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Poesía

Qué te podría decir

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Qué te podría decir
ahora que has vuelto
y me tocas el corazón con la mirada.
Qué soy frente a la articulación
de un objeto con otro,
de un sentimiento con otro,
de una idea con otra,
pura continuidad
en el espacio,
único sonido.

Qué te podría decir,
de qué manera habría
de darte la bienvenida.
Torre de seda
en que se estrella mi amor,
agua en que mi amor se precipita,
cuerpo que me acompaña.

Qué decirte.
De qué manera
devolverte la mirada
que sea un campo de arroz,
que sea la noche con la noche.
Acompañada.

De El fuego que no es el sol (1993)

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LA POESÍA DE VLADIMIR HERRERA

Editoriales arequipeñas Cascahuesos e Hijos de la lluvia editan su obra completa, este sábado 28 en la Feria del Libro Ricardo Palma (8 pm) se presenta la primera entrega de esta excelente iniciativa, la reedición –luego de 35 años– del primer poemario de Herrera, Mate de cedrón.

Cortesía J. C.

Cunilinguo

¿O será como cabras
y cabros que se comen de una sola amapola?
Martín Adán

Ha de ser como una llama que se dice quieta,
No como el fragor, señora, o como una urna en
El calcinado esplendoroso carmesí, sujeto
Del deseo, sometido joven aún a las hurgaciones.
Suscitada por el deseo de ser la lengua,
Su inverso cono de luz, su seno recortado, sólo
La pura lengua de plumas y saudades revestida,
Celebérrima, y los glúteos severamente azotados
Con arena, y el viejo figurín en la ventana
Tras la cual otro sexo habrá de levantarse
En brillo y desmoronado será en parte como
Cuando desea un santo de su cuerpo su verso
Emocionado.
Las economías, en suma, del Poder, y
El poder hacerlo de espaldas hígado y riñones
Afuera, pero sombra de naranjos y también
Fritilarias, acudidas todas a la intimidad
Constelada en que se pee y se bufa domesticando
El verano:
Los besos que en las verijas tendrán
Que olvidarse, como la lengua serán en sí
Recordados:
Unos cuartos de luna lucientes
Para la sandalia del agua más pura al pisar de
Dos ríos orondos las algas, la fiebre y el costado.

(De Del verano inculto)

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Francis Bacon, vuelve. Slaughterhouse´s Crucifixion/ Armando Almánzar Botello

http://cazadordeagua.blogspot.com/2009/08/francis-bacon-vuelve-slaughterhouses.html

A la memoria de Gilles Deleuze,
quien acaso hubiese podido suscribir también este poema.

Soledad de paraguas no percibe
la que indiferente crea, todavía.
Curva,
ciego trazo, negrura soberana, mancha informe
del pigmento. Sangra rota la textura por el filo
de la espátula. Eso raspa.
Slaughterhouse’s Crucifixion.
¡Oh sufriente madero del olivo!
Atroz y chorreante cuerpo cierto interminable.
Slaughterhouse’s Crucifixion.
Un dolor atónito que tiembla gusano que se arrastra
lento por la tela en coágulo imprevisto.
Carne abierta que no cesa. Slaughterhouse’s
Crucifixion.
En garfio suspendida la belleza desollada.

La mano, con trapo frota, loca, orienta
la hemorragia, enturbia frente y labios…
despega, en el aire del instinto, el oscuro
paraguas del miedo casi un ave.

Con duro hierro araña, corta marca labra
-garra del halcón, cuchilla enardecida-
la mano:
azar transfigurado, caníbal
boca ciega.
Un puño, tremendo,
golpea sobre un lienzo el diagrama contingente
de las fuerzas… Accidente utilizable…

Chorro ardiente que perturba el esquema visual
configurado.
Borra un ojo, vuela un trazo, plata
líquida los labios, mancha viva que se expande,
pincel que muerde, arde, látigo erguido,
torso que sangra.
Hambre gruñida del abismo en retorno animal de
rostro en fuga.
Obsceno, ameboide hocico proteiforme.

Gotas por la tela: sangre. Mercurio, semen, leche oscura:
centrífugas manadas de la mente.
Roto sinsentido musical en devenir omnímodo de glandes.

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[desamarrarme los zapatos]

meridianacelan.blogspot.com

desamarrarme los zapatos

agujetas pasadores amarras

de los pies fronteras tabiques

candados secretos inquisiciones

una pajarita de papel

mejor si eres crítico y no sabes leer

el perfil de aquella lejana montaña

bajo nuestro tacto

la palabra que es apenas una palabra

y ya no es más una palabra

una suerte de movimiento rotatorio

más bien

un gesto animado una succión

al borde del único respiradero

lo siento

pero no puedo ser ya más didáctico

como exagero

a veces ante mis pacientes estudiantes

salvaguardado por lo negro

de mi alma por lo africano

de tan oculto al sol de tan oculto

y efervescente e inundado

y ya mismo sumergido

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Ciudadano paralelo: la poesía de Rey Emmanuel Andújar

es.dir.groups.yahoo.com

II. CIUDADANO PARALELO

era octubre
la mañana empujando su verano
¿Cómo intuirlo?

“Pase usted adelante.
Su cheque está para la firma.
Lo sentimos pero ya no trabaja usted para nosotros.”
y yo petiseco
un desierto en el buche

sabiduría de mi madre:

“La palabra es dura.
Hasta los ángeles se accidentan.”

hay un diablo escondido en cada puñado de Caribe

era un hombre
era octubre

VI. ANATOMIA PARTICULARIA

mi cuerpo
es la posición comprometida

allí residen el otoño

la flaqueza.

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Poemas de Ana María Rossetti (Cádiz, 1950)

editorenvilo.blogspot.com

La Anunciación del Ángel
A Pablo García Baena

Muriérame yo, gladiador, arcángel, verte avanzar
abierta la camisa, tenue vello irisado
por tu pecho de cobre.
Brazos, venas,
latido, curva, élitros de insectos
bajo el músculo o velas de navío.
Muriérame yo en ellos, cautiva la cintura,
amenazante dardo presentido,
pálido acónito,
igual que una fragancia, preciso, me traspase.
Muriérame yo en tu ancho hombro
doblada mi cabeza. Empapado y oscuro
indeciso resbala por tu frente el acanto
y mi mejilla roza, y cubre y acaricia.
Muriérame, sí, pero no antes
de saber qué me anuncia este desasosiego,
rosa gladiolo o en mi vientre ascua.
No antes que, febriles, mis dedos por tus ropas
desordenándolas las desabotonen,
se introduzcan y lleguen
y puedan contemplar, averiguarte,
con su novicio tacto.

Conversión singular

Toda la vida desvistiendo chulos
para ahora acabar vistiendo santos.

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[Por consideración con mis estudiantes]

dearqueologia.com
Metopa de Selinunte, 550 a.C.

Por consideración con mis estudiantes
No enseñaré más
Por compasión con ellos
No me verán más en el aula
He comido del fruto prohibido
Qué le vamos a hacer
He desflorado
Y tenido en una sola mano
La cabeza atónita
De la medusa

No soy de esta época
Excesivos han sido mis años
Son mis recuerdos
La luna cobijada como un pollito
El diablo, el pobre, no el poderoso
Apilado entre las calles
Ubicuo
Y yo escondiendo lo vivido
Lo deseado
Como una herida de muerte

No soy del presente
Cuido una flor
De cementerio
Y peino las canas
Del poema
Y lo engomino
Porque lo necesita

Por eso es que dejo
de enseñar y dejo
mis bártulos y mis agujas
de cazar moscas al vuelo
de capturar arañas
y auscultar mi corazón
de mercurio mi alma
de éter insoluble
a este aire nuestro

Y estas sabidurías
ociosas y como extravagantes
y también inútiles
o poco prácticas
e inaplicables
y dolorosas y demasiado henchidas
e invariablemente ocultas

25/ 9/ 09

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La poesía de Pastor de Moya (La Vega, R. D., 1965)

http://es.wikipedia.org/wiki/Pastor_de_Moya

CARNAVAL

trajimos el pasado con el alba
nos intercambiamos los rostros en el vacío
comimos pan de otro tiempo
aterradora melancolía
al iniciar la fiesta

desnuda la memoria hace alarde
de la lozanía de sus piernas
todo es real si la fantasía existe
ese hombre que soporta el peso de sus días
se mira hacia adentro
y se le queda pegada la mirada en el olvido

esa es la presencia del ser en la
razón
de parecernos a los colores
cuando nos disfrazamos de nosotros mismos

ORIGEN DE LA RUEDA

Una mujer blanca o morena [los dos colores simbolizan
lo mismo] ha olvidado sobre la mesa un objeto que
por su forma puede ser un disco o la palabra círculo
o una esfera de cristal que necesariamente no tiene
que ser una bandada de golondrinas que vuelan y
sueñan en una circunferencia equidistando en la
lluvia además sé que aquella mujer ha dejado esta
pieza con el propósito de que yo advierta que cíclico
es el olvido como la noche

BELLY-DANCE

la bailarina mueve la cintura en cada tabla
la luz es un temblor amanecido si agoniza
danzar otra forma de parir y de dolor
un espectáculo callado ante el grito

ÉL ES MUJER

este burdel sabe a virgen estuprada
a licor azulado en las vetas de su voz
este hombre quiere jugar a ser SIMONE
orinar ángeles en los arbustos del alma
esta hembra es un terrible macho para el sexo
signo acaso seducción hacia el crimen imposible
animus necandi designio y cosa media
la noche cae y se rompe sobre el vaso
y nosotros asaltamos estos labios

De Jardines de la lengua (San Juan/ Santo Domingo: Isla Negra, 2009)

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Cadáveres (Mesa Redonda, 2009)/ Alejandro Susti (Lima, 1959)

Scaner

En cada fosa
caben miles de palabras
que la tierra roe como huesos
sacos de la pena
carrera de la especie descendiendo
hacia el hilo de la ausencia

Los cadáveres brotan como dorsos
entre la espuma rabiosa del mar
y ascienden por la falange del olvido
a impregnar de élitros el aire

Tu cuerpo es un cadáver
cada día despuntando hacia la distancia de una noche
infinita
espejo de una lágrima cosida al párpado
de la muerte

_____________________________
El libro se abre con un discurso universal y ubicuo sobre la muerte; se cierra, contextualizando ésta entre las exhumatorias audiencias públicas que patrocinó, en el Perú, la denominada Comisión de la Verdad. De la letra herida y escéptica del Barroco, pues, a una mano campesina de mujer que escarba en la dura tierra tras los restos de su esposo desaparecido. Y en medio de la recreación de todo esto, una persona ensayando también re/crearse a sí misma, conectarse a una historia, a una peculiar sensibilidad o modo arcaico de ser. Discurso honesto, en medio de un tema tan espinoso, espinoso por políticamente correcto; por lo general, asumido entre poetas o intelectuales de cara, digamos, a una agenda teórica competitiva. Aquello de ganarse, dentro o fuera del país, un sueldo (mejor si es rentable) hablando sobre la violencia en el Perú… Pero Susti sabe sortear estas retóricas u obligaciones u oportunismos de nuestra clase letrada porque, en realidad, no habla de la muerte ajena sino de la suya propia: no denuncia, más bien, sosegadamente expía. Como Dostoievski o Vallejo o Borges –¡pero, por favor, no como Kozer!– cada uno de nosotros, y no los otros, figuramos entre los primerísimos asesinos; y hasta el alba resulta ser, en esta poesía, guarida de la muerte. Pleno de hallazgos metafóricos (como aquella lágrima cosida al párpado de la inevitable) distribuidos con sabiduría y cautela; este libro es, por ahora, quizá el más logrado de su autor. Ha conseguido plasmar aquí, lo antes postergado quizá por temido o incómodo, la intensidad. No la del efectismo publicitario, desparramada por doquier, no la del patetismo, ni la de la mala conciencia o de la espurea filantropía; sino la de nuestro sencillo y acaso trascendental coloquio: el de una sombra hablando, parsimoniosamente, con otra incluso mayor.

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