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Ensayo

Periodismo y humanidades en César Vallejo

Resumen

Se estudió el periodismo de César Vallejo, sus crónicas, en relación con varias nociones de las humanidades que se proponen aquí; humanidades en tanto libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo. No menos, en la vinculación de aquéllas con el neo realismo (Meillassoux, Gabriel, Harman, etc.); por cuanto, periodista y filósofos, finalmente enarbolan
el giro ontológico. También este ensayo se propuso elaborar, aunque muy inicial, una taxonomía cualitativa de las crónicas; es decir, una no temática o meramente cronológica. El resultado fue, creemos, confirmar la actualidad e incluso virtualidad – futuridad – de César Vallejo como periodista.

Palabras clave: humanidades y periodismo; crónicas de César Vallejo; nuevo realismo.

Galaxia: Revista do Programa de Pós-Graduação em Comunicação e Semiótica, PUC-SP, n.43 (2020)  ISSN: 1982-2553

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El Trilce de Granados/ Luis Martín Valdiviezo Arista

Una lectura heterodoxa de la obra de Vallejo que nos permite redescubrir el humor y el entusiasmo por la vida (junto al sufrimiento) del poeta a través del enigmático y paradójico Trilce (1922). Granados afirma que el contacto de Vallejo con la modernización urbana y los rituales populares de los callejones de Lima (donde afroperuanos, mestizos y asiáticos; obreros, estudiantes, comerciantes e intelectuales pobres; reían, bebían, comían y bailaban por días unidos por el embrujo de la marinera) lo impactó profundamente. Esto se muestra en un segundo plano ya en los Heraldos Negros (1918) y en Trilce en el primer plano, al punto que la resbalosa seria el ritmo de fondo de este último poemario.

Para Granados, Vallejo se sumaria a este mundo moderno y criollo con su mirada y sentimiento andino (heliocéntrico e inkarrista) enamorado de la adolescente Otilia Villanueva Pajares. En Trilce, lo social, lo político y lo erótico, así como lo andino, lo hispano y lo afroperuano se entremezclan y democratizarían a ritmo de jarana criolla. Desde esa simbiosis revolucionaria, luego en Paris, Vallejo dialogaría con el mundo. Granados nos ofrece una interpretación erudita y desenfadada que nos invita a volver con una sensibilidad más abierta a los textos del poeta.

LMVA

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Trilce: “el sujeto del acto”

Resumen

Tomamos un poema en prosa de nuestro autor, “No vive ya nadie”, y lo cotejamos con Trilce.  Lo que encontramos es que aquel “sujeto del acto” –frase-broche de dicho poema en prosa– resulta transversal a toda la poesía de César Vallejo y, en específico, dialoga de modo muy revelador con el poemario de 1922.  En el sentido de encarar sobre la naturaleza o el tipo de “acto” que en ambos textos se ventilaría; tanto como, asimismo, sobre el quién del “sujeto” allí presente.  Todo esto puesto en debate con el canon crítico; muy en particular, con el “modo brasileño” –Oswald de Andrade, Haroldo de Campos y Amálio Pinheiro– de leer al peruano.  En síntesis, hallamos que al poemario Trilce lo constituye una escena (“acto”) virtual y un sujeto tanto virtual como colectivo (articulado en archipiélago); “acto” y “sujeto”, de modo semejante a un mito, previos a toda experiencia.  Escenas u hologramas en vías de constituir un aporte ontológico y de mediación conceptual amerindia con el resto del mundo.

Palabras clave: Poema en prosa de Vallejo; Trilce y Brasil; sujeto poético en Trilce.

Granados, Pedro (2021). Trilce: “el sujeto del acto”, en: Trilce 100 anos.  Amálio Pinheiro e Pedro Granados (editores). REVISTA CIRCULADÔ, Ano IX, No 12. 16-34.

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España Intermitente

En Desde otra margen: la última poesía española, Pedro Granados nos ofrece una arriesgada visión de la poesía española de las tres últimas décadas, denigrando la poesía de la experiencia y devaluando la del conocimiento con Valente a la cabeza. Valiente sin duda, el autor ningunea la labor poética de Octavio Paz o de Blanca Varela y valora, con muchos matices, la nueva poesía del compromiso (Riechmann) o la antipoesía a la española (Binns). ¿Por dónde está entonces el buen camino? Creo que postula una poesía personal, de largo recorrido, con humor, comprometida pero no política, mágica pero no hermética, reflexiva pero no onanista. Valioso artículo porque, aciertos, errores o coincidencias a un lado, remueve inteligentemente el anquilosado panorama poético español.
Marcos Taracido | 05/05/2003 | Artículos | Poesía
  1. Marcos
    2003-05-07 02:33 He recibido algunas críticas privadas por la recomendación de este artículo. Como creo dejar claro en mi anotación, yo no suscribo muchas de las críticas y elecciones de Pedro Granados, sino que me limito a señalar que es necesaria este tipo de crítica que, al menos, se aleja del típico rifi-rafe entre poetas de la experiencia y el resto. Por poner un ejemplo, no comparto en absoluto su desdén por Blanca Varela, que me parece una poetisa importante, ni por Valente y mucho menos por Paz. Y sí, en general, sus críticas a la poesía de la experiencia y sus apreciaciones sobre la antipoesía española. Un saludo.
  2. Pedro Granados
    2003-05-15 10:36 “Creo que postula una poesía personal, de largo recorrido, con humor, comprometida pero no política, mágica pero no hermética, reflexiva pero no onanista” Efectivamente, tanto en este ensayo como para mi propia poesía. Gracias por la síntesis, Pedro.  PD Aquello de las “críticas privadas” introduce un ingrediente kafkiano que sería más saludable y democrático se hicieran públicas. http://librodenotas.com/article/2873/desde-otra-margen-laltima-poes237a-espa241ola

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Videos críticos: Tamara Kamenszain y Eduardo Milán/ Pedro Granados (Comentarios)

Tamara Kamenszain — Conferencia “César Vallejo: un posmoderno en la modernidad”

No hay que exigirle a Kamenszain que conozca mejor la biografía ni el contexto cultural del poeta.  Tampoco, mayor autoconciencia de la crítica vallejiana que se halla justo debajo de su lengua.  André Coyné no lo es todo aunque, cómo no, sea muy importante.  Sin embargo, esta expositora, con aires de la “Tana” Rinaldi, tiene magia para ese otro tango que es la poesía.  Además, es intuitiva e inteligente.  Pasemos a recrear sus aciertos de lo que dijo sobre la poesía del nacido en Santiago de Chuco, donde Kamenszain no constata dualismos ni grietas entre una época y otra, desde Los heraldos negros (1918), pasando por Trilce (1922) y recalando un tanto en el poemario póstumo, España, aparta de mí este cáliz. Nosotros acompañamos su discurso, procuramos dejarlo fluir; y, las pocas veces que lo intervenimos, usamos los corchetes.

Frente a la “vanguardia” autoritaria, Vallejo más bien asume una actitud dialogante (posmoderna), “tira cosas como un anzuelo”.

“Hay golpes en la vida tan fuertes… yo no sé” la poesía en este verso se halla entre lo “universal” y lo “personal” –separados por los puntos suspensivos (“…”)–  o la “suspensión del sentido” o una V imaginaria, y no en otra parte.

Además, una de las letras con las que más él trabaja en Trilce es precisamente  la V… busco volver de golpe el golpe… Trilce IX.

Trilce, laboratorio del escritor [¿sólo esto, en aras de un producto “mejor”?]

El trabajo con los números… está a favor de lo triple (3)… los puntos suspensivos, la suspensión… de allí el oxímoron o la paradoja permanente.

Investigación sobre la interlocución, el coloquio… “Las personas mayores”… quién habla, a quién le habla [“Quién hace tanta bulla…”, Trilce I]… mago del yo lírico, lo hace circular por diferentes voces… la 1era persona no está sino hasta el final… “recluso” (cárcel).  ¿Habla como un niño o habla como la madre (“mamá” en Archivos) [“Niños, si tardo” de España, aparta de mí este cáliz]…cuidado en ir por ahí…“Madre dijo que no demoraría” … convoca al lenguaje de la infancia [Giacovate] que es el lenguaje de la poesía…  abre la poesía hacia el coloquio… Girondo, aunque semejante es distinto, lo suyo es  como una investigación sobre el lenguaje [Deconstrucción o “giro lingüístico tan generalizados en la poesía actual]  Trilce está escrito en la cárcel… Coyné [Falso, consultar Espejo Asturrizaga].

“Poesía nueva”…manifiesto individual… no importa el lenguaje (vanguardia) sino la sensibilidad nueva (como ahora…)

Qué es la palabra Trilce… Larrea dice dulce es a doble como triple es a Trilce: el cristal se melaría y tomaría la horma de los sustantivos que se endulzan… Trilce: dulce y triple…

Lo humano ya no es lo humano del humanismo, sino lo poshumano [Andamos en esto desde nuestra tesis para BU (2003) y, con otros matices, continuamos en ello]… Jean Franco dice que Vallejo invirtió el código cartesiano… sufro y soy, pero no sé… certeza de vida y de existencia… no es el hombre de la modernidad… del poder: puedo escribir los versos esta noche (Neruda)… también Vallejo está animalizado, va mucho hacia lo animal: “caballísimo de mí!”… yo… mi “semejanza humana” no es el humano en el centro del mundo que sabe lo que quiere… las cosas son las que quedan haciendo la coartada… “Paris, octubre 1936”: “De todo esto yo soy el único que parte”…   Es una especie de humanoide, ¿deshecho humano?; éste sujeto es el que va a la Guerra Civil española…

Lo del nombre, poner el nombre o la firma dentro del texto es un gesto muy anticipatorio, no lo hicieron los vanguardistas… sí Francis Ponge (Derrida), pero posterior a Vallejo… exhibición de la firma porque Vallejo se retira como humano, no me creo un autor… algo semejante con las fechas (Celan)… título del poema….

Tatuajes… inscripción.  Muy avanzado esto  que hace Vallejo.

En España, … “libro maravilloso” [¡pillamos a la autora!]… ya está lo que hoy está de moda… el cronista o el periodista… auto-ficción y todo esto… se mete como un etnógrafo, pero anónimo u objetivo (Juan Villoro, testimonio del que no sabe)

[“Cuadrumano” (España,…)… “cuadrúpedo intensivo” (“Cuatro conciencias”)]

La crónica traspasada por la experiencia, vida, células, lo que Vallejo pide desde “Poesía nueva”.

Pedro Rojas, Vivan los compañeros… la V de Trilce…

Pedro… dulcemente… en representación de todo el mundo… Vivan los compañeros… luchó con sus células… “su cadáver está lleno de mundo”, oxímoron entendido como ‘la totalidad’… Vallejo, cronista de la posmodernidad.

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Tardíos setenta: el caso de la poesía de Pedro Granados/ Gaspare Alagna 

Gaspare Alagna. (Lima, 1956). Poeta y traductor. Bach. en Literatura Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado el poemario Memorias de un dios herido, Lima 1986. En la Revista Fórnix, N° 3-4, Lima 2004, dio a conocer su versión del italiano del libro de poemas Cuaderno gótico (1947), del escritor Mario Luzi (1914-2005).  Tiene en preparación un segundo libro de poesía.

Seminario Poesía Peruana Del 70
Marginalidad-Oralidad-Nuevos Sujetos Migrantes Descentrados
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
11, 12 y 13 de agosto de 2005

“Muy pocas aventuras personales -auténticamente fervorosas o creadoramente autistas- hubo en el paso de los poetas del setenta hacia el ochenta. En esta última década se consolidaron o tornaron como oficiales, por un lado, grupos más bien altamente retorizados -verbigracia, Kloaka- influidos aún por el lenguaje marginal-contestatario de Hora Zero; o, por otro lado, individuos que representaron con sus versos canónicos a las instituciones más conservadoras de aquella coyuntura histórico-política-cultural. En todo este contexto, creemos, y por eso la estudiamos, la poesía de Pedro Granados fue y es, incluso hasta ahora mismo, un gesto de estilo incomprendido, pero no por ello quizá menos asimilado en secreto, particularmente por los otros poetas de su generación. La palabra de Granados refulge viva y joven hoy más que nunca; ha sabido no envejecer prematuramente como las de algunos de los poetas del 60, muchas de los del 70 y casi todas entre las de su propia promoción”

Ponencia leída el sábado 13 de agosto de 2005, durante la última jornada del Seminario: “Poesía Peruana del 70”; el encuentro académico fue organizado por la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.

Alagna, Gaspare (2005). “Tardíos setenta: El caso de la poesía de Pedro Granados”. Letras.S5.com.

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De lo neobarroco en el Perú

El título de nuestro ensayo alude, es obvio, al que Martín Adán decidiera poner a su tesis de doctor en Letras (“y en melancolías”) (Sánchez IV), De lo barroco en el Perú, sustentada en 1938 -en la Universidad Mayor de San Marcos- y recién publicada, también por esta casa de estudios, en 1968. Ahora, el concepto de barroco en esta tesis es problemático y quizá tampoco, para una mirada estrictamente académica, se corresponde necesariamente con el corpus elegido por el autor de La casa de cartón: Amarilis, Mexia de Fernangil, Miramontes, Peralta, Concolocorvo, Melgar, Pardo, Segura, Los Bohemios, Palma, Juan de Arona, Althaus, Chocano, Eguren, etc., deteniéndose apenas en Valdelomar y Vallejo. Lo que hace decir a Luis Alberto Sánchez que quizá este libro pudo también titularse De lo romántico en el Perú sobre todo, y esto es un verdadero acierto exegético en tan cuestionado crítico, porque según éste: “el libro en sí, equivale a una autobiografía literaria, refleja la sabiduría, los gustos y las tendencias estilísticas de Rafael de la Fuente Benavides, conocido urbi et orbi como Martín Adán” (Sánchez V); cuyo estilo y punto de vista, añade el mismo crítico: “son definitivamente barrocos […] y, más aún, en el caso personal suyo, sería mejor hablar de conceptismo, que es la tendencia predominante en la forma de Martín Adán, escritor gracianesco convicto y también gongorino, y en todo caso, lo repito, martinadanesco” (IX-X).

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Uma nota sobre Fozi Lady/ Márcio Bezerra da Costa

Como entrar na obra de César Vallejo? Questionamento comum que tem sua importância em virtude das muitas formas de entrada, embora nenhuma delas seja, em um primeiro momento, passaporte seguro para compreendê-la. Mais ainda quando pouco se encontra em língua portuguesa que atenda ao propósito de “entrar na obra”, relegando ao candidato, aventureiro desta história, descobrir fontes abundantes que permitam a insurgência de boas primeiras impressões.

Seria este o caso de um leitor iniciante de Trilce, como este? Por óbvio. Nesse sentido, se existe um importante processo de conhecimento que busca ultrapassar o conhecimento enciclopédico do autor, Fozi Lady, de Pedro Granados, o ultrapassa e mais que enumerá-lo em abundância, o traz em toda sua complexidade por meio de uma autoficção de inegável estilo.

A entrada e saída da leitura geram um sentimento de incompletude, mas de uma maneira muito singular. Longe de deixar o leitor em falta, revolver todos os capítulos da obra cria uma sensação de transbordamento, que nos ultrapassa e nos suprime, num afogamento e numa falta, na via paradoxal de contentar-se com o muito, não obstante, esperar mais de sua potência.

O autor ficcional elabora um inventário biográfico apócrifo dos muitos autores que escrevem o texto (e são tantos, Vallejo, Juvenal, quem mais?). E nesse jogo estrutural da ficção, vai tecendo uma novela, creio ser essa a ideia, onde é fácil perder-se na identificação de quem é quem, mas é fácil também tomar um pelo outro, como se o plano original já previsse uma fundição de todos.

Além de um “evangelho apócrifo” de um Vallejo no centro do palco, como numa encenação, que tem sobre si todos os olhos do mundo, uma plateia de pessoas distintas, como escritores, críticos, acadêmicos e pessoas comuns, Pedro Granados parece querer revolver a fundo os véus que encobrem o verdadeiro Vallejo, à sua maneira, para nos mostrar aquele “niño que em ciertos momentos sufría las agonias de un hombre” (p. 9).

Certa feita, quando da escrita de Cultura e imperialismo, Edward Said refere-se a um certo “exame geográfico da experiência histórica[1], ideia que apesar de ter sido utilizada noutro contexto, seria uma boa maneira de entender a ideia de Pedro Granados e de recepcionar Vallejo (eis que somos leitores néscios, neste evangelho), já que temos na obra muito mais do que dela pedimos.

Da leitura, temos mais que uma ficção, ou autoficção, outros elementos são igualmente importantes: o autor (ou autores), o momento histórico de produção, o momento histórico a qual se reporta, a recepção, as pessoas e instituições ligadas ao autor (aos autores), entre outros. Uma relação entre passado e presente se manifesta, pautada pelo rigor de observações autorreferenciadas, num tempo suspenso onde todos os tempos existem no rigor linear de um momento.

Fozi Lady trouxe ideias sólidas sobre César Vallejo, é um passaporte delicado, mas que traz grande retorno aos que nele se apoiam. Neste volume conheço o Vallejo apaixonante, marxista, privado de condições materiais, por vezes desamparado, mas sempre absorto em sua arte, na técnica de uma escrita social que o fez ser aludido por Eduardo Galeano como “o poeta dos vencidos”.

Muito mais pode se tirar do livro, assim como muito mais se pode entender e conhecer de Vallejo em sua leitura e estudo. Mas, como disse Juvenal (ou Miguel, ainda me custa saber), “nunca (se) está preparado para um bolero” (p. 7). E certas coisas apenas o tempo pode entregar a verdadeira noção de sua importância. Reminiscências subjetivas podem ter sido utilizadas na nossa construção, tanto das de Pedro Granados, como as minhas, mas não importa.

Encerro a observação, neste 26 de setembro de 2021. É manhã na cidade de Rio Branco, Acre, Brasil. A mim ocorre e custa pensar que “la carpintería biográfica, política y sentimental que conocemos del poeta sólo em algo nos puede ayudar a vislumbrar aquello. Es decir, que dicha carpintería no constituye, por sí misma, la cerradura por donde atraviesa y se entretiene manso el sol em cada uma de nustras lecturas” (p. 30-31).

Fumo um charuto, hábito dos domingos, penso em um gole de uísque, mas desisto pelo horário, contemplo a realidade por alguns minutos, como inebriado pelo final da leitura de Fozi Lady e como na carta que escrevem a Juvenal, referenciada no parágrafo anterior, já não sei quem a firma, como a este texto, será Márcio, Juvenal, quem mais?

Márcio Bezerra da Costa

[1] SAID, Edward W. Cultura e imperialismo. Tradução de Denise Bottmam. São Paulo: Companhia das Letras, 1995, p. 33.

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Uma “tradução” de Fozi Lady: “la gran agua/huaca, por Suerda Monteiro Vital Lima

Foz pode ser assumida como a boca do rio, ou ainda um espaço onde um corpo de água desagua em outro corpo de água. Isso me pareceu muito provocativo, à medida que o contato com Fozi Lady possa ser “inventado” como um espaço de fabulação déltico em que se gesta a desembocadura de diversos percursos, de diversas veredas que produzem um potente ruído, ou seria melhor dizer, um “soluço” que ecoa, perpetua movimentos, águas de águas, que são definidas como diferença: rios, lagos, lagoas, riachos, igarapés, mares, oceanos, mas que, doces e salgadas seguem sendo líquidas, mutantes, vibrantes, como veias por entre as pedras fecundas. Minha “leitura/tradução” de Fozi Lady encontra aí a força de “uma abertura sagrada” como das bocas-huacas. Sagrada no sentido de fecunda e impossível de aprisionar, limitar ou encerrar. A performance que se oferece nesse espaço liminar criador permite o trânsito-encontro de diversos fragmentos que inventam a Vallejos múltiplos, invenções talvez, similares em alguma medida ao retrato-invenção que Picasso houvera produzido de um certo Vallejo, a quem ele nunca houvera visto em carne, mas a quem inventara por três vezes distintas a partir da invenção da mirada de outros, que permitiram em alguma medida uma conexão a partir de uma relação poética, criativa e sempre movente, sempre juguetona. Fozi Lady parece oferecer essa provocação a partir do jogo, já que seu título também professa essa lógica de foz, desaguam aí, desde o início, possibilidades diversas de relação e movimento. O personagem assina desde uma foz inventada pela geografia e pela demarcação de uma territorialização: Foz do Iguaçu. Esse topônimo guarda e oferece, esconde e mostra os rastros, os fragmentos de outras aguas que subjazem, ou que se “encabritan” e promovem rasuras, fendas, bocas que se abrem, cuencas que permitem o contato com fissuras, muitas vezes “lidas como “hipos” pela obsessão monocorde do totalitário, do universalizante. Gosto desse jogo porque posso assumir que ao sonorizar Foz do Iguaçu, toco com minha língua outras línguas, que não reconheço como minhas, ao mesmo tempo que faço minha uma língua que é minha desde sempre, alguma coisa minha que é também rapinhada, e no jogo perigoso e gozoso de esquecer/lembrar, mostrar/ocultar minha língua se une à liquidez de diversas outras línguas que dizem então “água (s) grande (s) ” (significado de Iguaçu em tupi-guarani).

Essa reunião, essa “desembocadura” germinante de possibilidades permite que “foz” faça também alusão a ”fox”, especialmente à “foxy lady/fozi lady”, que poderia ser traduzida literalmente como senhora raposa, mas que alude a uma figura feminina bela, sensual, mas cujo termo, “fox”, ‘foxy”, me remete ainda a outro termo, “zorro”, mimetizando, ou melhor dito, “inventando” a mesma lógica da foz, movimento constante de liquidezes que desembocam em outras liquidezes que constantemente se deslocam, termos que desembocam em outros termos e permitem a invenção de um caminho que leva à movência, a uma dança que apresente uma negação do universo dicotomizado e limitante de um certo ocidentalismo e me permita um contato com os rios-caminhos dos zorros de arriba y de abajo de lo Andes, serpenteantes caminhos que conduzem a relações outras.  Foxi Lady permite assumir a invenção serpenteante de Vallejos diversos que vão desenhando performativamente (des)caminhos  que me permitem ler essas páginas, como páginas-palavras-huacos, que talham diversas faces de Vallejo, todas palavras-água, permitindo afrouxar e “desfiar” raízes, conduzindo-nos a um olhar às diversas relações que resultam desses percursos-performances. Fozy Lary poderia ser uma huaca metafórica en donde es posible que depositemos nuestras “zorras de oro”, nuestras palavras-ofrendas para celebrar este linguaje, de esta garganta de agua, un hipo que impele a perfomar sonidos de chorro, de aguas que desembocan en otros cuerpos de carne, de sonido y de dibujos, siempre invenciones que alargan los caminos y alimentan las gargantas hambrientas de nuestra imaginación, que de alguna manera nos permite inventar una relación con nuestra levadura de sol, con las vértebras que nos permiten movimientos de baile y celebración desde la espina de la cordillera.

LEvaDURas (po)éticAS (Suerda)

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