Decíamos, ya en 2002, sobre la obra de Fredy:
“Autores valiosos de la poesía si no indígena, al menos sí de corte popular -es decir, necesariamente “chola” o “zamba” en el Perú- y post-arguediana, son Cesáreo Martínez, en los 70, cuya prematura muerte lo encontró quizá escribiendo sus mejores poemas; y Fredy Roncaya -en los 80, con Canto de pájaro– que ahora mismo practica una poesía multilingue (quechua-española-inglesa) y es un olvidado más en el ámbito de la miope y oficial crítica literaria peruana” (Nota 5) (“Los poetas vivos y más vivos del Perú, y también de otras latitudes”, Babab, 15 septiembre).
Y nos extraña, sobremanera, habiendo sido reproducido este artículo varias veces y en numerosos medios –tanto digitales como en papel, y figurar incluso en el catálogo de la MLA International Bibliography— no sea citado por Ulises Juan Zevallos Aguilar, en sus alcances al “trilingüismo” de la poesía de nuestro autor (ponencia en JALLA 2016); ni tampoco por Julio E. Noriega Bernuy en Caminan los apus. Escritura andina en migración (Lima: Pakarina, 2012), en específico en el apartado de su libro acaso más pertinente al asunto: “Sujetos y textos trasandinos: la poética de Fredy Roncalla”.
Lo anterior, obliterando de algún modo que Fredy se constituyó en personaje muy importante de mi primera novela breve, Prepucio carmesí (New Jersey: ENE, 2000).
¿Olvido, negligencia, mala leche?
Otro documento vinculado:
El blog de pedro granados , tercer aniversario