisar terminar las cosas en un happy end y no tal como se ha planteado el poema, aunque el final pueda ser “triste”; emplear palabras no usuales o rebuscadas; etc.  Lo que tiene al frente el lector, la frescura de estos textos, no contradicen la sugerencia, drama, profundidad, como queramos denominarlo, de una buena poesía.  Este comienzo es muy auspicioso y, en cuanto moderadores de este Taller, hemos quedado muy satisfechos. No podríamos terminar sin antes dar las gracias a la iniciativa de nuestros colegas, Lisbet González Cubas y César Sandoval, así como al director del colegio, Sr.  David Saavedra, el cual colaboró con entusiasmo con esta actividad.  Y, siempre, a los estudiantes que con su fervor y talento lo hicieron posible. Pedro Granados

EL MAR

El amor bonito

Cuando yo lo veo pienso

Y recuerdo.

 

Mi CIELO AZUL

Eres como una estrella para mí

Y una noche.

 

HOY LA LUNA

moja mi almohada

Hoy el sol me moja con agua.

 

EN MI CORAZÓN HAY OSCURIDAD

Y el amor por ti no cambiara con lo que te digo

Mi linda maravilla.

 

CUANDO YA NO TE VEA

Te extrañaré al no verte.

 

MIENTRAS VENÍA EN EL CARRO

me encontré una muñeca que

era muy hermosa, pero no me pertenecía

cerré los ojos y no estaba.

 

QUÉDATE EN CILENCIO

Cuando callas.

Me siento

para que hables

 

MI COLEGIO QUERIDO

sentimientos encontrados.

Un perro que se llamaba oso

era bonito, pero agresivo.

Ese animal

que amo.

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TALLER DE POESÍA ONLINE PARA ENCONTRAR TU PROPIO RITMO O ECUALIZARLO

Taller en tiempo real. Me envías anticipadamente tus manuscritos, los leo, agendamos un calendario de citas y –con los textos en mano– hablamos de tu poesía.
El taller está abierto al público en general, poetas noveles e incluso autores consagrados; se incluye aquí colaborar en definir la estructura de un poemario por publicarse. Y es un taller confidencial, al menos que alguno de sus participantes haga público un comentario; por ejemplo, el testimonio del extraordinario poeta mexicano, Edgar Artaud Jarry:
“En efecto, te debo mi aparición en el mundo de los libros, algo a lo que yo me resistía, hasta que acumulé una gran cantidad de poemas. Era necesario extraer una antología, te estoy muy agradecido y mi reconocimiento siempre. Lo recomiendo sobre todo para quienes nos formamos fuera del mundo académico de las letras, empíricamente, es necesario tener otra mirada sobre nuestro trabajo, desde afuera, es lo menos que deberíamos hacer por respeto a uno mismo y a los posibles lectores. Me alegro de haber tomado el taller, me cambió la vida”
En español, portunhol selvagem, spanglish y un largo etcétera.
Contacto:
pedro_granados@hotmail.com

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“Mique”

Mike 
I
Un juguete de perro consiste
En un exo-esqueleto de plástico
Y un redondo blader por corazón
No he confiado nada más
Que en ti
Pero cómo no decir no creer
No estar agradecido
Si me muero hoy mismo
De qué doy testimonio
De que ella existe de que ella es bella
De que ella no te traiciona
II
Un gorrión sale de entre el agujero
De una rata
Y mi amor desde un lugar hosco
Un pasadizo compacto
De atemorizados o de indiferentes
Un amor que jamás fue ciego
Porque te abrió los párpados
Como a la fuerza ella misma
Y te obligó a que miraras
Por sobre el fango la piedra el dolor
Por sobre la indiferencia más compacta
III
Amo la poesía
Me hinco de bruces
Junto las manos y me persigno
Eso he aprendido
O a aquello la relaciono
Como un infante como un incivil
Con sus dos centímetros de frente
Aunque Mique mi perro
Mejor agradece con toda la cadera
Las orejas las patas en fin
Con todo su joven y brioso cuerpo
Porque la poesía ha venido
Porque su dueño ha regresado
 
IV
El oro solo brilla al sol
Aunque en la oscuridad
Tiene un destello
De corneas de reptil
O de mirada de madre ya fallecida
Siempre pensé
Que tenía que nacer de nuevo
Deslizarme y resbalar otra vez
Por eso no entiendo por eso no acepto
Una poesía que invite al callejón sin salidas
Al unidimensional sonido de latón
De la ironía
Acertó Rilke, el beato; acertó Kafka, el místico;
Acertó Vallejo, el inca sumergido; acertó Emily
Y también Amy, a la que ahora mismo escucho
Con deleite
La poesía existe. Absolutamente transcultural
E intergaláctica. Y multi-temporal.
Un pollito que resbala
Entre tus dedos desconcertados.
Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos editores, 2018)

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¿Por qué de una vez no me estudian?

Que más tarde ya no estaré aquí

Y se atragantarán con sus propias preguntas

Entre el ápice de la lengua y un sentimiento

Para nada recomendable

Vamos, amigo rector

Que es usted uno de mis dilectos exalumnos

Delo como tarea políticamente inducida

Muchísimo más potente que lo obligatorio

Adelante muchachos filósofos

Que acredito en ustedes

Más que en los literatos

O los sociólogos de las bellas canciones

Convénzanse de una vez por todas

Colegas poetas

Que me leen solapa nomás

Que es así como por lo regular me han leído

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Amigo insecto

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En vida me la hube pasado

Buscando un interlocutor

Recuerdo borrosamente

Que al principio

De cuando el principio principia

Iba a mi lado el hechizo

Pero no era una voluntaria compañía

Un tanto más consciente fue luego

Mi necesidad de los insectos

Aunque muchas veces me portaba como un

Verdadero ser humano con ellos

Les tendía emboscadas

Les preparaba bebedizos

Los rociaba con insecticidas

Elaborados con toda la clase

De remedios para la tos o colirios

O sal de frutas que por allí encontraba

Inmortales

Los insectos emergían desde este fango

Limpiaban ojos antes que extremidades

Y por lo general escapaban volando

Por cierto, sólo lo lograban

Aquellos que con antelación permitía

Los que habían demostrado empatía

De insecto conmigo

Una suerte de comprensión previa

Honda e irreductible

De lo que allí pasaba

Apenas percibía aquellas facultades

(antaño mi intuición era fulminante)

Tenían el camino abierto para vencer

Aunque no sin antes sufrir como todos

Como cada uno

Hoy que nos hemos hecho del todo semejantes

Me ejercito a diario en la comprensión

Y en su eventual recompensa

Porque lo de intuitivos de modo irremediable

Ya lo hemos perdido

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Poesía peruana: Mitos inscritos en el paisaje (I)

El problema principal de la poesía peruana y quizá el de toda nuestra región, en principio tratándose aquélla de un género volcado a la subjetividad, es precisamente el tratamiento del sujeto poético. No es tanto el de la narrativa donde, una vez superada la impresionista y cinestésica prosa modernista, se valoran los constantes cambios de perspectiva: tiempo y lugar de enunciación. Obviamente, hay experimentos que, a este respecto, acercan o incluso intentan fundir ambos géneros canónicos; por ejemplo, la poesía documental o de investigación que tendría su antecedente regional en Taberna (Roque Dalton) o El niño Jesús de Chilca (Antonio Cisneros), casi de modo paralelo a la poesía campesina y exteriorista de Solentiname; su exacerbación del tono callejero, aunque no de perspectiva, con Hora Zero (años 70); y más recientemente, acaso con mayor poder conceptual y persuasivo, por ejemplo, con la que en el Perú ensayan Manuel Fernández o Roberto Zariquiey. El primero de los citados, al levantar o intentar una curación de la historia de un barrio popular de Lima (Breña); el segundo, en sus oscilaciones académico-míticas, archivístico-anacrónicas, en su logrado Tratado de arqueología peruana. Pero el problema continúa; es decir, incluso a pesar de estos experimentos, los cuales abordan con variantes ahora mismo incluso otros poetas más jóvenes, cedemos muy fácilmente a la tentación del narcisismo y sucedáneos: melancolía o nostalgia y, peor aún, sentimientos de carencia o derrota; efectos, esto últimos, tan arraigados a la idea o experiencia que, por lo general, solemos vincular con la poesía. Prueba de esto último, el de la dictadura de la melancolía, son algunos poemarios que hemos leído y reseñado brevemente hace muy poco, verbigracia, libros de poetas tan canónicos como Mirko Lauer, Jorge Nájar o Carlos López Degregori. ¿Asunto de edad, de “estilo tardío”, de examen de conciencia? Podría ser, y probablemente cada caso tendría su diferencia. Amalgama y distinción frente al aspecto cultural. Lauer, a su conveniencia, entra y no entra en el asunto de la cultura local; a Nájar, si alguna vez tuvo consciencia de ello, poco a poco se le fue esfumando y, tarde y lejos de su paisaje nativo, se cerciora de su propia esterilidad; Degregori, jamás salió de su biblioteca ni del barrio de Miraflores, para qué, si lo único que importa es hallarse “lejos de todas partes”. Sin embargo, creemos que todo gran artista o gran poeta responde, ante todo, y de modo simultáneo a su artesanía, a un mito inscrito en el paisaje (geografía sagrada o paisajes míticos); no han sido otros los casos en el Perú de Eguren, Vallejo, Adán, Eielson, un tanto Watanabe, y del propio José María Arguedas. Diálogo que no los confinó a un determinado territorio o folklore; sino que, sobre todo, salvó a cada uno de ellos del aparente callejón sin salida del narcisismo y la derrota. P.G.

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