«Lo Real del goce se encuentra en lo que Freud llamó el “más allá del principio del placer”, y colinda con la pulsión, con la pulsión de muerte…»
«Cuando creyó terminado aquel sueño, le pareció un laberinto de lexemas en un mall…»
Limpias calles tan reales devenidas en cuchillos:
caminaba él en llamas por la ciudad que vibra sueños.
Caligrafía del enigma: un pájaro voló despreocupadamente
hacia el árbol mayor del Parque Independencia.
Cae una letra en el silencio…
El sonido sigiloso de los autos se mezclaba
con la palabra turbia de las fuentes públicas.
Alguien dijo allí sin prisa:
—Es el fin final del Tiempo,
el Delirio roto en seco de tu lucidez tan magra…
Sospechoso el tintineo de tazas y platillos,
erótico aleteaba en las pestañas de la tarde.
¡Llegó la hora exacta del almuerzo sin relojes!
El Señor de los Milagros,
en la calle laberíntica y desierta,
saca de su bolso la nostalgia en frías latas,
periódicos mugrientos, veintisiete tortugas enanas
y tres lentes ahumados de vigilia muy distante.
Una sola campanada de la Catedral descorre /
las cortinas de aquel cuarto y su mujer que se despierta.
La una de la tarde.
Florece absorta la ciudad su vapor lácteo de fantasmas: /
mirada inocente y remota que a tu vulva de lirio la piensa…
¡Mi pequeña! ¡Mi pequeña! ¡Tantos años han pasado!
La muchacha sudorosa retorna de la escuela…
Sus pechos en el parque a las palomas persiguen,
y enjoyados no vuelan gimiendo / su anhelo hacia mis manos que sueñan…
Repetida en los espejos de su cuarto, / prodigio en la penumbra, /
del bullicio del colegio se desnuda la muchacha…
Por el ojo cauteloso de la cerradura miro /
el vacío hiriente o neutro de lo real extenuado.
La ciudad es ya neblina danzando en mi memoria…
Diciembre de 1986 (Texto ligeramente retocado)
© Armando Almánzar-Botello. Santo Domingo, Republica Dominicana
IMÁGENES:
Fragmentos de fotografías de tres pinturas al óleo del artista belga surrealista Paul Delvaux, y una imagen en tinta de la autoría de la actriz, escritora y artista dominicana Fredesvinda Báez Santana. Fotografía de la Cafetería Paco’s con la estatua del héroe nacional dominicano Francisco Alberto Caamaño Deñó, frente al Parque Independencia. Fotografía del Hotel-Restaurante Conde de Peñalva (Palacio de la Esquizofrenia), frente al Parque Colón de Santo Domingo. Fotografía de la antigua glorieta del Parque Independencia antes de su desafortunada remodelación en la segunda mitad de los años setenta. Santo Domingo, Republica Dominicana.
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.
ADENDA 2 de noviembre de 2013:
SUEÑO GRATIFICANTE (PRINCIPIO DEL PLACER) Y PESADILLA (MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DEL PLACER)
Por Armando Almánzar-Botello
Es algo banal el recurso de querer despertar cuando el sueño es traumático y de querer proseguir soñando cuando el sueño es gratificante.
Obedece dicho recurso a los mecanismos de defensa del Ego soñante que se resiste, aun dormido, a ser confrontado, no con la Realidad de la vigilia, que es otra forma de seguir dormido, hipnotizado, amodorrado, histerizado, prisionero del simple Principio del Placer como Principio de Constancia energética, sino con lo Real de la Castración, con el vacío, la hiancia, el hueco, la nada (no “néant” sino “rien”) que se encuentra por detrás de toda imagen onírica…
Por otra parte, la verdad no es, psicoanalítica y filosóficamente hablando, un contenido constituido, estable, sino más bien esa relación de necesario “descompletamiento” que el sujeto establece con la dimensión tética del sentido para poder vislumbrar, en los litorales del sueño, lo real, la carencia de Ser, el exceso…
El poder de la pesadilla como sueño traumático es superior, en tanto que fuerza reveladora de un Real imposible al que aspira la Verdad constituyente, al Principio del Placer satisfecho que comporta el simple sueño gratificante y homeostático.
Por ello, la realidad socio-simbólica convencional, espectacular, es decir, lo simplemente verosímil de la vigilia, es una mera variante pragmática del dormir…
Juan David Nasio considera al sueño, freudianamente concebido, como una “formación del inconsciente”, junto con el chiste, el acto fallido y el lapsus.
Por lo contrario, Nasio entiende a la “pesadilla” —conjuntamente con el “pasaje al acto”, la “lesión de órgano” y la “alucinación”—, como lo que denomina “formación del objeto a”. El “objeto a” en su vertiente de “vacío” es causa del deseo; en su carácter de instancia obturadora es un condensador de goce.
El objeto “a” es un vestigio real del goce mítico absoluto.
Lo Real del goce se encuentra en lo que Freud llamó el “Más allá del principio del placer”… y colinda con la pulsión, con la pulsión de muerte…
Por todo esto, Jacques Lacan, leyendo la Antígona de Sófocles y revisando cierta interpretación de Hegel, elabora una ética psicoanalítica en la que el deseo apunta al goce, sí, pero sin implicar un ¡goza! de partida, sino un “¡desea!… y si quieres goza”, al asumir la pérdida, la castración, cierto desapego, “en la escala invertida de la ley del Deseo”…
2 de noviembre de 2013
Armando Almánzar-Botello
Copyright © Armando Almánzar Botello. Reservados todos los derechos de autor. Santo Domingo, República Dominicana.