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Ensayo

Poemas aconceptuales/ Magdalena Chocano

lo amorfo me hace una señal

la interpreto

con los labios apretados

y algo de humanidad

es una señal nimia

casi una venia

un soplo

su discreción

me ancla

en su sorna ligera

Una historiadora profesional frecuenta el archivo y se percata de lo “amorfo”.  Los datos encontrados entrecruzan lo humano y lo animal, lo inventado y lo casi real, la belleza y su opuesto, la calma y un sutil siniestro.  Pero la historiadora no se inmuta ni tampoco se amilana.  La “sorna ligera” procede de los datos mismos o, más bien, del modo en que accedemos a ellos; y, por último, es de la propia historiadora.  Entonces, la diligente profesional –comprometida con el arduo y minucioso interrogar al inmóvil  pasado y, no menos, al inquieto presente– trueca aquello “amorfo” en poesía.  Ergo, la “sorna ligera” emana ahora también de esta última; por lo menos desde Poesía a Ciencia Incierta (1983) o Estratagema en claroscuro (1986).  En suma, en poemas aconceptuales (2020) la poeta Magdalena Chocano nos brinda acceso abierto a su archivo.  Unos folios u hojas, tan blancos como aves libres, pero que no procuran posarse. Ni fea ni grotesca, la poesía de Magdalena Chocano  ha recurrido a lo siniestro de modo constante.  Tal como lo han hecho, aunque en cóctel completo, Francis Bacon o Mario Bellatín.  Aquello, otra manera de dar asiento a la inteligencia más insatisfecha,  al  atónito hallazgo.  Sin embargo, Chocano manipula estos testimonios o documentos, mucho antes que meras teorizaciones,  sin fruncir el ceño; y, por el contrario, sin dejar de esbozar una leve sonrisa.  En el legado de los poetas modernistas, apura parsimoniosamente el breve pomo de vino envenenado antes de morir.  P.G.

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Nuestro bestiario boliviano

En el BOCA Y SAPO de La Paz, quince años más jóvenes

Hola Pedro!!!!!

Saludos desde esta ciudad animal!!

Un abrazo

Jessica [Freudenthal]

(Blog de Pedro Granados, 18/04/08 18:24:57)

Ya el 2008 (“Chairo con alguna notable poesía boliviana última”) llamábamos la atención que la poesía boliviana, por extensión la andina y, en general, la de todo nuestro continente, eran amerindias y bestiales; es decir, simétricas o posantropocéntricas.  No que existieran allí meras referencias, catálogo o emblemas de animales; ni, tampoco, en el sentido que se constatara  una selva social insufrible.  Si no, sobre todo, porque los poetas habían mutado en bestias, mayores o menores, y se orientaban y procuraban identificar del mismo modo a sus eventuales lectores.  Una comunidad, cada vez más vasta, despojándose así de lo meramente antropocéntrico en procura de hacerse más humana en simetría con la naturaleza.  En procura de ecualizar un ritmo común entre la poesía y nuestro cosmos; aquel adyacente y, no menos, aquel más lejano y antiguo

Algo más tarde, en “Jaime Sáenz en el teleférico paceño: algunos cables de su poesía” (2016), focalizamos sobre la relación entre nuestro chamán del norte,  César Vallejo, con aquel –entrañablemente paceño– monstruo aparapita:

“Conoci a Jaime Sáenz gracias a mi hermano, el silencioso poeta judio aimara,  Jossy Mirtembaum, que solía econtrarse con el poeta en los elevadores de un ignoto edificio de La Paz. Por ahí alguna novia fugaz me contó ser admiradora suya. Vuelve Jaime Sáenz en este  articulo de Pedro Granados que ha sido presentado en el último JALLA de la Paz. Una interesnte lectura dede el teleférico El Alto – La Paz, que nos hace ver un diálogo entre Jaime Sáenz y César Vallejo, que no habia visto. Salve” Fredy Roncalla.

Pero el animal: “!ay!, siguió muriendo”, aunque promisoriamente se le fueran añadiendo –cada vez más–  nuevos y variopintos  individuos.  En todo caso, es en nuestra lectura sobre Ciudad Trilce (2009), de Christian Vera Ossina (La Paz, Bolivia, 1976), donde articulamos de un modo más teórico-práctico aquello que denominamos simetría o multinaturalismo en la poesía boliviana y de la región.  En “Ciudad trilce y ¿trilceanas ciudadanías?” (2020) argumentamos que el texto de Vera Ossina constituye un cubo mágico, una propuesta intensamente antiliteraria y arduamente manual que da como resultado, al menos en apariencia, un cómic o un artefacto poshumano. Sin embargo, aquél es también una novela más alrededor de la vida u obra de César Vallejo. En este sentido, cabe preguntarse por su estirpe; cuál es la lectura de Trilce (1922) que subyace en su construcción; cuál la noción de las humanidades predominante allí; en qué consiste, cotejada con las otras novelas sobre Vallejo, su aporte o novedad, y a qué tipo de lectores y futuros ciudadanos estaría apelando.

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A veinte años de nuestra tesis vallejiana

Presentada originalmente en Boston University (2003) como requisito para obtener el grado de PhD en Hispanic Studies; nuestra tesis, “Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo”,  fue publicada al año siguiente, de modo simultáneo,  tanto por la Pontificia Universidad Católica del Perú como por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

En las palabras de Alicia Borinsky; “Es un libro que busca precisión sin dogmatismo, claridad sin simplificaciones. Pedro Granados elabora lecturas iluminantes de Vallejo, desde su poesía mas transparente hasta aquella de lenguaje mas enigmático. Con sensibilidad y oficio de poeta, Granados propone una visión y una trayectoria a la vez analítica e intuitiva. El Vallejo de este ensayo es persuasivo sin volverse superficialmente coherente”. Un maravilloso documento, imprescindible para el estudio vallejiano.

file:///C:/Users/WINDOWS/Downloads/PO%C3%89TICAS%20Y%20UTOP%C3%8DAS%20EN%20LA%20POES%C3%8DA%20DE%20CESAR%20VALLEJO%202.pdf

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TRILCE MANIFIESTO (LIMA: VASINFIN/AME, 2022) PDF

Trilce no sería un poemario vanguardista, pero sí un manifiesto vanguardista; aunque diferente respecto a otros representados por distintos poetas o posturas críticas canónicas del tiempo y región de Vallejo (Huidobro, Borges, Antropofagia y Estridentismo-Infrarrealismo). Las Humanidades en su versión antropocéntrica (H1, H2 y H3) precisan ser auxiliadas y complementadas por una noción posantropocéntrica (H4) (Granados 2020) para que Trilce no sólo se lea, sino también se “manifieste” en su “beatitud” (Spinoza). Los versos y poemas del libro de 1922 ilustran los espacios de fuga entre el cuerpo desmembrado de Inkarrí y, de modo simultáneo, su proceso de reconstitución (Granados 2014).

http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/wp-content/uploads/sites/97/2023/04/TRILCE.pdf

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Humanidades simultáneas en la obra de César Vallejo

Resumen:

Son cuatro concepciones distintas y autónomas de las Humanidades –aunque aquí, asimismo, oscilantes y en metamorfosis– con las que nos topamos al leer “Cuatro conciencias”, poema póstumo de César Vallejo. A saber, Humanidades en tanto: Libros o canon occidental; Pueblos o culturas; Narrativas o prosopopeya; y Post-humanidades o Post-antropocentrismo. Repasar en qué consisten cada una de aquellas nociones de las Humanidades y demostrar que juntas, y no sólo alguna de ellas por separado, es lo que permite al sujeto poético vallejiano alcanzar en su poesía su/ nuestro y tan elocuente “cuadrúpedo intensivo” (verso 15). Vale decir, una humanidad por cada pata de nuestro animal y, en consecuencia, al “cuadrúpedo” posado a plenitud sobre el total de sus extremidades. Y a través de esta compleja, bullidora y productiva conjunción sabernos inmunizar, junto con Vallejo, contra toda melancolía identitaria esencialista –nacionalista, territorial, étnica o incluso lingüística– o, a su vez, contra toda propuesta identitaria globalizada u homogeneizadora.

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¿HAY SUEÑO EN LA VIGILIA Y VIGILIA EN EL SUEÑO? / Armando Almánzar-Botello

Armando Almánzar-Botello (República Dominicana, 1956), “Armandito”, como José Lezama Lima o Édouard Glissant, poeta típico de las islas o media islas; es decir, libres para pensar e imaginar.  Resulta imposible que se reproduzca uno de los mismos en el continente; demasiado “enterrados” sus poetas, demasiado persuadidos de su genealogía o de su historia.  Ni Borges se salva, ya que es más voluntad o deseo que efectiva desterritorialización.  Poetas insulares donde la desprestigiada amnesia no significa olvido; sino, y por el contrario, ampliación de la conciencia [Nicomedes Suárez-Araúz dixit, poeta de la isla-selva boliviana].  En los ratos en que pensaba y no andaba hechizado por el bolero, Alexis Gómez Rosa, nos confió que “Armandito” reflejaba lo que hace el poder con el indiscutible talento: lo destruye.  O, al menos, pretende destruirlo.  Los textos que siguen, y otros de Almánzar-Botello que se encuentran asimismo en nuestro blog, constituyen prueba fehaciente de lo que no logró el poder. P.G.

 A Fredesvinda Báez Santana, indescifrado latido de la perla

«¿Estamos ahora dormidos o despiertos? ¿Me sigues, lector-soñante?»

     «La oposición del sueño a la vigilia, ¿no es también una representación de la metafísica? Y ¿qué debe ser el sueño, qué debe ser la escritura si, como ahora sabemos, se puede soñar escribiendo? ¿Y si la escena del sueño siempre es una escena de escritura?». Jacques Derrida

     «La diferencia entre la fenomenología de Husserl y la de Peirce es fundamental, pues concierne a los conceptos de signo y de manifestación de la presencia, a las relaciones entre la representación y la presentación originaria de la cosa misma (la verdad). En relación con este punto Peirce está sin duda más próximo del inventor de la palabra fenomenología: Lambert se proponía en efecto “reducir la teoría de las cosas a la teoría de los signos”. Según la “faneroscopia” o “fenomenología” de Peirce, la manifestación en sí misma no revela una presencia, sino que constituye un signo.» Jacques Derrida

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Martín Adán: Cartas no respondidas

Andrés Piñeiro, Andrés (2015). Martín Adán. Cartas escogidas. Prólogo, selección,             transcripción y notas por Andrés Piñeiro. Presentación por Alonso Rabí do Carmo.  Lima: Fondo editorial PUCP.

Dentro de esta selección de cartas de Martín Adán, de talante muy poco dionisiaco si comparamos su empaque con aquella rociada y no menos patética crónica de Cesáreo Martínez (“Elogio de la noche y el fuego”, 1968), encontramos algunas misivas no respondidas por el autor de La mano desasida.   Crónica que trata de tres jóvenes escritores sanmarquinos (Cesáreo y Gregorio Martínez,  y Juan Ojeda) que, luego de estar bebiendo en la misma chingana (Chino Chino, del centro de Lima) en presencia de Martín Adán, no acreditaron que el poeta se hubiera incorporado a su mesa y, finalmente, compartiera con ellos tres días seguidos bebiendo; allí y en otros lugares de la ciudad de Lima, con el poeta sin probar alimento, y hasta dejar al autor de La mano desasida –hacia las 10 de la noche del tercer día– de vuelta en el Chino Chino.  Para esto, Adán los habría estado observando y, como deseaba beber en compañía, eligió entre ellos a los que, a ojo de buen cubero, acaso le parecieron los más recios para el trago.  No es que el poeta fingiera cercanía, aunque jamás el grupo volvería a reunirse, sino que en lo fundamental el poeta deseaba chupar aquella vez en grupo (aunque indefectiblemente siempre a solas).  Baste recordar lo que le pareciera, no los aspavientos del maldito o ilustrado Juan Ojeda, sino el mismísimo Ginsberg en una de aquellas misivas antologadas por Andrés Pinheiro:

Ginsberg, si mal no recuerdo, es nombre de una aldea en Alemania del Sur. ¿No será nombre gentilicio y de judío? Gente de mente frágil…

Lo más importante, pero lo más dudoso: cuando le dije que yo había pasado largos años en manicomios —lo dije, con deliberada malignidad, para despedirme—, él me dijo muy seriamente, y en voz baja, que él había nacido en un manicomio estando su madre internada” (“De Martín Adán a Honorio Delgado [Lima, 1960]”)

En síntesis, y como sabemos desde La casa de cartón, Adán cuando quiere es cruel y burlón y, sobre todo, sabe aquilatar muy pronto a las personas. 1968 era quizá el año, en el contexto de su Diario de poeta (1966-1973), donde a su alma arreciaban con más intensidad los meteoritos del ser: “La vida no se elige: la vida se padece”, “Yo pienso como pide el mendigo: la cosa”, “Desvestido, furioso, ya como cuerpo humano”, leemos entre otros sonetos escritos aquel año.   Ahora, no se trata de si Adán fue conservador (reaccionario) o liberal (revolucionario); en aquella misma carta a Honorio Delgado, en referencia a Gingsberg, escribirá: “Es un famosísimo autor yanqui que, por su modus vivendi, está llamado a arrasar cierta clase social en Lima. Tiene talento, pero el de Satanás. Me trae muy nervioso. Ni morir puedo”.   Es decir, no debemos identificar al poeta dentro de aquella “cierta clase social en Lima”.  Obvio, más que a los conservadores nos referimos a los snobs y a los siempre a medias educados académicos, mozos de San Marcos o de La Católica, como eran aquellos con los que se fuera de copas.

Ahora, respecto al trabajo de Andrés Pinheiro, útil y necesario si queremos sacudirnos de la idea que usualmente nos hemos forjado de un Martín Adán ausente de lo cotidiano, entre esto el cuidado material de su trabajo literario, y volcado de modo excluyente a la bohemia.  Entre las lecciones de retórica clásica que constituyen las idas y vueltas de tamaña comunicación epistolar, llama la atención aquella misiva no respondida a Antonio Cornejo Polar, a la sazón, director de la Casa de la Cultura del Perú.  Pasamos a copiar íntegramente aquella misiva, no sin antes especular un tanto por el motivo de su no acuso de respuesta o, también podría ser, probable no inclusión por parte del mismo Pinheiro; esto habría que corroborarlo.  Ciertamente, al motivo estético corresponde sobre todo uno histórico-ideológico en la comunicación de Cornejo Polar; se trataba de absolver un cuestionario en torno a “las relaciones del artista y su público en el Perú actual”.  Juzguen por ustedes mismos.

Lima, 30 de abril de 1970

De la Casa de la Cultura del Perú a Martín Adán

Ministerio de Educación

Casa de la Cultura del Perú

Señor

Martín Adán

Con miras a su publicación en el siguiente número de la revista Cultura y Pueblo, la Casa de la Cultura del Perú está entrevistando a artistas de diversas especialidades y a secretarios de cultura de sindicatos sobre el tema general de la audiencia que efectivamente recibe el arte en el Perú actual. Sería valiosísimo conocer su opinión al respecto. Para evitar posibles interpretaciones equivocadas, le rogamos contestar por escrito nuestro cuestionario o parte de él, pudiendo añadir aspectos relativos al tema que el cuestionario no aluda. Le pedimos disculpas por el tono tal vez demasiado directo de algunas preguntas, pero estamos seguros que usted comprenderá que nuestro único objetivo es suscitar una inquietud y plantear públicamente, en los términos más concretos, el tema de las relaciones del artista y su público en el Perú actual.

Sus respuestas deberían estar en nuestro poder antes del 25 de mayo para poder publicarlas en el número siguiente de la mencionada revista.

Con este motivo reitero a usted las consideraciones de mi estima personal.

Atentamente,

Antonio Cornejo Polar

Director de la Casa

de la Cultura del Perú

Cuestionario

  1. ¿Cómo se siente usted escribiendo en un país cuya población tiene un altísimo porcentaje de analfabetos?
  2. ¿Podría usted decirnos cuál ha sido el tiraje de sus obras más importantes y cuál ha sido su distribución efectiva (venta, donación, etcétera)?
  3. Imaginamos que usted quisiera tener más lectores. En ese caso, ¿qué ha hecho por conseguirlos? ¿O se trata, más bien, de problemas cuya solución excede a las posibilidades personales del escritor?
  4. ¿Hasta qué punto el número de lectores está en relación con el lenguaje —o en general con la «forma»— que el escritor crea?
  5. ¿Usted cree que un obrero peruano medio entendería su obra y le interesaría?
  6. En suma: ¿para quién escribe usted? (Piheiro 100-101)

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JORGE EDUARDO EIELSON EN FLORENCIA/ Israel Tolentino

Una persona entrañable me procuró uno de sus clásicos poemarios, viene a mi cabeza “poesía en forma de pájaro: Azul/ brillante/ el Ojo el/ pico anaranjado/ el cuello/ el cuello/ el cuello… luego de muchos años de espera, conocería virtualmente al querido poeta; un enlace realizado por la fundación telefónica, permitió a otros muchos, que seguro le querían, saludarlo y oírlo en pantalla gigante; verlo aparecer con una máscara arrancada de una noche estrellada…sentir que divisar el universo y la pequeña luna que alumbra los unía. La cara dulce de Jorge, con sus finos bigotes, el surco de su rostro y sus manos hablando por él en algunos momentos cuando sus labios escuchaban las preguntas, los recuerdo como apuntes fallidos y extraviados. Ese ser mágico e irreal había roto la distancia del mundo con Lima. Terminado el encuentro, regresamos al arrullo de los coches y el cielo nublado, pero queriendo un poco más a Jorge Eduardo. Salimos, tomamos un café, dejamos una silla para él y retornamos a casa, ojeamos sus libros con delicado afecto, con apego, como nunca antes habíamos sentido por poeta alguno.

https://ahora.com.pe/jorge-eduardo-eielson-en-florencia/

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Adán amerindio

Nueva línea de investigación de VASINFIN

Estudio sobre las relaciones entre las obras poéticas de Martín Adán y de César Vallejo; desde el debate y profundización de dos ideas fundamentales:

  1. “El poeta [Martín Adán] añora en la literatura colonial, la mixtura lograda en la arquitectura, en donde el motivo autóctono se combina con el diseño europeo, produciendo monumentos de aclimatada belleza. En la literatura, lo único semejante es la obra de Garcilaso” (Chocano)
  2. “Vallejo aparece constantemente a lo largo, sobre todo, de Escrito a ciegas y La mano desasida. Y los sonetos de Mi Darío y de Diario de poeta son en su mayoría alejandrinos, entre otras muchas razones, para evitar la intromisión inadvertida de Vallejo […] se puede hablar de cierto gusto: el gusto lingüístico, el placer lexicológico de Adán al reproducir, a su manera, el tono de Vallejo.  ¿Por qué no?  A Vallejo también le dio gusto reproducir el acento de Adán” (Aguilar Mora )

Aguilar M., Jorge (1992). Martín Adán. El más hermoso crepúsculo del mundo (Antología).      México: FCE.

Chocano, Magdalena (1985). “La palabra en la piedra: una lectura de Martín Adán”, Socialismo   y participación, N° 32.  85-94.

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