Poesía de Ethel Barja (Junín, Perú, 1988) 

ut sculptura poesis

 

                                    El poema respira por sus manos

                                    que no toman las cosas: las respiran

                                   como pulmones de palabras

                                   como carne verbal ronca de mundo

Roberto Juarroz

 

Quiero persuadirme de esta opacidad,

la que abrazo como a un animal inocente.

Quiero persuadirme del gozne

que albergo en mi costado,

quejido del párpado piedra,

cerrado para siempre.

Esculpida en el temblor sin fondo, comprendo:

mi mármol es y no es su borde,

es todo él su cantera, es mi mueca erguida en la oscuridad,

es la mano en equilibrio sobre mis labios arqueados y secos;

mi mármol es la corriente de posibilidad sitiada detrás de una

oreja de piedra

que oye y ve hacia adentro el brillo tibio de esta materia.

Bifurcación de la mirada frente a la hora dormida,

la de los linderos afirmados,

la de los linderos por venir,

vibrantes en un concierto en movimiento

en el extremo de mi gesto suspendido

el de la pregunta multiplicada en la duración

mis ojos piedra cerrados son la cantera y su herida transversal.

 

En: Insomnio vocal (2016)

 

matriz

 

cayó una gota de agua sobre el suelo

reconocimos el camino

el retorno

frag-men-tos

unotrasotrocon el mismo eco

formamos entonces la fuente fracturada

que avanzaba somnolienta con su vientre a cuestas

y aún allí

antes del gran salto

el rastro ahuecado y negro

 

De Gravitaciones (2013, 2017)

Joven y talentosa poeta de ascendencia andina.  El ejercicio de la lectura y la meditación, acaso precoces, le han posibilitado pensar desde el poema e ir hallando la escritura.  Nunca, usar la escritura para escribir poemas “filosóficos” o, al menos en estos notables versos, defender de antemano alguna causa por más apremiante que sea (género, discriminación, patriarcado…).  Si incurrimos en algo de esto último obligaríamos al lector a que firme un contrato donde él es el ignorante y el escritor –por más falsa modestia de que se valga– será el sabihondo.  Un pacto nefasto por, en última instancia, intolerante y fascista hasta la médula.  Un poema de tesis o uno del cual, en tanto escritores, ya nos sabemos la moraleja.  La suya constituye una vuelta de tuerca de la que ya ensayaron y continúan ensayando otras poetas peruanas con consistente voluntad de estilo y, no por eso, menor “delicadeza”; tales como Gloria Mendoza Borda, Isabel Sabogal, Rocío  Castro Morgado o Magdalena Chocano.  Todas ellas, a su modo, y en sus poemas más logrados, post-feministas o queriendo pensar y escribir con autonomía de grupos y clichés.  Que Blanca Varela, al menos la que por costumbre nos muestra la crítica, ni María Emilia Cornejo constituyen los únicos ejemplos a seguir.  Poemas más logrados porque son los que cuentan y donde mujeres y hombres y animales (cuando se los leemos bajito) podemos coincidir y mutuamente reconocernos… celebrarnos.

Puntuación: 5 / Votos: 18

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