Archivo de la categoría: Narrativa

Narrativa

Algo que quedó en el tintero de Un chin de amor

Hice todo lo posible por prestarles oídos, pero, a cambio, no han escuchado absolutamente nada, poetas de la media isla donde errar es lo correcto.    La poesía no son lecturas; sí, dignidad.  ¿Cómo es posible ser escritor si trabajo para el Ministerio de Cultura?  Si me entrevero –hasta perderme de vista– en la lógica de lo burocrático, el amén, el empellón, lo políticamente correcto.  En este contexto la poesía es imposible, por más que acaso sobrenaden allí el talento y la inspiración.  La poesía a ninguno interesa, sólo la imitación de lo ya consagrado; sólo la inmediata y obscena figuración.  A poetas de derecha e izquierda me refiero; canjeables o intercambiables, todos, por lo demás.

Asimismo, la crítica de la poesía allí es una copia fotostática del proceder de los poetas.  Caverna al cuadrado.  Ignorancia honda.  Muñecos maniatados por ventrílocuos análogos .

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¡Fozi Lady! (Novela breve)

César Vallejo y Otilia Villanueva Pajares (“O.”)

Novela breve sobre el poeta César Vallejo, esta vez  en Foz do Iguaçu (Paraná, Brasil); y también, paralelamente, sobre Juvenal Agüero.  ¡Fozi Lady! continúa la saga de Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2013).  ¿Las últimas palabras del poeta fueron, realmente, las dedicadas a España (“-Me voy a España”)?  Postrado en su lecho, próximo a la muerte, aquéllas –y reiterativas– fueron más bien  otras; para disgusto de Georgette y su venganza contra la máscara mortuoria del poeta a la que hizo pedazos.  Hace un par de años se publicaron unos muy pocos ejemplares de ¡Fozi Lady!, de modo artesanal (Guardanapo Editores) y en versión bilingüe, traducidos magníficamente al portunhol selvagem por Bruno Melo Martins.  Aquí les va el pdf –por gentileza de “Vallejo Sin Fronteras Instituto” (VASINFIN)– con la versión íntegra en español.

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El Dinosaurio. Antología del minicuento/ Selección y prólogo de Homero Carvalho Oliva

Un chin de amor

Juvenal Agüero aspiraba parsimoniosamente el perfume de su mujer. Lo interrumpía,
encandilándolo más aún, el resplandor que emergía de aquel mar tan moreno.
–¡Qué bonita es la vida, por la crica de la madre!, decía para sus adentros.
Recordaba que no esperó a que Isabel se deshiciera de su bien entallado sastre pantalón.
Lino azul claro que le ceñía el toto como si éste fuera un bien estudiado mohín, la osada
travesura de unos labios ávidos y carnosos. Allí mismo, en el taxi que los conducía al hotel del peruano, palpó concienzudamente ese lino y –en silencio y con todo detalle– le dijo a los ojos muy abiertos de la morena lo que les esperaba a ambos en toda aquella vasta noche.

Pedro Granados

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¡Fozi Lady!

 César Vallejo y Otilia Villanueva Pajares (“O.”)

Novela breve sobre el poeta César Vallejo, esta vez  en Foz do Iguaçu (Paraná, Brasil); y también, paralelamente, sobre Juvenal Agüero.  ¡Fozi Lady! continúa la saga de Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2013).  ¿Las últimas palabras del poeta fueron, realmente, las dedicadas a España (“-Me voy a España”)?  Postrado en su lecho, próximo a la muerte, aquéllas    -y reiterativas- fueron más bien  otras; para disgusto de Georgette y su venganza contra la máscara mortuoria del poeta a la que hizo pedazos.  Hace un par de años se publicaron unos muy pocos ejemplares de ¡Fozi Lady!, de modo artesanal (Guardanapo Editores) y en versión bilingüe, traducidos magníficamente al portunhol selvagem por Bruno Melo Martins.  Aquí les va el pdf –por gentileza de “Vallejo Sin Fronteras Instituto” (VASINFIN)– con la versión íntegra en español.

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Boston Angels

Boston Angels, novela breve, la quinta y última de  Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2012).  Ambientada en el centro de Boston (Mass), al costado mismo de su Commonwealth.  Anna y Juvenal son los protagonistas o, mejor dicho, acaso también los antagonistas de aquella tan singular ciudad.


Ben hacía cola a un costado de la iglesia del barrio para, a través de una angosta puerta de madera, ingresar al amplio recinto de la colación. Shorts cortísimos, de motivos caribeños; aunque, eso sí, altas botas de cazador de osos y una casaca o una morsa completa sobre los hombros para sintonizar con el recio frío bostoniano. Mirando a Ben, como a otros y otras que una media hora antes constituían las estatuas o los árboles o los mismísimos edificios alrededor del Commonwealth, me atreví a imaginar que el invierno del norte era benigno, refrescante, aliado y alegre a pesar de estar ya varios grados bajo cero y con sol únicamente algunas escasas horas.

Los homeless de Boston tienen sus alfas. Y como grupo humano padecen de hiperkinesia. En cualquier momento algo está por estallar. Desde un intrascendente lío por la mantequilla, que por lo demás abunda sobre las bien provistas mesas de la colación, hasta un crimen atroz –aunque siempre impune– porque se cometió con el ojo, la pestaña y la ceja. Los voluntarios que atienden estos losergardens vespertinos –hacendosos muchachos, a veces señoras, todos gente de bien– deben aplicarse al máximo… adelantarse a lo que haga falta sobre las mesas de tan excesivos personajes. E incluso anticipar, atinando con un escueto saludo o una conversación relampagueante, lo que ocurra en la inquieta imaginación de los líderes o alfas … nice jacket, Nancy; do you like more lettuce, Anna?; time to repeat!… y otras frases por el estilo que se aplican como un fierro sobre los carbones ardientes de una chimenea. Ora se aparta un carbón por aquí; ora se atiza algún otro por allá… para mantener equilibrado el fuego.

No me atrevería a decir si existe o no promiscuidad sexual porque no me consta. Lo que sí hay es amor o, al menos, posesión sumisa y elocuente. Las mujeres reclinadas a sus alfas como San Juan, hacia Jesús, en La última cena. Pero los olores sí que son sexuales. Aunque cuál aroma podría faltar entre estos vecinos que rara vez se bañan. Salvo Anna o yo. Y acaso aquella digna señora, tan venida a menos la pobre, que de inmediato –cada vez que me la topo– la relaciono con los días que pasara Georgette de Vallejo en el Perú. Viuda célebre y no menos polémica dama a la que, a decir de un ocasional y casi secreto entrevistador, tan sólo le alcanzara para comprar 50 centavos de bonito durante doce años.

Me alegró mucho encontrar a Ben en aquella entretenida película de ladrones y policías. En algunos comedores de homeless no es extraño aparezcan cartelitos solicitando extras para la boyante industria cinematográfica local. Ben, entonces, no era una excepción; me dicen que antes, otros, ya habían aparecido también sobre la pantalla gigante. Llevaba sus habituales pantaloncitos calientes y, como siempre, sus hombros sobrecargados con pelo de animal más su propia copiosa y enmarañada melena. Por coincidencia, la película transcurría durante el invierno y estaba ambientada sobre la ciudad. A trechos, la nieve aparecía congelada y sucia; en otros, era blanca, blanda, brillante e incluso se me antojaba podría tener agradable sabor.

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UNA OLA ROMPE

Cuarta novela breve –luego de Prepucio carmesí (2000), Un chin de amor (2005) y En tiempo real (2007)– que tiene a Juvenal Agüero, todavía, como protagonista.  Las posteriores son: Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2012), !Fozi Lady! (2014) y Poeta sin enchufe (2018).

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Hace años filmé aquella película, la edité sobre una sábana disponiendo los encuadres de arriba hacia abajo, de izquierda a extrema derecha … con lo cual se formó un enorme y pesado rollo. Algo impráctico para exhibir “Una ola rompe”, pero que es mío. Y no de ese impostor que asistió al rodaje y que ahora, luego de una escena indeterminada de años, ha usurpado los créditos. Hasta mi imagen aparece allí… soy el joven, incluso la protagonista y hasta la ola jorobada, aquélla, que es un primer plano exaltado de mi corazón. Soy yo mismo, estoy plenamente allí, ¡carajo! Pero nadie me reconoce. Ni otorga crédito a lo que cuento… al principio con cierta timidez o pudor; pero ahora inflado y vociferando con la mirada… anudada mi lengua, de pura indignación, al geisser gesticulante en que me he convertido.

La pesadilla de Juvenal, sobre su confortable canto de cama, duraba más de lo común sólo para ser un mal sueño. Había llegado a un punto, a sus inminentes cincuenta y cinco años de edad, que toda su vida había transcurrido entre ponerse un zapato y no atinar jamás a encontrar el otro. Esencialmente póstumo, debió dedicarse sin escrúpulos a soñar, a ser todo un buda de la contemplación, porque poder o dinero o fama jamás habrían de acompañarlo. Al otro canto de la cama dormía la Lorita. Una presencia inexplicable allí, salvo por el amor. Pero que no podía hacer nada tampoco frente a la usurpación flagrante que en aquel trance de pesadilla padecía Juvenal. De aquel rollo, entonces, de sus impúdicos encuadres está hecha esta novela… tea derramada, arco voltaico de mi pluma, descarga contra los monstruos que veo, que siempre inevitablemente he visto a mi alrededor… semejantes al rostro que ahora mismo imagino de ti, miserable lector.

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POETA SIN ENCHUFE

Luego de Prepucio carmesí (New Jersey, USA: ENE, 2000), Un chin de amor (Lima: San Marcos, 2005), En tiempo real (Lima: PYTX, 2007), Una ola rompe (Cuernavaca, México: La Cartonera, 2010), Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2012) y !Fozi Lady! (2014).  Poeta sin enchufe, nueva novela breve de 2018 pensando, sobre todo, mas no únicamente, en la República Dominicana:

“Caro peso welter,
hice lo que pude, aunque acaso pude hacer más, por la poesía dominicana.  Algún día se valorará lo que intenté hacer con ella; es decir, liberarla de un club de señoritos y de burócratas… muy venidos a menos por cierto.  Creo en la poesía dominicana; pero hay que embarrarse los zapatos, negociar ante una pistola    –tu vida o la cartera–, pasar por descuidado o bobo o débil o aquello que no calza en la RD con el obligatorio perfil de dictador.  Esto no es nada fácil y hay que tener juventud para hacerlo; y esta última es la que ahora mismo escasea.  Agüero es un crítico dominicano de la siguiente generación.
Recibe un abrazo largo,
Pedro”

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Regreso del marinero/ Luis Martín Valdiviezo Arista

“Regreso del Marinero” obtuvo una mención de honor en el Concurso Nacional de Cuento 2010 organizado por la Feria del Libro – Huancayo.  Lo publicamos con permiso del autor.

Luego de varias travesías alrededor del mundo, Ulises ancló sobre las playas de Massachusetts a finales de un invierno. Rápidamente, la brisa mentolada del Atlántico Norte se le hizo insípida y extrañó en extremo la amistad de las orillas templadas de su mar materno. Se inquietó pensando en sueños que había dejado a la deriva entre delfines y pingüinos de la Mar del Sur, en preguntas que había escondido bajo la arena de una playa desierta, en visitas que había incumplido a caletas de madera y esteras, en decenas de manuscritos inconclusos que Penélope se llevó a Salvador de Bahía y en el calor humilde de su hogar. Ulises sintió la necesidad de encontrar su destino final: “Debo regresar”, se dijo.

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GATICA CUÁNTICO/ León Félix Batista

Gatica no ha muerto ná’: Gatica murió hace tiempo.
Igual que en el experimento imaginario del Gato de Schrödinger, la voz de Lucho Gatica fue la experiencia imaginaria de tantos de nosotros en procura de encontrar el bajadero a una precaria educación sentimental.
Lucho grabó emociones, heridas, amores graves, hasta que murió su voz muy a principios de los 90. El raro caso del cuerpo que muere pieza a pieza, y sigue andando, paso a paso, como intentaba el Palinuro de Del Paso, cirujano literario que, simultáneamente, se fue a cantar boleros mexicanos. Entonces, imagino, no puede morir ahora la voz eterna que ya murió, ¿o sí? ¿Qué estoy diciendo?
No sé. Así que, lo siento mucho por los diarios agoreros que traen malas noticias: la probabilidad de que la Muerte se haya activado hoy y Lucho Gatica esté muerto es del 50%, y la probabilidad de que la Muerte no se haya activado todavía y Lucho Gatica esté vivo tienen idéntico valor para nosotros, los amantes del bolero.

Por eso, en tanto que gato cuántico, ¡qué viva Lucho Gatica, incluso estando muerto!

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