Saussure le comió el coco.
Su aporte más radical a la literatura peruana
consiste en haber llevado
–late seventies–
los recitales de poesía
al mismísimo Olivar de San Isidro.
No lo es. Pero insiste en ser inteligente.
Y decidir quién piensa
y quién no piensa en el Perú.
Poeta-lingüista que prometía
y sigue prometiendo
–decíamos en otro lugar–
aunque haya alcanzado
y sobrepasado con creces
la media centuria.
[Sección entrevistas]